Mostrando las entradas para la consulta mueren ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta mueren ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas

viernes, 14 de julio de 2017

Hablando de seres vivos

Me gustaría hablar de nuevo aquí sobre seres vivos, y voy a hacerlo. Hablar de los seres que viven, que tienen vida. Pero, ¿qué es vida? Es una pregunta que ha tenido diferentes respuestas a lo largo de la historia. Hubo un tiempo en que se pensó que era un soplo. Según el Génesis, Dios hizo una figura de barro, sopló sobre ella y ésta adquirió vida. Hoy han cambiado mucho nuestros conocimientos y conceptos sobre este tema.

He dicho muchas veces que tenemos ambigüedad al utilizar esta palabra. Porque “vida” puede ser la historia biológica de alguien (la vida de fulano); también entendemos como tal el modo de transcurrir el tiempo por parte de alguien (llevó una vida…); o, en otro plan, puede ser la duración estimada de un aparato caduco (esta bombilla tiene una vida de tantas horas). Pero también, vida es una actividad esencial mediante la que actuamos los seres que, por tenerla, merecemos el calificativo de seres vivos. En este plan, vida es la energía de los seres orgánicos. 

Ser vivo

Estos conceptos son de este tiempo. En el Renacimiento, se sabía que los estados de la materia son sólido, líquido y gaseoso. El paso de un estado a otro era simple y sencillo: evaporación, ebullición, solidificación eran procesos reversibles conocidos por los hombres de ciencia. También los seres vivos morían en un instante y, al igual que el resto de cambios conocidos, se podrían producir en ellos los movimientos inversos. Los seres inertes podrían adquirir vida. Había que conocer cómo, la fórmula de producirla, pero el hecho era real y constatable. La idea de la generación espontánea era admitida en general, existiendo múltiples fórmulas para conseguir la producción de animales: de ratones, arañas, lombrices y un largo etcétera. Según esta suposición, la vida era una actividad susceptible de ser creada en condiciones adecuadas.

Seres vivos

Fue a partir del siglo XVII cuando se empezó a dudar de esta hipótesis. Redi, Spallanzani y Pasteur demostraron, cada uno en su tiempo, la inexactitud de esta hipótesis y Pasteur resumió su descubrimiento con el aforismo omnis vivo ex vivo. Todo ser vivo procede de otro ser vivo. También, como consecuencia lógica de esto dijo que “la vida no se crea, simplemente se transmite”. Todo esto generó una nueva visión acerca de los seres vivos y su mundo. 

Tal vez sea posible escapar de la definición de “vida” para quedarse en la de “ser vivo”, pero volvemos a lo mismo. ¿Realmente sabemos qué es un ser vivo? Sí y no. Me explico. Sabemos de lo que hablamos cuando nos referimos a ellos. No es una metáfora, no. Es algo muy concreto y lleno de significado. Incluso adjudicamos características de ser vivo a algo, un movimiento ideológico, por ejemplo, cuando decimos de él que está vivo o muy vivo. Queremos indicar que se renueva, que se expande, que se mueve.
 
Ser vivo

Pero hay muchos seres vivos, mucha diversidad entre los seres vivos. La idea de los científicos es que la vida, tal como la entendemos hoy, se inició una sola vez. Tal vez antes hubo moléculas con características prebióticas, pero la vida que disfrutamos y de la que participamos todos, tuvo un solo inicio hace miles de millones de años. Darwin nos explicaría el origen y el mantenimiento de la diversidad actual, pues lo cierto es que todos tenemos un mismo origen y sirve de muestra el nivel bioquímico.

Todos guardamos nuestra información genética en los ácidos nucleicos. Recuerdo, hace años, cuando se estaba dilucidando el código genético. Se hacía en laboratorio, claro. No faltaron quienes dijeron que después de dilucidado, habría que deducir qué claves correspondían a vegetales y cuáles a animales. A todos nos pareció lógico. La sorpresa, la gran sorpresa, llegó cuando se comprobó a ese nivel bioquímico todo era similar, tanto en el mundo animal como en el vegetal y en bacterias. ¿Qué quiere esto decir? Pues sencillamente, que ese camino de consolidación como seres vivos fue un camino que recorrimos juntos, que es una historia común. Luego, más tarde, vendrían las diversificaciones.

Seres vivos

También tenemos común el modo de duplicación de los ácidos nucleicos y los enzimas que intervienen en el proceso. Es también común el número y la naturaleza de los aminoácidos, los componentes de las proteínas y su mecanismo de síntesis. 

Si embargo, soy consciente que estoy diciendo cosas, pero no digo qué es un ser vivo, ni qué es la vida. Desde niño, ya en la escuela, aprendí que los seres vivos “nacen, crecen, se reproducen y mueren”. También que las funciones de los seres vivos son “de relación, de nutrición y reproducción”. Con anterioridad hablé aquí de mi modo de entender eso de que los seres vivos nacen y crecen. Pero ahora, quiero seguir comentando cómo entiendo esas funciones propias de los seres vivos. Comunes a todos.

En clase, para hacer ver a mis alumnos la complejidad del mundo de los seres vivos, les aconsejaba que imaginasen un árbol, un liquen, una planta y un mamífero. ¿Qué compartimos? Estamos vivos, tenemos la información biológica encerrada en ADN, compartimos el modo de transcripción del mensaje genético. Luego, cada cual con sus genes, que se adapte a su ambiente, que crezca y se reproduzca.

