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viernes, 7 de octubre de 2016

Estrategias en generaciones

Una historia termina y comienza otra. La planta progenitora ha formado las semillas, les ha dotado de las necesarias estructuras de diseminación y las semillas caen en diversos lugares. Empieza una nueva historia, la de la planta cuyo diseño biológico va cifrado en sus genes, en su genotipo. No digo que comience una nueva vida, pues la semilla va viva. Nunca olvidemos el aforismo de Pasteur, allá por el siglo XIX “La vida no se crea, simplemente se transmite…”

GERMINANDO



No creamos que una semilla que cae en cualquier sitio germinará y dará sus frutos. Falta mucho para eso y la selección natural es dura, en especial con las formas juveniles. En primer lugar, la semilla debe haber llegado a un lugar apropiado, pues muchos suelos no permitirán su germinación. Cuando germine, ha de competir por la luz con otras plantas vecinas, sus raíces han de lograr los nutrientes apropiados y será preciso que los predadores la dejen crecer. Es grande la suma de retos que tienen las semillas, pero los campos repletos de vegetación nos indican que son muchas, y diversas, las que consiguen crecer, fructificar y de este modo salvar la acción de la selección natural.


ESTAS HOJAS QUE HAN BROTADO FORMAN UN CLON
ENTRE ELLAS Y CON LA PLANTA MADRE
Desde un punto de vista genético, me atrevo a decir que en cualquier vegetal, no hay dos semillas con genotipos iguales o, dicho de otro modo, cada semilla es única en su genotipo. Llevando esto al límite, podemos pensar que una semilla puede no tener la dotación genética apropiada para germinar en un sitio concreto, mientras que otra, procedente de la misma planta, en ese mismo lugar es capaz de originar un individuo muy adaptado y, por tanto, productivo para la especie.



A veces, con nuestra mentalidad humana, es difícil asumir lo efímero de estos genotipos tan adaptados. Los genes, los alelos, son muy duraderos a lo largo de las generaciones, mientras que los genotipos, duran lo que duren sus poseedores. Los genotipos, que son combinaciones efímeras de alelos, se descomponen cuando se forman gametos a causa de sus mismos procesos de formación. Es lo que tiene la reproducción sexual y la necesaria génesis de variabilidad gamética.



Existe otro tipo de reproducción, la asexual, en la que los descendientes mantienen el genotipo de los progenitores. En estos casos se genera lo que conocemos con el nombre de clon y que definimos como el conjunto de individuos que descienden de uno solo mediante reproducción asexual. Por tanto, todos ellos tienen el mismo genotipo.

Existen diversos modos de reproducción asexual, y es bonito comprobar que en algunas condiciones, la selección natural favoreció esa estrategia cuando con ella se pudo asegurar, por tiempo indefinido, la presencia de algunos individuos en áreas concretas. La dispersión de semillas es azarosa, así como el hecho de que alguna de ellas llegue a un hábitat determinado, siendo portadora del genotipo apropiado para crecer en él. Si esta semilla, adaptada a este entorno, alcanza el estado de madurez y es capaz de generar descendencia fértil, supongo que la selección natural podría favorecer cualquier mecanismo que prolongase su presencia en ese hábitat a lo largo de generaciones, haciendo que el genotipo apropiado no constituyese una presencia efímera. En estos casos, supongo, la aparición de estrategias formadoras de clones tal vez fuese favorecida por la selección natural, de modo que la planta en cuestión pudiese estar presente durante varias generaciones sin cambiar su genotipo, que estuvo adaptado desde el principio (por eso germinó). El mecanismo biológico para tal situación fue que la planta se reprodujese por vía asexual.

ESTOLONES DE UNA FRESA
OTRO CLON

Consideremos un ejemplo concreto, una fresa. Un ave come el fruto con múltiples semillas, que son pequeñas y con cubierta dura. Son esos granitos que se nos quedan entre los dientes al comer fresas. El ave no digiere las semillas y las expulsa, entre sus deyecciones, en algún lugar. Allí, las semillas podrán germinar o no. Supongamos que algunas lo hacen. Pero, mientras germinan, han de competir con otros elementos presentes en el suelo. Solamente alcanzarán el estado adulto, reproductor, aquellos individuos que posean un genotipo que haga de ellos unos seres adaptados que tendrán descendencia fértil. Sus flores generarán frutos con semillas que serán dispersadas por animales al comerlas. Pero ninguna semilla llevará el genotipo de la planta progenitora, ese genotipo se ha descompuesto en el mismo proceso de formación de gametos.

No obstante, la planta posee otro mecanismo de reproducción asexual, que le permite la formación de un clon todo lo amplio que pueda ser y con individuos poseedores del genotipo de la planta originaria, adaptada al lugar. La planta produce estolones, que son tallos rastreros con nudos y entrenudos que crecen a ras del suelo. Los nudos pueden formar raíces y de este modo la planta se propaga generando individuos, que también formarán flores, frutos y semillas. En conjunto forman un clon, y lo definimos, repito, como el conjunto de individuos que proceden de uno solo mediante reproducción asexual.

UNA PLANTA DOMÉSTICA QUE SE
REPRODUCE POR ESTOLONES


En la naturaleza hay diversos mecanismos que hacen las veces de reproducciones alternativas en las plantas que poseen esta estrategia. Rizomas y estolones son algunos de estos mecanismos. Nosotros mismos, cuando hacemos esquejes a partir de una sola planta, estamos haciendo un clon.

