viernes, 30 de enero de 2015

EN EL CAMINO DE SANTIAGO: LOGOTIPO APOSTÓLICO

LOGOTIPO GREMIAL EN PORTOMARIN
Muchos las conocen como señales de cantero, pero bien podrían llamarse logotipos gremiales, hablando de esos trabajadores. Somos muy esclavos de las palabras y más cuando tienen años de historia. Símbolos, logotipos, emblemas, no lo sé, en el fondo son recordatorios que nos transmiten algún tipo de información sin necesidad de texto. Muchos creen que son propios de épocas incultas, remotas. A esos les remito a los símbolos que nos informan en las autopistas, por no hablar de los múltiples indicativos que podemos encontrarnos en instrumentos muy de hoy, como pueden ser teclados de aparatos electrónicos diversos.

COLECCIÓN PARTICULAR
LUGO
Pero sí, el mundo de los símbolos “parece” haber tenido una época de esplendor en los albores de la alta Edad Media, justo cuando la vieira fue asumida como símbolo de lo jacobeo.
Hay dos símbolos jacobeos digamos, consagrados, que no sé si son generales o específicos. Me refiero a la vieira y a la flecha amarilla. No sé si la vieira representa lo relacionado con el Camino y el Apóstol y si la flecha amarilla se refiere sólo al Camino, indicando su itinerario. Desde luego, la flecha es algo mucho más reciente, pues su padre fue D. Elías Valiño, a quien muchos conocimos. Lo que sí creo es que representando lo jacobeo, la vieira abarca más cosas que la flecha.
En la catedral de Santiago nos encontramos con otro símbolo jacobeo. Diríamos que otro logotipo. Me refiero a una estrella de buen tamaño, de la que cae un rayo zigzagueante. Esta estrella es claramente una evocación a la leyenda inicial relativa al descubrimiento de la tumba apostólica. Una leyenda bonita, mágica, atractiva, muy al gusto de los caballeros coetáneos del Códice Calixtino, pero que hoy nadie cree. Es insostenible con los conocimientos actuales, pero tampoco nadie la va a eliminar, ni siquiera lo intenta. Sin embargo, y me gusta decirlo, no hay ni un solo dato contrario a la idea de la presencia en Compostela de los restos del Apóstol. Sabemos que un solo dato contrario, uno sólo, bastaría para
LA ESTRELLA SOBRE EL "ARCA MARMÓRICA"
ÁBSIDE DE LA CATEDRAL COMPOSTELANA
desmontar la historia, pero no lo hay. Es más, cada descubrimiento nuevo, afianza su veracidad tal como la conocemos, como ocurrió con la aparición de la tumba de Teodomiro, hasta entonces personaje de leyenda.
El logotipo al que me refiero, la gran estrella con un rayo que baja de ella, está en la catedral en algunos lugares muy singulares. Por ejemplo, en el ábside, bajo la imagen del Apóstol que abrazamos, hay un altar apenas visible desde la girola. En él hay un arca de mármol y sobre ella está la estrella. Leí en algún sitio que ésta es el “arca marmórica” que descubrió el monje Pelayo y que reconocieron Teodomiro y Alfonso II, en cuyo interior estaban los restos de Santiago y los dos Varones Apostólicos. No lo he vuelto a ver escrito en ningún sitio, y en la catedral “parecen” no darle mucha importancia, pero está allí para quien lo sepa y sobre ella está el logotipo apostólico.
BAJADA AL SEPULCRO
Reaparece en la escalera de acceso a la cripta en la que se veneran los restos del Apóstol. En texto latino, se puede leer “Sepulcro del Glorioso Apóstol Jacobo”.
MONASTERIO DE SAN MARIN
PINARIO. 
No obstante, he encontrado más logotipos similares. Uno de ellos puede verse en ese gran monasterio compostelano que es San Martín Pinario. Una de las puertas de acceso a la sacristía está llena de casetones con esta imagen. Pero no olvidemos que este monasterio siempre, desde su fundación, tuvo una gran vinculación con el Apóstol, estando, incluso, encargado de la custodia de sus restos.

