domingo, 30 de junio de 2013

POR EL CAMINO DE SANTIAGO: (XVIII) FUENTES DE COMPOSTELA

LA MAS ANTIGUA
En la época del Imperio Romano, entre las funciones del Estado estaba el mantenimiento de las vías de comunicación y el suministro de agua a las poblaciones. Aún hoy permanecen en nuestra geografía múltiples testimonios de las estructuras precisas para cumplir estas misiones. En unos casos son huellas o recuerdos, en otros aún están en funcionamiento. Pienso en puentes, calzadas, acueductos y más.

Veinte siglos más tarde, en nuestro país el Estado mantiene estas funciones respecto a los ciudadanos. Y no es preciso que cite ejemplos, pues todos tenemos claro quién debe mantener las vías de comunicación o construir nuevas y, también, quién nos suministra el agua.
En los núcleos urbanos peninsulares, antes de haber agua corriente en
DE BARRIO
las viviendas, el abastecimiento de agua se realizó mediante fuentes de diverso tipo, situadas en calles, plazas o jardines. Debido a su función, las fuentes tuvieron también un importante papel en la vida ciudadana, haciendo las veces de lugares de encuentro para el vecindario. No son raras las fuentes a cuyas veras hay bancos de fábrica dispuestos para el descanso, la espera o la tertulia.
UNA FUENTE BONITA EN UNA PLAZA RECÓNDITA
En la Compostela de comienzos del siglo XII hubo bastante escasez de agua. Tal vez un incremento inesperado de población fija o tal vez un mayor número de peregrinos pudieron ser causantes de esta carencia. Como estas situaciones no son excluyentes, pudieron actuar ambas causas juntas o, incluso, existir bastantes causas más. Lo cierto es que faltaba el agua y quienes tenían la suerte de disponer de pozo en su vivienda, la vendieron a sus convecinos a precios abusivos. A los peregrinos se les suministró más cara, que esa costumbre del trato diferencial a propios y a extraños viene de lejos. Era tal la escasez que los monjes de San Martín Pinario no disponían de ella ni para lavarse las manos. Para terminar con esa situación, el arzobispo Gelmírez encargó al tesorero, de nombre Bernardo, que arreglase el problema. Gracias a su trabajo, llegó la primera agua por conducción al palacio episcopal y a San Martín Pinario. En el año 1022 se inauguró una gran fuente de plato junto a la Catedral, en la entrada llamada del Paraíso, donde hoy está la de Azabachería. En ella los peregrinos pudieron asearse con decoro y sin tener que abonar ningún tipo de tasas.
DEL SIGLO XVIII
En cualquier ciudad en la que estoy, sé si me encuentro en el casco histórico simplemente por la presencia de fuentes en las calles. Si las hay, considero que corresponden a la época en la que los vecinos debían aprovisionarse de agua en las instalaciones públicas, de atención municipal. A veces hay barrios alejados del centro, pero con fuentes. Tal vez sean un indicio de que en tiempos pasados estuvieron lejos, pero ya formaban parte del núcleo urbano municipal y era preciso suministrarles agua. Es el caso, por ejemplo, de la fuente que hay en el barrio da Ponte, en Lugo o en  el de San Lázaro, en Santiago de Compostela.
Tal vez en Santiago hubo más fuentes de lo que cabría esperar
NEOCLÁSICA Y ROMÁNTICA
atendiendo a su población residente, pero ese aumento pudo ser debido a la permanente población de paso, los peregrinos. No lo sé. Lo cierto es que en el núcleo urbano hay muchas fuentes de un solo caño, para beber directamente de ellas, o fuentes con aspecto ornamental, de columna central y varios caños altos, que además de adornar, también suministraban agua a quienes fuesen a ellas con vasijas apropiadas.
El método de las cañas perforadas en su interior que, luego de acoplar
ENTRE EL BULLICIO DEL TRÁFICO
uno de sus extremos a un caño, servían para dirigir los chorros a discreción, fue muy utilizado para aprovisionarse de agua en estas fuentes. Las tiendas vecinas tenían cañas de ese tipo, que alquilaban por muy poco dinero a quienes querían llenar sus cántaros en las fuentes. Hay fotos de la fuente de Platerías y del Toral con mujeres cogiendo agua en sus sellas y ayudándose de este tipo de cañas.
Hoy no son pocas las fuentes que se pueden ver en nuestra ciudad. La mayoría manan agua no potable, como se avisa de modo visible,
VECINA MIA. CIEGA DESDE HACE TIEMPO
pero en ellas se disfruta del sosiego que representa el escuchar el sonido del agua y dejarse llevar por el ensueño que provoca el mismo. Son pocas las fuentes ciegas. En caso de disponer de tiempo suficiente, y ganas de hacer un paseo descansado y singular por las zonas alejadas del bullicio del centro, cualquier itinerario visitando fuentes de Santiago es un itinerario muy agradable de hacer.
No sé la causa, pero lo cierto es que no está nada explotado.