En ese clon hipotético del que hablo, cuando se forman semillas después de la gametogénesis previa, se genera una gran diversidad genotípica en ellas y se prepara la estrategia de colonizar hábitats nuevos. Por eso es necesaria tal diversidad genotípica, porque unas semillas estarán adaptadas a sus nuevos hábitats y otras no. Una vez llegados a esos lugares, las plantas que germinen en ellos, lo harán por poseer el genotipo apropiado, ya no precisan generar variabilidad y sí incrementar en número de individuos con el mismo genotipo. Para lograr este incremento, la estrategia asexual ha sido la favorecida por la selección natural.

Todo esto está comentado como dando intencionalidad a la selección natural, cuando sabemos que es completamente ciega en sus actuaciones. Pero puede ser una interpretación válida si queremos ver la difícil adecuación de los individuos ante situaciones adversas, cuando el tiempo "casi" no cuenta y las mutaciones apropiadas terminan por aparecer. Si no aparecen, se puede producir extinción. Pero como los casos que comento son relativos a especies vivas, podemos decir que esto es una historia de éxitos.


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viernes, 30 de septiembre de 2016

Dispersión de semillas 2

Si he de hablar de agentes que contribuyen a la dispersión de semillas, es obligado referirse al viento. También puede ejercer una efectiva acción dispersora de simiente, claro que si. Quiero comentar algunas actuaciones suyas, que son bonitas, pues nos hablan de mecanismos de adaptación. En este caso, al agente portador. Para que la dispersión sea efectiva, en las plantas se han tenido que estructurar mecanismos apropiados.



VILANOS DE DIENTE DE LEÓN

Uno de ellos son los vilanos. Propios tanto de árboles como de plantas herbáces, consisten en un penacho de filamentos plumosos sujetos a la simiente desnuda. Gracias a los filamentos, las semillas vuelan y llegan hasta grandes distancias. Como son estacionales, a veces su presencia nos indica la llegada de alguna, como en la película Amarcord, que celebraban la primavera por la presencia de vilanos en el aire. Éstos son vilanos del plátano, causantes de muchas alergias primaverales. Vilanos más inofensivos son los de muchas plantas de la familia de las compuestas, (ahora han cambiado de nombre), como el diente de león. La tradición popular se enzarza con ellos del mismo modo. Hay que pedir un deseo, y soplar fuerte. Si se desprenden todos los vilanos, el deseo se cumplirá. Como las velas apagadas en las tartas de cumpleaños. ¿Y si no se apagan todas? ¿Y si no se desprenden todos los vilanos? En este caso, ya se han echado a volar e inician el proceso de dispersión.
FRUTOS HELICOIDALES DE MEDICAGO



Otros frutos, que siempre me incomodaron de niño, son los de Medicago. Esta es una planta herbácea, con hojas lobuladas que, en cierto modo, me recuerdan a los tréboles aunque realmente no se le parecen mucho. Sus frutos consisten en una esferas de superficie con ganchos y aspecto helicoidal. Cuando maduran, el pedúnculo del fruto se seca y éste se desprende al menor movimiento. Puede pegarse, entonces, a las patas peludas de cualquier mamífero que pase cerca o a al cuerpo de una ave. Sea como sea, ese fruto molestará a su portador y, en cuanto pueda, lo soltará. La dispersión de las semillas que encierra está en marcha. 



Estos frutos son aquellas bolas, de tamaño similar a un garbanzo, que yo traía adheridas a mis calcetines cuando, siendo verano avanzado, iba de paseo por el campo. Tardé tiempo en saber que yo también había participado en la actividad dispersora de simientes.


FRUTO HELICOIDAL DE MEDICAGO
ES TRANSPORTADO POR EL VIENTO

Otras especies de Medicago no tienen espinas, pero tienen una estructura helicoidal desnuda que cuelgan en plantas con portes arbustivos. Cuando el viento, otra vez el viento dispersor, pasa con suficiente poder, es capaz de arrancar el fruto seco y transportarlo lejos, como si fuese una hélice que va volando gracias a la corriente de aire.

SÁMARAS DE ARCE

Hay árboles que disponen de otros frutos, alados, que permiten su dispersión por medio del viento. El arce tiene una especie de oreja, llamada sámara, y el olmo tiene un ala que rodea totalmente la semilla. También recibe el mismo nombre. Las sámaras de los olmos se desprenden en primavera, mientras que las de los arces son propias del otoño. En éstos, en los arces, es frecuente que los frutos se desprendan apareados, formando las llamadas disámaras.

SÁMARA DE OLMO

En Galicia tenemos una planta invasora que se dispersa gracias a semillas con vilanos. Es la Cortaderia. Cuando se utiliza en jardinería, al cuidado de sagaces especialistas, la planta no es peligrosa y es hermosa. Lo malo es cuando se deja que crezca a su aire. En Galicia se utilizó como mediana al inaugurar el primer tramo de autopista AP-9, de Santiago a A Coruña, hace unos cuarenta años, y ya ha invadido amplias zonas vecinas a la AP-9 y a la A-6. Que yo sepa, no hay medidas encaminadas a contrarrestar ese avance infectivo. Sus semillas, que disponen de una estructura similar a un vilano, viajan adheridas a toldos de camiones y otros automóviles. También, claro está, el viento hace de elemento de transporte y ya no es raro ver esta planta en lugares alejados de la A-6 y de la AP-9.

