martes, 11 de septiembre de 2018

Nombres en biología: Botánica.


Desde siempre las flores han llamado la atención de los hombres. Muchas características de esos órganos vegetales inciden en esa atracción, desde su belleza hasta la misma cortedad de vida que tienen, sin despreciar su olor, los colores e, incluso, sus diversas utilidades. Todos esos caracteres juntos hicieron que no pocas personas dedicasen sus esfuerzos al estudio de las flores. Teofrasto, (371-287 a.C), es el autor de la primera obra conocida sobre descripción y clasificación de plantas, si bien parece que no hizo más que recoger los comentarios de su maestro, Aristóteles.

Ya en los primeros años de nuestra Era, Dioscórides fue importante en el nacimiento de la ciencia de las plantas. Siendo, como era, médico griego unido a las tropas romanas, viajó mucho y en los lugares que visitó alcanzó amplios conocimientos sobre plantas útiles al hombre. Su obra Materia Medica presenta la descripción de más de quinientas plantas con uso medicinal o que podrían aportar aceites, resinas, frutos o comestibles. En los cinco tomos que ocupa su obra, las plantas aparecen ordenadas de acuerdo con su uso práctico (raíces de uso medicinal, hierbas utilizadas como condimentos, perfumes, etc.) Este tipo de presentación de las plantas según su utilidad fue importante, y mucho más si tenemos en cuenta que, más tarde, aparecerían ordenadas alfabéticamente, lo cual conduciría a un verdadero desastre conceptual. Dioscórides es particularmente importante en la ciencia de las plantas y su Materia medica fue un texto de referencia a lo largo de 1.500 años. Durante todos esos años, ha sido considerado como la suprema autoridad en todos los temas referentes a ellas, sobre todo a sus propiedades medicinales.


A lo largo de toda la Edad Media, y principalmente en los monasterios, continuó la costumbre, transformada ya en tradición, de estudiar las plantas en cuanto a su utilidad. De acuerdo con el nombre griego dado a las hierbas: “botaniqué”, el hombre que las estudiaba, tanto en sus formas como en sus cualidades, se llamaba, de modo general, el “botanicós”. Con el tiempo, y por mayor facilidad fonética, su acentuación se modificó hasta alcanzar la forma actual.
En los albores del Renacimiento se produjo una fuerte conmoción científica en el mundo europeo. Entre otras cosas, tal cambio científico fue debido a los grandes viajes que se habían iniciado en tiempos de Marco Polo. El mundo vegetal aportó a Europa una gran cantidad de nuevas plantas que fueron utilizadas como alimentos, substancias estimulantes, medicamentos e, incluso, ornamentación dentro y fuera de las casas.


Las flores siguieron ejerciendo una fuerte atracción ante la imaginación popular y, como tal, aparecen referencias a ellas en los modos de hablar. En ese plan, “flor” ha llegado a ser sinónimo de “lo mejor”: “Está presente la flor de la sociedad...” “Está en la flor de la vida...” También, significó lo selecto “La flor de su trabajo...” Ya en los inicios del siglo IX, Carlomagno había sido calificado como “el Emperador de la barba florida...” y Lope de Vega nos habla de “la gloria de Medina, la flor de Olmedo”. Incluso los nombres Antonio y Antonia tiene sus enlaces con flor mediante su nombre griego, “antos”.


De aquí, el vocablo “flor”, pasó a tener otro significado conceptual, pues fue considerado como el exponente de “lo mejor” en cualquier sentido y así, cuando se seleccionaba entre las obras de de un autor aquellas que se consideraban más buenas, se decía, y se dice, que se realizó una “antología” de la obra ese autor (una acepción con raíz griega). No sé a quién se le ocurrió ese nombre, lo cierto es que tuvo éxito, lo mismo que un sinónimo pasado a lengua románica, “florilegio”, que tiene la misma base conceptual..
Lo curioso es que se utilizó el nombre que, en otro caso, debería haber sido utilizado para nombrar a la ciencia de las plantas, pues “Antología”, como he dicho, tiene raíces griegas. “Antos” significa flor y “logía” viene de logos, tratado. Es decir, significa “ciencia (tratado), de las flores”, lo mismo que “zoología” (en griego, zoo es animal), significa “ciencia (tratado) de los animales”.


Cando se aplicaron nombres a las ciencias emergentes que estudiaban a los seres vivos, el nombre de Antología ya tenía un significado bien definido y referido a selecciones, principalmente literarias. No faltó quien propuso el de “fitología” (en griego “fitos” significa planta), para denominar la ciencia que estudia los vegetales, pero ese nombre no tuvo mucho éxito. Fue cuando se recurrió al nombre griego dado tradicionalmente a los estudiosos de las plantas, “botanicós”, y la ciencia fue llamada como siempre había sido llamada en la tradición herborística.
Por eso quedó este nombre para designar a una ciencia que, comparada con otras de objetos semejantes de estudio, se debería haber llamado Antología (ciencia de las flores) o Fitología (ciencia de las plantas).
 
 PREPARADO PARA LA FLOR Y NATA




Fotos: Fondo de Google
          Emilio Valadé del Río

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