Hablaremos de esto…

viernes, 2 de junio de 2017

Genes compartidos

Cuando digo que tengo primos o hermanos, quiero decir que tengo parientes. Que unos individuos sean parientes, implica que comparten progenitores y cuanto más próximos sean esos ascendentes, (padres, abuelos), más intenso es el grado de parentesco que nos une. A veces, en algún coloquio sobre evolución me preguntan si procedemos de los monos. En tales casos digo que no, pero que ambos grupos tenemos ascendentes comunes. Somos parientes desde un punto de vista filogenético.


Porque, con una visión genética, ¿qué significa compartir ascendentes? Significa compartir genes, ni más ni menos. Copias idénticas de genes que proceden de los progenitores comunes que por una u otra vía de descendencia llegan a nosotros y a nuestros parientes. El grado de parentesco implica la proporción de copias de genes compartidas.

Es como la herencia de los apellidos. Hace un tiempo, estaba yo en el pueblo de mi padre, donde nunca he estado más de una tarde, y al presentar ante una dependencia de la Administración los datos paternos, hubo quien dijo que con aquellos apellidos, no podía ocultar mi procedencia. Genes y apellidos. Antes, cuando había poca movilidad personal y la gente no se movía de sus lugares de origen, a la larga, todos eran parientes más o menos próximos. Compartían apellidos, como es posible ver en las lápidas de las partes antiguas de los cementerios, pero también compartían genes. Esa situación de compartir genes por proceder de antepasados comunes se llama consanguinidad, he hablado de ella en diversas ocasiones y puede tener efectos perniciosos.

Por otra parte, en biología evolutiva se tienen muy en cuenta algunos parámetros relativos a la reproducción y al altruismo. Existe un instinto muy fuerte a reproducirse y eso tiene un sentido, también muy fuerte, biológico. Es el instinto de reproducción, que también podemos verlo como un instinto de procurar que los genes propios estén presentes en la generación siguiente, contribuyendo a formarla. 

A veces encontramos casos de sacrificio por parte de progenitores, o familiares, de seres jóvenes, infantiles, que pueden ser enjuiciados como actividades tendentes a favorecer la presencia de los genes propios en la generación siguiente. Los hijos ya se han tenido, ahora hay que procurar que lleguen a adultos y se reproduzcan. A estas actividades de sacrificio les llamamos altruismo y, en general, cuanto menos es el grado de parentesco, menor es también la proporción de genes compartidos, y menor también la intensidad del altruismo. El altruismo de padres hacia hijos es mucho más intenso que el de tíos con relación a sus sobrinos. También comparten menos genes.

He dicho anteriormente “genes y apellidos” Lo genes son entidades biológicas, mientras que los apellidos son culturales, pero en muchos aspectos hay gran paralelismo. En muchas ocasiones, tratando situaciones humanas, es difícil diferenciar si algunos componentes son debidos a herencia biológica o cultural, o si ambos aspectos tienen su influencia en esas herencias. 

Pero la dimensión cultural también genera situaciones de altruismo. Todos conocemos la dimensión de las ayudas proporcionadas a paisanos desconocidos, pero con quienes nos une eso, proceder de un mismo lugar, sin importar la dimensión del lugar de procedencia, sea aldea, pueblo, ciudad o país. Compartimos historia, costumbres, cultura y eso genera solidaridad. No somos parientes en estos casos, pero somos paisanos, también con historia común.

El instinto de supervivencia es muy intenso y se refiere a los individuos y tiene a ellos mismos como objeto. El de reproducción es igualmente intenso, pero aunque tiene como sujeto a los individuos, su objeto biológico es la generación siguiente. El instinto de reproducción, en cada especie, tiende a su mantenimiento, a que siempre aparezca una siguiente generación. De ese modo se perpetúan las especies. 


Ahora, mediado el año 2017, llevamos mucho tiempo en que vemos desastres humanitarios con decenas o centenares de muertos. Cuando tal desgracia ocurre, siempre se nos hace ver el número de mujeres y de niños muertos. ¿A qué se puede deber este detalle pormenorizado? Como biólogo, lo veo muy claro, aunque otros lo vean de modo diferente. Puede que algunos lo vean como una información complementaria de la crueldad humana, al indicarnos el número de las víctimas indefensas, pero pienso que cuando mueren a consecuencia de una bomba, o el hundimiento de una patera, todos estaban indefensos. 

Tal vez, sin saberlo, estamos teniendo en cuenta algunas dimensiones biológicas del desastre, pues de una población de tantas personas, han desaparecido tantas posibles madres gestantes, disminuyendo la capacidad reproductiva de esa población, y se han matado a tantos miembros que ya eran parte de la generación siguiente, la que empezaba a vivir gracias al posible cuidado de unos progenitores, también desaparecidos. No olvidemos que los niños ya forman parte de la generación siguiente a la nuestra.