CORTADERIA

Hablando de dispersión de semillas, quiero comentar que hay una planta que no dispone de medio de dispersión, dependiendo de los humanos para hacerlo. Me refiero al maíz. Sus semillas están tan fuertemente adheridas al eje que las sostiene, que no hay modo de que se desprendan por sí solas. Además, en caso de que la arranque un ave, puesto que la semilla está desprotegida, el ave la digerirá.

MAÍZ, SIN MODO DE DISPERSIÓN

Creo que es la única especie que depende totalmente de los humanos para su mantenimiento en la tierra. Y si es así, es por motivos económicos, claro, no hay causas altruistas. 


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sábado, 24 de septiembre de 2016

Dispersión de semillas . 1

Podría decir que la naturaleza sigue sus ciclos y que ahora le toca descansar, preparar la hibernación y dejar todo previsto para que dentro de unos meses, al comenzar la primavera, pueda aparecer una nueva generación de seres vivos. Para nosotros, los humanos, es tiempo de cosechas porque entre los vegetales es época de aparición de frutos y por consiguiente, de semillas. 



En otoño me gusta echarme al monte y ver cómo todo ha ocurrido como tiene que ser. Difícilmente encuentro flores, en todo caso tardías, pero sí muchos frutos dispuestos a diseminarse y llevar las semillas a voleo, a donde caigan y contribuir de este modo al intento de expandir el área de distribución de la especie a la que pertenecen.


FRUTOS MADUROS

En esta época y en invierno, las bayas son los frutos más dotados para realizar esta función. Una función extremadamente importante, pues si las plantas produjeron flores, si se realizó la polinización de modo adecuado, si los ovarios y los óvulos fueron fecundados y maduraron, todos esos procesos han llevado a un final de éxito produciendo numerosas semillas. Ahora viene el final, sin el cual nada hubiese tenido razón de ser. Es preciso la diseminación de esas semillas para que lleguen al mayor número posible de lugares y germinen. Si eso ocurre y las plantas nacidas son fértiles, la especie sigue presente en los ecosistemas haciendo su papel biológico.


BAYAS 

Esto de la diseminación de semillas es un tema importante y el modo de hacerlo es muy variado. Se podría preguntar qué modo es el más eficaz, pero no es válida tal pregunta por ingenua. Para cada especie su método de dispersión es el más adecuado.


Muchos de esos modos se sirven de la ayuda que representan algunos agentes ajenos a las mismas plantas, como son los animales comedores de frutos. Vamos a una época, el invierno, en que los recursos alimenticios pueden escasear. La posibilidad de comer frutos ricos en nutrientes es algo altamente interesante para los animales. También para los vegetales es interesante que los coman, si dentro de esos frutos hay semillas que serán dispersadas con los excrementos de esos comedores. Las semillas deben tener una cubierta resistente a los jugos gástricos, pero la tienen. 


BAYA

Hay un tipo de fruto, la baya, que es muy conocida por todos nosotros. Consiste en un cuerpo esférico en cuyo interior hay cantidad de pulpa, nutritiva, y la semilla envuelta por un tejido muy duro. A esas semillas nosotros les llamamos “hueso”, como el hueso de la cereza, de la uva, etc. Bayas son las uvas, los higos, las cerezas y un largo etcétera. Las plantas que tienen ese tipo de fruto, tienen un procedimiento de diseminación que es similar en todos los casos. El animal, ave o mamífero, ingiere el fruto y con sus deyecciones expulsa la semilla, que no ha digerido. Normalmente, esta deposición la suele realizar en lugares alejados de aquel en que realizó su comida y, de este modo, está diseminando la semilla. 

Hay plantas con un porte que ayuda a esta función, como el majuelo y el cotoneaster, por citar algunos. Son arbustos de bajo porte y un enramado denso que es capaz de definir bajo ellos un cierto tipo de microclima con temperatura algo más elevada que fuera de su abrigo. En alta montaña, algunos micromamíferos se cobijan en esos abrigos. Disponen de temperatura más elevada que en el exterior y, además, cuentan con un elevado número de bayas cuyas semillas dispersarán a lo largo del invierno.

COTONEASTER EN EL MONTE

El acebo también tiene el fruto en baya. Muchos de estos frutos están adaptados para ser ingeridos por aminales herbívoros, que no beben agua y en su dieta normal llevan el aporte nutritivo que suple esta aparente falta hídrica en su dieta. Por ejemplo, los mismos vegetales comidos les suplen sus necesidades de agua. Si en Navidad algunos niños comen, como travesura, alguna baya de acebo que haya en su casa, pueden sufrir trastornos digestivos. No es que la baya sea venenosa, es que no es propia para una dieta omnívora, suplida, además, con ingesta de líquidos. Mal que le pese a mucha gente, la biología o la evolución no nos ha preparado para todo.

Hablar de acebo me lleva a pensar en muérdago, y recordar algo que puede parecer insólito y que voy a contar ahora. Hace años, el muérdago se puso de moda como motivo del consumo navideño. Siempre tuvo su aire de misterio por su relación con mitos druídicos, que ahora no vienen al caso, pero no puedo olvidar la hermosa escena de la sacerdotisa Norma cortando muérdago, mientras invoca a la Casta Diva.


