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sábado, 23 de julio de 2016

Nombres en biología 3 Botánica

Durante siglos, el estudio de las plantas estuvo relegado a monasterios y determinados centros culturales. Interesaban por sus cualidades medicinales. Hasta siglos más tarde, no hubo un nombre para tal menester. 
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Desde siempre, las flores han llamado la atención de los hombres. Muchas características de esos órganos vegetales inciden en esa atracción, desde su belleza hasta la misma cortedad de vida que tienen, sin despreciar su olor, los colores e, incluso, sus diversas utilidades. Todos esos caracteres juntos hicieron que no pocas personas dedicasen sus esfuerzos al estudio de las flores. Teofrasto, (371-287 a.C), es el autor de la primera obra conocida sobre descripción y clasificación de plantas, si bien parece que no hizo más que recoger los comentarios de su maestro, Aristóteles.


Dioscórides, ya en los primeros años de nuestra Era, fue importante en el nacimiento de la ciencia de las plantas. Siendo, como era, médico griego unido a las tropas romanas, viajó mucho y alcanzó amplios conocimientos sobre plantas útiles al hombre. Su obra Materia medica presenta la descripción de más de quinientas plantas con uso medicinal o que podrían aportar aceites, resinas, frutos o ser comestibles. En los cinco tomos que ocupa su obra, las plantas aparecen ordenadas de acuerdo con su uso práctico (raíces de uso medicinal, hierbas utilizadas como condimentos, perfumes, etc.) Este tipo de presentación de las plantas según su utilidad fue importante, y mucho más si tenemos en cuenta que, más tarde, aparecerían ordenadas alfabéticamente, lo cual conduciría a un verdadero desastre conceptual. Dioscórides es particularmente importante en la ciencia de las plantas y su Materia medica fue un texto de referencia a lo largo de 1.500 años. Fue considerado como la suprema autoridad en todos los temas referentes a ellas, sobre todo a sus propiedades medicinales.


A lo largo de toda la Edad Media, y principalmente en los monasterios, continuó la costumbre, transformada ya en tradición, de estudiar las plantas en cuanto a su utilidad. De acuerdo con el nombre griego dado a las hierbas: “botaniqué”, el hombre que las estudiaba, tanto en sus formas como en sus cualidades, se llamaba, de modo general, el “botanicós”. Con el tiempo, y por mayor facilidad fonética, su acentuación se modificó hasta alcanzar la forma actual.


En los albores del Renacimiento ocurrió una fuerte conmoción científica en el mundo europeo. Entre otras cosas, fue debida a los grandes viajes que se habían iniciado en tiempos de Marco Polo. El mundo vegetal aportó a Europa una gran cantidad de nuevas plantas que fueron utilizadas como alimentos, estimulantes, medicinas e, incluso, ornamentación.
Las flores siguieron ejerciendo una fuerte atracción ante la imaginación popular y, como tal, aparecen referencias a ellas en los modos de hablar. En ese plan, “flor” ha llegado a ser sinónimo de “lo mejor”: “Está presente la flor de la sociedad...” “Está en la flor de la vida...” También, significó lo selecto “La flor de su trabajo...”: (Ya en los inicios del siglo IX, Carlomagno había sido calificado como “el Emperador de la barba florida...”). Incluso, el nombre Antonio tiene su raíz en el griego "antos", que significa flor.

DISPUESTO PARA LA FLOR Y NATA...
Con toda esta base conceptual, el vocablo “flor”, pasó a tener un nuevo significado, pues cuando se seleccionaba lo mejor de un autor, se decía, y se dice, que se había realizado una “antología” de ese autor. No sé a quién se le ocurrió ese nombre, lo cierto es que tuvo éxito, lo mismo que un sinónimo pasado a lengua románica, “florilegio”. Lo curioso es que se utilizó el nombre que, en otro caso, debería haber sido utilizado para nombrar a la ciencia de las plantas, pues “Antología” tiene raíces griegas. “Antos” significa flor y “logía” viene de logos, tratado. Es decir, significa “ciencia (tratado), de las flores”, lo mismo que “zoología” (en griego, zoo es animal), significa “ciencia de los animales”.
LA CIENCIA QUE ESTUDIA...

Cando se dieron nombres a las ciencias emergentes que estudiaban a los seres vivos, el nombre de Antología ya tenía un significado bien definido y referido a selecciones, principalmente literarias. No faltó quien propusiera el de “fitología” (en griego “fitos” significa planta), para denominar la ciencia que estudia los vegetales, pero ese nombre non tuvo mucho éxito. Fue cuando se recurrió al nombre griego dado tradicionalmente a los estudiosos de las plantas, “botanicós”, y la nueva ciencia fue llamada como siempre había sido llamada en la tradición herborística monacal.
Por eso quedó este nombre para designar a una ciencia que, comparada con otras de objetos semejantes de estudio, se debería haber llamado Antología (ciencia de las flores) o Fitología (ciencia de las plantas).


sábado, 7 de mayo de 2016

... Y mes de la primavera.

