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viernes, 1 de noviembre de 2019

Nombres en biología: Proteína


Cuando se descubrieron las proteínas, casi de inmediato fueron relacionadas con moléculas propias de los seres vivos. Pronto pasaron a formar parte de los compuestos conocidos como “principios inmediatos”, así llamados por ser considerados como las piezas fundamentales con las que se construían los organismos. 

martes, 25 de septiembre de 2018

Nombres en biología: Narciso y Caléndula

En cuestión de asignar nombres, la ciencia ha recurrido con mucha frecuencia a la Mitología. Astronomía, Biología, Química y muchas más, han recurrido a seres mitológicos para denominar fenómenos u objetos actuales, como sirena, arco iris, narciso o quirófano, por ejemplo.

viernes, 21 de septiembre de 2018

Nombres: Daltonismo

Conocemos como daltonismo una anomalía hereditaria, ligada al cromosoma X en los humanos, y que consiste en una variable incapacidad para diferenciar colores, fundamentalmente el rojo y el verde, o bien el azul y el rosa. Aunque al principio se le llamó daltonismo, hoy es más común denominarla como “ceguera para los colores”, pues los diferentes tipos de daño se diferencian por los colores afectados en la visión de los enfermos. 

martes, 18 de septiembre de 2018

Nombres en biología: Belladona y atropina


En la Edad Moderna, la Europa rica y culta consideraba un rasgo de belleza el tener las pupilas dilatadas. Este criterio sólo se aplicaba a las mujeres, claro. Los hombres no estaban dispuestos a sufrir las consecuencias de ese rasgo de distinción.

martes, 4 de septiembre de 2018

Nombres en biología: Híbrido

En las religiones anteriores a las basadas en la Biblia, los siempre numerosos dioses aparecen como seres humanos que poseen los mismos rasgos conductuales que los hombres. Generosos, altruistas o valerosos, pero también envidiosos, vagos o ladrones sin faltar algún que otro petimetre.

martes, 28 de agosto de 2018

Nombres en biología: Sauce llorón


Tal vez muchos crean que los nombres que les damos a los seres vivos son cosa de hoy, o algo puesto al buen tuntún. Indudablemente, hay denominaciones locales, como “zapatitos del Niño jesús” o “Pendientes de la Reina”, pero incluso en esos casos los nombres tienen su razón de ser. En general, estos nombres populares vienen de lejos y tienen una carga histórica y cultural que en algunos casos me resulta conocida. En próximas entradas intentaré explicar varios. Comienzo con el de un árbol conocido por todos.

martes, 21 de agosto de 2018

Sobre nombres científicos

A muchos, eso de los nombres científicos les echa un poco para atrás, y no voy a intentar convencerles. Como biólogo, siempre me gustó su utilidad, aunque considero que familiarizarse con ellos depende mucho del profesorado que uno haya tenido durante sus estudios. Los que yo tuve, a quienes recuerdo con cariño y veneración cincuenta años después de haber terminado mi carrera, me hicieron venerar esos nombres. Ese sentimiento hacia mis profesores es compartido por mis compañeros de promoción, no es sólo una cuestión personal mía. 

jueves, 28 de julio de 2016

Nombres en biología 4 Proteína

No tengo nada en contra del consenso general acerca del origen del nombre "Proteína", muy acorde con su función estructural en los seres vivos. Pero la evocación al dios Proteus en este nombre también me gusta mucho, la verdad.

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 Cuando se descubrieron las proteínas, casi de inmediato fueron relacionadas con moléculas específicas de los seres vivos. Pronto pasaron a ser catalogadas como “principios inmediatos”, así llamados por ser considerados las piezas fundamentales con las que se construían los organismos.