ARBOL CON MUÉRDAGO

El muérdago crece como planta semiparásita en ramas de hayas y robles. En pleno invierno se nos muestran como matojos adheridos a las ramas desnudas de los árboles. Su fruto es blanco y pegajoso, de ahí su nombre. Viscum album. Cuando las aves se posan en los árboles, estos frutos se les pegan al plumaje e intentan arrancárselo. Terminan comiéndolo y lo dejan, entre sus excrementos, adherido a alguna rama. Allí germinará.


MUÉRDAGO CON SU FRUTO

Cuando los vendedores de plantas ornamentales conocieron este ciclo, pensaron que les resultaría muy sencillo imitarlo en invernadero, pero nunca les dio resultado. Ponían sobre las ramas, las semillas envueltas en excremento de ave. Ninguna germinó. 


MUÉRDAGO

Ahora saben que solamente germinan las semillas expulsadas por las aves entre sus heces, pues de algún modo, esas semillas para su germinación, necesitan ser estimuladas por los jugos digestivos del ave que ha comido el fruto.

En evolución conocemos casos similares de dependencia.

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martes, 16 de agosto de 2016

Nombres en biología: 6 Narciso, Caléndula

Narciso fua convertido en flor por su petulante presunción. La humilde Caléndula, útil para los humanos, recibe un nombre bonito gracias a su constante florecimiento.

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La mitología nos habla de un adolescente engreído llamado Narciso, a la par que nos cuenta historias de dioses próximos a nosotros con sus virtudes y defectos, es decir de dioses humanos, .

Tuvo muchas enamoradas, una de ellas llamada Eco. También era hermosa, tanto como solo se puede ser en una fábula, pero Narciso la desechó. Aunque Eco era una ninfa, no tuvo una vida feliz. Con una hermosa voz y sencillos modales, muchos la cortejaban, aunque ella sólo tenía ojos para Narciso. También Zeus se enamoró de ella y quiso seducirla. Hay versiones si lo consiguió o no, pero lo cierto es que Hera, esposa de Zeus, castigó a la ninfa, quitándole la iniciativa en el habla y permitiéndole sólo repetir las últimas palabras emitidas por su interlocutor. Humillada por no poder entablar una conversación, Eco se fue a vivir a valles y montañas, donde a veces intentaba hablar con caminantes, pero nunca lo consiguió.

COMO MIRÁNDOSE EN EL AGUA

Tras el desdén de Narciso, aún se retiró más y casi se hizo invisible. Fue entonces cuando Némesis le impuso un castigo al adolescente endiosado: se enamoraría de alguien imposible de alcanzar. Así ocurrió. Narciso se asomó a unas aguas tranquilas, dicen que para beber de ellas, se vio reflejado y quedó prendado de rostro tan hermoso. Al quererlo besar, murió ahogado.

MIRANDO AL SUELO

Hoy, este mito ha dado origen a diversos calificativos referidos a personas que se deleitan en cualidades propias, tanto físicas como intelectuales. Creo que se aplica más a personas del género masculino, no tengo claro haber escuchado este adjetivo aplicado a mujeres.

En botánica hay una hermosa flor que aparece en los primeros meses del año. De color brillante, está inclinada hacia el suelo, como haría si se contemplase en un estanque. Por ambas coincidencias, hermosura y cara orientada al suelo, la flor se llama Narciso.


CALÉNDULA

Una flor frecuente, y bonita, es la caléndula. Tiene el aspecto de una margarita, pero de color amarillo intenso, parecido al de una yema de huevo. Es una planta muy utilizada en farmacia, tanto sus flores como sus hojas. También para cocina tiene sus adeptos en ensaladas.

Es muy abundante, crece en bordes de caminos y a veces es posible encontrar campos enteros teñidos del color amarillo de sus flores. Eso de que la planta crezca en bordes de caminos, cualquier biólogo lo explica como el resultado de la dispersión de sus semillas por parte de caminantes. Los frutos tienen una especie de espinas que hacen que quedan enganchados en ropas de caminantes, o en patas peludas de pequeños mamíferos.



Siempre están en flor, pues florecen cada 30 días, más o menos. Los primeros días después de haber florecido, las flores están lozanas, carácter que van perdiendo con el paso del tiempo.

Los romanos dividían sus meses en tres períodos: las calendas,(los primeros días), los idus (los medios) y las nonas (los finales). Puesto que estas flores son más vistosas en los primeros días de su mes de vida, y los romanos llamaban calendas a tal período, la planta recibió el nombre de Caléndula.


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jueves, 11 de agosto de 2016

Estos incendios de hoy día

Los veranos tienen un aire recurrente en el que nos sentimos cómodos. Las hogueras de San Juan, los fuegos del Apóstol, las romerías de san Roque, las procesiones marinas del Carmen, el paso de peregrinos, las Perseidas con San Lorenzo. Siempre, los incendios forestales como telón de fondo. Con ellos no nos sentimos nada cómodos. Nunca nos acostumbraremos a ese fuego traidor que, siempre, nos genera la misma zozobra. ¿Hasta cuándo será así?
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Porque sabemos que aunque vendrán cada año, siempre querremos que éste en el que vivimos sea el último. Es un mal que se ha hecho endémico de nuestro paisaje y no es raro el día en el que no vemos una columna, o más, de humo que nos indica que sí, que allí, hay fuego. Luego nos dirán que si  fue provocado, que si las condiciones climatológicas, que si las culturales, que si tal y que si cual. Razones nunca faltan, pero no comprendemos ni compartimos.