Hay meses del año (diciembre, noviembre, febrero…), que cuando los evoco vienen a mi recuerdo acompañados de imágenes concretas. Mayo es otro mes que, siempre, lo asocio mentalmente con flores, con muchas flores. Yo diría que no es una cuestión personal mía, pues en muchas partes y de diversos modos, se celebran las flores a lo largo de este mes. Festejos, romances, canciones, refranes, siempre con ecos culturales populares, relacionan mayo, flores y alegría. En una de nuestras fuentes culturales, Roma, este mes estaba dedicado a la diosa Maia, la diosa de la floración, de ahí el nombre que le damos.


MAIOS GALLEGOS
En Galicia se celebran los Maios, con flores y niños que cantan canciones improvisadas, la mayoría de las veces con tintes satírico-locales. A veces me he preguntado por qué se han dejado en reductos infantiles estas manifestaciones culturales, pero ese es otro cantar del que tal vez convenga hablar en otro momento.

CRUZ DE MAYO
En Andalucía, por estas mismas fechas, se celebran las Cruces de Mayo, con rezos, cruces hechas con flores y cantos. Como siempre, fiestas en que se mezclan religiones cristianas y paganas. Creo que estas fiestas de exaltación a las flores vienen de lejos en el tiempo, tal vez desde más lejos de los que se pueda suponer.

Estando en mayo, el invierno casi ha pasado, recordemos el refrán de “Hasta el cuarenta de mayo…”, por eso digo el “casi”. Pero lo duro, y de eso en este año 2016 sabemos mucho, podemos pensar que ha pasado. La primavera está en su esplendor. Ya no son los naranjos en flor, o los manzanos o los almendros que nos la anuncian. Ahora todo está florido y andan por medio los insectos polinizando. No es como en marzo, en que las flores abiertas eran de corola amplia, de modo que el viento pudiese recoger, transportar y depositar el polen donde sería bien recibido. Ahora son los insectos los que lo llevan de una a otra flor, adherido a alguna parte de sus cuerpos. No es necesario que las flores sean abiertas ni tengan sus estambres al aire.  

Desde siempre me ha llamado la atención la veneración que sentimos por las flores. Las encontramos hermosas y, si bien son efímeras, no falta quien diga que ese mismo carácter contribuye a hacerlas más hermosas. En esta época de consumo, recordemos las excursiones para ver determinados bosques en flor, por ejemplo.

FLOR DE PATATA. LUJO ORNAMENTAL

Otra cosa ocurre cuando las flores son utilizadas como adorno, incluso corporal. Tal vez pocas personas sepan que, en la Francia de finales del siglo XVIII la flor de la patata fue muy utilizada en peinados de la aristocracia. Realmente es una flor pequeña, bonita y de colores muy tenues. Por otra parte, en la historia del arte hay muchas pruebas de mujeres con sus cabellos adornados con flores.
DIONISOS
En hombres no conozco casos de flores en sus cabellos. Sí de hojas como coronas, de laurel, por ejemplo. También de uvas en casos de bacanales, cuando se representa a Baco, o a Dionisos, con sus racimos en sus cabellos. Total, entre las flores de las mujeres y los frutos de los hombres, sólo media un proceso de maduración, que se suele producir a lo largo del verano.

Siempre me he preguntado el porqué de esta utilización. Para adorno y quizás también como símbolo de dominio, no lo sé. Pero las mujeres se aderezan el cabello como adorno sin más pretensiones simbólicas, mientras Baco pone uvas en el suyo tal vez como un símbolo de su estado de zafia embriaguez, o puede que por sentirse dueño de las uvas y del vino que saldrá de ellas.

OLMO DALCÓ EN NOVECENTO
Tal vez esto del dominio sea lo que, siglos más tarde, mueve a Olmo Dalcó el niño campesino de Novecento. En la película, Bernardo Bertolucci le hace coronar su cabeza de golfillo con una sarta de ranas vivas, que más tarde serán comidas por los señores de la casa. Esas ranas constituyen el único medio de que dispone, de momento, para contribuir a la pobre economía familiar. Orgulloso de su posesión, Olmo se las pone en la cabeza aún vivas, mientras recibe la bendición del patriarca familiar en una escena en la que la luz también juega un papel importante.

Flores, flores en nuestro sentir cotidiano. A veces, como sarcástica constatación, calambur incluido, de Quevedo "Entre el clavel y la rosa...", en otras ocasiones, como metáfora de lo mejor "la flor y nata...", el Emperador de la barba "florida" Luego, suele ocurrir, a la sociedad puritana le contrarió que las flores fuesen, precisamente, órganos reproductores. Pero por aquel entonces, las flores ya eran sinónimo de "lo mejor", de ahí nuestras "antologías" y florilegios. (En griego, "antos" significa flor). 

FLORES EN OFRENDA
Otro aspecto, que no quiero tratar ahora, es la utilización que hacemos de las flores como ofrenda. No me refiero a los ramos de regalos desvinculados del tiempo, hablo de las flores de difuntos o de las alfombras florales propias de las procesiones de Corpus. Éstas, las alfombras florales, tienen sus orígenes en las fiestas que se hacían en la antigua Grecia en honor del dios Dionisos. 

