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jueves, 30 de abril de 2015

QUE POR MAYO ERA, POR MAYO…

BORRAGO
En estos días la vida revienta por todas partes. Los seres más tempraneros ya se mezclan con los tardíos en aparecer, pero ya todos han entrado en escena por este año. Mayo gusta a muchos, si no a todos, por su eclosión de colores y formas: desde el rojo de las amapolas a los púrpuras de los borragos, todos andan en la paleta de los campos. En otoño los múltiples colores vienen a ser gamas de tostados. Ahora es diferente, pues todos los colores están presentes en los campos.

Si paseamos por el campo, o lo recorremos de cualquier modo, podemos asombrarnos por la diversidad que observamos. Nos puede sorprender la riqueza de la flora o la exuberante vegetación, si es que prescindimos de la fauna, en la que también tenemos mucho que observar. Diversidad, a fin de cuentas, como exponente de la vida.
FLORA DE ORILLAS DE RIO
En el párrafo anterior, he utilizado a propósito diversos conceptos que quiero explicar aquí de modo somero, pues pueden resultar complejos si se quieren exponer de modo amplio. Vayamos, pues, por lo sencillo, no exento de rigor.
Diversidad es un concepto fundamental. Los demás se basan en él. Conocemos como diversidad al conjunto de especies diferentes que habitan en una zona. Cuidado, si hablo de una zona, quiero indicar que la diversidad es relativa a ella. En otra zona, incluso próxima, la diversidad puede ser diferente. Es posible hablar de diversidad vegetal, animal o mineral. En cualquier lugar pueden haber muchas especies diferentes o una sola, para referirnos a ese grado de diversidad, utilizamos otros conceptos.
Llamamos flora, también relativa a una zona geográfica, al conjunto de especies
VEGETACIÓN ABUNDANTE EN O INCIO
vegetales distintas presentes en ella. Por ejemplo, flora de un rio, lacustre, de tal montaña… Complementario a este concepto, los botánicos utilizan el de vegetación, que indica el número de individuos de cada especie presentes en una zona concreta.
Se pueden producir contradicciones aparentes entre estos dos conceptos si no los tenemos bien asumidos. Por ejemplo Galicia es una zona pobre en flora (pocas especies vegetales), pero rica en vegetación (las especies están representadas por muchos ejemplares). Contrariamente, Castilla es una zona muy rica en flora (muchas especies vegetales), pero pobre en vegetación (pocos individuos de cada especia).
Por cierto, fue en Castilla donde únicamente encontré Aegilops, el supuesto precursor silvestre del tripo.
AEGILOPS
En el reino animal, hay similitudes de concepto, pero hasta cierto punto. Fauna se refiere al número de especies diferentes que habitan un territorio. En este sentido, es similar a flora. Pero ¿cuál es el concepto similar a vegetación? Pues no lo conozco. Los zoólogos hablan de especies abundantes, escasas o circunloquios mas o menos similares para indicarnos el grado de presencia de cada especie en un territorio dado.
Yo creo, es una opinión, que estos conceptos derivan de inventarios de campo. Es lógico suponer que la calidad, y consiguientemente, fiabilidad, de esos inventarios estarán influidas por ciertas variables, como el tiempo que duró el estudio, el número de investigadores que lo realizaron y su grado de preparación. 
Pero también, y creo que esto es importante, depende del tipo de seres que se estudian. Las plantas no se mueven de su sitio, de modo que podemos fiarnos de un resultado obtenido a partir de unas condiciones apropiadas. (Número de observadores, duración del inventario, etc.). Cuando se estudian animales, la situación es diferentes, pues se mueven y, por tanto no es raro que se escondan o que escapen quedado, por tanto, fuera de la observación de quienes realicen los inventarios. Su presencia en un territorio puede quedar correctamente señalada, no así el grado de
PAISAJE CASTELLANO
RICO EN FLORA, POBRE EN VEGETACIÓN
esa presencia.
Otro concepto utilizado, que no me gusta mucho, es el de biomasa, que viene a ser algo así como “materia viva” sin discernir si es de origen animal o vegetal. Pero no hay duda que nos refleja una actividad vital y en determinados casos, es un concepto útil y fácil de usar..
No me gusta porque una vez se la oí a un técnico del Ministerio de Medio Ambiente y la usaba con mucho desparpajo. Como este técnico es licenciado en derecho, le pregunté que a qué se refería. Me contestó que no sabía su contenido conceptual, pero que la usaba porque quedaba muy bien.