domingo, 23 de junio de 2013

POR EL CAMINO DE SANTIAGO: (XVII) AL PASAR POR EL PUENTE....

Santiago de Compostela está flanqueada, a cierta distancia, por sendo ríos que la bordean por el norte y por el sur: el Tambre y el Ulla. En ellos hay múltiples pueblos cuyos nombres tienen la raíz Ponte, a la  que sigue otra partícula que designa diferentes circunstancias topográficas: Pontemaceira, Ponteledesma, Ponteulla, Pontealbar, Pontecesures… y muchos mas.
Hay otros pueblos con puente cuyo nombre comienza por Porto: Portomarín o Portomouro pueden servirme de ejemplo-



Pontemaceira
A veces, uno se puede poner travieso conceptual, y preguntar al aire:
- Qué fue primero, ¿el puente o el pueblo?
La respuesta puede ser una que siempre me ha gustado mucho:
- Depende…
En verdad, el mismo nombre nos orienta en la respuesta. Pero antes conviene que reflexionemos un poco.

Esos puentes suelen ser romanos o medievales, de épocas de asentamientos de población y de expansiones comerciales. A veces, para facilitar la comunicación entre núcleos, se erigía un puente en despoblado. Por regla general, ese puente no tenía nombre y, en caso de tenerlo, éste hacía referencia al lugar en que estaba ubicado. Al poco, a los dos lados de él comenzaron a asentarse comerciantes, algún centro religioso, lugares de acogida a peregrinos, etc. Así surgió una nueva población que tomó el nombre del puente y hoy podemos ver cómo su casco histórico se encuentra a ambas márgenes suyas. Éste puede ser el origen de lugares como Ponte de Lima, Pontemaceira, Ponteledesma y otros. Para cruzar el puente solía ser preciso abonar unas tasas llamadas pontazgo. En el centro del puente de Pontemaceira aún existen los muros de la oficina recaudatoria. También el de Ponte de Lima era de pontazgo.
PONTE DE LIMA
En otras ocasiones, los pueblos existían a la orilla de un río y no disponían de puente. Para cruzar el río era precisa la ayuda de un barquero que actuaba con un horario regulado. Normalmente, por las noches no había este servicio, aunque siempre se le podía sobornar.
Si el tráfico humano o de mercancías lo requería, para facilitar el cruce del río se construyó un puente, que pudo haber sido de pontazgo, como el de Portomarín.
PORTOMARIN
Por regla general, en los casos en que el pueblo es anterior al puente, el nombre del pueblo tiene la raíz Porto y el casco histórico de la población está ubicado en una sola orilla del río. Es el caso de Portomarín o de Portomouro. Aunque Portomarín está lejos de Compostela, lo cito por estar en el Camino y ser, por tanto, conocido por los caminantes.
El puente de Portomarín se construyó para dar servicio a los peregrinos. A su entrada estaba la garita para el abono del portazgo. Cuando hace medio siglo, el pueblo fue anegado por las aguas del embalse de Belesar, aguas abajo en el Miño, se trasladó al nuevo poblado un arco del viejo puente, así como su escalera de acceso y la garita del cobro de tasas. Hoy es posible verlo junto al río en un lugar adecuado.
ARCO DEL PUENTE PRIMITIVO TRASLADADO
AL NUEVO POBLADO.. PORTOMARIN 
Hablando de barcas, barqueros y tasas, siempre me hizo pensar aquella canción infantil:
“Al pasar la barca/me dijo el barquero/las niñas bonitas/ no pagan dinero…”
Está claro que se trata de una niña que va a abonar su tasa para cruzar el río, a quien corteja el barquero. Hoy se le acusaría de intento de seducción de la niña, si no se tiene en cuenta la mención del dinero, pues eso podría complicar más los cargos.
Menos mal que, en la canción infantil, la niña no se queda corta:
“Como no lo soy/ni lo quiero ser/ tome usted los cuartos/ y a pasarlo bien…”
Creo que, entonces, se cantaban muchas cosas sin saber el sentido real de lo que se cantaba. Pero eso es otra historia.