Curiosa situación ésta en que nos seguimos sintiendo dueños del mundo, creo yo. Un reformador medieval, San Francisco, se consideró hermano suyo, recordemos su Hermano Lobo, y tuvo sus problemas con la Inquisición. Por desgracia para nosotros, nos seguimos sintiendo dueños en el peor sentido y de modo inapelable.

Y mientras pienso estas cosas, mayo irá dando pruebas y más pruebas de que estamos en el mes más florido del año. Las flores de hoy serán frutos en agosto, septiembre, octubre... Pero ahora estamos en mayo y conviene disfrutarlo. 

domingo, 22 de noviembre de 2015

Aberrantes hermosas

FORMA SILVESTRE
MUTANTE HOMEÓTICO
El problema se me planteó cuando me preguntaron porqué unas camelias eran de una forma y otras, de otra. Estupenda definición, claro. Pero se refería a por qué, según su tipo de flor, hay dos tipos claros de camelias. En uno de ellos, hay una envuelta de pétalos, suelen ser cinco o múltiplo de este número, alrededor de una corona de numerosos estambres. En el otro tipo de flores, aparece una gran cantidad de pétalos que forman un capullo compacto, no dejando ver los estambres, pues desaparen bajo ellos. 

No es difícil aventurar cuál de estas formas es la primitiva. Indudablemente, la que presenta los estambres visibles, dispuestos para dejar su polen al agente polinizador, sea insecto o aire, y así poder fecundar los pistilos, que también están visibles.

¿Entonces? ¿Cómo se produjeron estas flores con ausente y gineceo ocultos? Por mutación, claro. 
CLAVEL SILVESTRE

Hace millones de años, muchos seres vivos primitivos estaban constituidos por repeticiones de elementos con apéndices, algo así como la repetición de un módulo. En vegetales recordamos haber estudiado lo de “nudo–entrenudo...” En nosotros, los vertebrados, la columna vertebral es un recuerdo de aquella estructura primitiva.

Con el tiempo, los apéndices de cada segmento inicial se fueron modificando mediante mutación, y así consiguieron mayor adecuación a sus funciones o ganaron funciones nuevas para sus portadores. Ejemplo de esto son las mandíbulas y antenas de insectos, los estambres en flores y nuestras costillas. 
Las mutaciones que generaron estos cambios se produjeron en genes reguladores, que modificaban la estructura primitiva, pero no la anulaban. Se descubrieron en la mosca del vinagre (Drosophila), pero con el tiempo se supo que todos tenemos genes similares. He dicho “tenemos” con toda base científica. 
ROSAL SILVESTRE
Si ocurre una mutación en estos genes reguladores, desaparece la modificación que provocan en la estructura primitiva, pero esta estructura permanece y se manifiesta como tal, pero en el lugar en el que correspondería aparecer la modificada. En Drosophila conocemos el mutante llamado “antenapedia”, que consiste en la aparición de patas en lugar de antenas, y “maxipedia”, que hace que aparezcan patas en lugar de maxilas. En ambos casos, la estructura primitiva era una pata, que es lo que aparece.
Indudablemente, se trata de curiosidades de laboratorio, pues la selección natural no dejaría vivir en la naturaleza a individuos con estos aspectos. No obstante, su estudio ha dado muchas luces acerca de la regulación genética en el desarrollo embrionario de los individuos. En nosotros, también.
Este tipo de mutación se conoce con el nombre de homeótica, y consiste en la substitución de un órgano por otro, del que, evolutivamente, procede. Al principio se creyó que era algo anecdótico. Con el tiempo se vio que este tipo de genes reguladores están presentes en todos los organismos estudiados. Lógicamente, de los no estudiados no hay datos, pero se supone que también los poseen.
ROSA HOMEÓTICA
Y… ¿en plantas? También. Tal vez tenerlas tan próximas, tan familiares, hizo que no nos percatásemos de que unas flores tan hermosas, pero tan diferentes a sus prototipos silvestres, eran debidas a mutaciones homeóticas en los genes que determinaban la morfología de los estambres. A causa de esas mutaciones, los estambres desaparecen, dando lugar a que en su lugar aparezcan sus precursores evolutivos, los pétalos. 
Las flores con esta característica son incapaces de formar semilla de manera natural, pues carecen de estambres y, en caso de tener algunos, quedan inaccesibles para los agentes polinizadores debido a la gran proliferación de pétalos. No obstante, en algunas plantas, como el clavel, es factible reproducirlas mediante polinización artificial, siendo sencillo hacerse con semillas para jardinería.
CLAVEL HOMEÓTICO
Desde hace tiempo, estas flores nacidas de mutaciones homeóticas poseen una buena tradición en jardinería, pues el gusto popular ha transformado en objeto de belleza lo que en la naturaleza habría sido una aberración sin capacidad ninguna de reproducirse y, por tanto, de transmitir sus genes a las propias descendencias. Por suerte, en vegetales existen modos alternativos de reproducción asexual, como los injertos o los esquejes, que son los que utilizan los jardineros en estos casos. Ya digo, en claveles es fácil hacerse con semillas de estas formas homeóticas.
Todas ellas son flores cuya belleza es debida a mutaciones especiales y entre otras son: camelia, rosa, clavel, crisantemo, etc. Flores familiares a nosotros y presentes en nuestra cultura.
Un detalle que quiero hacer notar es que aunque se trata de especies evolutivamente alejadas, sus formas silvestres presetan cinco pétalos, lo que ha llevado a pensar que tal vez ese número sea el primitivo en cuanto a estructuras florales.


