viernes, 28 de abril de 2017

Este Planeta nuestro

Parece que los Polos se derriten. Es decir, el hielo que hay en los Polos terrestres. Eso, que podría parecer una anécdota secundaria, tiene su importancia, pues el agua que aparece como consecuencia del deshielo se queda en los océanos, haciendo que suba su nivel. 

Tampoco es tanto, pero no falta quien diga que, como el proceso parece imparable, podría subir el nivel de los océanos de modo ostensible generando cuantiosas pérdidas económicas. No pocas estructuras turísticas quedarían bajo el agua, así como muchas localidades ribereñas de todo el mundo. Unas pérdidas económicas incalculables. Tal vez no muchas vidas, puesto que, al ser un proceso relativamente lento, no cogería a nadie desprevenido.


Tampoco es algo que nos sorprenda mayormente. Por todas partes aparecen noticias relativas a un cambio climático que se está produciendo de modo rápido, si hablamos en términos geológicos. Noticias coherentes entre ellas, sin que haya ninguna discordante. Por ejemplo, en Lugo han aparecido cigüeñas desde hace unos años y ya vienen puntuales a sus citas de finales de enero (Por San Blas, la cigüeña verás). Antes vivían en climas más templados, ahora parece que viven bien en el nuestro, y se reproducen también bien. Por otra parte, los aficionados a las setas, están encontrado especies que antes aparecían en terrenos más cálidos. Dos datos coherentes. Datos climatológicos los hay a montones, todos ellos coincidiendo en que las temperaturas se están elevando, generando como consecuencia pérdidas económicas grandes en agricultores y ganaderos.

De los ganaderos, mejor no hablar. Los hay que están vendiendo sus ganados por no disponer del dinero necesario para comprar pienso. Antes, los prados producían hierba suficiente para varias siegas y se podía ensilar la hierba cortada para abastecerse en verano. Ahora no llueve, la hierba no crece y los silos están vacíos. La pérdida económica es ruinosa. Podría citar casos similares hasta agotar la paciencia de quien me lea. 

FONDO DE EMBALSE 

Es curioso, en todos los casos que cito termino hablando del desastre económico. Al planeta Tierra no le ocurre absolutamente nada. Está pasando una mala racha por causa de una especie alocada, la nuestra, pero ya se volverá a equilibrar, tal vez cuando no estemos aquí. Hace años, el químico James Lovelock formuló la hipótesis Gaia, según la cual nuestro planeta es capaz de autorregularse e ir cambiando lentamente. En verdad nada hay totalmente estable a lo largo de los tiempos geológicos, según los cuales un millón de años es como un suspiro nuestro. Estamos, los humanos, muy acostumbrados a utilizar nuestras medidas como pautas de todo cuando estudiamos magnitudes más grandes, por eso los tiempos geológicos nos suenan a inexistentes o de ciencia ficción. Pero son muy reales. 

PANGEA, HACE 250 MILLONES DE AÑOS 

Según la hipótesis Gaia, la Tierra siempre ha estado regulada por sus propias posibilidades, generando toda la diversidad que conocemos, tanto biológica como geológica. El antiguo continente Pangea (de hace 250 millones de anos), ha derivado en la configuración actual de tierras emergidas, lo mismo que los primitivos seres vivos han dado lugar a la gran diversidad que vemos hoy, evolución mediante. 

Siempre la Tierra ha estado sometida a modificaciones generadas por su mismo proceder, pero fueron cambios lentos, pequeños, que no llegaron a situaciones extremas y siempre regulados por el planeta. Por ejemplo, el CO2 atmosférico procedió de la propia actividad terrestre, como erupciones volcánicas, respiración de seres vivos, etc., que se recicló mediante la función clorofílica de los vegetales que cubrían la superficie del planeta. Todo compensado y armónico. Los grandes, e insólitos, acúmulos actuales de CO2 en la atmósfera, proceden de actividades humanas, industrial, transportes, etc. La Tierra no está preparada para reciclar esa gran cantidad de gas que se lanza a su atmósfera y como respuesta comienza a calentarse, acarreando todos los efectos derivados, indeseables y que vamos conociendo. Mucho menos preparada está si tenemos en cuenta la tremenda deforestación que se ha generado debido, también, a obras humanas. Los bosques perdidos serían los encargados de reciclar algo del CO2 atmosférico producido, pero ya no hay esos bosques. 
DINOSAURIOS, UNA EXTINCIÓN NATURAL