Esos principios inmediatos son los hidratos de carbono, los glúcidos y los prótidos. A diferencia de los otros compuestos, las proteínas son polímeros de una serie de veinte moléculas diferentes, los aminoácidos, que además de disponer en su composición de una parte constante formada por un grupo ácido, otro amino y un hidrógeno, tienen radicales diferentes, tanto en tamaño como en cualidades químicas. La polimerización de estos aminoácidos genera las proteínas, que, lógicamente, pueden tener secuencias y estructuras casi infinitas.

POSIBLE ESTRUCTURA ESPACIAL
DE UNA PROTEÍNA
Los otros principios inmediatos, como pueden ser los glúcidos, tienen morfologías y estructuras moleculares tremendamente rígidas, por cuanto son polímeros formados por un sólo monómero y, por tanto, las estructuras moleculares derivadas resultan ser muy uniformes, lo cual no deja de tener su importancia biológica. Otro tanto pasa con los lípidos: independientemente de su importancia biológica, hay una gran uniformidad estructural en estas moléculas.
Existen dos hipótesis sobre el origen del nombre “proteína”. Según unos autores, podría derivar del griego, “proteios”, con un significado semejante al término latino “primarius”. El bioquímico holandés G.J. Mulder lo usa en el año 1839 designando con él a los cuerpos albuminoideos para hacer resaltar su importancia básica como constituyentes de los organismos vegetales y animales. Berzelius, en carta dirigida a Mulder el 10 de julio de 1838 sugiere el término proteína para los albuminoides y propone ese término cogiendo como base el mismo “proteios”, pero en este caso en el sentido “de primer rango”.
POSIBLE ESTRUCTURA DE
OTRA PROTEÍNA
En el mismo plan de significado, conviene tener en cuenta otro hecho importante en la biología, como fue el asombroso descubrimiento del microcosmos presente en una gota de agua, invisible a simple vista, pero perfectamente estudiable con la ayuda del microscopio. Eso ocurrió a partir del siglo XVII y cada vez fueron apareciendo nuevas formas. Como los primeros animales que aparecieron estaban presentes en hierbas mojadas (infusiones), fueron llamados genéricamente “infusorios” y son los actuales ciliados. Uno de los primeros descubiertos fue la Ameba, conocida por su movimiento por medio de pseudópodos, llamado “ameboide”, lo cual no le permite tener una forma definida, como ocurre con otros ciliados como Voticela, Paramecium o Ceratium. Todos estos seres recibieron el nombre de Protozoos, y también en este caso no falta quien diga que tal nombre tiene un origen semejante al de proteína, con el añadido “zoo”, animal, y que significaría, más o menos, animales “primeros”, “básicos”.

AMEBA, SIN MORFOLOGÍA CONCRETA
Con este mismo criterio, cuando se descubrió una substancia, aparentemente amorfa y de estructura coloidal, presente en el interior de las células y en la que estaban presentes los orgánulos celulares, se le dio el nombre de protoplasma, “plasma básico”.
Hasta aquí, todo perfectamente lógico y comprensible, pero voy a presentar otra hipótesis acerca del origen de estos nombres. También sería de origen griego, pero en este caso procedería de su mitología. El dios griego Proteus vivía en el fondo del mar. Después de la guerra de Troya es capturado por Menelao, que quiere que lo lleve de regreso a su casa. Proteus se esconde reiteradamente cambiando de forma, y así no presenta ninguna morfología propia suya, adoptando siempre cualquier otra, tanto de ser vivo como de cosa inanimada. Por tanto, no podía ser definido por su forma, que no tenía, pero sí por sus cualidades. En las amebas, seres vivos, como en las proteínas, compuestos bioquímicos, se da esta misma característica: no tener una forma definida pero sí disponer de cualidades concretas.

PROTEUS
No falta quien diga que tanto el nombre de Protozoos como el de Proteínas esté escogido en recuerdo y en honor de ese dios que tampoco tenía forma propia. El nombre que no está de acuerdo con esta explicación es el de protoplasma, pero no por eso vamos a desdeñar la hipótesis, pues sabemos que las palabras cogen vida propia y muchos las usan después sin conocer su origen etimológico. Este pudo ser el caso cuando se dio tal nombre a la sustancia intracelular, al igual que ahora se habla de cementos híbridos, pues el calificativo de híbrido se aplica en este tiempo a cosas que tienen su origen en mezclas, o son intermedios entre situaciones bien definidas, careciendo de cualidades vitales.