También un amigo mío de Lugo, experto coleccionista, posee un ejemplar de este logotipo. Me dice que era símbolo de albergue de peregrinos. Tal vez de albergue catedralicio, no lo sé.

viernes, 23 de enero de 2015

La jarra con azucenas como símbolo mariano

En estos pasados días de tiempo adverso, me dediqué a visitar templos y lugares dedicados al culto. Observé en ellos símbolos marianos y dejé volar a la imaginación.
Al no existir imágenes reales de los seres celestiales, quienes preconizaron su culto los adornaron de símbolos con los que, el pueblo fiel, pudiese reconocerlos. Al santo, o al dios, se le identificaba por su imagen representativa: si tiene alas en los tobillos, es Mercurio; si un águila y el mozo escribe, es San Juan; si tiene un caduceo, es Hermes; si es un triángulo equilátero con un ojo en su interior, es la Trinidad; si es una camarera con dos ojos en su bandeja, se trata de Santa Lucía...; y así un largo, larguísimo etcétera.

 En nuestra cultura nos hemos movido con símbolos que nos aportaron más información de la que podemos imaginar. Y no debemos creer que los símbolos son propios de tiempos pasado, pensemos en un actual mando a distancia de tv o dvd, por no hablar de los paneles infortativos en autopistas y autovías, todos ellos con numerosos símbolos que encierran información precisa. Las personas que forman parte de cada cultura disponen de los medios intelectuales adecuados para interpretar los símbolos propios de cada tiempo. 
La religión cristiana no iba a estar libre de esta costumbre. Veamos. A comienzos de la época gótica se deja de representar a Cristo como juez, y su imagen se cambia por la de un hombre. Lejos queda el pantocrátor justiciero que, incluso, muestra sus llagas como señal de haber conquistado su derecho a juzgarnos, como vemos en nuestro Pórtico de la Gloria. Las órdenes mendicantes, franciscanos y dominicos, se han echado a los caminos a predicar un Cristo próximo, amigo. Un hombre.
RIBADAVIA

ANTIGUO CONVENTO, HOY RESIDENCIA
DE ANCIANOS. RIBADAVIA
En los accesos a edificios religiosos, fue frecuente en esta época representar la Anunciación del ángel, el momento en que Cristo se encarna y, por tanto se hace hombre. Aparece la pareja de personajes, María y Gabriel, que sostiene unos pergaminos en los que está escrito su saludo: Ave, Maria, gratia plena… Esta pareja es frecuente en muchas portadas góticas o románicas de transición, como el pórtico de la catedral de Tuy o parte superior de la fachada de platerías de la catedral de Compostela. También aparece en el porche de Sta. María Salomé, en Compostela, o en la fachada de Sta. María del Azogue, en Betanzos. Hay múltiples ejemplos esparcidos por nuestra geografía.
STA. MARIA SALOMÉ. SANTIAGO
STA. MARIA SALOMÉ. SANTIAGO