Me conmueven, como creo que a todos, los datos de muertos por mil motivos violentos. Pero me afectan de un modo especial los niños, en edad de vivir como tal, errantes hoy en día por Europa, careciendo de una mano que los guíe hacia un destino para ellos inexistente. Niños cuyo número se cifra en decenas de miles y que, tal vez, están irremediablemente desaparecidos en lugares que ni sé cómo nombrar. Siendo yo muy niño, vi una película llamada “Los ángeles perdidos”. Trataba de niños perdidos en la Alemania nazi. Era una historia muy triste, de llorar, pero había final feliz, de película. En esta Europa nuestra de hoy, temo, creo, que el final feliz está ausente. Es muy posible que esos niños hayan adquirido la consideración de mercancía en manos perversas.

No lo olvidemos
Me duele muy profundamente, porque esos niños, junto con otros que son de mi familia, de mi pueblo y de mi país, estaban destinados a protagonizar la situación mundial de mediados del siglo XXI, a participar, en la medida de sus posibilidades, en las tomas de decisiones pertinentes.

Me duelen porque, a fin de cuentas, compartimos mucha historia. Genes, muchos iguales. Dimensión cultural, inimaginable. Por eso considero que mucho mío se pierde en una patera o entre los escombros de un atentado.

viernes, 19 de mayo de 2017

Los seres vivos nacen

Desde la escuela sabemos que los seres vivos "nacen, crecen, se reproducen y mueren". Este aforismo es muy general y mantiene toda su actualidad en Biología. Creo que será bueno volver a comentar cada una de estas actividades.



HA NACIDO
En Biología es difícil que existan definiciones aplicables por igual a la totalidad de seres vivos. Es lo que ocurre cuando queremos indicar en qué consisten algunas actividades vitales. Por ejemplo éste de la que hablo, "nacer".

Si recurrimos al diccionario de la RAE y consultamos el significado del término, nos dirá que nacer consiste en "salir del vientre materno". No lo dudo, pero la definición se está aplicando exclusivamente a mamíferos. Otra acepción que ofrece nos dice que "nacer" es "salir del huevo", muy acertada cuando se aplica a animales que tienen este medio de reproducción, como aves, peces y muchos invertebrados como insectos, crustáceos y arácnidos. Tratándose de vegetales, nos dice que "nacer" consiste en empezar a "salir de la semilla". También estamos conformes con esta definición, aunque volvemos a encontrar que no es de aplicación a la totalidad de vegetales, pues muchos de ellos no se reproducen por semilla.


HA NACIDO
Es curioso que las tres definiciones hablan de "salir". ¿Qué nos puede indicar el verbo utilizado en estos casos? Podemos pensar que "salir" nos habla de un nuevo ser, el que nace, que "sale" al mundo y abandona el lugar en que se desarrolló, donde llevó a cabo su proceso embrionario, para comenzar a vivir su propia historia como ser autónomo. Para mi forma de pensar, esa autonomía adquirida en ese momento, es lo que confiere un valor especial al "salir" y por tanto, al "nacer". Como consecuencia de ese proceso, ha aparecido un nuevo ser completamente autónomo y con capacidad para serlo. Tal vez ese “salir” del vientre materno, o del huevo o de la semilla, venga implícito en el “dar a luz” que se aplica a las madres humanas cuando generan un nacimiento. Su hijo ha “salido” a la luz. Sea como sea, tenemos que los seres vivos “nacen” de una u otra forma. Es decir, tienen un principio.


HA NACIDO
Estas definiciones están restringidas a los que nacen como consecuencia de cualquier proceso de reproducción sexual, pero ¿qué decimos de los seres, animales y vegetales, que aparecen como consecuencia de procesos asexuales? 

Hablaré de tales procesos alternativos en otras ocasiones, pero ahora pensemos en uno sencillo, conocido por todos, como es la reproducción por escisión, o por esquejes, que aunque muy utilizada por el hombre, no es un proceso artificial. Más bien es un proceso común entre determinadas especies en la Naturaleza, que lo tienen como medio alternativo al sexual. Imaginemos que en un vendaval se desprende una rama de un sauce, por ejemplo, o de un chopo. Esa rama desgajada está destinada a desecarse y morir si no llega a un terreno barroso, de modo que quede semienterrada en él. En caso de caer entre barro, es posible que la rama enraíce comenzando a ser un individuo con vida propia. ¿Decimos que ha nacido? Yo no lo diría, pero sí que hay un nuevo ser biológicamente autónomo. Ocurre con cualquier planta generada a partir de un esqueje. Se me hace difícil decir que ha nacido, pero la verdad es que hay un nuevo ser.


HAN NACIDO
En organismos que viven formando colonias, caso de corales o fresas, por ejemplo, es difícil decir cuándo nace cada individuo y tal vez el concepto de "nacer" se limite al ser originario, fundador de la colonia, mientras que sus nuevos miembros aparecen por procesos alternativos al nacimiento.