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Entradas relacionadas en este mismo blog:


Sobre el origen de "Híbrido"






miércoles, 13 de julio de 2016

Nombres en biología 1 Sauce llorón


Tal vez muchos crean que los nombres que les damos a los seres vivos son cosa de hoy, o algo puesto al tuntún. Indudablemente, hay denominaciones locales, como “zapatitos del Niño Jesús” o “Pendientes de la Reina”, sin mucha trascendencia geográfica. Pero incluso en esos casos los nombres tienen su razón de ser. En general, vienen de lejos y tienen una carga histórica y cultural que en algunos casos me resulta conocida. En próximas entradas intentaré explicar varios. Comienzo con el de un árbol conocido por todos.
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ELEGANTE, ¿VERDAD?
Para muchas personas, el nombre de este sauce hace referencia a sus ramas que, saliendo de lo alto de los troncos, caen hasta llegar incluso al mismo suelo. Esta creencia está muy extendida. Verdaderamente, el origen del calificativo “llorón” tiene su origen en su aspecto, pero su causa es muy diferente a la que comúnmente se cree. Para intentar conocerla, lo mejor será ir por partes. 

Este árbol tiene como nombre científico el de Salix babilonica, que le fue dado por Linneo en el siglo XVIII. Salix es el nombre del género y Linneo utilizó el nombre que ya los romanos habían dado a los sauces, tal como hizo en muchos otros casos. Lo de babilonica corresponde al nombre de la especie y, como en la mayoría de las ocasiones, el naturalista sueco reflejó en él alguna característica específica del ser en cuestión, como su uso cotidiano en antiguas culturas o, incluso, su origen geográfico. Lo que despierta curiosidad en este caso es tanto la causa de llamarle “babilonica” en la terminología científica como “llorón” en la vulgar.

Vayamos en primer lugar a considerar el calificativo de babilónica que se toma como nombre específico. El árbol procede de Asia, no estando muy claro que sea precisamente de Babilonia. Es una planta ornamental y, como tal, fue utilizada en primer lugar en Italia y después en toda Europa. Su introducción pudo haber tenido lugar o bien con ocasión del viaje de Marco Polo o bien de mano de los cruzados al volver de regreso a sus casas. Con independencia de cuál haya sido su vehículo de introducción, ya en frescos italianos del Renacimiento aparecen sauces llorones como árboles ornamentales en jardines palaciegos, nunca como árboles silvestres. Es muy posible que, al igual que más tarde ocurriría con la flora ornamental de los pazos gallegos, esta utilización en palacios italianos diera un tinte de distinción a estos árboles, detalle que propiciaría su posterior utilización en jardines públicos.

A VECES ENIGMÁTICO

Una vez considerado el nombre científico de la especie, babilónica, vamos a ver la posible explicación del calificativo popular que recibe, "llorón". También fue conocido como "sauce triste" pero este nombre nunca tuvo mucho arraigo (Parece que al principio, el mismo Linneo le llamó Salix tristis). 

Existe una leyenda explicativa del origen de este calificativo, "llorón", asignado a estos sauces, y para que la comprendamos conviene recordar algo de la llamada Historia Sagrada. En la Biblia, en el Libro de Daniel, se cuenta cómo Nabucodonosor, rey babilónico, invadió Israel, esclavizó a sus habitantes, y los llevó consigo a Babilonia, donde se les prohibió mostrar cualquier rastro de nostalgia de su patria. Se dice que durante este tiempo, al no poderse lamentar por su patria perdida, los judíos se escondían bajo las ramas de estos árboles para llorar, ocultos a su amparo. Desde fuera se oían quejidos y lamentos que parecían salir de los sauces, pereciendo que eran ellos los que lloraban y se lamentaban.