La foto del clavel silvestre ha sido hecha por Francisco Javier Morcillo Rodriguez, a quien agradezco que me deje utilizarla aquí.

martes, 17 de noviembre de 2015

Color y selección natural


COLOR SIMILAR
En una entrada anterior, he dicho que unas flores de diversos colores creciendo juntas, nos indicaban que estábamos ante un cultivo artificial. En estado silvestre, las flores de cada especie tienen un color concreto. Las mimosas son amarillas; la amapolas, rojas; las digitales, púrpuras y así hasta una larga lista. Incluso hay flores que dan nombre a un color. Violeta, malva o rosa tanto es nombre de flor como de su color.
Tal vez a muchos les choque esto, pues se está muy acostumbrado a los múltiples colores de diversas flores, como pueden ser rosas, claveles, hortensias o camelias. Pero esa variedad de color corresponde a flores cultivadas, lejos de los ambientes silvestres en los que han de vivir de modo natural, inmersas en los ambientes definidos por la selección natural en cada ecosistema concreto.
MALVA. FLOR Y COLOR
¿Qué a qué viene relacionar el color de una flor con la selección natural? Pues yo diría que estamos ante un órgano muy importante para una gran parte de los vegetales. En la flor se realiza la formación de gametos, la fecundación de los óvulos, su posterior maduración y transformación en semillas. Todo el potencial biológico que representa la formación de las siguientes generaciones se encuentra en la flor de cada planta.
La fecundación de los órganos femeninos la realiza el polen en un proceso que llamamos polinización y que, en general, la realiza o bien los insectos o bien el viento. Según el agente polinizador de que se trate, la flor tendrá una estructura y un color concreto.

Podemos preguntarnos porqué en la naturaleza las flores poseen uniformidad de color, mientras que en domesticidad pueden presentar múltiples colores. Ya Darwin se había fijado en esto y, referido a palomas, es el tema que desarrolla en el primer capítulo de su libro El Origen de las Especies. Cuando lo escribió no se conocían las leyes de la herencia, ni nada concerniente a este tema.
Darwin vio que en cautividad aparecía una amplia variabilidad en la coloración de las palomas y pensó que era la misma cautividad la que generaba esa variación. Hoy sabemos que esa variación está encubierta en las poblaciones naturales. ¿Qué quiere decir encubierta? Codificada por genes recesivos, que no se manifiestan salvo en determinadas circunstancias. Pero así, encubiertos los recesivos, se mantienen presentes en las poblaciones naturales, aunque los aspectos de los individuos sea una coloración diferente y uniforme.
 
ROJAS, PERO EN JARDINERÍA
PRESENTAN VARIEDAD DE COLORES
Vuelvo a la pregunta anterior, la causa de esa uniformidad de color. Los vegetales disponen de morfologías y colores apropiados para ser vistos por sus polinizadores, los insectos. Cualquier modificación en ese color de flor, hace que los insectos no la vean, siendo posible que no sea polinizada y, por tanto, no produzca semilla. El resultado es que los genes causantes de esa modificación no se transmiten a la descendencia, salvo en aquellas flores en las que el gen de color estaba encubierto.
Pocas veces aparecen variaciones de color en las poblaciones naturales y, en caso de aparecer, la selección natural actúa de modo drástico contra las flores que las presentan. Una cosa es la planta y otra, flor que forma. Las plantas pueden variar mucho en su porte, dependiendo de las condiciones en que se desarrolla. Nunca varía ni en morfología ni en coloración de la flor. Pensemos que los insectos no ven tal como vemos nosotros. Son más sensibles que nosotros a los rayos ultravioleta y ven colores de modo diferente a como los vemos nosotros. Todo eso lo tienen fijado desde el nacimiento en su comportamiento, que por una parte les beneficia pero que, por otra, también favorece de modo específico a las flores (y a las plantas) con las que se relaciona en su biología.
ROCALLA ARTIFICIAL
En las plantas cultivada de modo artificial, ya no hace falta que los insectos polinicen las flores. Es el hombre quien, por criterios económicos en la mayoría de las veces, se encarga de reproducir las variedades que le resultan más ventajosas a él. Incluso, buscando singularidades, se huyen de los colores que puedan recordar a las mismas plantas con su coloración silvestre. Es cuando aparecen gamas inesperadas de color en cualquier tipo de planta y cuanto más raro el color, más demandada y cara la flor. No olvidemos el mítico tulipán negro, nunca encontrado. (¿Sabéis que hubo un ganadero romántico que quiso criar toros con ojos azules?).
Las plantas, sacadas de la dinámica de la selección natural, y con múltiples posibilidades reproductoras, han posibilitado un gran desarrollo de técnicas alternativas que iré comentando. Pero creciendo casi siempre en invernadero, y protegidas de la acción de la selección natural. Por eso, la foto de muchos pensamientos con colores diferentes, sólo puede corresponder a plantas cultivadas, alejadas de la selección natural. Representan una bonita variación de colores (para quien le guste), pero una pérdida para la población a la que pertenecerían en caso de formar parte de una población natural: ocuparon espacio, consumieron recursos, pero no formarán semillas.
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PRODUCTO DE CULTIVO ARTIFICIAL
Alguien me puede preguntar por la elegancia de las rosas blancas, o la de las camelias, también blancas. Bueno, tengo que decir, que hablamos de flores aberrantes. En los seres naturales, hasta donde yo conozco, no existe el color blanco. Es decir, no sé de la existencia de ningún pigmento blanco. ¿Entonces? Los pétalos, las plumas, las canas… ¿no son blancos? No, no lo son. No hay en ellos ningún pigmento responsable de ese color. Todo se debe a un proceso físico, que es la difracción de la luz cuando atraviesa membranas transparentes situadas muy próximas entre sí.
En las canas, la luz se difracta al atravesar tubos vacíos con paredes transparentes de células muertas. Los pétalos blancos son debidos a la luz que se difracta al atravesar vacuolas o cromoplastos vacíos.
Quedan bonitas. Y elegantes.