Los seres vivos, de un modo u otro, nacen. Los modos son muy diversos y si bien hay casos en los que se puede hablar con rigor de nacimientos, en otros el término queda más ambiguo. Pero siempre podemos decir que los seres vivos tienen una historia autónoma, con un principio concreto capaz de ser datado en el tiempo. En ese momento está su origen como ser individual, aunque a veces no podamos hablar de nacimiento.
Podemos decir que la historia de cada ser vivo concreto, tiene un comienzo datable en el tiempo. Creo que esa afirmación es correcta.
Hay una cosa muy importante y concreta, que quiero comentar ahora. Aunque los seres vivos somos diferentes, y esa diferencia puede llegar a ser tremenda, tanto en un momento dado como a lo largo de la historia de los seres vivos, todos disfrutamos del mismo tipo de actividad biológica que llamamos vida. Somos diferentes en morfología, estructura, en el tiempo en que vivimos, pero compartimos la misma actividad biológica, y compartimos las mismas características de seres vivos


sábado, 14 de enero de 2017

Los conceptos en ciencia

Para muchos, los descubrimientos son hitos fundamentales en el avance científico. Esta idea está muy afianzada. No obstante, para muchos el desarrollo científico está en el afianzamiento de los conceptos, que muchas veces se produce gracias a los descubrimientos.



Este es un debate que viene de lejos. El dilema entre descubrimiento y concepto. El descubrimiento saca a la luz algo que estaba oculto, pero que ya existía, por ejemplo la existencia de células o los procesos hereditarios en seres vivos. El concepto aparece como consecuencia de una actividad del pensamiento, cuando se relacionan muchos datos diversos relacionados y se obtiene una idea general aplicable a casos concretos que pueden explicar las situaciones implicadas. El concepto es un producto mental y se configura gracias a los datos obtenidos en los descubrimientos. Con ellos, se afianza o se desecha. Por ejemplo, el concepto de la fuerza vital (el vitalismo), fue rechazado después de que diversos descubrimientos invalidaran los principios en los que se basaba tal idea. Otro tanto ocurrió con el concepto del flogisto, supuestamente presente en los objetos combustibles.

HAY DESCUBRIMIENTOS QUE AFIANZAN CONCEPTOS

A veces, los conceptos están encerrados en fórmulas y leyes que representan el trabajo de muchos investigadores. Los descubrimientos se basan en conceptos previos y cuando no se dispone de ninguno capaz de explicar lo que se ha descubierto, decimos que tal hecho se ha adelantado a su tiempo. Es lo que ocurrió con los descubrimientos de Mendel, que los interpretó e intentó explicarlos suponiendo unos procesos formadores de gametos (segregación), que no se podían sustentar en ningún concepto existente. No se conocía nada de la fisiología celular ni sus procesos de división. Cuando se conocieron tales procesos, los trabajos de Mendel adquirieron la dimensión merecida. Algo similar ocurrió con Einstein y sus teorías.

En biología no existe ni una sola ley. Dada la diversidad de seres vivos, resulta imposible encerrar en leyes unos principios que sean válidos para todos ellos. Si reparamos en cuatro especies muy diferentes entre sí, como podemos ser nosotros, un laurel, un helecho y un gusano, no hay leyes de ningún tipo que sean aplicables por igual a estas cuatro especies, salvo el hecho que sus miembros “nacen, crecen, se reproducen y mueren”. Pero esas actividades biológicas no son leyes. Son, eso, actividades comunes a todos los seres vivos.

REPARTO DE CROMOSOMAS EN UNA DIVISIÓN
CELULAR. DESCONOCIDO EN TIEMPOS DE MENDEL

Sin embargo, en biología tenemos múltiples conceptos que se han ido modificando, según crecía el fondo de conocimientos obtenidos con los descubrimientos. El saber biológico está encerrado en conceptos. Un sabio biólogo del siglo XX, (Erns Mayr) escribió una amplia y erudita Historia de la biología contemplándola como una historia de sus conceptos fundamentales. 

A lo largo del siglo pasado, hemos asistido a la formulación y constante revisión de conceptos fundamentales en biología: El concepto de herencia biológica nunca está completo, pero siempre sirve como base de estudios nuevos. El concepto de gen se ha dio enriqueciendo, llenándose de complejidad y desprendiéndose de ideas equivocadas que no hacían más que lastrarlo. Los conceptos de cromosoma o de genotipo son constantes temas de estudio y revisión, apareciendo nuevas formulaciones de los mismos, que nunca se dan como definitivas, pues sabemos que nuevos descubrimientos aportarán luces nuevas a esos aspectos del conocimiento.

LA VIDA EN PLENA NATURALEZA.
MUCHO PENDIENTE DE DEFINIR

Por no hablar de conceptos tan complejos como el de selección natural, ecosistema o especie. Digo complejos porque son temas en los que se implican diversas áreas de conocimiento. Por ejemplo, el concepto de especie precisa ser estudiado bajo el aspecto sistemático, morfológico, ecológico, etológico, etc. por ejemplo. Es decir, diferentes áreas de la ciencia han de coincidir en la definición, o consensuar una que satisfaga a todas. Algo similar ocurrió a mediados del siglo pasado cuando diferentes biólogos de diversas especialidades como genetistas, ecólogos, zoólogos y botánicos entre otros, compendiaron una teoría sintetizadora de la evolución. (Se le llamó “sintética” por causas de mala traducción). En estos casos, se tiende a llegar a conceptos que estén conformados por diversos aspectos de la ciencia y que siempre puedan ser revisados.

Un concepto siempre cuestionado, nunca estable, es el de “especie biológica”. Ya Aristóteles definió la especie. Desde entonces, múltiples intentos de definición se han ido sucediendo, añadiendo en cada época los conocimientos aportados por descubrimientos que se iban produciendo. No hay una definición de especie que satisfaga a la totalidad de la comunidad científica biológica. Hablo de seres pluricelulares, si quisiéramos incluir en la definición a los procariotas, tendríamos mayores dificultades, a veces insalvables.