En fin, cosas veredes y… a disfrutar de mayo y sus productos.

OTRO PAISAJE CASTELLANO


martes, 17 de junio de 2014

BONDAD Y BELLEZA (Y II)

BELLAS EN EL SIGLO XVII
En mi artículo anterior, decía que los rasgos que definen los conceptos de belleza en humanos cambian según las culturas y sus épocas. En una misma zona geográfica, según las modas culturales, el concepto de belleza varía de modo drástico. Sin salir de nuestra Europa, comparemos las Tres Gracias pintadas por Rubens (pintadas en la primera mitad del siglo XVII), con una actual modelo de pasarela.
Ante las Gracias de Rubens, un Paris de hoy no tendría problema en dar media vuelta y marchar. Pero no digamos qué haría el Paris del siglo XVII ante la modelo actual de pasarela. Tal vez el mismo comportamiento ante diferentes prototipos de belleza. Fijémonos que en ambos casos, se enaltece el modelo de belleza que domina cada momento cultural, que es diferente.
BELLA DEL SIGLO
XXI
Mientras que los modelos humanos están sometidos a fluctuaciones de modas y mercados, los modelos morfológicos de animales o flores no están sometidos a ningún tipo de selección cultural. Los perros pintados como bonitos por Velazquez, nos lo siguen pareciendo hoy, así como seguimos encontrando hermosos los tulipanes que Rembrand reprodujo como tales.
En flores polinizadas por insectos, existe coadaptación flor–polinizador. Parece que, cuando en invernadero, se puede experimentar con flores de diversos colores, las abejas se van a aquellas que poseen la coloración silvestre, como si tuviesen fijada en su conducta la atracción hacia las flores que manifiesten ese color. Esta puede ser la causa de que las flores de cada especie manifiesten poca, o ninguna, variabilidad cromática en la naturaleza. Curiosamente, en general, a nosotros también nos gustan más las coloraciones silvestres cuando hablamos de flores con diversidad cromática mantenidas en invernadero.
HERMOSO PARA SUS HEMBRAS
Y PARA NOSOTROS
En aves existen comportamientos bien conocidos relativos a la elección de pareja por parte de las hembras. En general, los machos exhiben plumajes especiales con coloraciones también especiales en la época en que se establecen las parejas. Pasean ante las hembras, presumiendo ante ellas (pavoneándose, decimos) con la pretensión de resultar escogidos para realizar el apareamiento sexual. Los machos considerados como más hermosos por las hembras serán los favorecidos. Si los caracteres que configuran esa belleza son hereditarios, decimos que actúa la selección natural. Pero lo que quiero decir ahora es que las morfologías y las coloraciones que determinan la elección por parte de las hembras, también nos gustan a nosotros.
LE GUSTA ESTA FLOR
Y ESTE COLOR
Darwin, que ya había observado, y estudiado, este comportamiento, llegó a postular la idea de un concepto universal de belleza. Lo hizo en ese trascendental, y hermoso, libro “El origen de las especies mediante la selección natural”, del que todos (o muchos) hablan, aunque por lo que dicen de él, creo que pocos han leído. Al menos, hasta su final.
Ya digo, Darwin lo plantea como una hipótesis que, hoy por hoy, no es científica por no haber modo de comprobarla. Sigue siendo una hipótesis.

