viernes, 31 de marzo de 2017

La acción del ambiente en la herencia de humanos

Para los especialistas de la genética, siempre es una tarea pendiente explicar con detalle la relación genotipo-ambiente. Desde hace tiempo, se está de acuerdo en que el genotipo determina unas condiciones fenotípicas de respuesta ante un amplio abanico de condiciones ambientales. Esta variedad de respuestas es lo que se conoce como "norma de reacción" del genotipo de la que he hablado hace poco. Muchas de las características consideradas como específicas del ser humano parecen tener este tipo de comportamiento en que los valores ambientales modulan las respuestas fenotípicas.


Actualmente son diversas las técnicas de estudio de estas relaciones y existen publicaciones especializadas en estos temas. No obstante, este tipo de estudio no es exclusivo de biólogos, más bien lo realizan sociólogos, sicólogos, pedagogos y otros estudiosos del comportamiento humano. Muchos se realizan teniendo como base a hermanos gemelos, mono o bivitelinos, criados en el mismo o en diferentes ambientes. Los gemelos monovitelinos tienen el mismo genotipo. En estos casos, las diferencias fenotípicas que se puedan encontrar en ellos, serán atribuibles a las diferencias ambientales, y es lo mismo que hayan sido criados juntos o separados. Por otra parte, los gemelos bivitelinos tienen en común el nacimiento y el ambiente en que crecen. Las diferencias que se poden encontrar en ellos serán fundamentalmente genotípicas.



UN MISMO GENOTIPO

En caracteres muy específicos, cualidades innatas tocantes a la conformación del complejo que conocemos como "personalidad", tales como estabilidad emocional, amigabilidad, responsabilidad, apertura a nuevas experiencias o introversión, se encuentran datos muy avalados, tanto por los tamaños de las muestras como por los métodos de estudio, que nos hacen pensar en un fuerte componente hereditario con toda la complejidad consiguiente. Pero las diferencias encontradas tanto en gemelos monovitelinos criados juntos (hermanos con el mismo genotipo y desarrollados en el mismo ambiente) como en gemelos monovitelinos criados separados (con el mismo genotipo pero criados en diferentes ambientes), proporcionan una base sólida a la idea de que el resultado final de una personalidad es producto del esfuerzo intelectual del mismo individuo, tal vez como consecuencia de razonar los estímulos recibidos.


DEMUESTRA QUE LA CONDUCTA POSEE
BASE GENÉTICA 

No viene mal recordar aquí que la herencia de caracteres conductuales ya fue conocida desde muy antiguo gracias a datos obtenidos con animales domésticos seleccionados de manera eficaz por su comportamiento: pensemos en las diversas razas de perros y toros bravos. En estos casos no es preciso comentar cómo una selección en búsqueda de un comportamiento concreto dio el resultado pretendido, lo cual nos permite decir que ese comportamiento tiene base genética, es decir, que hay genes responsables de esas conductas. Conviene no olvidarnos que esos animales son mamíferos igual que nosotros, pero que, a diferencia nuestra, nunca cuestionan su propio comportamiento.

DOS MODOS DE HERENCIA EN HUMANOS

Por otra parte, conviene que seamos sumamente prudentes al hablar de herencia en el hombre, ya que puede ser biológica, que tiene su base en los genes, siendo estudiada por los biólogos, y cultural, que se transmite mediante la educación y es estudiada por los profesionales de las ciencias llamadas sociales. Es preciso tener presente que en el hombre, al tener capacidad de aprendizaje, de incrementar sus conocimientos y, también, de transmitir todo ese caudal de información a las sucesivas generaciones, a veces resulta difícil discernir qué características son genéticas, es decir hereditarias en sentido biológico, y cuáles son transmitidas culturalmente en las casas, en las escuelas y en muchos otros lugares en los que se realiza el traspaso de información de una generación a la siguiente. No somos la única especie con capacidad de aprender, pues muchos cachorros aprenden de sus padres las técnicas de caza y muchos polluelos aprenden a hacer sus nidos. También en insectos existen mecanismos especiales para transmitir información sobre temas concretos. Pero en esos casos cada generación aprende lo mismo. Nosotros somos la única especie que en cada generación incrementa sus conocimientos de manera que éstos pasan a formar parte del fondo cultural que tienen que aprender los hijos. En este sentido, todos sabemos cómo cada vez es mayor la cantidad de conocimientos que se transmiten mediante los diversos planes de estudio a los muchachos.


