Mediado el siglo XX, un preclaro hombre de ciencia cuyo
nombre no recuerdo, dijo que ya estaba todo descubierto. Según él, sólo quedaba
aplicar los conocimientos adquiridos a los diferentes dominios del
conocimiento. También hubo quien dijo en la misma época que en el siglo XX aún
no se había descubierto nada y todo el progreso realizado era consecuencia de
desarrollar lo descubierto en el siglo anterior.
Prefiero no comentar ambos dichos, aunque sí traerlos aquí
como exponente de un posible desconcierto intelectual, pues quiero creer que
ambos representan un sentir de mucha gente. Me gustaría saber más de su
mentalidad y de lo que esperan de la ciencia. Tal vez de este modo pudiese
interpretar de manera correcta esos comentarios, desafortunados según mi modo
de entender la ciencia.
Para muchos, la ciencia es la verdad y, por eso, algo que se
supone demostrado científicamente es algo fuera de duda y de discusión. Vaya
contrariedad, pues para mí, ni una cosa ni otra. Claro que debo explicarme y lo
voy a hacer ahora mismo. Al menos, voy a intentarlo.
Para mi forma de ver, la ciencia no busca la verdad. Representa más bien un amplio cuerpo de conocimientos, contrastados según nuestra posibilidades de cada momento, con el fin de interpretar el entorno en el que vivimos y profundizar en esa interpretación. Para esa actividad se ayuda de los
recursos intelectuales disponibles en cada momento. Es lógico suponer
que al ir aumentando dichos recursos, también las explicaciones se van
afinando, pero nunca estarán completas del todo. Ciertamente sabemos muy poco y
es mucho más lo que nos queda por saber.
Por otra parte, la historia de la ciencia es una gran desconocida,
aunque en estos últimos tiempos aparecen con mayor frecuencia libros sobre este
tema así como sobre pensamiento científico. Es cierto que los de pensamiento están
menos presentes en los catálogos, tal vez por pensar los editores que es un
tema carente de interés para el gran público. Puede ser cierto, pero también es
verdad que cada vez son más aquellos que quieren profundizar en las preguntas de siempre, en los temas de siempre, los que en cada época tuvieron su
explicación adecuada a su tiempo y que aún hoy no disponen de explicación
definitiva.
La historia de una ciencia, como puede ser la biología,
puede muy bien ser considerada como la historia de sus conceptos, y éstos nunca
están totalmente definidos, siempre quedará mucho por decir. Por eso, la historia de una ciencia siempre estará inacabada. Pero también por eso, cada vez resulta
más necesario que los nuevos científicos conozcan las coordenadas conceptuales
entre las que se van a mover, los éxitos y las carencias de su propia área de
investigación. De este modo se sentirán metidos en una corriente de sabios que,
desde Aristóteles hasta hoy, quieren encontrar respuestas actualizadas a las preguntas de siempre.
Preguntas, respuestas, las sempiternas herramientas
conceptuales de la ciencia. Las preguntas de siempre, las respuestas dadas cada
vez por hombres de su tiempo quienes, para darlas, hacen uso de los soportes
disponibles en cada ocasión. Las preguntas son las mismas, las respuestas cada
vez pretenden ser más ajustadas, para algo aprovecha la suma de conocimientos que
se va logrando.
Hoy son muchos los estudiosos del entorno desde diversos
puntos de vista. Es tremenda la acumulación de conocimientos. Tal vez hoy haya
más científicos que la totalidad de los que hubo desde el principio de los
tiempos hasta hoy, y siempre con el mismo afán, el de interpretar el entorno dentro de las
limitaciones en las que nos movemos.
Que nadie piense que el avance de una ciencia se asemeja a
subir una escalera, un proceso en el que cada peldaño subido queda totalmente
superado. La duda también es una poderosa herramienta científica. Por eso,
cuando aparece una nueva técnica de estudio, se aplica los conocimientos
previos por ver si esta novedad en el análisis reafirma lo supuesto
anteriormente, con métodos ya superados, o lo rechaza. Si lo reafirma, la
ciencia avanza tal vez con mayor firmeza. Pero, ya digo, también puede
rechazarlo y en tal caso el avance científico también se va consolidando al
erradicar conocimientos que, ahora se sabe, eran fallidos.
Por todo esto, hablar de verdad en ciencia me resulta algo
fuera de contexto. A veces, diferentes hipótesis explicativas sobre un mismo
hecho, suelen tener cada una su parte de razón. La luz surge cuando se funden
varias teorías previamente encontradas porque, a veces en ciencia, las
hipótesis no suelen ser por completo acertadas o desacertadas sino que cada una
de las varias en litigio suele tener su parte de razón. De su síntesis suele salir
una luz que ilumine diversos procesos o situaciones.
Las explicaciones válidas en la actualidad, pronto estarán
obsoletas. Dependerá de la velocidad con la que avance la ciencia. En muchas
áreas de conocimiento, los libros de ciencia pueden estar anticuados en algunos
capítulos punteros justo al salir de las editoriales. Tienen la ventaja de ser
compendios de conocimiento, eso sí y escritos por especialistas de cada tema.
Ante temas en constante revisión y crecimiento, es lógico
que nadie quiera hablar de la verdad en la ciencia porque, por otra parte, la
ciencia no busca la verdad, simplemente pretende explicar el entorno y profundizar en un
conocimiento que reconocemos limitado.
Fotos: Fondo de Google
Fotos: Fondo de Google
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