martes, 18 de junio de 2013

POR EL CAMINO DE SANTIAGO: (XVI) CHIMENEAS VANIDOSAS

D. Ramón Otero Pedrayo fue un intelectual de considerable influencia en todos los ámbitos gallegos. Su obra es extensa y fecunda, comprendiendo desde el ensayo a las guías de viajes.
CON GALAS BARROCAS
En una ocasión, dijo de Santiago de Compostela que es la “aldea más grande de Galicia” y somos muchos los que creemos que tal definición sigue siendo completamente actual.
Una de las épocas de gran crecimiento poblacional de esta ciudad se corresponde con el siglo XVIII, cuando muchos campesinos desplazaron su residencia a ella. Emigraron desde el campo o desde la aldea, trayendo consigo costumbres y modos. Entre esos modos, está el deseo de simular que se es un triunfador, el afán de mostrar lo que se tiene, o lo que se aparenta tener.

Existe un razonamiento, tal vez lógico, según el cual el tamaño de la chimenea de una casa viene a ser un buen exponente del poderío económico de sus habitantes, pues a mucha chimenea, debería corresponder mucha cocina atendida con mucho dinero. Este era un sentimiento generalizado en las casas rurales de la comarca santiaguesa y cuando sus habitante ascendieron socialmente y “pusieron casa” en Santiago, se preocuparon de que tuviesen unas chimeneas tal vez desproporcionadas.
RURAL Y DESPROPORCIONADA
Esto que comento es algo que se puede ver si se pasea por el casco histórico de la ciudad, por cualquier calle, y es válido tanto para las casas de corte más rural como para los palacios barrocos del siglo XVII.

Como muestra, pongo unas cuantas fotos, pero, repito, paseando es posible ver decenas de chimeneas diferentes sin más parecido entre ellas que el de su desproporcionada magnitud. 
CON PALOMAR
ES FÁCIL VERLAS, ESTÁN AHÍ MISMO

sábado, 15 de junio de 2013

POR EL CAMINO DE SANTIAGO: (XV) CON NIEBLA

AL PIE DE LA MURALLA LUCENSE
Esta mañana he pensado en el Camino y los caminantes, pues había niebla en Lugo. Se trata de un fenómeno meteorológico que, creo, antes era mas frecuente que ahora. Siempre me llamaron la atención los adjetivos que se suelen atribuir a otros fenómenos. Así, puede hacer un sol “de justicia". El viento puede “azotar” o haber una lluvia “inclemente”. No conozco ningún adjetivo o locución adversa para la niebla.