EN EL FONDO, LA VARIABILIDAD DE CONDUCTAS RESIDE EN VARIABILIDAD MOLECULAR 

Pensar, en este plan, que nuestros actos están determinados por alguien externo a nosotros, resulta ajeno al pensamiento científico actual, pues no se dispone de un modo de estudio riguroso para utilizarlo con eficacia. Pero merece ser considerado con respeto por ser exponente de culturas pasadas. La ciencia ha demostrado con rigor que nacemos propensos a determinados comportamientos: coléricos, envidiosos, cobardes o temerarios. De acuerdo, pero una buena educación, como indican los resultados obtenidos por las ciencias sociales, permitirá que, en la medida de lo posible, cada persona module suas tendencias e llegue a ser dueño de sus actos y, por tanto, responsable de ellos.






viernes, 24 de marzo de 2017

Genes dominantes

Una vez escuché a un alumno decir que él era “como un gen dominante”. Por la manera con que lo decía, pensé que aún tenía mucho que aprender. Claro que, en último caso, para eso estaba en la Facultad de Biología y yo estaba encargado de hacerle  comprender la fatuidad de su comentario.


Porque, vamos a ver, ¿qué quiere decir “dominante”? Este concepto se lo debemos a Mendel. Antes de él, ya se habían realizado cruzamientos experimentales con animales y plantas, pero habían estado mal planteados y, por tanto, no habían aportado información ninguna. Mendel siguió un protocolo muy cuidado en sus cruzamientos, utilizando líneas puras con alternativas morfológicas bien definidas, y vio que en la primera generación filial, a la que llamó F1, uno de los dos caracteres paternos parecía desaparecer, pues los miembros de esa generación mostraban de modo uniforme el rasgo de un solo progenitor. Hasta aquí habían llegado los experimentos anteriores de cruzamientos, pero Mendel siguió con los individuos de la F1, dejando que se cruzasen entre ellos. En su descendencia reaparecieron individuos con el carácter desaparecido en la generación anterior. Es decir, el “factor hereditario” determinante de este carácter, estaba presente en los individuos de la F1, si bien no se mostraba. Los individuos de la F1 habían recibidos un “carácter hereditario” de cada uno de sus progenitores, aunque sólo mostraban el efecto de uno de ellos. Al factor que se mostraba, Mendel llamó dominante y, de modo similar, al oculto llamó recesivo. No había daño ni efecto negativo de algún tipo por parte del factor dominante hacia el recesivo. Simplemente, lo enmascaraba cuando estaban juntos.

Tal vez el término dominante haya dado lugar a un error conceptual en personas sin muchos conocimientos de genética, de tal modo que equiparan “dominante” con “ideal”. Pero conviene aclarar alguna cosa. En primer lugar, no existen genes dominantes. Los genes, formados por ácido nucleido, son los responsables de regular funciones concretas, mediante los enzimas de cuya síntesis son responsables. A mediados del siglo XX se acuñó el aforismo.”un gen-un enzima”, que posteriormente se modificó por “un gen-un polipéptido” debido a que hay enzimas formados por más de una cadena peptídica.

POLIDACTILIA EN HUMANOS
DEBIDA A UN ALELO DOMINANTE

Pero que un gen sea responsable de regular una función, por ejemplo color de pelo en conejos o grupo sanguíneo en humanos, no quiere decir que siempre se regule del mismo modo. Lo mismo que hay diversos grupos sanguíneos humanos (A, B, AB, 0), existen diversos tipos de colores de capa en conejos: gris, negro, chinchilla, canela, Himalaya, albino y algunos más. Los responsables de estas alternativas funcionales se llaman alelos. Si un individuo tiene los dos alelos iguales, decimos que es homocigoto. Si los tiene diferentes, es heterocigoto.