Además, aunque en animales los supuestos conceptos de belleza no cambian, en nosotros sí lo hacen por tener un fuerte componente cultural. En ese plan, es difícil encontrar en nosotros relación entre belleza y comportamiento.

miércoles, 11 de junio de 2014

BONDAD Y BELLEZA (I)

Puesto que se tiene la idea de que detrás de cada función biológica está un gen, antes de descifrarse el genoma humano se calculaba que tendríamos unos cien mil genes, pues tal era el número de funciones detectadas en nuestra actividad biológica cotidiana. Luego, el genoma indicó que sólo tenemos veinticinco mil, pero las cien mil funciones estaban descritas.
Estos dos datos, el teórico y el experimental, coincidieron gracias a un concepto antiguo, según el cual cada gen puede ser responsable de más de una función. A esa cualidad se le llamó desde siempre “pleiotropía” y existen diversas explicaciones moleculares que nos indican el modo en que tal propiedad puede ocurrir. Hoy se admite que la pleiotropía es un comportamiento muy general de los genes.
MALO
En los cuentos infantiles se nos hacía ver a princesas y caballeros hermosos adornados con maravillosas virtudes. También en las artes plásticas se nos han representado a los personajes malvados como seres feos, mientras que los buenos son hermosos. Tenemos un refrán que redunda en esto: “la cara es el espejo del alma”. ¿Qué hay de cierto en todo esto? ¿Existe alguna base biológica que sustente tal creencia? Dicho de otro modo, ¿son pleiotrópicos los genes responsables de caracteres morfológicos o de rasgos conductuales?
Para responder a estas preguntas, sería conveniente realizar algún tipo de experimentación. Algún tipo de selección en animales mas o menos próximos al hombre, y ver si existe respuesta positiva a cualquier modo de actuación basada en caracteres conductuales o morfológicos.
BUENA
Tendríamos que decidir qué entendemos por “belleza” y por “bondad”. Unos caracteres en que entran tanto componentes personales como objetivos. Indudablemente, un ser bello ha de ser armónico, infundir serenidad en quien lo contempla o disfruta (pienso en obras musicales), ha de ser digno de ser querido y muchas cosas más y ha de tener unos rasgos objetivos capaces de transmitir esas sensaciones. ¿Existe base genética para estos caracteres determinantes de tales rasgos? La misma reflexión cabría hacerse con relación a “bondad”, carácter más propio de la conducta que de la apariencia.
UN COMPORTAMIENTO - UN ASPECTO
Ocurre que ambos caracteres están muy influidos por condicionantes culturales, de modo que resulta muy difícil una definición universal de “belleza” y “bondad” cuando la referimos a humanos, que es donde radicaba mi reflexión.
Ya digo, sería preciso hacer una selección con animales próximos al hombre para ver si la selección es eficaz, es decir, si después de varias generaciones seleccionando un carácter concreto, vemos que la población sobre la que se actúa se va volviendo más homogénea respecto al carácter seleccionado que, además, incrementa su expresividad en ella.
Por suerte, en este caso, hay dos especies de mamíferos en los que se viene realizando este tipo de selección. Estos mamíferos son especies biológicamente muy próximas a nosotros. Es decir, tenemos muchos genes similares y, en general, un genoma también similar.
Veamos los casos a los que me refiero: Uno de ellos es el toro de lidia. Después de seleccionar durante muchas generaciones teniendo en cuenta su bravura, se ha conseguido obtener un animal con un comportamiento determinado, pero con una morfología también determinada.
El otro caso lo constituyen los perros. Hay infinidad de razas,
COMPORTAMIENTO Y ASPECTO
CONCRETOS
cada una de ellas definida por sus comportamientos concretos, pero también por una morfología, que también es concreta. Tan relacionados están morfología y comportamiento en perros, que a través de su aspecto podemos saber la raza a la que pertenece uno que esté en reposo y sin que sea preciso que muestre sus caracteres conductuales, que son los que, posiblemente, fueron seleccionados.
En ambos casos, vemos que existe una correlación entre morfología y conducta. El que también ocurra en nosotros queda como simple hipótesis no científica, puesto que no se puede comprobar de modo experimental.
OTRO ASPECTO, OTRO COMPORTAMIENTO
Quede como una simple opinión para charlar sobre ella en una tarde como ésta, en la que se nos castiga de nuevo con una entristecedora lluvia de primavera.