viernes, 25 de noviembre de 2016

Recuerdos de un pasado

Añoro el deterioro patrimonial tomando como base algunas fotos antiguas. Reproducen monumentos hoy desaparecidos sin razón alguna.
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IRREPETIBLE

En estos días ando con fotos antiguas mías, por temas que no vienen al caso. He vuelto a ver muchas y no he podido dejar de lamentar los destrozos que he encontrado reflejado en ellas. En algunos casos, las desapariciones son explicables, pero el su mayoría no lo son.



Una de las fotos que más me gusta la hice en la carretera de Lugo a Friol, hace ya más de cuarenta años. Hoy esa foto no se podría repetir, pues ni existe la carretera, ni los árboles y creo que tampoco la casa. Cuando se mejoró la carretera, se actualizó su trazado, así como el firme. Vemos una recta, nada que actualizar en cuanto a trazado, pero se ensanchó (ahora se dice ancheó) y substituyó el firme. El resultado es que ahora es más segura, pero los árboles desaparecieron, como en todas las carreteras del país, debido a su peligrosidad potencial. Una foto irrepetible porque las cosas han cambiado de manera natural, lo mismo que no podremos volver a hacernos una foto de cuando teníamos quince años. 


FERREIRA DE PALLARES. MONASTERIO
SE HA EVITADO QUE AVANCE EL DETERIORO



En otros casos, cuando anduve por allí, la destrucción ya era un proceso imparable. Recuerdo una visita que hice a un lugar entrañable para mí, Ferreira de Pallares, cerca de Guntín, con su iglesia y los restos de un monasterio. Su claustro es lo que queda (lo que han dejado) por no podérselo llevar. Visitábamos aquella escombrera unas ocho personas y uno dijo que convenía restaurar aquello. Lo dijo enfadado, como riñendo al aire. Yo pensé en qué se haría con el edificio restaurado. Tal vez nada, dejarlo caer de nuevo. En este país tenemos alergia a las ruinas y creo que con algunas lo mejor que se puede hacer es detener su deterioro, dejarlas asentadas y protegidas, pero no adecuarlas a un posible puesta en funcionamiento si, entre otras cosas, no existe un destino claro para la obra restaurada. Hoy, la iglesia de Ferreira de Pallares es una hermosa iglesia que nos habla de un próspero pasado monacal, como atestigua su antiguo claustro, en el que se han realizado unas acertadas obras para detener su deterioro.

CHIMENEAS DE CASAS ADOSADAS
A LA MURALLA DE LUGO

En otras ocasiones, la pérdida es irreparable. Antes de 1973, más o menos, la muralla de Lugo (los finos le llaman las murallas), tenía muchas casas adosadas en su cara exterior. Aquellas casas ayudaron a mantenerla en pie, pero en un momento concreto se comenzaron a demoler para dejar exento el monumento. Las casas, más bien de estructura sencilla, tenían unas chimeneas de profundo aire rural, que se han perdido con la demolición. Hice un amplio reportaje de estas chimeneas, también hoy irrepetibles, pues se las llevó la piqueta.

CARRETERA
FRIOL-SOBRADO

Más cosas. En la carretera que viene desde Sobrado dos Monxes a Friol, hay un tramo que me gusta mucho. La carretera discurre por una cresta singular, sorteando cuencas de dos grandes ríos gallegos: el Ulla y el Mandeo por de pronto. La vía sube una ligera pendiente y pasa junto a un cerro en el que se ven las cruces de varios cruceiros. Nunca he subido hasta allí. Al coronar la pendiente, se cambia de rasante y ante el viajero aparece una muy amplia llanura, es la Chaira y, por tanto, cuenca del río Miño. Bajando una cierta pendiente siempre me gustaba observar un cruceiro. Ahora no lo he visto, aunque lo he buscado con atención, como se busca a un viejo amigo. Hubo obras en la carretera y no sé si el cruceiro habrá sucumbido ante la maquinaria. El fuste salía directamente de una roca. Dicen los eruditos, que estos cruceiros son los mas antiguos, antes de que se sublimase ese basamento y fuese substituido por unas gradas.

 SANTIAGO DE MEILÁN (LUGO)
UN APARCAMIENTO DESTROZÓ EL ENCANTO
No es cuestión seguir relatando, pero una amiga mía dice que, a veces, parece como si hubiese una conspiración para destrozar nuestro patrimonio. No le faltan datos en los que basarse para afirmar esto. Todos disponemos de algunos.