Y cuando es heterocigoto, ¿cuál es el aspecto del individuo, cuál es su fenotipo? Es ahí donde entra en juego el concepto de dominante y recesivo, pues puede ser que se manifieste un alelo y el otro quede enmascarado, llamando dominante al que se manifiesta, o bien que se manifiesten ambos alelos, como es el caso de nuestro grupo sanguíneo AB, cuyos individuos son heterocigotos para los alelos que determinan el grupo A y el grupo B. En este caso, puesto que en el heterocigoto se manifiestan los dos, ambos cumplen la definición de dominante y decimos de ellos que son codominantes.

Muchos piensan que los alelos dominantes son los mejores. Bueno, no tanto. Hay un mutante dominante en el hombre, llamado sindactilia, que provoca que los dedos estén unidos entre ellos y es un alelo dominante. También es dominante el alelo que determina la polidactilia, que determina que haya más de 20 dedos en un individuo. Supongo que a nadie le apetece tener estos dominantes.

LOS FENOTIPOS SALVAJES SUELEN ESTAR DETERMINADOS
POR ALELOS DOMINANTES

Una cosa es alelo dominante y otra, diferente, alelo favorecido por la selección natural. En otro lugar he dicho que los alelos que determinan los fenotipos salvajes y silvestres son dominantes, pues confieren a sus poseedores el aspecto favorecido por la selección natural. Color, época de floración, olor, etc. Todos estos fenotipos están muy fijados, si bien existen muchos recesivos que pueden provocar un cambio de morfología si acaso ocurren cambios ambientales. Es lo que llamamos “variabilidad encubierta”. Pero la aparición de un alelo dominante en circunstancias actuales, modificaría el aspecto de su poseedor y tal vez la selección natural lo eliminase en una sola generación. Muchas veces, a los mutantes que modifican la morfología de los individuos, se les ha considerado como curiosidades de laboratorio, pues en la naturaleza no habrían sobrevivido. Sobreviven gracias a cuidados en jardines o granjas.

La dominancia (y la recesividad) la debemos entender a nivel bioquímico. He dicho antes que la acción primera de un gen es regir la síntesis de un polipéptido con función enzimática. Esa enzima actuará sobre un substrato llevando a cabo una acción concreta.

En homocigosis hay un solo enzima en la célula, pues son iguales los dos alelos, pero en heterocigosis hay dos enzimas diferentes, cada uno de ellos regido por cada uno de los dos diferentes alelos del gen presentes en la célula, y los dos enzimas deben actuar sobre el mismo substrato para llevar a cabo una reacción diferente. ¿Qué alelo será el dominante? El que consiga llevar a cabo la reacción en el sentido que él determina.

FLOR BLANCA POR AUSENCIA DE PIGMENTO
ACCIÓN DE ALELOS RECESIVOS

Por ejemplo, un alelo puede ser recesivo por no formar enzima. Decimos de él que es un mutante mudo. Es el caso de ausencia de pigmentos y flores blancas o pelaje blanco debido a de la luz al atravesar membranas vacías. En casos en que ambos alelos rigen la síntesis de un enzima, en la célula heterocigótica están presentes las dos enzimas. Aparece una competencia entre ellas para realizar la reacción en la dirección determinada por cada una. Diversos factores bioquímicos influyen en cómo se realice la reacción, pero el alelo dominante es el responsable del enzima que la controla.

Muchos biólogos no creen en la dominancia ni, consecuentemente, en la recesividad. Muchos alelos que a simple vista se comportan como dominantes, con otros métodos de análisis son claramente codominantes. A fin de cuentas, en un gen concreto que está en heterocigosis, hay dos alelos diferentes y ambos están trabajando. Ninguno anula al otro.

