Estos
deseos han sido una constante de la humanidad. Siglos más tarde, en la religión
griega existía una sola falta contra los dioses llamada Hybris,
consistente e quererlos emular, ser como ellos. Entre otros imitadores de
dioses, recuerdo ahora a Ícaro , que quiso volar y se pegó con cera unas alas
en su espalda. Al subir, el sol derritió la cera e Ícaro cayó al suelo. A los
dioses no les gusta que queramos invadir su territorio y nos castigan cuando
queremos hacerlo. En un cuadro, atribuido a Brueghel, se representa esta caída
entre gentes dedicadas a sus tareas cotidianas porque, piensa el pintor, a
nadie le importan los castigos que otros puedan recibir de los dioses. Incluso
la caída de Ícaro aparece esquinada en el cuadro, entre otras figuras dedicadas
a sus tareas cotidianas.
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ABAJO, A LA DERECHA, ÍCARO HA CAIDO AL MAR |
No obstante, ese deseo de emular a los dioses sigue muy presente en nuestro inconsciente. Cuando un muchachote dice estar “como dios”, tal vez crea pronunciar una brutalidad muy moderna, cuando realmente está enlazando con una tradición cultural tan antigua como el hombre, al menos en el sentido bíblico.
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ESTÁ "COMO DIOS" |
Ser como dioses… Aquí está, puesta al día, la hybris griega como estímulo conceptual. Querer saber cada vez más, generar vida, erradicar el dolor de nuestras vidas, ser inmortales, entre otros deseos. ¿Son realizables? Una pregunta múltiple de difícil respuesta. Mejor, vayamos por partes.
Creo que
la génesis artificial de vida es algo que se persigue en múltiples
laboratorios, aunque está lejos de ser alcanzada. Una meta de momento
inalcanzable pero que, no obstante, está siendo muy fecunda en descubrimientos,
en proyectos de investigación y en ríos de tinta en prensa más o menos
sensacionalista revestida de aires serios. Antes de conseguir vida de modo
artificial, tenemos la asignatura pendiente de definirla de modo adecuado.
En cuanto
a la erradicación del dolor sí está bastante lograda, creo yo, si bien es una
opinión puramente personal.
Otra cosa
es la inmortalidad, pues constituye una quimera que, cada vez está mas claro,
nunca será conseguida, si bien se incrementa la expectativa de vida de los
seres humanos. En este caso hablo de “expectativa de vida” como duración de la
historia personal de cada uno. A veces parece como que se nos quiera confundir.
Por ejemplo, se persigue la curación de una enfermedad que causa un elevado
índice de mortalidad, haciéndonos creer que, una vez erradicada tal enfermedad,
ya nadie morirá. Eso ocurrió con la tuberculosis, por citar un caso. Ya (casi)
nadie muere de esa enfermedad, pero ahora se muere por otras causas. Otro tanto
ocurre con tramos peligrosos de carreteras: nadie morirá en tal curva cuando se
arregle, pero no por eso se volverá inmortal.
No está
bien visto recordar que somos mortales, pero es así. Incluso en nuestra
Galicia, hace años las aldeas convivían con los cementerios, que estaban en
medio de los núcleos de población, a veces incluso compartiendo espacio con los
lugares de fiestas. En esos mismos lugares, hoy los cementerios se han llevado
lejos, pensando tal vez que no recordando la muerte seremos más felices.
CEMENTERIO RURAL EN EL PUERTO DE POIO
Interesante reflexión!
ResponderEliminarAbrazos
Chiruca