A propósito de la iglesia brigantina, he de decir que hay más iglesias dedicadas a Sta. María del Azogue, como la de Benavente o la de Ureña. Siempre me intrigó este nombre y nadie me lo ha explicado. Azogue, en la alquimia, era el nombre aplicado al mercurio, elemento químico al que los griegos llamaron hidrargirium “plata líquida”. Mercurio también era el nombre de un dios romano, concretamente el recadero de Zeus. Tenemos  que, según los Evangelios, el recado de su futura maternidad lo trajo San Grabriel a María de parte de Dios Padre. ¿Hay confusión de nombres para esos personajes? ¿Se
STA. MARIA DEL AZOGUE
confunde a Mercurio con Gabriel? ¿Por qué se esconde a Mercurio tras su nombre cabalístico de Azogue? Tal vez el desconocimiento era grande entre la gente, analfabeta y con vidas tan llenas de penurias como para entretenerse en dilucidar confusiones que, quiero creer, tampoco les quitaban el sueño. Tal vez, también hubo un intento de esconder creencias perseguidas...
Volviendo al tema de inicio, en la iconografía que mencioné al principio, María ya se representa embarazada. Tanto en las imágenes de Sta. María Salomé, como en la de Sta. María del Azogue, está claramente embarazada, con su mano amorosamente acariciando su vientre.
MERCEDARIAS. COMPOSTELA
No obstante, ante aquella gente inculta, era preciso que algo recordase su virginidad. Así surgió un símbolo mariano que ha perdurado durante siglos, más allá del estilo gótico, que fue el que lo generó. Me refiero a la jarra con azucenas. Este adorno acompaña a María en múltiples representaciones de la Anunciación, desde una temprana época gótica (Ribadavia) a la barroca (Mercedarias de Santiago, siglo XVII)
La jarra representa la feminidad más íntima. Las azucenas han sido símbolo de la pureza. Por eso, estas flores saliendo frescas de la jarra, evocan la pureza de María en un momento, el de la concepción de su Hijo, en que es más preciso creer en ella.

El símbolo ha sido utilizado incluso sin la presencia de la imagen de María, como adorno y señal en los edificios y construcciones dedicadas a ella, como en el campanario de la Giralda de Sevilla, en la torre del reloj de la catedral de Lugo, así como en múltiples fachadas de monasterios cistercienses, como en el de Meira.

GIRALDA DE SEVILLA
TORRE DEL RELOJ. CATEDRAL DE LUGO

FRONTAL DEL ANTIGUO MONASTERIO DE MEIRA

viernes, 16 de enero de 2015

BALCONES REALES (LEYENDA COMPOSTELANA CASI OLVIDADA)

A veces sólo vemos lo que queremos ver. En otras ocasiones, ni eso.
Me explico. Hay una prueba documental de un hecho curioso, tal vez desafortunado, pero que está ahí y que sería muy del gusto del turista actual y que más de un guía ilustraría con comentarios personales, pero todo queda en eso. Nadie lo ve porque, tal vez, nadie lo quiere ver o lo prefiere mandar al sitio del olvido o, simplemente, por eso, porque no lo ve.
Vamos a ver, ¿Quiénes, de entre los compostelanos, conocen a Lola la Perillana? Creo que nadie. La verdad. Voy a relatar algo de su historia en cuanto se relaciona con el patrimonio compostelano.
FACHADA DEL HOSPITAL REAL
LAS CADENAS DEMARCAN EL ESPACIO CON DERECHO DE ASILO
Pero antes, conviene dar un repaso al lugar en que incide su actuación: el Hospital Real, hoy Hostal de los Reyes Católicos. Se construyó este edificio en las postrimerías del siglo XV y su estilo comenzó siendo gótico, aunque con los retrasos de las obras, los pisos altos fueron de un nuevo estilo emergente, el renacimiento. Este nuevo estilo no está muy presente en Galicia, ciñéndose casi en exclusiva a edificios diseñados por arquitectos foráneos que actuaban en obras de promoción real. Este es el caso del Hospital Real.
Cuando Isabel y Fernando vinieron a Galicia, visitaron O Cebreiro, donde regalaron los relicarios que aún se mantienen en uso, hicieron escala en el Monasterio de Samos para, finalmente, llegar a Compostela. Allí debió impresionarles la penuria de hospedajes que había en la ciudad, y decidieron construir este Hospital. En él se cobijarían peregrinos, se les daría de comer y, también, se intentaría que curasen sus males. En aquella época, los Hospitales dispensaban más servicios que hoy, y no solo a enfermos. Los Reyes lo colmaron de privilegios, entre otros el derecho de asilo, acotando su espacio delantero por una gran cadena sostenida por elaborados soportes, demarcando de este modo el terreno protegido.