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viernes, 17 de marzo de 2017

Vieiras, vieiras

Eran otros tiempos y convenía que hubiese leyendas como medio de atraer gente hasta esta esquina del mundo. Leyendas que hablasen de cánticos celestiales, dragones con princesas presas o emperadores recibiendo en sueños peticiones de auxilios. Leyendas que, fieles a sí mismas, envolviesen todo en un halo de misterio imposible de desvelar.

Leyendas que eran creídas, nunca cuestionadas. Los cánticos los escuchó Pelayo, monje de San Fiz de Salovio quien, relacionando esas voces con las estrellas que había visto caer días antes, (tal vez Perseidas en agosto), se puso a excavar y encontró nada menos que un sepulcro con tres esqueletos antiguos. Avisó al rey, Alfonso II, y al obispo Teodomiro, quienes vinieron desde Oviedo e Iria Flavia y atestiguaron que “por las señas que presentaban” no había duda de que se trataba de los restos del Apóstol Santiago y dos Varones Apostólicos. Era el año 810 y empezó todo, o casi.


EL APOSTOL SANTIAGO PIDE AYUDA A CARLOMAGNO

Los dragones con princesas prisioneras tuvieron menos suerte. Un muchacho llamado Jorge lo mató, quienes lo vieron dicen que en feroz contienda. Por eso, Jorge fue canonizado como santo y hoy es el patrón de varios países mediterráneos. De la princesa no sabemos nada, ni siquiera el nombre, lo cual no deja de ser una manifestación de machismo temprano.
Las leyendas siguieron, era preciso afianzar el milagro. Hubo quienes vieron al Apóstol cabalgando y luchando contra los infieles en una batalla de dudosa existencia. Hizo milagros, pero no muy sonados. Aunque el más sonado es ese reguero de gente que, desde entonces, desde un lejano entonces, no cesa de venir a postrarse ante los restos atribuidos al Santo. Y, curiosamente, muchas cosas atribuidas a leyenda e invención, con el tiempo han ido consolidándose como verídicas pruebas documentales, como ha sido el caso de la existencia de Teodomiro, de quien no existía ni un solo documento, pero en la excavaciones de la catedral de Santiago apareció su sepulcro con un epitafio en el que, perfectamente legible, aparece su nombre y su cargo: “Theodomirus, episcopus iriensis…”

EN LA BATALLA DE CLAVIJO
Lo que sí creo que es una invención de un tercero es el sueño de Carlomagno en el que se le aparece el Apóstol y le pide que venga a liberar su sepulcro. En el cielo le deja señalado el camino para llegar a él. Hoy a la Vía Láctea, también le llamamos Camino de Santiago, pero si sabemos de ese sueño es porque el Emperador lo tuvo que contar, y no me lo imagino como alguien que anda contando sus sueños, digo yo.

LA QUE MÁS ME GUSTA

A veces, cuando voy a la Catedral, bajo hasta el Sepulcro del Apóstol y no dejo de emocionarme una vez más al pensar en cuánta historia mezclada con fantasía se entrecruzan para llegar a donde estamos hoy. Sí, ya sé que hay datos tan fehacientes a favor de otras presencias en esa tumba. ¿Y qué? Lo importante, para mí ha sido la tremenda influencia que ha tenido el camino en la configuración de esto que hoy conocemos como Europa.

LA HE DESCUBIERTO HACE UNOS DIAS

Lenguas, tradiciones, estilos artísticos, relatos, que vinieron y fueron, que habitaron en el Camino de la mano de cualquier juglar de los que iban y venían. Menéndez Pidal, rastreando romances, encontró un vestigio de Gerineldo en Dinamarca. Seguramente llegó allí, dijo nuestro investigador, en el zurrón cultural de algún peregrino que regresaba.