O no la quiero recordar, también puede ser el caso, pues me gusta caminar entre ella. Sólo con una condición, ir bien abrigado, en especial con un buen calzado. Cumplidas esas condiciones, creo que no muy exigentes, me encanta echarme al monte con niebla.
Siempre la he encontrado acogedora. Ya desde niño me sentí cómodo
DEBAJO ESTÁ LA NIEBLA
en ella. Hoy sigo con las mismas sensaciones.
Me gusta ese capacidad de ocultarnos lo lejano, haciendo que vivamos en un mundo supuestamente más pequeño. Es ahí donde baso mi comentario de que me resulta introspectiva. No son los amplios horizontes de los dias soleados, con niebla espesa el horizonte casi se toca con la mano, mientras los objetos se van difuminando a lo lejos, cada vez más desdibujados. Momento de intimidad con uno mismo, si se quiere un pretexto para tenerlo.
Me gusta el silencio que nos confiere la opacidad de la niebla. No es el sonido de la lluvia, monótono y como un castigo. Tampoco es el viento, con esos ruidos casi capaces de producirnos miedo o respeto (para respeto, el producido por el trueno en O Cebreiro). Al contrario, la niebla viene acompañada de un silencio que viene a ser como un regalo para quien sepa apreciarlo.
ES PRECISO SEGUIR CAMINANDO
A veces, con niebla en el Camino, he imaginado los sonidos amigos de las campanas haciendo las veces de faros sonoros para ayuda al caminante. Nunca he tenido ocasión de escucharlas en tales circunstancias, pero  sus tañidos debieron de ser como dones venidos del cielo cuando caía la tarde y los caminos no estaban bien configurados ni protegidos. Recuerdo los bosques de castaños, entre Sarria y Portomarín, donde la niebla hace ver figuras extrañas entre los árboles y uno puede llegarse a sentir acompañado por quienes, aunque sepamos que no existen, sabemos que "habelas, hainas" en un ambiente de meigallo como éste por el que estamos atravesando. En este caso, tal vez las campanadas puedan provenir de Barbadelo, Paradela o, incluso, de alguna pequeña ermita anegada bajo el embalse, quién sabe. La niebla es así, que puede ser amiga, aunque también traicionera.
En Galicia tenemos un tipo especial de lluvia, orballo le llamamos, que en amplias dimensiones parece niebla espesa. De lejos lo parece, pero al irnos adentrando en ella, vemos que no es niebla, que es orballo. De aquí se deriva el verbo orballar. Dicen que al orballo en otras zonas le llaman calabobos y chirimiri, puede ser.
Me gusta cómo moja el orballo. Cómo deja perladas las hojas de los árboles, que parecen gotear en sus ápices. Todos los vegetales lucen sus efectos. Los musgos, los helechos, lo líquenes, todos ellos adquieren un aspecto especial bajo el orbillo, muy hermoso e íntimo. Me han dicho que incluso para fotografía artística se rocian estas plantas con algún líquido para que parezcan estar bajo los efectos de una reciente orballada.
LAS TORRES SE DIFUMINAN
Las torres de las iglesias, a veces, se hunden en la niebla. El efecto es inolvidable, como lo es el de las de la catedral de Santiago perdiéndose en ella.

Para quien está haciendo el Camino, encontrarse con niebla puede ser un suceso adverso. Puede ser una contrariedad, no lo niego.. Pero yo le deseo que lo aproveche para disfrutar de esos momentos de reflexión solitaria, que también viene buscando en el Camino. No le deseo muchos días de niebla, pues se perdería el disfrute de la grandiosidad del paisaje, que también se pretende al emprender el Camino y no es un bien menor.
LO LEJANO ES MÁS LEJANO

domingo, 9 de junio de 2013

POR EL CAMINO DE SANTIAGO: (XIV) TIENDAS COMPOSTELANAS

Los peregrinos, una vez llegados, quieren volver pronto a sus casas. Es posible que el tiempo del ensueño haya sido corto o largo, cada uno sabe sus circunstancias, pero el Camino, con sus sueños, sus ansias, sus encuentros, con todo cuanto trajo consigo, se ha terminado. Hay que marchar, es preciso irse.