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viernes, 18 de noviembre de 2016

Órganos por azar

A raíz de lo que digo en otras entradas, a veces se puede suponer que los seres vivos tienen órganos apropiados para realizar funciones concretas. Tienen dispositivos para trepar, ganchos para sujetarse a superficies en movimiento y estructuras para dispersar sus semillas, molares para triturar la carne de sus presas, o coloraciones apropiadas para disimular su presencia en el campo. Nada de esto es cierto. Aunque un enunciado superficial podría ser exacto, lo que queda por explicar es la relación causa-efecto. Es decir, un ave ¿tiene alas para volar o vuela porque tiene alas?



Estamos ante una interpretación importante en evolución y el primero que explicó esto fue Lamarck, que atribuyó la aparición de órganos a la “necesidad de poseerlos”. Ya en la Grecia clásica, Demócrito se había planteado una duda que perduró más de dos mil años en temas evolutivos: la aparición de nuevos órganos, ¿es obra del azar o de la necesidad? La polémica fue recurrente, e incluso esta pregunta dio título a una de las obras de mayor impacto de pensamiento divulgativo a final del siglo XX, concretamente en 1970, cuando Jacques Monod escribió “El azar y la necesidad”. Darwin ya había dado respuesta adecuada a la pregunta, lo mismo que al aforismo “La función hace el órgano”, si bien en éste no se plantea el origen de tal órgano.


ES CARNIVORO Y TIENE
DENTADURA APROPIADA


En evolución se admite que todos (¡todos!) los procesos evolutivos se inician aprovechando estructuras preexistentes, que incluso podían carecer de función por haberla perdido, o no haberla tenido nunca. En un momento apropiado, cualquier estructura sirvió para realizar algo con mayor eficacia y, a partir de ahí, la selección natural pudo haber ido incrementando la adaptación de esa estructura a tal función. Por ejemplo, un diente rudimentario pudo servir para masticar mejor. Cualquier mutación que incrementase la eficacia de esa función, sería favorecida por la selección. Pero la eficacia se pudo aumentar de muchos y diversos modos, como incrementando la intensidad de la implantación dental en las mandíbulas, aumentando la superficie de masticación, variando su perfil u otros modos, que no descartan la actuación sobre los músculos que mueven las mandíbulas. Todo cambio que incrementase la eficacia de la masticación, si era hereditario, podía pasar a ser adaptativo. Pero primero fue el órgano. Este criterio es también válido para la evolución molecular.



SE PROTEGE POR TENER ESPINAS


Estos procesos evolutivos pueden durar millones de años expresados en tiempo real, o en generaciones, dependiendo en este caso de los individuos de los que se trate. No es lo mismo una generación cada treinta años, que cada quince días. Es lógico que en este segundo caso los procesos vayan más rápidos. Si hablamos de vegetales, no es lo mismo el caso de plantas anuales, que árboles longevos que producen semillas todos los años. Como digo, hay muchos y muy diversos casos.


CAZADOR CON GARRAS


Pero también he dicho algo que no quiero que pase desapercibido. Hablando del cambio que podría aparecer, ponía el condicionante de “si era hereditario”. Lo dije con intención. Los cambios hereditarios los conocemos con un nombre muy concreto, el de mutación. Es más, la única manera que tenemos de saber que un cambio es debido a mutación, es que su efecto es hereditario. Una de las características de las mutaciones es la su aparición por azar, lo cual no deja de parecer un contrasentido para algunos si conocemos la frecuencia con la que aparece. La mutación es al azar, con una frecuencia concreta y medible, porque ocurre de modo independiente a su efecto sobre la viabilidad del individuo que la lleva. 