Tampoco voy a decir que los que mandan quieran que haya fuegos, no es eso. Pero tampoco veo que hagan mucho para evitarlos. Porque los incendios se pueden evitar luchando contra sus causas antes de que ocurran, o bien intentando sofocarlos cuando ya han ocurrido. La verdad es que, en Galicia, veo pocas medidas preventivas de incendios. Tan pocas como ninguna. Tan sólo cuando aparecen los primeros fuegos, se espera a los segundos y entonces salen a las carreteras y caminos unos coches más propios de museos y talleres de desguaces intentando resolver y solucionar lo que ya no tiene solución.

Se clama por una ley de montes y por brigadas de mantenimiento del monte que actúen todo el año, pero eso parece que es mucho pedir en este país en que las austeridades están consagradas cuando se trata de inversiones con estos fines. Los técnicos hablan de medidas preventivas implantadas en otros países y que han sido eficaces, pero aquí nunca se hace nada de ese tipo.

Los montes están sucios, llenos de maleza seca y cualquiera que cruce Galicia por carretera lo puede comprobar. Por otra parte, el bosque autóctono pierde terreno frente al  pino y al eucalipto, especie ésta predilecta de cierto tipo de empresas. El eucalipto reseca el terreno, ya lo sabemos, pero actuamos como si no lo supiésemos.


Con la dispersión de población que tenemos en Galicia, a poco que ardan unas hectáreas, tendremos al fuego en las puertas de las casas. Es entonces cuando gente anónima, pero generosa y altruista, la misma que se echó a las vías del tren accidentado en la tarde del 24 de julio de 2013 para ayudar en lo que se pudiera cuando lo del Alvia en Angrois, esa misma gente, repito, no tiene reparo ni miedo alguno para acudir con cubos, mangueras domésticas, con lo que sea, para ayudar a los bomberos e intentar salvar también eso, lo que sea. 


Mientras, las autoridades a miles o centenares de kilómetros de distancia, hablaran de manos diabólicas y otras metáforas, pero se olvidarán de pasividades cómplices que no quisieron, o no supieron, cortar por lo sano cuando aún no habían llegado los tiempos de lamentarse. 

Estos tiempos que, justo, vivimos ahora.


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domingo, 5 de junio de 2016

La adaptación como estado

Podemos confundirnos al utilizar este concepto, pues es posible hablar de “Adaptación” aplicándolo a un estado, a una estructura o a un proceso. Su utilización en los tres casos es correcta. Puesto que en la anterior entrada hablé de la adaptación como estructura, quiero ahora hablar de la adaptación como estado, referida a individuos.


EL FRUTO EN BAYA PERMITE LA DISPERSIÓN
DE SEMILLAS POR PARTE DE ANIMALES COMEDORES DE FRUTOS
¿Qué entendemos por individuo adaptado?. Es una opinión personal, repito, pero cuando hablamos de un individuo adaptado estamos hablando de un individuo vivo. Incluso cuando nos referimos al pasado, el individuo en cuestión estaba vivo en el tiempo en que lo definimos como adaptado. ¿Es suficiente esa condición de estar vivo? No, aunque no faltó quien dijese que si es un individuo adulto, está adaptado por definición, pues ha superado la actuación de la Selección Natural que actúa en las fases juveniles. Esto es erróneo. La Selección Natural actúa en fases anteriores a la reproducción, que suelen ser fases juveniles, pero alcanzar el estado reproductor no indica estar adaptado. Un individuo vivo ha de reunir más condiciones para que lo consideremos adaptado. 

En muchos casos, la adaptación aparece considerada como un carácter cualitativo. Según esta opinión, un individuo está o no está adaptado, no existiendo grados de adaptación. Pero Darwin habló de “los más adaptados”. Es decir, para él, dentro de los adaptados existen graduaciones, habiendo los “más” adaptados frente a otros que, por tanto, han de estar “menos” adaptados. Para Darwin, padre del concepto, es un carácter variable entre los individuos de una población.

LAS COLORACIONES CRIPTICAS  AYUDAN
AL CAMUFLAJE

De todos modos, no debemos olvidar que, siguiendo a Darwin, conocemos a los adaptados a partir de los reproductores en cada generación, pues se reproducen con mayor frecuencia que otros que, por tanto, están menos adaptados. Son aquellos que transmiten sus genes en mayor frecuencia a la generación siguiente y así, en cada generación, los genes presentes en los individuos que la forman, han sido componentes de los adaptados de la generación anterior. Gracias a esa reproducción diferencial, los genes reponsables de los caracteres adaptativos irán aumentando de frecuencia a lo largo de las generaciones y,  por eso, el factor reproductivo ha de ser tenido en cuenta a la hora de definir la adaptación como estado.