jueves, 30 de abril de 2015

QUE POR MAYO ERA, POR MAYO…

BORRAGO
En estos días la vida revienta por todas partes. Los seres más tempraneros ya se mezclan con los tardíos en aparecer, pero ya todos han entrado en escena por este año. Mayo gusta a muchos, si no a todos, por su eclosión de colores y formas: desde el rojo de las amapolas a los púrpuras de los borragos, todos andan en la paleta de los campos. En otoño los múltiples colores vienen a ser gamas de tostados. Ahora es diferente, pues todos los colores están presentes en los campos.

Si paseamos por el campo, o lo recorremos de cualquier modo, podemos asombrarnos por la diversidad que observamos. Nos puede sorprender la riqueza de la flora o la exuberante vegetación, si es que prescindimos de la fauna, en la que también tenemos mucho que observar. Diversidad, a fin de cuentas, como exponente de la vida.
FLORA DE ORILLAS DE RIO
En el párrafo anterior, he utilizado a propósito diversos conceptos que quiero explicar aquí de modo somero, pues pueden resultar complejos si se quieren exponer de modo amplio. Vayamos, pues, por lo sencillo, no exento de rigor.
Diversidad es un concepto fundamental. Los demás se basan en él. Conocemos como diversidad al conjunto de especies diferentes que habitan en una zona. Cuidado, si hablo de una zona, quiero indicar que la diversidad es relativa a ella. En otra zona, incluso próxima, la diversidad puede ser diferente. Es posible hablar de diversidad vegetal, animal o mineral. En cualquier lugar pueden haber muchas especies diferentes o una sola, para referirnos a ese grado de diversidad, utilizamos otros conceptos.
Llamamos flora, también relativa a una zona geográfica, al conjunto de especies
VEGETACIÓN ABUNDANTE EN O INCIO
vegetales distintas presentes en ella. Por ejemplo, flora de un rio, lacustre, de tal montaña… Complementario a este concepto, los botánicos utilizan el de vegetación, que indica el número de individuos de cada especie presentes en una zona concreta.
Se pueden producir contradicciones aparentes entre estos dos conceptos si no los tenemos bien asumidos. Por ejemplo Galicia es una zona pobre en flora (pocas especies vegetales), pero rica en vegetación (las especies están representadas por muchos ejemplares). Contrariamente, Castilla es una zona muy rica en flora (muchas especies vegetales), pero pobre en vegetación (pocos individuos de cada especia).
Por cierto, fue en Castilla donde únicamente encontré Aegilops, el supuesto precursor silvestre del tripo.
AEGILOPS
En el reino animal, hay similitudes de concepto, pero hasta cierto punto. Fauna se refiere al número de especies diferentes que habitan un territorio. En este sentido, es similar a flora. Pero ¿cuál es el concepto similar a vegetación? Pues no lo conozco. Los zoólogos hablan de especies abundantes, escasas o circunloquios mas o menos similares para indicarnos el grado de presencia de cada especie en un territorio dado.
Yo creo, es una opinión, que estos conceptos derivan de inventarios de campo. Es lógico suponer que la calidad, y consiguientemente, fiabilidad, de esos inventarios estarán influidas por ciertas variables, como el tiempo que duró el estudio, el número de investigadores que lo realizaron y su grado de preparación. 
Pero también, y creo que esto es importante, depende del tipo de seres que se estudian. Las plantas no se mueven de su sitio, de modo que podemos fiarnos de un resultado obtenido a partir de unas condiciones apropiadas. (Número de observadores, duración del inventario, etc.). Cuando se estudian animales, la situación es diferentes, pues se mueven y, por tanto no es raro que se escondan o que escapen quedado, por tanto, fuera de la observación de quienes realicen los inventarios. Su presencia en un territorio puede quedar correctamente señalada, no así el grado de
PAISAJE CASTELLANO
RICO EN FLORA, POBRE EN VEGETACIÓN
esa presencia.
Otro concepto utilizado, que no me gusta mucho, es el de biomasa, que viene a ser algo así como “materia viva” sin discernir si es de origen animal o vegetal. Pero no hay duda que nos refleja una actividad vital y en determinados casos, es un concepto útil y fácil de usar..
No me gusta porque una vez se la oí a un técnico del Ministerio de Medio Ambiente y la usaba con mucho desparpajo. Como este técnico es licenciado en derecho, le pregunté que a qué se refería. Me contestó que no sabía su contenido conceptual, pero que la usaba porque quedaba muy bien.