TREPA POR TENER ZARCILLOS


Nadie piense que las mutaciones van a ser buenas, malas o indiferentes. Eso ya será cuestión de la selección natural y ésta depende mucho del ambiente en el que crece un individuo concreto. Hay mutaciones malas y sus efectos son letales, a veces indetectables por producir mortandad en muy tempranas fases del desarrollo de los individuos. (Si decimos de unas semillas que tienen un valor de germinación del 88%, no sabemos a qué se debe ese 12% de mortalidad). Pueden ser mutaciones buenas o indiferentes. ¿Cómo calibramos esa bondad o esa indiferencia? Por la respuesta de sus portadores ante la selección natural. Sólo por eso. Si nos vamos al monte y vemos las características de los vegetales existentes en él, hemos de asumir que han sido favorecidas por la selección. Lo mismo es válido para los animales que viven allí. Las mutaciones perjudiciales, o que disminuyen la eficacia biológica de sus portadores, van siendo eliminadas con una velocidad variable, pero proporcional a la intensidad en que son perjudiciales. Pero pensemos que la bondad mayor o menos de una mutación depende mucho del ambiente. Por ejemplo, un mamífero de coloración albina ¿está adaptado a su ambiente? Debemos indicar cuál es su ambiente. Pueden ser dunas desérticas, donde es visto desde lejos, o nieves perpetuas, donde su camuflaje está asegurado.


GRACIAS A ESTAS RAÍCES ADVENTÍCEAS,
LA HIEDRA PUEDRE TREPAR


No hay duda de que las nuevas mutaciones pueden dar lugar a nuevas estructuras, que pueden permanecer sin función. Normalmente, en un individuo armónicamente constituido, todo está previsto y realizado. Incluso, una nueva estructura, puede ser un estorbo. Pero si esa nueva estructura es capaz de realizar algo que favorece la viabilidad de su portador, no dudemos de que la selección la favorecerá con una intensidad variable, dependiendo de su incidencia en la viabilidad. Es muy posible que, a lo largo de generaciones, esta nueva estructura incremente su frecuencia entre los individuos de de la especie en la que apareció la mutación. 


Cualquier mutación que pueda aparecer intensificando esta nueva función, será asumida por la especie portadora dando justificación al aforismo de que “la función crea el órgano”. Pero la génesis de órganos nuevos no es su necesidad, es el azar. Luego, la utilización de esa estructura en un sentido concreto, la especializará o no. Eso es otra cosa.


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viernes, 11 de noviembre de 2016

Darwin reflexiona sobre la belleza

En El Origen de las especies, Darwin plantea una hipótesis acerca de la base universal del concepto de belleza. Aunque hoy aún no estamos en condiciones de comprobarla, no deja de ser atractiva debido a los datos que aporta.
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En el capítulo VI de El Origen de las Especies, Dificultades de la teoría, Darwin repasa de modo pormenorizado un montón de detalles del reino de los seres vivos, que podrían representar dificultades reales para su teoría de la selección natural. Presenta datos morfológicos concretos y creencias generales que se fueron transmitiendo a lo largo del tiempo, sin que nadie se hubiese molestado en cuestionar. Una de ellas era la creencia de que el Creador había generado seres hermosos para el disfrute de los humanos. 


CAPSULA DE DIATOMEA


A Darwin esta suposición le debió de parecer infantil, pero tuvo que tratarla con sumo respeto, pues eran muchos quienes así pensaban y no era cuestión de generar ofensas gratuitas entre sus lectores. Bastó con datar a los humanos y a los fósiles, para que el lector honesto comprendiese que no era posible haber generado tanta belleza y dejar pasar millones de años antes de que llegasen al mundo sus posibles admiradores, los humanos. Por citar un caso, tendría que pasar esa cantidad de años antes de que se pudiese disfrutar de la belleza de los caparazones de las diatomeas, sólo visible al microscopio. En muchos de estos casos, la belleza parece asociada por completo a simetría en pautas de crecimiento. Siempre nos ha gustado lo simétrico.


 LO VEMOS HERMOSO


Darwin, aunque desconocía los mecanismos de la herencia, sabía que tales caracteres eran hereditarios y que en esa transmisión influían factores ambientales. El cómo ocurría le resultaba desconocido. Además, el concepto de belleza resultaba cambiante según la cultura. Nos basta comprobar cómo son sus patrones en diferentes tribus o épocas. Las mujeres hermosas pintadas por Rubens no lo serían en la actualidad.