Existen entidades biológicas, como hábitat, especie o selección, que para los biólogos son muy intuitivas, aunque aún no se ha encontrado una definición que sea satisfactoria para la comunidad científica en general.

Entradas relacionadas:




viernes, 8 de julio de 2016

Hermano lobo - 2 / Pirámides tróficas

Hay un importante concepto ecológico que nos auxilia en esto de comprender la armonía entre las poblaciones en los hábitats naturales. El concepto se centra allí, donde coexisten seres de diferentes especies coordinadas entre ellas, sin que para definirlas sea preciso recurrir a adjetivos lastimeros propios de otros modos, como la cruel culebra, el zorro astuto, el indefenso cervatillo o milongas de hadas entre nubes, geniecillos de monte o sapitos de la fuente cantarina que, al besarlos, se transforman en príncipes, siempre azules. La vida en la naturaleza es dura, muy dura para quienes habitan en esos territorios, y siempre muy alejada de tintes bucólicos, pero con un premio, dejar descendencia fértil.

Pero, a lo que voy. El concepto importante, como decía, es el de las pirámides tróficas, que nos indica las relaciones de los diferentes grupos de especies desde un punto de vista predador-presa y a través de las cuales se transmite la energía desde que los vegetales la captan del sol y la acumulan en la materia orgánica, a la vez que se va consumiendo.

PIRÁMIDE TRÓFICA

Los grandes grupos de seres vivos pueden clasificarse en autótrofos y heterótrofos. Los primeros son capaces de autoabastecerse de materia orgánica, gracias a la función clorofílica. Son los vegetales. Los heterótrofos, necesariamente han de tomar la materia orgánica en su dieta y según lo que coman los podemos clasificar en herbívoros, carnívoros y carroñeros. En una pirámide trófica, cada uno de estos grupos forma un estrato y se nutre del situado baje él. Además, los vegetales constituyen el único grupo de productores de materia orgánica y captadores de la energía que nos llega a partir del sol. Esta energía acumulada en los vegetales pasa a los restantes grupos conforme los van comiendo. Los carnívoros se nutren de herbívoros, obteniendo de ellos la correspondiente materia orgánica y energía. Cuando mueren los carnívoros, sus cadáveres son aprovechados por los carroñeros, que extraen de ellos la materia orgánica y la energía que aún mantienen de modo residual.

POR ELLAS ENTRA LA ENERGÍA
 EN LOS SERES VIVOS

Siempre ha sido así y sobre estas relaciones se construyen los equilibrios naturales. La verdad es que este esquema es simple, pero en general, el esquema es válido. Muchos vegetales sostienen una buena población de herbívoros, que a su vez sostienen algunos carnívoros. Los tamaños de las poblaciones van disminuyendo, de modo que el reflejo de las poblaciones en una pirámide es adecuado. La cúspide de la pirámide es pequeña (pocos carroñeros) y precisan de una buena base de vegetales. Por eso, en islas de tamaño mediano, no suele haber grandes carroñeros ni grandes carnívoros.

ASÍ PASA LA MATERIA ORGÁNICA DE UNOS GRUPOS A OTROS

Cualquier estrato necesita a los demás, y cualquier fallo en uno de ellos repercute en su conjunto. Cada especie de un ecosistema tiene su especie limitante, estableciéndose entre ellas las relaciones predador-presa, que mantiene equilibradas las cantidades relativas de ambas. Todas se necesitan a todas, todas equilibran a todas. Darwin, en el Origen de las especies, habla de las especies invasoras de un territorio. Dice de ellas que, al estar en hábitat nuevo y sin sus especies limitantes, se transforman en expansivas, peligrosas en esos nuevos hábitats por no tener especies que limiten su número. En nuestro país tenemos sobrados de ejemplos de especies invasoras. Tal vez hable de ellas en otra ocasión.

UN HECHO BIOLÓGICO

Hoy quiero hablar de un carnívoro que casi está en vías de extinción por causa de gente obcecada, que no sabe más que lo que le dictan los intereses inmediatos. Hablo del lobo, claro. En una pirámide trófica tiene un sitio concreto, pues es un carnívoro. Limita, con su actividad, las poblaciones de herbívoros y será alimento de los carroñeros. Su factor limitante lo constituye el tamaño de las poblaciones de herbívoros, ciervos y jabalíes entre otros. Pero en las poblaciones de lobos, el hombre se ha entrometido con fines no biológicos, siempre encaminados a diezmarlas sin ningún otro tipo de consideración. Hoy se matan lobos, sí. Tal vez en algunos territorios se hayan extinguido, no hay datos fehacientes, pero las poblaciones de herbívoros, sin su factor limitante natural, están adquiriendo dimensiones alarmantes. En toda España los jabalíes comienzan a incrementar su número de modo preocupante, lo mismo que los ciervos y otros herbívoros, dependiendo de las zonas. Ahora se pide remedio a esto.

