En el arte gallego, conozco dos banquetes pétreos. Uno, el del comedor del Palacio de Gelmírez, en Santiago de Compostela. El otro, el que podemos disfrutar en el Monasterio de Sobrado dos Monxes. Ambos están esculpìdos en granito y en los dos se reconoce el espíritu popular, ese que es tan fecundo en Galicia cuando se vierte en las vías de la creación artística.