BONITAS PARA TODOS


Entre las producciones naturales, las flores se consideran las más hermosas. Y es posible que la selección natural las haya dotado de colores llamativos, a la vez que de formas singulares, con el fin de destacar entre el fondo verde vegetal en el que están situadas. Su función, en primer lugar, es atraer la atención de los insectos. Darwin llega a esta conclusión porque, dice, las flores polinizadas por el viento no son llamativas, incluso carecen de coloración especial, les es suficiente con presentar los órganos reproductores al alcance del viento. Únicamente cuando dependen de insectos para ser polinizadas, es cuando desarrollan forma, color y olor apropiados para atraerlos. Si no hubiese insectos, es posible que las plantas tuviesen pobres flores como hoy vemos en abetos, pinos, castaños, robles o en las gramíneas (ahora se llaman poáceas), ortigas, acederas y otras, todas ellas fecundados por el viento.


Lo mismo podemos decir de los frutos. Para todos, una fresa o una cereza maduras son tan agradables a la vista como al paladar, y el color rojo del fruto del acebo es hermoso, pero este color sólo sirve de guía para aves y mamíferos de modo que el fruto sea devorado por ellos y sus semillas diseminadas en los excrementos. Esto es siempre así cuando las semillas están encerradas por una envuelta sabrosa y pulposa, rica en nutrientes y con una cubierta de color llamativo.


SABROSAS Y DE HERMOSO COLOR


Darwin, en el mencionado capítulo VI de su obra, El Origen de las especies, hace notar cómo gran cantidad de animales machos entre aves, peces, reptiles y mamíferos, así como entre mariposas, poseen colores hermosos. Es posible que se hayan vuelto bellos por un deseo innato de esos grupos por serlo, pero él cree que es efecto de selección sexual, pues los machos más hermosos son preferidos por las hembras a lo largo de las generaciones y, de este modo, sus caracteres son transmitidos a la descendencia. Son sus hembras quienes los han seleccionado bellos y no el deleite del hombre. Lo mismo puede decirse del canto armonioso de las aves o el color de las mariposas.

¿Podríamos decir, a partir de estos datos, que por el reino animal se extiende una predilección casi igual hacia los colores hermosos, los sabores agradables y los sonidos armoniosos? La tentación está ahí, pero no puede quedar más que en hipótesis, pues no disponemos de mecanismo científico para comprobarlo ni, tampoco, contamos con definiciones de belleza, armonía y sabor agradable que convenza a todos. 

RASGOS ATRACTIVOS

Es una cuestión muy extraña cómo el sentimiento de belleza en su forma más simple (el sentir una clase peculiar de placer por ciertos colores, formas o sonidos), se desarrolló por vez primera en la mente del hombre y otros animales superiores. La misma dificultad se nos presenta si preguntamos cómo es que ciertos olores y sabores dan gusto y otros desagradan.

Darwin, prudente, termina indicando que no sabemos por qué ciertos colores, sonidos y formas dan gusto al hombre y a otros animales -es decir, cómo fue adquirido por vez primera el sentido de la belleza en su forma más sencilla- como tampoco sabemos por qué ciertos olores y sabores se hicieron por vez primera agradables.

HERMOSA

Todo esto, para mí, no deja de ser apasionante. Un reto a nuestra capacidad de estudio y de diseñar experimentos que vayan aportando luz a hechos que todos admitimos como reales. En el fondo, es lo de siempre. Sabemos muy poco y nos queda mucho por conocer, aunque queremos interpretarlo todo.

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viernes, 4 de noviembre de 2016

Una hipótesis de Darwin

Charles Darwin propone, en El Origen de las Especies, la procedencia común de todos los seres vivos. Transcurridos algo más de cien años desde que hiciese pública su hipótesis, diversas pruebas bioquímicas y funcionales le dieron la razón de modo inequívoco.
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Ch. Darwin

En El Origen de las Especies, Darwin define conceptos nuevos para apoyar su hipótesis acerca de la importancia de la selección natural, y plantea hipótesis que fueron de difícil comprobación en su época, pero que el tiempo y los avances científicos han ido afianzando. Hoy nadie discute algunas hipótesis propuestas en su libro.


Define adaptación y selección natural así como selección sexual, el concepto de población, el de hábitat y otros muchos. Realmente, el libro está considerado como el principio de la biología moderna y de su nuevo paradigma.