En pocas palabras, el individuo adaptado es el que vive y se reproduce, transmitiendo, de este modo, sus genes a la generación siguiente. Hay una importante salvedad, y es que los hijos necesariamente han de ser fértiles. De no ser así, en ellos terminaría la historia biológica de la población de la que forman parte. Según este modo de ver las cosas, riguroso pero ajustado a lo cierto, un individuo viene a ser como el puente por el que pasan los genes desde sus progenitores a sus hijos. Y así permanentemente. Si un individuo no se reproduce, en vez de ser vía de paso para los genes, sería como un camino terminal para ellos. Encuentro acertada esta comparación.


LAS POBLACIONES ANUALES DE AMAPOLAS,
SON UN BUEN EJEMPLO DE POBLACIONES ADAPTADAS

A principios del siglo XX, la biología comenzó a considerarse de un modo integrador, de modo que los individuos se estudiaron como formando parte de unidades más amplias que lo que puedan ser las poblaciones. Se pensaba en ecosistemas y las poblaciones eran vistas como entidades biológicas  diversas integradas en ellos.

¿Cómo definir a los individuos adaptados según este criterio? De acuerdo con los nuevos conceptos, un individuo está adaptado a un hábitat determinado cuando es capaz de interactuar con su entorno de modo que puede reproducirse en él y tener hijos fértiles. Atención a esto, pues no se define la adaptación como algo absoluto propio del individuo, sino relativo, pues hablo de adaptación “a un hábitat”, lo cual no quita que ese mismo individuo esté o deje de estar adaptado a hábitats diferentes.


POBLACIONES DE LAVANDA
MONTANCHEZ, EXTREMADURA

En este sentido, existiría una zona geográfica, más o menos amplia y con variables ambientales, dentro de la cual los individuos pertenecientes a una población estarían adaptados. Esta zona viene a corresponder con el área geográfica de distribución de esos individuos. En los bordes de esta zona, existe otra, casi rodeándola, en la cual los individuos viven de modo precario, y no son capaces de reproducirse. En esta banda periférica, las condiciones varían de manera gradual y ya no permiten la adaptación de esos seres en cuestión, aunque puedan vivir en ella con efectos biológicos limitados.

¿Por qué insisto en el hecho de que un individuo adaptado tiene que tener hijos fértiles? Repito lo dicho en otra ocasión. Los individuos han de participar en la formación de la generación siguiente y, salvo casos que comentaré, la única forma de hacerlo es reproduciéndose. Cuando los individuos están adaptados, las poblaciones son independientes de la actividad humana y se reproducen por sus propios medios. Como ocurrió antes de nuestra aparición en el mundo de los seres vivos.

Las fotos de amapolas y lavandas son de Demetrio Fernández Vaquero, a quien agradezco su ayuda.



miércoles, 16 de diciembre de 2015

Diosa, no. Mejor, arrendajo.

