Cuando éramos niños, tuvimos como ciertas muchas cosas que no lo eran. Hoy sabemos que el ratoncito Pérez no colecciona dientes de niños, ni las cigüeñas los traen desde París. Tampoco existen pajaritos chivatos que cuenten a los mayores lo que hacemos. Nos dijeron hasta la saciedad que teníamos que comer si queríamos crecer. Eso era cierto. El crecimiento requiere aporte de material extra que sólo nos llega a través de la dieta.
Sea del modo que
sea, los seres vivos pluricelulares crecen si tomamos como momento inicial de
su vida el de su nacimiento. Los tamaños más grandes entre los seres vivos
actuales se dan en especies vegetales.
La mayoría de seres
tienen un crecimiento controlado, de manera que cuando alcanzan un determinado
tamaño, definido para nosotros en términos estadísticos, ese proceso se detiene.
Todos estamos acostumbrados a los tamaños estándar de los miembros de cada
especie de seres vivos que conocemos y, aunque no tengamos medidos tales
tamaños ni los recordemos con detalle, a algunos individuos los encontramos muy
grandes o muy pequeños, cuando sobrepasan tales límites. Por eso hablamos de
una vaca muy grande o un abeto muy pequeño, por citar dos ejemplos, aunque no
sepamos sus dimensiones medias.
Animal adulto
El crecimiento
puede ser mediante formas intermedias, las larvas, que son voraces y que, tras
un período de cambios, que se realizan con quietud, se transforman en adulto.
En estos casos, los adultos generan huevos con poca substancia nutritiva, de
los que nacen las larvas. Éstas
son muy voraces, pues precisan nutrientes suficientes para alcanzar el estado
adulto, que alcanzarán mediante modificaciones morfológicas (metamorfosis), que pueden
serr muy profundas. Muchos insectos tienen larvas en sus ciclos biológicos,
pero también hay vertebrados (ranas) que las tienen.
Siempre el
crecimiento implica un aumento del material biológico. Eso se realiza
transformando en material propio el que se ha tomado en la comida o el
sintetizado de nueva creación. En ambos casos, moléculas que no formaban parte
del individuo que crece, pasan a formar parte de sus estructuras mediante reacciones
metabólicas concretas.
En vegetales hay
especies, como el eucalipto, con dos tipos de hojas, pues las formas juveniles
del árbol presentan unas hojas con forma y color que no tienen nada que ver con
las del árbol adulto. Se llama dimorfismo foliar y está relacionado con la edad
del individuo.
En árboles y
arbustos, aunque el crecimiento se detiene cuando se alcanza ese tamaño
concreto que antes comentaba, no debemos considerar que hayan perdido su
capacidad de crecimiento. Si se poda ese árbol o ese arbusto, las ramas
volverán a crecer hasta alcanzar el tamaño anterior a la poda. Alcanzar esos
tamaños y detenerse en esos momentos, son procesos regulados genéticamente y
con mecanismos desconocidos actualmente.
Por otra parte,
puede ocurrir que el crecimiento no sea armónico. Existe una velocidad de
crecimiento diferente en las diferentes partes del cuerpo, y a esto le llamamos
alometría. En nosotros, los humanos, las piernas y los brazos crecen a unas
velocidades diferentes al tronco y cabeza, por lo que los niños tienen unas
proporciones corporales diferentes a los adultos. Este proceso diferencial se
descubrió en el Renacimiento. Los pintores anteriores a esa época, al pintar al
Niño Jesús no pintaban un niño, pintaban un hombrecito, pues le adjudicaban las
proporciones de hombre adulto.
Diferentes proporciones corporales
en humanos, según la edad
De todas formas,
vemos que existen múltiples estrategias en los seres vivos para alcanzar el
estado adulto. Siempre significa incremento de tamaño y cambios fisiológicos
que, en general, reciben el nombre genérico de “crecer”.
Por otra parte, podría decir que en los seres vivos hay dos tipos de
crecimiento: el indefinido y aquel que se detiene en un órgano cuando éste
alcanza un tamaño determinado. Por ejemplo, en árboles, el porte general sigue
un ritmo de crecimiento indefinido, mientras que sus hojas lo tienen
determinado hasta alcanzar un tamaño muy concreto. En nosotros, cejas, pestañas
y vello corporal crece hasta alcanzar una determinada longitud. El pelo del
cuero cabelludo y el de la barba sigue la pauta de crecimiento indefinido. En
este caso, hay quienes llaman "cabello" al de crecimiento limitado en
su tamaño, y "pelo" al de crecimiento indefinido.
Todos estos
procesos relativos al crecimiento están regulados genéticamente y son objeto de
estudio, pues algunas pautas nos resultan completamente desconocidas.
Qué interesante, me encanta el artículo!
ResponderEliminarNunca había observado que las hojas del eucalipto variaban según la edad!
Abrazos
Chiruca
Si, Chiruca. En formas juveniles son diferentes. También en color. Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarMuy interesante
ResponderEliminarGracias, Olga, por tu comentario.
ResponderEliminarComo siempre... haciéndonos reflexionar.
ResponderEliminarEs bueno, Antonia. En Biología no tenemos nada como definitivo. Los nuevos conocimientos, que son muchos, nos obligan a replantearnos conceptos que creíamos asentados. Y así será. Gracias por tu comentario.
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