NO HAY CRUELDAD: ES LA VIDA

Tal vez el remedio venga de retomar la situación natural, la de siempre, con salvedades. No se puede dejar desprotegido al ganadero que vive en zona de lobos, más bien es preciso protegerlo e indemnizarle adecuadamente cada vez que sus rebaños sufran ataques, pero hacerlo sin picarescas y con celeridad. No es plan recibir una indemnización por algún animal muerto cuando han pasado muchos meses desde el ataque de los lobos. No creo que sea difícil establecer un protocolo de actuaciones, incluso con calendarios que marquen plazos y generen confianza. Creo que hay perros que constituyen buenos cómplices en la lucha contra el lobo, pero hasta donde yo sé, no conozco ningún programa que subvencione la posesión de tales perros. Hace tiempo, en algunos lugares se depositaba carne con cierta periodicidad para alimento de lobos. Creo saber que esta práctica se ha abandonado. Tampoco conozco la existencia de medidas educativas que informen en los medios rurales de la necesidad del lobo y de sus efectos en las poblaciones naturales.

 EL VÉRTICE DE LA PIRÁMIDE

Podría citar más medidas efectivas para luchar contra lobos o para tratar de mitigar su acción agresiva. Pero curiosamente, nuestras medidas no se han incrementado, como sería de suponer, inspirándose en las actuaciones de otros países a los que les va bien en este tipo de política en medios rurales. Aquí no ha sido así. Aquí se han desechado todos esos programas y se ha preferido volver a matar lobos, tal vez por contentar al sector menos culto de la población y sin tratar de sacarlos de su incultura.

Mientras, seguiremos presenciando cómo se destruyen las poblaciones de lobos y de qué modo su ausencia incide negativamente en lo que queda de nuestros hábitats naturales. Y sí, seguro que siempre habrá quienes estén contentos de esas medidas, posiblemente el electorado de quienes tomaron tales decisiones.


sábado, 29 de agosto de 2015

Horror en la frontera de la culta Europa

Ahora no puedo hablar de arte ni de los productos sublimes de una inteligencia y de una cultura, a la que pertenezco, callando una situación de injusticia y vergüenza que clama a nuestro lado.

Vergüenza, eso es lo que siento, una vergüenza profunda al vernos tan despreocupados, tan atentos a nuestro IBEX-35 con sus míseras fluctuaciones o viendo cómo las cosas cambian poco para no cambiar mayormente. Nuestra economía sube, el paro no baja. Lo de siempre dentro de unos límites sostenibles, como dice el tiempo que llevamos así sin que se generen mayores conflictos. Mientras nos quejamos de fruslerías, de cosas de gente rica, sabemos que miles de personas quieren llegar a nuestra bendita Europa muriéndose en el intento. Según todos esos desventurados, vivimos en tierra de promisión, pero les impedimos violentamente los accesos. Se los hemos cerrado con muros, con concertinas y gases lacrimógenos. Ahora se amenaza con repelerlos con ejércitos, mientras Cameron les llama "plaga".

Para ellos somos el país de la riqueza, de donde llegaron sus descubridores, sus misioneros, quienes les llevaron el conocimiento y el supuesto desarrollo. Pienso en Francia, Holanda, Italia, Reino Unido y otros montando allí sus colonias. Ahora, que nos necesitan, los desheredados del mundo quieren venir a estos supuestos paraísos del bienestar, buscando participar honradamente de unos beneficios de los que siempre hemos presumido, pero les cerramos las puertas. No queremos saber nada de ellos. Sabemos, y saben, que sus antepasados contribuyeron a nuestro enriquecimiento, pero hoy les damos la espalda.

Algunos países trataron a los habitantes de sus colonias como verdaderos desechos humanos. En un pabellón de un país europeo, durante una feria internacional, los abuelos de un conocido futbolista de élite, hoy retirado, fueron exhibidos en una jaula, como muestras de fauna africana. Sin comentario, pero se me pusieron los pelos de punta cuando el futbolista lo comentó por tv en un hermoso castellano. Por otra parte, recuerdo como en su día se decidió que el 1 de enero de 1960, el Congo Belga alcanzaría la independencia. Los últimos meses de 1959 de la colonia vieron cómo los colonos belgas huían despavoridos por miedo a lo que les pudiese ocurrir si no escapaban. Y ocurrió, había mucho odio acumulado en la población nativa. (Ante las crueldades que se desataron, apareció en España una canción cantada por un fulano, (cuyo nombre no digo, pero recuerdo perfectamente), que se llamaba “¿Qué pasa en el Congo?” Era una burla hacia lo que allí estaba ocurriendo. 

Se nos educó en la inopia. Los primeros conocimientos que muchos niños tuvimos de los africanos fueron acerca de los “negritos del África tropical, que cultivando cantaban la canción del Cola-Cao”. Luego supimos que aquellos negros, no negritos, no cantaban al cultivar cacao para los niños blancos. Durante años, Baltasar fue el preferido de los niños españoles que al dormir soñaban con los Reyes Magos. Pero todo aquello acabó al ir cumpliendo años.

Pobre Europa, tan engreída por nuestras propias glorias, por nuestros logros y por nuestra vanidosa incidencia en una Historia que nosotros mismos nos encargamos de escribir. La cuna del pensamiento, de los derechos humanos, de las formas de expresión, patria de descubrimientos geográficos y científicos. Muchas veces pienso que todo eso no es más que un lujo de gente satisfecha consigo misma. ¿Es que nuestra ceguera nos impide ver la injusticia que estamos permitiendo? ¿A quién tememos para no articular una respuesta común? Mientras, el Mediterráneo sigue creciendo como tumba común en la que mueren miles y miles de personas como nosotros y vemos que, como entidad política, nos falta mucho para alcanzar una deseada madurez colectiva. 