PARA MI GUSTO, LA MÁS ELEGANTE
Yo no sé qué esperan encontrar, aparte de la lluvia de indulgencias, cuando llegan a esta ciudad que, por otra parte, ha cambiado mucho. Abundan las tiendas de camisetas con leyendas horteras (no vale poner un ejemplo), los recuerdos made in china y la comida rápida como en cualquier otro lugar inespecífico. También, sabiéndolo buscar, hay buenos sitios en los que comer pulpo, comprar figas de azabache con las que ahuyentar a las meigas, y saborear sentirse en Compostela.

RÚSTICA

Y la vieira. Otra leyenda en la que resulta muy difícil creer. Pero nadie discute que hubo y sigue habiendo relación entre Compostela y la vieira. Tal vez el peregrino no espere encontrar tanta vieira esculpida en las calles, en paredes de casas nobles y no tan nobles. Relieves rústicos o elaborados, pero ahí están como recordando a todos dónde se encuentran, si acaso lo han olvidado.


LA MÍA. DONDE ESCRIBO. AL ALCANCE
DE MI MANO

Sé que son símbolo de propiedad, por parte del Cabildo compostelano, de los bienes inmuebles que ha ido acumulando a lo largo del tiempo. Ciudadanos generosos los  dejaron para su catedral y su administración. Pero para los más, es un símbolo inequívoco de dónde nos encontramos.


DESTROZADA. COMO SI MOLESTASE
Me gusta encontrarme con vieiras y tengo unas cuantas en mi memoria para recrearme siempre que quiero volver a verlas. Como siempre ocurre y depende de mi estado de ánimo, nunca son iguales a sí mismas.

En estos tiempos de globalización y desconcierto, cuando en Compostela alguien pregunta por dónde se va a la Torre Inclinada, la vieira es el objeto más vendido en las tiendas. Por encima de camisetas con lemas tastimosos o muñecos para ser tirados a la vuelta de la esquina, las vieiras se venden a mansalva. Naturales, de orfebrería, bisutería o azabache, para colgante, broche, pendientes, gemelos, para lo que sea, ahí están las vieiras como oferta de un acertado recuerdo.

Más tarde, cuando los peregrinos marchen de regreso, cada uno por su medio, la mayoría llevará una vieira en su mochila. Bien visible, como un glorioso trofeo que cada uno sabe lo que ha costado ganarse.

viernes, 10 de marzo de 2017

Heredabilidad

Tal vez desde que la Humanidad se dedicó a sacar provecho de otros seres naturales, procuró que éstos rindiesen más productos útiles para quienes los criasen.
Comenzó una labor de selección para incrementar su producción: más leche, más huevos, más carne, más granos, más frutos,.más de todo aquello que justificaba su utilidad para el hombre. Incluso, algunas de las especies sometidas a selección, las agrícolas, modificaron el comportamiento humano, que pasó a ser sedentario para así cuidar sus huertos.
Curiosamente, hablo de caracteres cuantitativos, aquellos que se expresan mediante parámetros estadísticos y no como una cualidad que se tiene o se carece de ella. Me explico, una raza de gallina tiene o no tiene la cresta de una forma, o el plumaje de un color. Son caracteres que se refieren a una cualidad y por eso se llaman cualitativos. Pero los caracteres que eran interesantes para ser seleccionados se refieren a otros que se definen como medias estadísticas en colectivos que se tratan en conjunto. Una media de altura de “tanto” más menos “cuanto”. Esas magnitudes se refieren a individuos con un historial genético determinado. Por ejemplo, son miembros de razas puras, todos ellos poseen el mismo genotipo, sin embargo, presentan variabilidad fenotípica. Al tener el mismo genotipo, entre ellos no hay variabilidad genética y los cambios que existan de unos a otros serán debidos al ambiente, Por eso, en este caso se habla de variabilidad ambiental.
Cuando los criadores se enfrentan a trabajos de selección y mejora en animales y plantas domésticos, han de procurarse razas alejadas geográficamente, suponiendo en ellas historias evolutivas diferentes, y aplicar posteriormente cruzamientos adecuados con el fin de lograr unas razas nuevas que tengan caracteres deseados procedentes de las diversas razas progenitoras. Este tipo de técnica recibió el nombre genérico de hibridación.
No obstante, en las descendencias aparecían unas fuertes variabilidades y se suponía, con razón, que en la variación que se observaba existían dos tipos, diferentes y superpuestas. Una de ellas, era la variabilidad genética, debida a los genes que procuraban magnitudes mayores en los individuos que iban naciendo. Pero, superpuesta a ésta, estaba la variabilidad ambiental, nunca hereditaria, y que venía a ser como una sombra que enturbiase los resultados obtenidos, al no poder asignar a una u otra causa la variación que se observaba.
Resumiendo, en una descendencia concreta, variable en caracteres cuantitativos, la variación podía ser debida a causas genéticas, pero también a causas ambientales.