ACCESO AL BALCON CON ORNAMENTACIÓN BARROCA
El edificio era de planta baja y un piso. En su interior, albergaba cuatro patios. Una hermosa fachada plateresca adornaba (y adorna) la entrada. En el primer piso había  cuatro balcones independientes a los que se accedía por sendas puertas preciosamente adornadas con estructuras renacentistas, como columnas exentas, esculturas y tímpano triangular. Todo ello confería belleza y modernidad a la fachada. Debió ser bonita, pero hoy no queda casi nada de ella.
En el siglo XVIII se revolucionó la apariencia compostelana. Las fachadas se modernizaron. Decir modernizaron, quiere decir que se pusieron al gusto de entonces, claro, dándoles como un tinte barroco. Por ejemplo, los balcones empezaron a gustar corridos, uno solo en la fachada, o dos si la altura de la ornamentación de la puerta interrumpía la posibilidad de uno solo. Es lo que le ocurrió a la fachada de San Xerome, también en la plaza del Obradoiro, justo frente al edificio que nos ocupa. 
BALCONES CORRIDOS EN EL HOSPITAL REAL
Esto de los balcones ocurrió en los edificios que albergaban instituciones civiles. Mientras los monasterios continuaron con pequeños balcones en sus fachadas (Samos, Oseira, Armenteira, etc.), las sedes de instituciones civiles, como el Ayuntamiento de Lugo, el Hospital Real o San Xerome, por citar algunos casos, quisieron balcones amplios para, de este modo, poder salir a lucirse todos los miembros de los comisiones rectoras cuando tuviesen ocasión, como en fiestas de todo tipo.
Como decimos, al Hospital Real también le llegó esta fiebre renovadora. De entrada, se eliminaron los cuatro balcones y se transformaron en dos que corrían a ambos lados de la fachada. Se puso una gran cantidad de soportes para esos balcones, que fueron de piedra y hermosamente esculpidos. Las puertas de acceso a los balcones también se orlaron con adornos barrocos, pero no todas.
ACCESO RENACENTISTA AL BALCON
 CORRESPONDIENTE
A LAS HABITACIONES DE LA PERILLANA
Es aquí donde entra en escena Lola, la conocida como Perillana, una mujeruca de baja extracción, ya se me entiende, que había sorbido la cabeza al maestro de obras. Conforme fueron acentuándose los amores, la Perillana se hizo más y más asidua al Hospital Real de modo que llegó a pasear por las obras como si dependiesen de ella. Pronto consiguió instalarse en unas habitaciones situadas en el ala izquierda del edificio, con dos balcones y vistas a la plaza y al monte Pedroso. En su encaprichamiento, mandó detener las obras en sus habitaciones, no quería ver ni a un obrero en ellas.No era tonta Lola, cualidad que suelen tener estas mujeres.
Luego, transformó sus habitaciones en un lugar de lujo, donde no pocos compostelanos querían ser recibidos. Ella, los agasajaba con mesa y bodega, música, cantos y jaleos que se prolongaban hasta bien entrado el amanecer. El dinero para atender los gastos salía del presupuesto de las obras, que llegó a agotarse y fue preciso detenerlas cuando aún no habían terminado.
COEXISTEN AMBOS TIPOS DE ACCESO AL
 BALCÓN. A NADIE IMPORTA
Se nota la detención de la reforma, pues los balcones que daban a las habitaciones de la Perillana quedaron sin modificar, como se ve cuando se mira la fachada con detenimiento.
Hoy muchos reniegan de ella, incluso han conseguido casi que se olvide. Para otros, yo entre ellos, su loca actividad consiguió dejarnos una prueba de cómo fueron esos balcones iniciales, por lo que le estamos agradecidos. Están alli, en la fachada, y los vemos sin necesidad de recurrir a grabados antiguos o a descripciones de terceros. Quien vaya hasta alli puede verlos.

sábado, 10 de enero de 2015

A VUELTAS CON LO DIVINO

SOLSTICIO DE INVIERNO, 2009
CATEDRAL DE SANTIAGO
Alguien me dice que el rayo presente en una foto mía, publicada aquí, le evoca la divinidad. La verdad es que lamento tal evocación, pues un fenómeno natural, perfectamente predecible, no debería evocar nada divino, que suele ser sinónimo de inusual, extraordinario, A los hombres de ciencia no les gusta la idea de un Dios contraviniendo las leyes naturales. “Dios no juega a los dados”, dijo Einstein cuando, admitiendo su existencia, rehusaba la idea de que rompiese las leyes naturales, impuestas por Él mismo, dando paso al azar.