Tal vez, y sin tal vez, estamos cometiendo un fallo tremendo que tiene su origen en creernos propietarios del Planeta para hacer en él, y con él, todo cuanto nos place, desde bombas aterradoras capaces de emular a movimientos sísmicos, hasta propiciar extinciones salvajes o vertidos a la atmósfera o a las aguas de substancias contaminantes capaces de destruir en poco tiempo lo que, de modo natural, se ha tardado miles y miles de años en construir. 

Porque pensamos que la Tierra está quieta, que no evoluciona, que siempre ha estado tal como la vemos hoy. Y eso a pesar de que los datos científicos de diversa índole indican la contrario. Los continentes se desplazan lentamente y emergen nuevas tierras a la vez que otras se hunden. La historia de la vida es una sucesión de generaciones con apariciones de nuevos grupos y desapariciones de otros. Parece que nadie tiene esto en cuenta y se planifican actuaciones de diverso tipo, que son auténticas agresiones al entorno. 

Hay especies integradas en los ecosistemas con funciones concretas, como polinizar o dispersar semillas, por ejemplo. Nosotros, desde que comenzamos a utilizar nuestra inteligencia, hemos explotado el entorno de modo salvaje, sin mayor miramiento ni respeto hacia él. Ahora comenzamos a sufrir sus consecuencias, al constatar por parte de algunos la sobreexplotación de los recursos naturales. También es ahora cuando algunos ponen el grito en el cielo. 

En los ejemplos que enuncié al principio de este artículo, comentaba los efectos económicos de las catástrofes. No mencioné ningún efecto geológico, porque no lo hay. Así de simple. Hay especies que sufren las consecuencias de los cambios, pero no parece importar mucho a quienes tienen capacidad para atajar ese desastre. Sólo las economías se resienten. Unos poderosos e incontestables productos monetarios y de poder originados por una inteligencia que es posible que estemos desaprovechando o utilizando con fines retorcidos.

Digo esto porque a veces me pregunto si esta inteligencia nuestra ha sido o no ha sido, a grandes líneas, beneficiosa para la historia de la Humanidad y del planeta Tierra. 





















viernes, 21 de abril de 2017

Lo misterioso

El Diccionario de la Real Academia Española, nos dice que la ciencia es un: “Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente.”

Yo me pregunto qué espíritu mueve a la Ciencia y a sus profesionales, los científicos. Desde el siglo V a.C., los filósofos jónicos, desafiando a sus sacerdotes, dijeron que los fenómenos naturales se podrían explicar mediante causas también naturales. Hoy llamamos Ciencia al afán de encontrar esas causas y guardarlas como un patrimonio de todos. En este blog, la he definido varias veces como un intento de explicar el entorno, utilizando para ese empeño los diferentes recursos de que disponemos.

Es curioso, para los señores de la Academia, la Ciencia es algo ya hecho. Otros, sin embargo, la consideramos en constante formación. Por eso, la definición que nos aporta el Diccionario la completamos con esta idea “utilizando para hacerlo los diferentes recursos de que disponemos”.


Alguien puede preguntar que, si acaso aparecen nuevas técnicas de estudio, ¿qué ocurre con los supuestos conocimientos previos? Pues simplemente, se comprueban a la luz de esas nuevas técnicas. Pueden ocurrir dos cosas, o bien las técnicas rechazan los anteriores teorías, como ocurrió con los resultados obtenidos por Hubby y Lewontin y que he comentado, con lo cual hay que replantearse muchas hipótesis, o bien esas nuevas técnicas confirman lo anteriormente supuesto que, de este modo, va robusteciendo su veracidad.

