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lunes, 21 de julio de 2014

ESOS NIÑOS... QUÉ DOLOR!!!

EL CUIDADO DE LA PROLE
Según el diccionario, altruismo es "diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio", una definición que respeto, pero que no comparto por completo. Esta es una definición, tal vez, aplicada a humanos, pero como biólogo que soy, prefiero el punto de vista biológico cuando se define. El comportamiento altruista es característico de determinados seres vivos, principalmente del grupo de mamíferos y del de aves. Los humanos lo hemos modificado con aspectos nuevos, pero el altruismo sigue ahí con su significado biológico. 
En la acción altruista hay dos sujetos, el agente y el pasivo. Quien la practica es pariente del que se beneficia de ella. Un progenitor que se expone ante predadores para salvar su prole, es un caso típico de altruismo. También pueden ser varios adultos los altruistas, que se exponen para proteger simultáneamente a sus respectivos descendientes, no necesariamente parientes de cada uno de los adultos.
Los altruistas se comportan de ese modo para proteger a individuos de su misma especie, pertenecientes a la generación siguiente a la propia. Fuera de humanos, es raro que haya altruismo entre seres de la misma generación, como sería el caso de comportamientos altruistas entre hermanos o primos. También, en humanos, hay casos de altruismo dirigidos a personas de generaciones anteriores al individuo altruista, como sería el caso de socorrer a padres o abuelos. Este modo de actuar tiene base cultural, no biológica.
El altruismo por parte de padres defendiendo a sus hijos, posee una elevada base biológica. He dicho aquí, en
LOS HIJOS, LA GENERACIÓN SIGUIENTE
más de una ocasión, que el papel biológico de un individuo es participar en la formación de la siguiente generación a la que pertenece. De ese modo, contribuye a que se perpetúe la población de la que forma parte. Cuando hay actuaciones altruistas, los sujetos de la acción son parientes, es decir, comparten genes. Los miembros beneficiados ya forman esa nueva generación que conviene cuidar, para que alcancen el estado reproductor. Las conductas altruistas son mas intensas conforme mas fuertes son los lazos de parentesco entre los sujetos y, por tanto, es mayor el número de genes que se comparten.
En humanos, con la aparición de la inteligencia, surgen otros modos de altruismo, por ejemplo el de grupo. Existe este tipo de altruismo entre los miembros de un determinado colectivo, que puede ser cultural, étnico, religioso o de otro tipo. Por ejemplo, todos sabemos cómo, en casos de accidente, nos preocupa la posible presencia de paisanos entre las víctimas, aunque no sean parientes nuestros. 
MIRADA SOBRECOGEDORA
A nivel de especie, los niños, pertenezcan al grupo que sea, siempre nos han conmovido de modo especial. Volviendo al caso de accidentes, cuando se producen, siempre se nos indica el número de niños damnificados. 
Son la generación que viene, pero que ya está aquí y, por eso, que hay que cuidar. Pensemos en las múltiples ONG existentes, sin mayor finalidad que  no sea la de proporcionar mejores condiciones de vida a niños desvalidos de miradas expectantes, desprotegidos pero de sonrisa contagiosa y conmovedora. 
Cualquier cosa adversa que se les haga, me parecen atrocidades de lesa humanidad, y de ellas están bien servidos en este tiempo. Hay niños soldados, prostituidos, hambrientos, raptados para ser materia prima en el tráfico de órganos, sexualmente violados por quienes deberían haber velado por su total integridad… Todo eso lo hay y no descubro nada.
NADA QUE AÑADIR
Ahora nos enteramos de la posible atrocidad de una tal Mamá Rosa. Una anciana brasileña que, de ser cierta su conducta, dejaría pálidas las historias que nos relató Ch. Dickens en el siglo XIX. De momento, todo son rumores sin confirmar.
Pero… ¿y los niños impunemente matados por Israel en la franja de Gaza? ¿Es que nadie con autoridad para ser obedecido va a decir basta? Estos niños muertos diariamente no son materia de rumores, son certezas obscenamente confirmadas por quienes siembran el pánico como un fin en sí mismo.
Como ser humano considero a estos niños como míos. Son nuestros niños, nuestra nueva generación que se abre camino para protagonizar un nuevo retazo de nuestra historia. ¿Así los estamos preparando? Me duele pensar que lleguen al estado adulto como seres tristes, desengañados, amargados.  Otros, no llegarán. En más de una ocasión y de uno u otro modo, por acción u omisión, pienso que todos somos responsables del desastre. De este tremendo desastre.