Pero antes conviene hacerse con algún recuerdo que para cada uno evoque la aventura que ha significado llegar a Compostela. Eso ha sido así desde siempre. En  Santiago se han vendido recuerdos porque se han comprado, pues todos quisieron irse con la prueba de haber estado aqui, con el recuerdo o con el regalo.
Todos la llevan 
Los alrededores de la Catedral están repletos de tiendas de regalos y recuerdos. Muchos son abominables, la verdad. Otros reflejan un arte especial, fino, a base de cerámica, plata o azabache, que harán las delicias al mirarlos y recordar las circunstancias en que fueron comprados.
Por regla general, suelen ser objetos pequeños, los peregrinos no vienen cargados con grandes maletas, si bien algunas tiendas avisadas, situadas todo a lo largo del Camino, disponen páginas web en las que muestran sus catálogos. dispuestas a vender a domicilio. Pero son pocas, pues ya sabemos el refrán de más vale pájaro en mano...
No quiero hablar de lo que se vende. Algunos objetos no merecen la pena y otros requieren mas espacio del que voy a utilizar, pero sí voy a hablar de dónde se venden.
Primera mitad siglo XVI
En los mercados medievales se vendía en estructuras llamadas "tiendas". Es curioso, pero hoy día esa palabra tanto designa a esa estructura (tienda de campaña), como al lugar en que se desarrolla la actividad (tienda de ropa). 
He oido decir que en la baja Edad Media, los judios se hicieron con el comercio que generaban los santuarios que eran centro de peregrinación. No lo sé ni he podido comprobarlo por ningún sitio. Pero sí puedo decir que aquí, en Santiago, las tiendas dedicadas a la venta a peregrinos desarrolló una estructura que ha permanecido inamovible durante algunas centurias.
Los de mayor antigüedad que puedo mostrar están situados en las paredes exteriores del clautro de la Catedral, un edificio renacentista de la primera mitad del siglo XVI. y podemos verlas en la plaza de Platerías.
Casa del Cabildo, siglo XVIII
Dos siglos más tarde, en el XVIII, la familia Sarela, saga de arquitectos compostelanos cuyo fundador fue discípulo de Fernando Casas Novoa, autor de la fachada del Obradoiro, construyeron la Casa del Cabildo, también en la plaza de Platerías.
Años más tarde, pero en el mismo siglo XVIII, se reestructuró la fachada de Azabachería, con sus correspondientes tiendas.

Azabachería. Siglo XVIII (final)
Si no fuese por sus correspondientes entornos arquitectónicos, no podríamos atribuír estas tiendas a ningún estilo artístico. Tal vez su estructura fue tan funcional, que se fijó a lo largo del tiempo, no apareciendo ninguna alternativa que fuese más válida para la venta en estas circunstancias.
En el siglo XX, concretamente en 1941, se construyó el mercado de abastos (segundo edificio más visitado en Compostela). En su interior hay una distribución acertada e interesante, pero quiero hacer notar que, en sus disposición comercial, presenta tiendas con la misma estructura que las que tienen las tiendas que rodean la Catedral.
Plaza de abastos, 1941
Me gusta ver que una estructura que ha mostrado ser eficaz para la función a la que se destinó, ha sido capaz de resistir varios siglos en el tiempo y varias modas constructivas.
Hoy día, ya son pocas las destinadas a los fines
para los que fueron creadas. tal vez las de Azabachería mantengan sus funciones iniciales. Las de Platerías se dedican a la venta de joyas que, en general, son recuerdos de Compostela. Las de la casa del cabildo han tenido suerte diversa, una o dos pertenecen a una joyería y las otras dos (las de la foto que presento) forman parte del museo en que se ha transformado la casa. En el mercado de abastos son pocas las que permanecen abiertas. Hoy es preciso tener mucha mercancía y los locales son exiguos. Tal vez ésta sea una de las razones de su cierre.