CAPACIDAD DE ENROLLAR LA LENGUA

De un carácter cualitativo, por ej. grupo sanguíneo o capacidad de enrollar la lengua en humanos, decimos que es heredable siempre que se cumplen las condiciones genéticas. No están influidos por el ambiente y el componente genético es fundamental.
Pero en caracteres cuantitativos, por lo dicho, no podemos predecir cómo será una descendencia, pues desconocemos el modo en que influirá el ambiente en ella. Por eso se habla de “heredabilidad”, la capacidad de mostrar un carácter hereditario que está influido por el ambiente. Dentro de la variabilidad que presente una población, la heredabilidad nos manifiesta el porcentaje de ella que es debida a la herencia.
Hoy existen cálculos complicados, pero no difíciles de hacer, que partiendo de diversas mediciones poblacionales en cepas paternales y descendientes, son capaces de indicarnos la heredabilidad de algunos caracteres interesantes para ganaderos y horticultores.
Por ejemplo, en maíz, la altura de las plantas tiene una alta heredabilidad (70,1%), mientras que el diámetro de la mazorca la tiene baja (14,1%), Repito que en ambos casos, esas cantidades representan la incidencia genética en esas variables.
Caracteres como producción de huevos, leche, número de semilla y otras están definidos por su heredabilidad.
En algunos casos la demanda temporal influye intensamente en los criterios de selección. Por ejemplo, el día 30 de diciembre, en España ha de haber millones de uvas de determinada calidad en los hogares españoles. También por razones comprensibles, sobre el 25 de octubre, habrá millones de crisantemos en posesión de españoles.
En el caso de los crisantemos se sabe que el fotoperíodo influye fuertemente en la floración. Se crían en invernaderos sólo iluminados por luces con período controlado y basta con ir imitando el fotoperíodo adecuado para hacer que florezcan en el momento idóneo para el vendedor.

CRISANTEMOS CRIADOS CON DIFERENTES FOTOPERÍODOS

En la foto que acompaño, se presentan cuatro plantas del mismo genotipo, pues proceden por esqueje una misma planta inicial. Son, por tanto miembros del mismo clon. La planta de la izquierda se ha criado con luz natural. La segunda, ha crecido con un aumento de media hora de luz con luz artificial de 100W. La tercera ha tenido un incremento de una hora, y la cuarta, de hora y media. Vemos la influencia del ambiente sobre cuatro plantas que tienen el mismo genotipo. Las modificaciones de los fotoperíodos, hacen "creer" a las plantas que aún no les  ha llegado la época de florecer.
No todos los casos son así sencillos de conocer. El estudio de la heredabilidad de caracteres variables es uno de los retos de los genetistas dedicados al estudio de caracteres cuantitativos.



viernes, 3 de marzo de 2017

La norma de reacción

Hay quienes no quieren asumir sus responsabilidades y se justifican diciendo que tienen unos genes que les llevan, que les impulsa ,a actuar de determinada manera. Que es así, que no hay vuelta de hoja.