PIEDRAS BEZOAR
Así, poco a poco, la Ciencia avanza y explica así como ayuda a predecir. En cuanto sabemos las variables que rigen un fenómeno, podemos estudiarlas y, cuando se dan esas condiciones que conocemos, podemos predecir. Desde enfermedades a tormentas. Cuando estamos ante procesos desconocidos, no hay modo de predecir. ¿O sí?

Es cuando entra en juego el misterio, lo misterioso y múltiples variables que vienen de lejos en el tiempo. Muchas de ellas están superadas, como la piedra bezoar, el flogisto o el vitalismo. Ideas que tuvieron una fuerte incidencia en el mundo científico y hoy son puro, y respetado, recuerdo. Otras, como los horóscopos o el tarot inciden en la vida de las personas en tanto seres particulares. Aunque respeto esas opciones, no las creo en absoluto. Recuerdo a un muchacho que me explicaba su incompatibilidad con una chica debido a sus diferentes signos zodiacales. Vaya, qué desgracia.

ES POSIBLE PREDECIR LA OCURRENCIA DE
TORMENTAS
Algunas cosas son ciertas y tienen su fundamento. Los niños nacidos en abril y mayo, suelen ser fuertes. Lo dice su horóscopo. Claro, a los pocos días de edad ya están respirando aire libre y recibiendo el efecto del sol. Por la contra, los nacidos en noviembre o diciembre, pasan sus primeros meses con estufas, cuando las tienen,  y sin ver el sol, haciendo que sean niños enfermizos o no muy fuertes, como suele decir su horóscopo.

No sé mucho de esto, pero hay algo que me duele y quiero comentar. La gran cantidad de personas que reniegan de la Ciencia y se acogen a los misterios, ya superados, del pasado. Parece como que esas muletillas conceptuales les ofrecen una seguridad que les niega la ciencia.

Vuelvo a lo de otras veces. ¿Desde cuándo la ciencia ofrece seguridad? Pidámosle veracidad, métodos de cálculo, procedimientos para conocer, pero nunca le podremos pedir seguridad, pues es algo que no es posible que nos ofrezca. En todo caso, nos ofrecerá una probabilidad de que ocurra un hecho concreto: una curación, una cosecha, un vendaval. Pero, el hecho de que haya quienes prefieren “lo misterioso” es algo que siempre me ha llamado la atención. No dudo de que muchas personas acuden a la Ciencia como a un refugio, buscando en ella seguridad y resguardo, y no es eso.

Hay muchos fenómenos que atribuimos al azar. Para mí, hacer eso es un modo falsamente elegante de asumir que desconocemos sus causas. Hay fenómenos que hasta hace poco fueron atribuidos al azar, y hoy conocemos su naturaleza, sus variables, y podemos predecir su ocurrencia. Espero que sigamos acorralando al azar en casos similares, conforme vayamos conociendo las causas de los fenómenos.

Pero hay quienes prefieren ver lo misterioso en todo. Las grandes magnitudes les resultan increíbles, como los millones de años, así como las pequeñas, como las millonésimas de milímetro. A mí, personalmente, tal vez por mi tipo de estudio, los millones de años son cantidades a los que estoy conceptualmente acostumbrado y tres millones me parece un lapso corto de tiempo. En ese plan, a lo que no me acostumbro, es a las cantidades infinitesimales, tanto en el tiempo como en las dimensiones, aunque sé que esas cantidades nos miden distancias de estructuras celulares o moleculares, o nos informan acerca de velocidades de reacciones biológicas. Lo admito, lo respeto, no lo comprendo, pero lo creo.

¿TRAE MALA SUERTE ESTE POBRE?
No entiendo que haya personas que, al no entender algo, y por eso mismo, lo rechacen plenamente. Como resultado de su rechazo, suplantan la información por “el misterio” y quedan tan conformes. No lo sé, pero lo mismo que la Ciencia no está para darnos tranquilidad, sí creo que una de sus funciones es imbuirnos de humildad al indicarnos cuál es nuestro sitio en el mundo, en el Universo.

jueves, 6 de abril de 2017

Mil peregrinos, mil motivos

En el Evangelio de San Juan, (20: 18) Jesús dice a Pedro: “Cuando eras joven, tú te ceñías e ibas a donde querías; cuando envejezcas, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras”.