Me conmueven las miradas de esos seres indefensos pidiendo nada, sólo una chispa de comprensión y ayuda. Me rompen el ánimo esos niños mirando a las cámaras. Me dirán que no hay presupuestos y qué sé qué mas cosas. Puestos a buscar disculpas, siempre las habrá y tan contundentes como falsas. Si ponemos precio a esas vidas, a esas esperanzas frustradas, mejor dejemos que vengan otros. 

¿Que qué hay que hacer? No lo sé, pero hay muchos, inteligentes y en puestos de responsabilidad, capacitados para encaminar este desastre humano. No me considero capaz de dar consejos, pero sí quiero decir aquí lo que siento cuando veo tanto destrozo humano que se está perpetrando de modo totalmente impune. Sé que es muy difícil articular medidas eficaces de asilo, pero también sé que esta Unión Europea está en fase de pérdida de población y hacen falta esos aportes de inmigrantes. ¿No se les puede dar una oportunidad? Nos necesitan y los necesitamos. Nosotros somos los más necesitados.

Hoy son muchos los que mueren a diario y a nadie parece importar. Salvo palabras que cada vez suenan más huecas, no veo nada positivo para solucionar esas historias personales, pero solucionarlas con finales dignos. No pido que sean felices, pero sí dignos, como corresponde a unas personas con unos derechos que hemos definidos los europeos.. 


viernes, 24 de enero de 2014

CARACTERÍSTICAS DE LOS SERES VIVOS: (IV) ... Y MUEREN

Nos dice el diccionario que morir es “Llegar al término de la vida”. También es estropearse definitivamente un aparato, desembocar un río y más cosas. Pero como buscamos una definición relativa a los seres vivos, la definición inicial es la que se nos ajusta.
Llegar al término de la vida, sin más, sin explicación de ningún tipo, porque esta definición de morir lleva implícito admitir que la vida se termina, algo que a los humanos nos cuesta mucho admitir.
Pero voy a prescindir aquí
SIEMPRE CON NOMBRES MACABROS
de los humanos, pues en nosotros la muerte adquiere dimensiones diferentes a lo que ocurre en los demás seres vivos. Tenemos una conciencia de dignidad que se resiste a ser perecedera y que plantea muchas preguntas acerca de la propia trascendencia, cuestiones a las que sólo las religiones y los sistemas filosóficos son capaces de procurar respuesta. Recordemos las muchas obras creadas a causa de la idea de la muerte, desde las esculturas funerarias, a los muchos Faustos o a las sobrecogedoras películas tipo “El séptimo sello” de Ingmar Bergman. Los dioses, siempre eternos en todas las religiones, regalaban la inmortalidad a los humanos que se habían distinguido por hacer cosas buenas con comportamiento altruista. Ese era su gran premio, la inmortalidad.
MALA COMPAÑÍA
¿Es terrorífico el morir? Para los humanos sí lo es de un modo u otro. Por eso la muerte siempre aparece representada como algo desagradable y con guadaña que,  de modo figurado, segará nuestras vidas. Por otra parte, no lo debemos olvidar, al separarnos definitivamente de seres queridos, genera en nosotros unas situaciones irreversibles de dolor a las que, una vez aparecidas, es preciso irse acostumbrando. La muerte, uno de los Jinetes del Apocalipsis, puede resultar espeluznante por ese halo de dolor e intranquilidad con que nos visita.
MUERTE NATURAL
Pero, ¿y en los demás seres vivos? También en ellos termina la vida y, por tanto, se produce la muerte. Muchos animales mueren como nosotros, como un acto solitario, pero sin dudas metafísicas acerca del proceso que afrontan. Mueren y sus cadáveres aprovechan como alimento de otros seres vivos. Normalmente, como ocurre con nosotros, al morir lo hacen de modo individual cuando se trata de seres que vivieron como entidades discretas, pero cuando se trata de colonias, como corales, puede ser que algunos individuos mueran, mientras otros permanezcan vivos y haya quienes nazcan dentro de la misma entidad colonial.
MUERTE NATURAL
También existen ocasiones en que los individuos, como tal, desaparecen si bien permanecen vivos en sus descendientes. Hablo de aquellos seres, no pocos, que se reproducen por bipartición. Ocurre que un ser se divide en dos, que son sus dos hijos únicos, que acaban de aparecer mientras que el anterior, el que se dividió, ha desaparecido, ya no existe como tal. ¿Ha ocurrido la muerte del ser inicial? Nadie se atreve a decir que si, aunque ya no exista como entidad propia. Ha desaparecido, si bien la “desaparición” como tal, no entra en la definición de muerte. ¿Podemos decir que hay seres inmortales mediante la reproducción? tampoco. Más acertado será hablar de estirpes constituidas por seres que no mueren, pero que desaparecen para dejar su sitio y sus funciones a sus descendientes. Si partimos una planta en múltiples esquejes, de modo que la planta inicial deje de existir como tal, no diremos que haya muerto, aunque ha desaparecido. Su actividad biológica sigue presente en sus hijos en forma de esquejes que, al enraizar, serán nuevos individuos.
HOJAS MUERTAS EN ÁRBOL VIVO
Los vegetales, como seres vivos que son, también mueren. Pero tienen sus peculiaridades. Por ejemplo, las plantas anuales viven un solo año y, al morir, lo hace todo el individuo, como en nuestro caso. Cuando viven más de un año, los procesos pueden ser peculiares. Por ejemplo, en los árboles de hoja caduca, las hojas mueren al llegar cada otoño, aunque esta muerte, genéticamente programada, no afecta a la viabilidad del individuo que las tenía. También, en árboles, puede ocurrir que se seque alguna rama, o más de una, sin que afecte a la vida del árbol como individuo.
¿Qué ocurre con los cuerpos muertos? Los cadáveres de animales y vegetales muertos se descomponen por la acción de otros seres que se alimentan de ellos. De un modo u otro, estos seres van descomponiéndolos, nutriéndose de sus restos, digiriendo sus componentes de modo que vuelven a incorporarse a las cadenas de elementos presentes en los seres vivos, si acaso alguna vez habían salido de ellas.
Porque, para mi entender, un ser muerto es mucho más que un mineral o una piedra, a los que considero inertes. Aún hay en el cadáver, o en el vegetal muerto, mucha energía vital almacenada que aprovechará a otros seres. Sus componentes químicos, y la energía encerrada en ellos, pasarán a formar parte de otros seres dentro de la cadena biológica en la que están integrados.