Esto de Dios y las leyes que rigen la naturaleza ha sido objeto de muchas y profundas reflexiones por parte de filósofos y científicos. A la gente de la calle nunca le importó nada, si bien algunas veces persiguió de manera cruenta a quienes, se decía, alteraban el orden establecido. Otra cosa es decidir qué entendemos por “orden establecido”, claro, pero el favor popular es algo de lo que conviene dudar.
SOLSTICIO DE INVIERNO, 2011
CATEDRAL DE LUGO
Hablando de Dios, su Creación y sus leyes, Descartes dijo que al día siguiente de haber creado el Universo, Dios emitió las leyes por las que se regiría, dejó todo funcionando de modo exacto, y se dedicó a otras cosas. A nosotros, decía Descartes, nos corresponde estudiar el modo en que las cosas funcionan y, al hacerlo, estamos estudiando la obra de Dios. A esto se llamó teología natural desde los tiempos de los Padres de la Iglesia.
El concepto de milagro, como alteración del orden establecido, nunca entró en las ideas de filósofos ni científicos. Jamás se rehusó exponer las propias ideas acerca de la divinidad y todos ellos, hasta el siglo XVIII, indicaron en sus obras sus respectivas ideas de Dios y de su incidencia en el mundo. A partir del siglo XIX, las creencias de los escritores pasan a ser algo personal, privado de cada uno. Por tanto, ya no se exponen en las obras científicas y no se pueden deducir a partir de ellas.
NO ES DIVINIDAD DEL BOSQUE
ES EL SOL TRAS UN ARBOL
De todos modos, eso de relacionar la divinidad con manifestaciones inesperadas o de bajísima frecuencia, ha sido una costumbre muy reiterada en la historia de nuestro pensamiento, desde las religiones más antiguas conocidas. Los primeros que se alzaron contra tal manera de pensar, fueron los filósofos jónicos que, ya en el siglo V aC, dijeron que los fenómenos naturales se tenían que explicar mediante causas naturales, que era preciso encontrar mediante el estudio. Como corroboración de lo que decían, predijeron un eclipse solar y acertaron.
No siempre los diferentes descubrimientos fueron objeto de alabanza. Muchos sabios sufrieron persecuciones de diversa índole. No voy a citar ningún nombre, pues no es ésta mi intención ahora. Pero no fueron pocas las veces en que se creyó que el avance científico atentaba contra la religión.
Es curiosa la dualidad, entre ciencia y creencia (a veces en forma de religión) y sus antagonismos. Las religiones, todas, tienden a tranquilizar a sus seguidores, relatándoles mitos que agradan y que contribuyen a hacer más llevaderas sus vidas. La ciencia se preocupa por explicar el entrono y lo que ocurre, sirviéndose de los conocimientos disponibles en cada momento histórico. Nunca la ciencia busca la tranquilidad ni la felicidad de sus seguidores, eso es cosa de cada cual y de su modo de acomodarse a la realidad. La ciencia, simplemente, ofrece interpretaciones pretendidamente fieles y, siempre, en constante revisión lógica, pues nuevos descubrimientos obligan a replantearse los conocimientos previos.
RAYO Y REFLEJO, 2009
ASOMBROSO, PERO NO DIVINO
Hay cosas que las tenemos bien sabidas: en invierno el sol está bajo en nuestro horizonte europeo. El rayo de la foto lo vemos gracias al llamado efecto Tyndall, que es el fenómeno físico que hace que las partículas coloidales presentes en una disolución o en un gas, sean visibles al dispersar la luz. Eso es lo que ocurre cuando ese rayo de sol atraviesa el interior de las catedrales. Si bien sólo entra en ellas en días del solsticio de invierno, cuando está bajo sobre el horizonte. Si vemos el rayo es porque hay polvo en suspensión, o humo en el aire de las catedrales y no creo que, en esto, tengan que mediar divinidades. De hecho, es un fenómeno predecible para esos dias con la única condición de que no haya nubes y, por tanto, luzca el sol.
Presento fotos de rayos de sol penetrando en las Catedrales de Lugo y Santiago. No hice más fotos de ese tipo, pues tampoco voy fotografiando rayos de sol que atraviesen cristales sin romperlos ni mancharlos.