DÉMETER, LA DIOSA
Milano, en la entrada que regalas al Paseante silencioso, dices de ti que eres como una diosa. Tal vez como Démeter, encargada del jardín terrenal, no sé. Me encanta que lo digas así, tan a la brava. Humana hasta la médula, sitúas en ti misma el afán perpetuo del hombre, de la Humanidad. Ser como Dios. ¡Qué bien sabía la serpiente que ese argumento sería incuestionable para Eva y Adán! Seréis como Dioses, dijo sutilmente, como quien no quiere la cosa. Y creyeron, claro que creyeron y cayeron. Siglos más tarde, milenios más tarde, diría un cínico genial, Oscar Wilde, que “la mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella”. Y todo se derivó a partir de la caída de Adán y Eva. No fueron como dioses, le tentación es engañosa, pero el afán de ser como Dios ha permanecido latente en la Humanidad. Tú lo revives en la entrada que ahora me inspira.
ARRENDAJO CON BELLOTA EN EL PICO
Siempre han sido codiciadas por los humanos las prendas atribuidas a la divinidad: la eterna juventud, la ausencia de dolor, la omnisciencia, etc. etc. Nunca contentos con lo nuestro, caprichosos por naturaleza, menospreciamos la inteligencia, la capacidad de conocer, de pensar... Todo lo nuestro, como si nada. Gente mimada que desprecia lo que tiene, y lo tiene todo, constantemente añorando lo ajeno. Siempre sabe mejor el caldo en cocina ajena, dice el refrán, y no voy a ser yo quien lo remedie.
Los griegos, tan liberales ellos en sus tratos con los dioses, los tenían para todos los gustos. La conducta más perversa que podamos imaginar, contaba con un dios que la había seguido. Ladrones, borrachos, envidiosos, criminales, lascivos, todos tenían su digno representante en el Olimpo. Por eso nosotros, los mortales, estábamos disculpados en lo que hiciésemos.
Pero había algo que el padre Zeus no perdonaba, era el querer
SIN ESTRUCTURAS
PARA SER LLEVADA POR EL
VIENTO
retarles. Debíamos admitir nuestras limitaciones, acomodarnos a ellas y procurar ser felices de ese modo. Cualquier intento de parecernos a los dioses, en plan igualarlos o, incluso, superarlos, era una ofensa grande, la más grande, y recibía el nombre de Hybris. Llevaba consigo la correspondiente penitencia, la Némesis, que la imponía el dios retado, nunca vencido.
Hoy, Milano, te sientes como diosa y yo te creo. Es algo muy humano, yo diría que es algo que los mortales llevamos en nuestro ADN, si no barruntase en qué consiste ese ácido y qué es lo que lleva y encierra. Te comprendo, pero no me gusta. No quiero verte expuesta a una Némesis mandada por Démeter o por Perséfone. No quiero verte castigada por diosas celosas, mentirosas, armadanzas que disponen del favor de Zeus.
Puestos a compararse, ¿Qué tal si te comparas con un arrendajo? Tengo que ponerte en antecedentes, claro. El arrendajo es un pájaro bonito, de hermosos colores y canto especial. Su plumaje es azul y no presenta dimorfismo sexual. Los campesinos le conocen de lejos. Ruidosos, anidan en árboles y son fundamentalmente omnívoros, aunque prefieren frutos y de éstos, las bellotas.
¿HABRÁ NACIDO GRACIAS
A UN ARRENDAJO?
En otoño recogen bellotas con sus picos y las almacenan en pequeños grupos enterrándolas, para comerlas más tarde, cuando escaseen en invierno. En esto los imitas en cierto modo. Pero, siempre hay un pero, los arrendajos no tienen muy buena memoria. En múltiples ocasiones olvidan los lugares en que escondieron las bellotas, que estando bajo tierra y siguiendo su ciclo propio, llegan a germinar. La verdad es que este modo es uno de los más eficaces en la propagación y el mantenimiento de las poblaciones de robles.
Ya te digo, Milano, es un modo muy bueno de dispersión de semillas de árboles cuando éstas son grandes, pesadas, y carecen de estructuras apropiadas para viajar llevadas por el viento. La bellota no dispone de sámaras como las semillas del arce, esas alas como voladoras, ni posee vilanos, como las del plátano, ni aristas grandes que les permiten girar al viento, como las del eucalipto. Su forma cilíndrica y pesada provocaría que las bellotas cayesen en vertical, a no ser la acción propagadora de los arrendajos.
EN TU TIERRA LA VIDA SIGUE
El pájaro se beneficia del árbol y el árbol del pájaro. Ambos se benefician de ambos. Estas asociaciones son frecuentes en la naturaleza, y consiste en que dos especies se benefician una a la otra, sin causarse daño alguno. Se llaman simbiosis, pudiendo decir que el roble y el arrendajo son simbiónticos.
Viéndote guardar bellotas bajo tierra para que germinen, me recuerdas a un arrendajo hembra, haces como si fueses olvidadiza, y dejas las bellotas dispuestas para su germinación. Con esto, ayudas al mantenimiento de la población. Incluso, gracias a las que te ha regalado tu amigo, simulas una inmigración, que desde un punto de vista biológico, es interesante.
Cuando te veo en las fotos plantando esas semillas, recuerdo que juegas un importante papel previsto en diversas estrategias vegetales.
Deja a los dioses y diosas con sus cosas divinas y no te salgas de esta tierra, ni de tus campos sorianos, Milano Negro, que hay muchas cosas bonitas por hacer, mientras paseas y juegas con Inuki.
VIGILADA POR TU INUKI



miércoles, 2 de diciembre de 2015

Reproducciones alternativas en vegetales

HOJAS SUELTAS DE CRASULACEA
 BROTANDO Y ENRAIZANDO
Con frecuencia me refiero a aberraciones hereditarias que se pueden producir en vegetales, pero no comento casos similares en animales. ¿Es que no hay este tipo de aberraciones en animales? En general, podría decir que no, que no las hay. En animales, con su reproducción sexual como estrategia reproductiva, la formación de gametos pasa por unas divisiones nucleares muy estrictas, de modo que si no salen bien, se producen gametos no funcionales. El resultado es que los posibles animales aberrantes suelen ser estériles, no transmitiendo su malformación.