jueves, 9 de enero de 2014

CARACTERÍSTICAS DE LOS SERES VIVOS. (I) ...NACEN...

Recuerdo que, ya en la escuela, aprendimos que los seres vivos "nacen, crecen, se reproducen y mueren". Tal vez nunca nos hemos detenido lo conveniente para cavilar acerca del sentido de este aforismo. Por eso ahora quiero comentar esas actividades biológicas. Tal vez sea bueno hacerlo.
En Biología es difícil que existan definiciones aplicables a la
HAN NACIDO
totalidad de seres vivos. Es lo que ocurre cuando queremos indicar en qué consisten algunas actividades vitales. Por ejemplo, "nacer".
Si recurrimos al diccionario de la RAE a consultar el significado de este término, nos dirá que nacer consiste en "salir del vientre materno". Es cierto, pero se está aplicando la definición exclusivamente a mamíferos. Otra acepción que ofrece nos dice que nacer es "salir del huevo", muy acertada cuando se aplica a animales que tienen este medio de reproducción, como aves, peces así como muchos invertebrados como insectos, crustáceos y arácnidos. Tratándose de vegetales nos dice que "nacer" consiste en empezar a "salir de la semilla". También estamos conformes con esta definición, aunque volvemos a encontrar que no es de aplicación a la totalidad de vegetales, pues muchos de ellos no se reproducen por semilla.


HA NACIDO
Es curioso que las tres definiciones hablan de "salir". ¿Qué nos puede indicar el verbo utilizado en estos casos? Podemos pensar que "salir" nos habla de en un nuevo ser, el que nace, que "sale" al mundo y abandona el lugar en que se desarrolló, donde llevó a cabo su proceso embrionario, para comenzar a vivir su historia propia como ser autónomo. Para mi forma de pensar, esa autonomía adquirida es lo que confiere un valor especial al "salir" y por tanto, al "nacer". Ha aparecido un nuevo ser completamente autónomo y con capacidad para serlo. Y todos los seres vivos “nacen” de una u otra forma, es decir, tienen un principio.
Estas definiciones están restringidas a los que nacen como consecuencia de cualquier proceso de reproducción sexual, pero ¿qué decimos de los seres, animales y vegetales, que aparecen como consecuencia de medios asexuales?
ESQUEJES, NUEVOS SERES
 POTENCIALES
Hablaré de esos procesos en otras ocasiones, pero ahora pensemos en uno sencillo, conocido por todos, como es la reproducción por escisión, o por esquejes, que aunque muy utilizada por el hombre, no es un proceso artificial. Más bien es un proceso común entre determinadas especies en la Naturaleza. Imaginemos que en un vendaval se desprende una rama de un sauce, por ejemplo, o de una mimosa. Esa rama cortada está destinada a desecarse y morir si no llega a un terreno barroso, de modo que quede semienterrada en él. En caso de caer entre barro, es posible que la rama enraíce comenzando a tener vida propia. ¿Decimos que ha nacido? Yo no lo diría, pero sí que hay un nuevo ser biológicamente autónomo. Lo mismo ocurre con cualquier planta generada a partir de un esqueje. Se me hace difícil decir que ha nacido, pero hay un nuevo ser.
HA NACIDO
En organismos que viven formando colonias, caso de corales o fresas, por ejemplo, es difícil decir cuándo nace cada individuo y tal vez el concepto de "nacer" se limite al ser primitivo, fundador de la colonia, mientras que sus nuevos aparecen por procesos alternativos al nacimiento.
Los seres vivos, de un modo u otro, nacen. Los modos son muy diversos y si bien hay casos en los que se puede hablar acertadamente de nacimientos, en otros el término queda más ambiguo. Pero siempre podemos decir que los seres vivos tienen una historia autónoma, con un principio concreto datable en el tiempo. En ese momento está su origen como ser, aunque a veces no podamos hablar de nacimiento.