MODELO DE ÁCIDO NUCLEICO
IGUAL EN TODOS LOS SERES VIVOS

Entre algunas de sus hipótesis, presenta, con indudable prudencia, el del origen común de todos los seres vivos. Al final del libro, en el último párrafo, viene a decir que hay grandeza en comprobar cómo la gran diversidad de seres vivos, “procedentes de un corto número de formas, o de una sola…”

No dice nada más, ni lo había indicado antes, a lo largo de los quince capítulos de la obra. Sólo al final, en el lugar destinado a recapitular toda la teoría de la selección natural y comentar sus posibles implicaciones, precisamente en el último párrafo y haciendo referencia a la grandiosidad de la visión evolutiva de los seres vivos que, a partir de unas pocas formas, o tal vez de una sola… han dado lugar a la actual biodiversidad, es cuando propugna la idea a la par que hace la reflexión.

ESQUEMA DE LA DUPLICACIÓN DEL ADN
IGUAL EN TODOS LOS SERES VIVOS

En ese mismo capítulo XV, Darwin se queja de haber tenido muchas críticas, excesivas digo yo, e insiste en que muchos de quienes le criticaron no habían leído El origen de las especies. A estos de entonces, hoy tengo que añadir a muchos de hoy y un nombre, el de un capitoste de mi Universidad que en un acto público criticó el libro con aires de enteradillo, cuando en realidad su perorata indicaba no haber leído ni su introducción. 

Sí, a lo que voy. Me asombra la grandiosa intuición de Darwin al preconizar el origen común de todos los seres vivos cuando apenas hacía 20 años que se había propuesto la teoría de su unidad estructural. Sin embargo, Darwin, iba más allá y ya no pensaba en la unidad estructural, que puede ser considerada un producto final, sino en la unidad de origen de todos ellos.

RESULTADO DE ANÁLISIS DE ADN
SIMILARES EN TODOS LOS SERES VIVOS
Desde entonces, tendrían que transcurrir muchos años, jalonados de investigaciones punteras laureadas con varios Premios Nobel, para que la hipótesis enunciada por Darwin pasase a ser indiscutible. Y no fueron pruebas morfológicas las que le dieron el apoyo conceptual, fueron pruebas bioquímicas. En el nivel de la biología básica, donde se confirmó la hipótesis darwiniana. 

Desde la estructura y composición de los ácidos nucleicos, iguales en todos los seres vivos, hasta el mecanismo de síntesis de proteínas, todos somos iguales y nadie lo discute. Una vez superado ese nivel de similitud, comenzó la diversificación que hoy vemos. Pero quiero explicar lo anterior con otras palabras, pues en la estructura y composición de los ácidos nucleicos, va encerrada la herencia genética, el genotipo de cada ser, y en la síntesis de proteínas se sitúa el primer nivel de la expresión de los genes y la manifestación de su fenotipo. 

ESTUDIOS DE GENOTIPOS
RESULTADOS COMPARABLES EN TODAS LAS ESPECIES
Fue una etapa apasionante aquella del descifrado del código genético. Yo estaba con mis estudios en Barcelona y con frecuencia nuestro profesor, el Dr. Antonio Prevosti, nos comentaba los avances conseguidos. Ese descifrado se hacía en diversos laboratorios, por alguno de los cuales andaba nuestro investigador Severo Ochoa, también Premio Nobel. Cuando se dispuso de todo el código genético, pareció conveniente saber qué claves correspondían al mundo animal y cuáles al vegetal. La sorpresa fue tremenda al comprobar que el código era el mismo para todos los seres vivos. Es la característica que hoy definimos como llamamos “universal”, y tiene muchas implicaciones positivas en investigación. Entonces, resultó una gran novedad para los dedicados a estos estudios y me gusta mucho comprobar cómo en poco tiempo, la novedad se asumió con total normalidad, de modo que hoy es algo indiscutible entre los estudiantes de cualquier nivel de enseñanza.

Sin embargo, lo que no es tan general, lamentablemente, es el considerar a todos los seres vivos como iguales en sus bases bioquímicas. Para muchos, los animales siguen siendo los verdaderos “seres vivos”. Los vegetales, ni lo habían pensado. Tal vez en los actuales planes de estudio no se recalque esta diferencia funcional, pero muchas personas no tienen nada claro qué diferencia a un animal de un vegetal. 

Me asombra y me genera un gran respeto y una gran admiración la capacidad de Darwin quien, apenas conociendo la estructura de las células y desconociendo casi todo lo referente a su bioquímica, llegó a intuir algo que hoy está plenamente admitido. Tal vez sabía que serían necesarios muchos progresos científicos antes de que su hipótesis llegase a verse confirmada, pero él la había formulado.

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