¿Y los vegetales?  En vegetales la situación es diferente, pues además de las divisiones nucleares previas a la formación de gametos, existe la posibilidad de la reproducción asexual como alternativa. Esta modalidad, la reproducción asexual, en muchas ocasiones es la única manera de reproducción en muchas familiar vegetales, que no por eso vamos a considerar en peligro de extinción.
BULBOS DE NARCISO
Un modo muy común de reproducción en vegetales, incluso imitado en usos domésticos, es el de la escisión. Los esquejes, quiero decir. Por escisión se generan trozos de planta que son capaces de enraizar por sí mismos. De modo natural se producen en vendavales, en riadas o a causa de algún fenómeno violento. Cuando después de una época de lluvia los ríos transportan ramas caídas, muchas de ellas terminarán depositadas en orillas pudiendo enraizar en esos lugares. Esta es una de las causas de que, en los ríos, los árboles de ribera sean muy uniformes en su diversidad. Muchos árboles son capaces de reproducirse por esqueje, como los chopos, los mimbres, el sauce llorón, el tilo y muchos más. Como anécdota, diré que a veces se plantan árboles con sus guías. Lo curioso es que las guías enraízan y los árboles no son capaces de hacerlo. Algunas personas “finas” llaman “hijitos” a los esquejes.
Los bulbos representan otra forma de reproducción asexual. Hay múltiples especies que sólo tienen este medio de reproducción, son las conocidas como liliáceas: azucena, tulipán, cebolla, ajo, narciso, azafrán, etc., son especies pertenecientes a esta familia. Su esterilidad genética les impide formar semilla, pero gracias a sus bulbos forman una familia que goza de buena salud biológica.
BROTES EN PATATA
Los estolones consisten en tallos rastreros, pero aéreos, que en cada uno de sus nudos son capaces de formar raíces. El plátano se reproduce por estolones y también la fresa. En esta última hay dos tipos de reproducción: una sexual, con formación de semillas y dispersión mediante frugívoros. Pero, una vez llegada cada semilla a un nuevo lugar en que crecer, aparece la fase asexual mediante estolones. Es bonito esto: en la fase de semillas, con gran variabilidad entre ellas, se colonizan nuevos hábitats. Una vez encontrados éstos y vistos que son apropiados para la vida de cada individuo, se reproducen asexualmente que es el modo de no generar variabilidad en la descendencia. Puesto que la planta ha crecido, el ambiente ha de ser apropiado para ella. La reproducción asexual produce copias genéticamente iguales a la inicial que, por tanto, también estarán adaptadas a cada ambiente concreto.
Los rizomas vienen a ser como estolones, pero en este caso los tallos son subterráneos. Casos más comunes, lirios y cañas.
Los tubérculos son también tallos, pero capaces de acumular substancias de reserva.
RIZOMA
Ejemplo clásico de tubérculo es la patata.
En muchos de estos casos (esquejes, estolones, rizomas) no comento algo que voy a hacer ahora. Me refiero a la facilidad con la que, en los tallos, se forman raíces, lo que se denomina enraizar. En vegetales, a diferencia de lo que ocurre en animales, hay un tejido de células embrionarias que permanecen presentes durante toda la vida del organismo. Serían algo así como un tejido formado por células madre, capaces de generar cualquier órgano cuando están en el lugar apropiado. Estas células, constituyen el tejido llamado cambium, y están presentes a lo largo de todos los tallos, hasta las yemas apicales de las ramas. A partir de él se generan flores, hojas, tallos y, cuando rozan el suelo,  raíces.  Por eso, a la altura de los nudos, en rizomas y estolones aparecen raíces, como en los extremos lesionados de los esquejes.
En animales no existen estos modos alternativos de reproducción. Gracias a ellos, los vegetales han podido explorar nuevos hábitats en sus biologías.



sábado, 31 de mayo de 2014

THE WAY -- EL CAMINO

UN DESCANSO
Veo una película sobre El Camino, éste es su título, que me llega rodeada de muy buenos comentarios por parte de amigos, en cuyo criterio tengo gran confianza.
Tanto me la han ensalzado que, es lógico, espero mucho de ella, sin tener en cuenta que puede ser una visión parcial de lo que El Camino representa para alguien, que no tiene que coincidir con la mía.

Con las primeras escenas me confundo, veo todo como mezclado y con una especie de dispersión que no me lleva a nada. Pero tras un saludo muy conocido para mí, entrañable más bien, “Buen Camino”, todo cambia.
CERCA DE PONTEFURELOS
Y dejo la mente volar, mientras veo imágenes evocadoras. ¡Qué cantidad de recuerdos trae consigo este saludo! Viene a ser como una contraseña mágica, que me transporta a otro mundo, a otro modo de ver las cosas, las gentes y el entorno. Es como un parámetro diferente con el que analizar todo.
Recuerdo, lo he dicho aquí, que la primera vez que me saludaron de este modo fue en Pontefurelos. Estabámos mis primos, Paco y Salud, y yo. Al salir de un tabernucho nos abrigó el saludo del tabernero y a los tres nos llegó al sentimiento. Desde entonces, esas dos palabras, “Buen Camino”, me acompañan cuando paso por esta ruta soñada, querida y añorada por miles de personas de todo el mundo.
“Buen Camino”, un saludo que unos queridos amigos míos
ROMÁNICO DEL CAMINO
acaban de oír en Manhattan, dirigido a ellos al saber que eran de esta tierra. Eso, hacia el oeste. Seguro que a miles de kilómetros al este, también hay quien salude con cariño a alguien de esta tierra con esas dos benditas palabras.
El Camino, pasado, presente y futuro nuestro y de todos quienes quieran sanamente compartirlo. Rememoro villas, pueblos y aldeas con casas a punto de caerse, pero testigos de gente de aquí y de allí unidas por un mismo afán, el Camino y llegar, cada uno con su motivo, como se dice en la película que, a estas alturas, ya me ha emocionado un montón de veces.
MONTE DO GOZO
YA SE VE COMPOSTELA
Lo que más conmueve de ella (hasta las lágrimas) es que, al ser preguntado por la cuasa de su andadura, el protagonista no sabe qué contestar. ¡Qué cercano lo encuentro en ese momento!
Muchas veces, en la grandiosidad compostelana, evoco las casuchas y callejas de Triacastela, Liñares, Leboreiro y otras tantas. Vírgenes con leyendas milagrosas, fuentes con fama de curar males o puentes con diablos vigilantes. Todo eso ha quedado atrás cuando se está en Compostela. Como en un tablero de la Oca, las dificultades se han superado y ya se está en el sitio de cada uno, porque cada uno de nosotros tiene el suyo.
TIEMPO PARA LA INTIMIDAD
Luego, hay que volver al lugar de cada cual y vivir una vida renovada. Porque si seguimos con la de antes, de nada ha servido caminar.

Buen Camino, amigos.





COMO RECUERDO, UN AMANECER EN CUALQUIER
LUGAR DEL CAMINO