Si a pesar de saber sus causas físicas, uno se siente sobrecogido por la belleza o por cualquier otro motivo personal, es algo muy respetable por mi parte, faltaría más. Sentirse emocionado ante algo bello, es una suerte que conviene cultivar, pues produce muchas sensaciones felices.

domingo, 4 de enero de 2015

CON LA COMPLICIDAD DEL SOL

En esto de fotografiar reflejos, a veces es preciso contar con la complicidad del sol. Si fotografío el suelo mojado, es conveniente tener en cuenta la dirección de la luz, claro. A veces tambíen es preciso programar la hora e, incluso, el día. El sol es un cómplice generoso, pero despiadado en sus tiempos. Me explico.

27 DE DICIEMBRE

Por ejemplo, en el solsticio de invierno (en estos días), el sol, muy bajo sobre el horizonte, entra en la nave transversal de nuestra catedral a través del rosetón que hay en la fachada de Platerías, proyectando un rayo de luz en el suelo. Si el interior del templo tiene polvo en suspensión, o hay humo por efecto del botafumeiro, el rayo de luz se ve perfectamente definido, generando un efecto hermoso, espectacular. La foto que traigo aquí la hice un 27 de diciembre y vemos que terminaba de funcionar el botafumeiro. Su humo resultó ser un buen aliado de mi foto.


SANTIAGO, 14 DE ENERO
Un 14 de enero hice la foto en la que el reflejo se proyecta en una pared. El solsticio quedaba algo atrás, pero el sol seguía bajo. Al atardecer, temprano, incidía en un frente de galerías, cuyo reflejo rebotaba en la pared blanca que vemos, a través de los árboles desnudos. Más adelante, febrero o marzo, el sol ya ha subido lo suficiente como para no reflejarse en las galerías y, por tanto, ya no hay posibilidad de hacer esta foto.

Siempre me gustaron los ventanales reflejando la luz del sol. Galerías o ventanas son igualmente agradecidas en este plan de sacarles su belleza en unos momentos efímeros, especialmente del atardecer.

LUGO, RÚA NOVA
En Lugo, el sol de una mañana otoñal se recreaba en esta superficie de Rúa Nova, Un balcón que siempre me gustó por lo atrevido de su saliente, si bien tiene una buena peana sobre la que descansar. El efecto era bonito, como se puede comprobar (o a mi así me lo pareció).

LUGO, PRAZA DO CAMPO
También en una tarde de noviembre, pero en la Praza do Campo, hice la foto de ese balcón, pues me gustaba el modo en que el sol incidía sobre él. Luego me gustó ver que el dibujo de la barandilla se proyecta sobre la pared.
De nuevo en Santiago, a nadie le sorprendo si le digo que las rúas son fuente inagotable de fotos bonitas. Aunque en no todas las fachadas se refleja el sol del atardecer, hay suficientes vericuetos en las filas de casas (jardin, iglesia, bocacalles, etc.) que permiten el paso del sol entre ellas y, por tanto, la formación de reflejos. Traigo dos que me gustan mucho. 

RÚA COMPOSTELANA
Una, por estar todas las ventanas encendidas de reflejos. También está hecha en una tarde de enero.

OCTUBRE, 2014

La otra tiene la Torre del Reloj, con ventanas que, dada la hora, ya casi no se distinguen, a no ser por reflejar en ellas la luz de un atardecer tardío. ¿Es preciso que diga más?