BUEN CAMINO...

No tengo duda de que se trata de un programa vital, resumido, de cualquier persona, pues frente a la libertad que representa la juventud, “te ceñías e ibas a donde querías”, Jesús contrapone la rigidez de la vida adulta, “otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras”. Indudablemente, es una interpretación mía del texto y hay muchas más, posiblemente más ortodoxas.


HA VALIDO LA PENA

Esa libertad de decidir por parte de los jóvenes se mantiene dos mil años después de haber sido escrito ese Evangelio. Lo veo en mí mismo, cuando comparo las vacaciones que programaba en mis tiempos de estudiante, que para cumplirlas habría necesitado veranos de medio año de duración, con lo que preveo hacer ahora durante el mes de agosto. Ya he hablado de eso


Para viajar conviene estar sano. He visto que muchos aficionados a trotar por esos mundos, han perdido su empeño cuando les han puesto regímenes alimenticios concretos. El quitarles un tipo de comida ya es un motivo para no viajar (“vete a saber con qué aceite cocinan…”). 

TAMBIÉN HA VALIDO LA PENA
Todas estas consideraciones las tengo presentes cuando veo a los peregrinos que pueblan el Camino, que cada vez encuentro mas jóvenes conforme pasan los años. (Realmente, siempre tienen la misma edad, soy yo quien va sumando). 

Junto a caminantes mayores, hay una mayor proporción de jóvenes que van haciendo su Camino y sólo coinciden en los albergues. Cada uno tiene sus ritmos propios de caminar, sus modos de comer y descansar. Eso no quita que entre los grupos haya solidaridad no programada y un buen tener cuidado unos de otros. Recuerdo, hace años, que mis sobrinos pasaban por Palas de Rei y fuimos a verles desde Lugo. Aquel día hubo una tormenta tremenda en el Norte Peninsular (fue el día del desastre en el camping de Biescas). En el albergue, unas personas mayores comentaban que “los chicos de Sevilla también habían llegado…” Mis familiares no habían notado que había quienes se preocupaban por ellos, pero el Camino es así.

HAY QUIEN VIENE EN SOLEDAD

A veces, siempre lo digo, cuando veo grupos heterogéneos de peregrinos. me pregunto que cuáles habrán sido sus respectivos motivos para caminar. Cada uno tiene el suyo propio, válido para quien camina por su impulso. Los jóvenes a su aire, los mayores de modo más reposado, pero todos con su particular motivo que, al llegar a Compostela, demostrará haber sido válido. Y cuánto respeto me inspiran quienes, después de un duro Camino, no saben decir qué les motivó a caminar, como quienes llegaron a Santiago hace días, cuando teníamos vientos de mas de 150 km/h y lluvias que superaban los 100 l/m2 pero que, en vez de cobijarse donde fuese, siguieron caminando porque había que llegar. 

SIEMPRE ACOGEDORA
Todos quieren ver al Apóstol en el Pórtico de la Gloria, no sé lo que sentirán. Tampoco se lo he preguntado a ninguno, pues eso entra en el terreno de lo personal e inefable. 

Pero sí, el Camino, el de ir a pie y mortificado, se ciñe al perfil del joven que va donde quiere. El caminante mayor, en más de una ocasión puede que más de una vez haya tenido la tentación de abandonar ("quién me habrá mandado venir"... "esto no es para mí"...). Si llega a Compostela es porque venció la tentación de abandonar y también abrigará sentimientos especiales al contemplar la fachada del Obradoiro o adentrarse por las naves de la catedral compostelana.

EL FINAL YA SE VE
Sentimientos diferentes para una misma sensación sensación en todos. Ha valido la pena. 

Para cada uno de los que llegan, se ha cumplido el saludo de “Buen Camino…