En fin, cosas veredes y… a disfrutar de mayo y sus productos.

OTRO PAISAJE CASTELLANO


jueves, 2 de abril de 2015

SOBRE NOMBRES CIENTÍFICOS

A muchos, eso de los nombres científicos les echa un poco para atrás, y no voy a intentar convencerles. Como biólogo, siempre me gustó su utilidad, aunque considero que familiarizarse con ellos depende mucho del profesorado que uno haya tenido durante sus estudios. Los que yo tuve, a quienes recuerdo con cariño y veneración cincuenta años después de haber terminado mi carrera, me hicieron venerar esos nombres. Ese sentimiento hacia mis profesores es compartido por mis compañeros de promoción, no es sólo una cuestión personal mía.

Los nombres científicos no se dieron a las especies por capricho, todos ellos tienen su significado y aquí voy a comentar  algunos de ellos. Sus nombres son latinos, pues ese era el idioma científico de entonces, y normalmente hacían referencia a alguna característica de la especie nominada. Se escriben en letra cursiva, o subrayado, y consta de dos palabras: la primera corresponde al Género y se inicia con mayúscula. La segunda se refiera a la especie y se inicia con minúnscula. Es lo que llamamos nomenclatura binominal (o binomial), iniciada por Linneo hace más de doscientos años. Veamos algunos ejemplos de esos nombres a los que me refiero.,

Musa paradisiaca
El plátano tiene por nombre Musa paradisiaca. El árbol procede del sureste asiático, donde aparece esculpido en monumentos muy anteriores a nuestra Era. El ejército de Alejandro Magno lo trajo a Europa y desde entonces forma parte de nuestra dieta. Hoy es una de las plantas alimenticias más cultivada. Plinio habló del plátano y comentó que en el Paraíso servía de inspiración a los sabios. Si eran las musas las que inspiraban, fue lógico llamarle Musa. Por otra parte, en varios nombres se hace referencia a los lugares geográficos de origen de la especie (cantábrica, mauritánica, alpina...) así, y puesto que estaba en el Paraíso, derivó paradisíaca, que servía para distinguirla de otras.

Me gusta el chocolate, ¿a quién no? Cuando llegó a Europa causó furor su consumo y fue una moda preciada, y cara. No voy a ponderar sus virtudes, pues son de todos conocidas. En el momento de asignarle nombre científico, tal vez se exageró algo, y se le llamó Theobroma, es decir, alimento de dioses. No lo discuto, la verdad.

Pyrus
Hay un fruto, la pera, cuyo nombre científico es Pyrus. Realmente, si nos fijamos en su aspecto colgando del árbol, pocos discutirán su parecido con una llama. De ahí su nombre, pues pyrus en griego significa eso, fuego.

Tal vez sea sarcástico el nombre del eucalipto. Su nombre Eucaliptus, significa “perfecta sombra” en griego. Para dar sombra, los árboles han de tener las hojas en disposición vertical a los rayos del sol. Pero las hojas del eucalipto caen y, en el mejor de los casos, se presentan paralelas a los rayos solares. A pleno día, cuando más falta hace su sombra, el eucalipto no la da. Por eso, y con sarcasmo, su nombre.

El nogal en un árbol hermoso o, al menos, así me lo parece. No voy a hablar de su fruto, la nuez, con un amplio abanico de propiedades
Hojas de Juglans regia
desde médicas a culinarias. Por otra parte, su madera siempre ha sido muy preciada para muebles de categoría. Hay diversos tipos de nogal, cada uno con una madera de color peculiar. En cuanto a su calidad, todas ellas son excelentes. Su nombre hace referencia a esta alta calidad: Juglans regia.