BUEN ESCONDITE PARA LLORAR 

Es éste, según la leyenda, el origen del calificativo de "llorón" y también el de "triste" que, de ser cierto, no tienen relación ninguna con el hecho de que le caigan las ramas. Mas bien este detalle fue el que amparó a quienes lloraban escondidos bajos ellos.













martes, 22 de enero de 2013

EL ORIGEN DE ALGUNOS NOMBRES EN BIOLOGÍA (II)





Narciso
De todos es conocida la historia de este dios griego. Muchacho hermoso, desatendió propuestas amorosas que le presentaron diversas divinidades. Dice la mitología que la diosa Némesis le castigó por su altanería, de modo que sólo se sintió atraído por su propia hermosura cuando la vio reflejada en las aguas de un estanque. Al quererla besar, cayó al agua y se ahogó. En aquel lugar creció una planta que presenta una hermosa flor que, en su memoria, nos recuerda en cierto modo la postura del presumido dios. Por eso lleva su mismo nombre: Narciso.
La flor tiene su bella corola inclinada hacia el suelo,como evocando al dios de quien toma el nombre, contemplándose en el estanque en el momento de enamorarse de sí mismo.



Quitamerendas
Esta flor pertenece a una planta, Merendera montana, que se reproduce por bulbos y está presente en casi toda la península ibérica, aunque más frecuente en su mitad norte y los montes Pirineos. Suele vivir en prados de media altura. De la misma familia es el crocus, el azafrán y el cólchico (utilizado en investigaciones biológicas y en farmacia) Todas ellas tienen una flor  muy semejante.
Su nombre se refiere a que florece en otoño, después de la primeras lluvias, cuando el suelo aun está caliente por el verano pasado pero ya comienza a estar húmedo. Estas flores son el indicativo de que las condiciones ambientales de los campos se han modificado y ya no es aconsejable sentarse en ellos para merendar. De ahí su nombre.
(La foto que utilizo de las quitamerendas es de Guillermo Díaz Aira, biólogo amigo)

Drosophila
Muy utilizada en investigación genética, su nombre significa “amante del amanecer”.
Drosophila, cuando está en laboratorio, en cultivos a obscuras, emerge de las pupas en cualquier momento del día, pero si los frascos de cultivo se exponen durante unos minutos a la luz ambiental (junto a una ventana, p.ej.), el desarrollo de las pupas se sincroniza con la información luminosa recibida de modo que, a partir de ese momento, las futuras emergencias se realizarán al amanecer.
Siempre me ha admirado esta transformación metabólica de la información recibida en una pauta de desarrollo, teniendo en cuenta, incluso, que a lo largo del día hay dos veces en la que existe la misma intensidad luminosa, pero las pupas de Drosophila son capaces de detectar si esa intensidad crece o decrece, es decir, si es por la mañana o por la tarde. Siempre se sincronizan de modo que los adultos emergerán al amanecer.
¿Tiene algún valor adaptativo este comportamiento? Yo creo que sí y voy a explicarlo a continuación. En el momento de la emergencia de las pupas, los adultos carecen de pigmentación, del exoesqueleto quitinoso y las alas están plegadas al lor largo de ellas mismas y dobladas. En caso de exponerse al sol, morirían por desecación. Por eso nacen antes de su salida. Nada más emerger, son muy voraces a la vez que desarrollan una intensa actividad metabólica sintetizando quitina (para el esqueleto) y pigmento a la vez que las alas se van desdoblando y adquiriendo consistencia. Al salir el sol ya están completamente defendidos de su efecto.
En laboratorio es suficiente una sola breve exposición a la luz diurna, para que las pupas de los cultivos se sincronicen con ella y nazcan los adultos en los siguientes amaneceres. Este efecto no se consigue exponiendo las larvas a la luz.