Quiero hablar de una planta. Una planta que tenemos en casa y, la verdad, no iba muy bien. La compramos hermosa, con ese aspecto que se define como que “da gusto verla”. Pero nada más llegar a casa, comenzó a estropearse. Se le cayeron hojas, estaba como arrugada e intentamos regarla más. Como no respondía al incremento de riego, decidimos escatimarle el agua, pero tampoco respondió a ese nuevo estado de su minúsculo suelo. Ya que, por lo visto, no era cuestión del agua, la cambiamos de sitio y la pusimos junto a una ventana. Fue entonces cuando la planta recuperó su inicial aspecto, hermoso. El que nos había gustado en ella.
¿Qué ocurrió? Pues realmente, poca cosa. En la tienda, la planta estaba en un ambiente apropiado para que su genotipo desarrollase un fenotipo agraciado. Al traerla a casa, le modificamos su ambiente y aunque la planta no murió, dio muestras de no estar en lugar adecuado. Al final, necesitaba más luz para desarrollarse con plenitud. Es decir, fuimos poniendo un individuo concreto en ambientes diferentes por ver en cuál de ellos generaba un fenotipo adecuado.
Podemos preguntarnos si los genotipos actúan siempre de este modo, y la respuesta es afirmativa. No hay duda de que muchos genes actúan de modo independiente a las condiciones ambientales, pero muchos otros generan un aspecto exterior, que conocemos como fenotipo, muy influenciado por las condiciones ambientales. Mientras escribo esto, recuerdo que al pie de muchas plantas ornamentales se suelen poner objetos viejos de hierro, para que las flores sean rojas. En animales, la dieta influye en su peso y no digamos del modo en que inciden otras condiciones ambientales en todos los individuos, animales o vegetales.
Para dilucidar la influencia del ambiente en el aspecto de los individuos, a principios del siglo XX se realizó un experimento que ya es clásico. Se realizó en California y se tomaron esquejes de un solo arbusto, Potentilla. Puesto que procedían de una sola planta, todos los esquejes poseían el mismo genotipo, constituyendo lo que llamamos clon. Se plantaron esquejes a nivel del mar, a 1500mts de altitud y a 3000mts. Se realizaron varias pruebas para posteriores análisis de resultados.
Se encontró que las plantas que crecían al nivel del mar presentaban aspecto arbustivo con las ramas bien esparcidas. A 1500mts los portes eran más achaparrados y a 3000mts, las plantas eran como rosetas pegadas al suelo. Si se hacían cambios, que se hicieron, de esquejes entre las plantas crecidas en una u otra altitud, los aspectos que desarrollaban las plantas que crecían a partir de ellos eran del tipo que he comentado, siempre correspondientes a la altitud en que se desarrollasen.
Repito que todos los individuos poseían el mismo genotipo. Las diferencias observadas correspondían solamente a la interacción de ese genotipo con el ambiente en que crecía la planta. A nivel del mar, el aire era templado y suave, mientras que a 3000mts era muy frío y fuerte. El mismo genotipo se adaptó a esas diferencias, generando plantas viables, pero de aspecto diferente.
El genotipo no determina una sola respuesta ante los diferentes ambientes, más bien existe una norma de reacción de los genotipos ante ambientes diversos. Dentro de esos rangos ambientales, el ser vivo crece y se reproduce, pero no tiene por qué presentar el mismo aspecto. Lo importante, desde el punto de vista biológico, es que los individuos vivan y se reproduzcan en esos diferentes ambientes, generando hijos fértiles y evitando, de este modo, la extinción de la especie de la que forman parte.
Fuera de esos rangos ambientales, un genotipo puede ser incapaz de interactuar con ellos, y se produce la muerte del individuo.
Nadie debe sorprenderse si digo que desconocemos los rangos de viabilidad de la mayoría de genotipos. Es cosa de estudiarlos y conocerlos. Eso requiere tiempo, métodos específicos y financiación adecuada. Hay genes que influyen en rasgos conductuales nuestros, pero nunca actúan de modo inexorable. Siempre podemos modular su influencia, de modo que no seamos sus esclavos.