Siempre me han gustado los arces. En otoño adquieren coloraciones muy vistosas, en verano dan buena sombra y su madera es apreciada en otros países. Su fruto es característico (se llama sámara) por su semilla alada, juguete del viento. Su hoja se parece a la del plátano de sombra, un árbol frecuente en los paseos de toda Europa y cuyo nombre no guarda relación ninguna con el bananero. A veces hay confusión entre las hojas de estos dos árboles de sombra, de modo que existe el Acer pseudoplatanus, (arce falso plátano) y el Platanus acerifolia(plátano con hoja de arce). Menos mal que los respectivos frutos nos sacan de confusión. El del arce es una semilla alada, y el del plátano una esfera que suelta vilanos en primavera. Por otra parte, el pecíolo de las hojas del arce es rojo. También hay diferencias en los respectivos troncos.
Platanus acerifolia

Acer pseudoplatanus











La primera planta que determiné como estudiante era una crucífera de nombre Capsella bursa pastoris, es decir, capsulita (en forma de) bolsa de pastor. Realmente, si observamos su fruto, vemos que el nombre es muy acertado.

Capsella y su fruto
Capsella y su fruto













Otra planta hebárcea, cultivada en jardines, es la que se llama Impatiens noli tangere (Impaciente, no la quieras tocar). Es una planta con cierto porte, hasta un metro de altura, y con mucha ramificación. Sus flores son menudas y producen un fruto alargado, como una vaina que, en la madurez, al mínimo roce con algo sólido, se abre y lanza sus semillas a cierta distancia. Por eso el nombre de “no la quieras tocar”.
Flor de Impatiens




viernes, 23 de enero de 2015

La jarra con azucenas como símbolo mariano

En estos pasados días de tiempo adverso, me dediqué a visitar templos y lugares dedicados al culto. Observé en ellos símbolos marianos y dejé volar a la imaginación.
Al no existir imágenes reales de los seres celestiales, quienes preconizaron su culto los adornaron de símbolos con los que, el pueblo fiel, pudiese reconocerlos. Al santo, o al dios, se le identificaba por su imagen representativa: si tiene alas en los tobillos, es Mercurio; si un águila y el mozo escribe, es San Juan; si tiene un caduceo, es Hermes; si es un triángulo equilátero con un ojo en su interior, es la Trinidad; si es una camarera con dos ojos en su bandeja, se trata de Santa Lucía...; y así un largo, larguísimo etcétera.

 En nuestra cultura nos hemos movido con símbolos que nos aportaron más información de la que podemos imaginar. Y no debemos creer que los símbolos son propios de tiempos pasado, pensemos en un actual mando a distancia de tv o dvd, por no hablar de los paneles infortativos en autopistas y autovías, todos ellos con numerosos símbolos que encierran información precisa. Las personas que forman parte de cada cultura disponen de los medios intelectuales adecuados para interpretar los símbolos propios de cada tiempo. 
La religión cristiana no iba a estar libre de esta costumbre. Veamos. A comienzos de la época gótica se deja de representar a Cristo como juez, y su imagen se cambia por la de un hombre. Lejos queda el pantocrátor justiciero que, incluso, muestra sus llagas como señal de haber conquistado su derecho a juzgarnos, como vemos en nuestro Pórtico de la Gloria. Las órdenes mendicantes, franciscanos y dominicos, se han echado a los caminos a predicar un Cristo próximo, amigo. Un hombre.
RIBADAVIA

ANTIGUO CONVENTO, HOY RESIDENCIA
DE ANCIANOS. RIBADAVIA
En los accesos a edificios religiosos, fue frecuente en esta época representar la Anunciación del ángel, el momento en que Cristo se encarna y, por tanto se hace hombre. Aparece la pareja de personajes, María y Gabriel, que sostiene unos pergaminos en los que está escrito su saludo: Ave, Maria, gratia plena… Esta pareja es frecuente en muchas portadas góticas o románicas de transición, como el pórtico de la catedral de Tuy o parte superior de la fachada de platerías de la catedral de Compostela. También aparece en el porche de Sta. María Salomé, en Compostela, o en la fachada de Sta. María del Azogue, en Betanzos. Hay múltiples ejemplos esparcidos por nuestra geografía.
STA. MARIA SALOMÉ. SANTIAGO
STA. MARIA SALOMÉ. SANTIAGO

A propósito de la iglesia brigantina, he de decir que hay más iglesias dedicadas a Sta. María del Azogue, como la de Benavente o la de Ureña. Siempre me intrigó este nombre y nadie me lo ha explicado. Azogue, en la alquimia, era el nombre aplicado al mercurio, elemento químico al que los griegos llamaron hidrargirium “plata líquida”. Mercurio también era el nombre de un dios romano, concretamente el recadero de Zeus. Tenemos  que, según los Evangelios, el recado de su futura maternidad lo trajo San Grabriel a María de parte de Dios Padre. ¿Hay confusión de nombres para esos personajes? ¿Se
STA. MARIA DEL AZOGUE
confunde a Mercurio con Gabriel? ¿Por qué se esconde a Mercurio tras su nombre cabalístico de Azogue? Tal vez el desconocimiento era grande entre la gente, analfabeta y con vidas tan llenas de penurias como para entretenerse en dilucidar confusiones que, quiero creer, tampoco les quitaban el sueño. Tal vez, también hubo un intento de esconder creencias perseguidas...
Volviendo al tema de inicio, en la iconografía que mencioné al principio, María ya se representa embarazada. Tanto en las imágenes de Sta. María Salomé, como en la de Sta. María del Azogue, está claramente embarazada, con su mano amorosamente acariciando su vientre.
MERCEDARIAS. COMPOSTELA
No obstante, ante aquella gente inculta, era preciso que algo recordase su virginidad. Así surgió un símbolo mariano que ha perdurado durante siglos, más allá del estilo gótico, que fue el que lo generó. Me refiero a la jarra con azucenas. Este adorno acompaña a María en múltiples representaciones de la Anunciación, desde una temprana época gótica (Ribadavia) a la barroca (Mercedarias de Santiago, siglo XVII)
La jarra representa la feminidad más íntima. Las azucenas han sido símbolo de la pureza. Por eso, estas flores saliendo frescas de la jarra, evocan la pureza de María en un momento, el de la concepción de su Hijo, en que es más preciso creer en ella.

El símbolo ha sido utilizado incluso sin la presencia de la imagen de María, como adorno y señal en los edificios y construcciones dedicadas a ella, como en el campanario de la Giralda de Sevilla, en la torre del reloj de la catedral de Lugo, así como en múltiples fachadas de monasterios cistercienses, como en el de Meira.

GIRALDA DE SEVILLA
TORRE DEL RELOJ. CATEDRAL DE LUGO

FRONTAL DEL ANTIGUO MONASTERIO DE MEIRA

viernes, 7 de noviembre de 2014

POR EL CAMINO DE SANTIAGO: DE NUEVO EN EL SAR

LA BALANZA DEL ROMANICO
ÁBSIDE DEL SAR
 En días de orballo me gusta ir al Sar. Es decir, a la Colegiata del Sar, pero en Compostela abreviamos su nombre de ese modo, el Sar. Me gusta en días de lluvia sosegada, pues se impregna de un aire melancólico que le viene muy bien. No digo, faltaría más, que en días soleados esté fea, o parezca altiva, incluso distante. Nada de eso, siempre inspira un gran sosiego e infunde una gran serenidad en mi ánimo. Pero si mi visita está aderezada con la lluvia mansa del orballo y su silencio, todo cuanto veo y siento invita a un gran recogimiento y a una visita, también, a mi interior. No sé si me explico.

Hablaré agora del ábside y el claustro, pues de las naves ya he escrito aquí hace poco tiempo. Aunque se nos dice que el conjunto data del siglo XII, me parece que se pueden hacer apreciaciones. Yo creo que el ábside es anterior al claustro. Lo digo basándome en la ornamentación. En aquel aparecen imágenes propias del románico, como son los ángeles con la balanza con que pesar nuestras obras, dentro del más puro espíritu románico inspirado en el Apocalipsis y las postrimerías.
En el claustro, no obstante, ese espíritu deseoso de amedrentar parece haber desaparecido, por eso creo que su construcción es posterior. Los capiteles ya no muestran diablos ni escenas infernales. Ahora son vegetales los que los adornan. Vegetales imaginarios que crean un mundo fantasioso en quienes los miran con ojos avisados. Vegetales hechos piedra como en el claustro del actual museo de Lugo o en las naves del Monasterio de Carboeiro. El gótico ya está aquí y Cristo ya no es el Juez representado en el Pórtico de la Gloria. Ahora es el hombre que aparece en el vientre de su madre en las múltiples anunciaciones
ORNAMENTACIÓN VEGETAL
que adornan numerosos tímpanos de nuestros templos. Y los capiteles se llenan de la belleza vegetal que siempre debieron tener.
El claustro del Sar tiene la virtud de conferir una gran intimidad. En el silencio generado por el orballo, define una atmósfera acogedora como pocas en Santiago, y eso que del claustro original sólo queda un ala. Es el único en su estilo que hay en Compostela.
A veces pienso que, cuando se construyó, tal vez había terminado la época de riqueza en la Colegiata. Tal vez por eso en él no hay bóvedas de ningún tipo, solo un rústico techo de madera que se apoya en ménsulas que sobresalen del mismo muro del claustro, por eso creo que ya fue construido de ese modo.
EL ALA QUE QUEDA. TECHO DE MADERA
SUSTENTADO EN MÉNSULAS DE LA
ESTRUCTURA
Atribuido al Maestro Mateo, nunca he visto un espacio tan capaz de transmitir tanto sentimiento. Para mí, solo ese lienzo de un claustro que, completo, debió ser maravilloso, sirve para hacer de él uno de los lugares indispensables cuando hablamos de conocer Compostela.

También me he preguntado en más de una ocasión qué variables utilizarían los maestros constructores de entonces para hacer unos interiores tan acogedores como hicieron. Hoy nos lo siguen pareciendo. Dimensiones, techos, puntos de luz, sonoridad, todo ello conjuntado para regalarnos una sensación que para nada ha cambiado a lo largo de todos estos siglos.