sábado, 30 de noviembre de 2013

POR EL CAMINO DE SANTIAGO: (XXXVI) PAGANISMO CRISTIANO

Un amigo me dice que al Camino no le encuentra espiritualidad ninguna. Añade que la gente que ve caminando en él, solo busca conocer gente, descansar y comer.

CAMINANDO
Bueno, habría que preguntarle qué entiende por espiritualidad, porque estas cosas, tan difíciles de definir, tienen unos grandes componentes personales, e intransferibles. Además, creo que el Camino no tiene espiritualidad, en todo caso son los caminantes los que se la confieren.
Los primeros peregrinos que llegaron a Compostela, lo hicieron en el siglo IX. Desde entonces han pasado doce siglos y las cosas han cambiado radicalmente. Los motivos son otros, los medios para hacerlo, también. Incluso, los tiempos empleados en hacer el Camino han sido modificados en función de los requerimientos de cada época. Hoy, cuando se dispone de poco tiempo para hacerlo, las diferentes etapas del Camino están perfectamente establecidas, su duración expresada en kilómetros, previstos los lugares para pernoctar…
Los peregrinos de entonces paraban donde les parecía oportuno, le ofrecían cobijo o les contrataban para realizar algún tipo de trabajo. Gracias a ellos el arte y la cultura se movió a lo largo de todo el Camino. Fue y vino sin fronteras. Y si nos llegó el Renacimiento, por ejemplo, por la misma senda marchó la leyenda de Parsifal o la de Gerineldo, que por ese Camino la cultura viajó en ambas direcciones.
UN RINCÓN EN EL CAMINO
Hoy todo queda muy lejos de aquellos tiempos en los que, en plena Edad Media, la gente se echaba a andar sin saber si, acaso, se regresaría, dejando mientras los hijos al cuidado de la caridad pública. Quienes tenían la suerte de regresar, guardaban su traje de peregrino para utilizarlo en fechas señaladas, y en cierto modo pasaban a formar parte de una especie de nobleza local.
¿Que qué motivos llevaban entonces a hacer el Camino? Desde redimir una pena de muerte, como el caso de nativos de los Países Bajos, a hacer turismo, como muchos pícaros de cualquier sitio. 
Tal vez nuestro afán congénito de aventuras y de conocer mundos, haya sido el motor de muchos en la mayoría de los tiempos. Existen datos serios que nos hacen pensar que antes del cristianismo, ya existía una ruta de peregrinación al fin del mundo, a “finisterrae”. Eso, en nuestra tierra. También en Bretaña existe algo similar a su Finisterre, por no decir de los caminos hacia el Polo Norte, en Noruega. Tal vez la visión de la tierra hundiéndose en el mar atrajo desde tiempos remotos la atención de nuestros antepasados, y de ahí los actuales caminos hacia esos lugares.
Muchos estudiosos actuales sostienen la idea que el actual Camino es
una cristianización de anteriores rutas de peregrinación a nuestro
EL SOL SE PONE EN FINISTERRE
Finisterre, no lo sé, pero en caso de ser cierto, no sería el único culto pagano cristianizado. Dice la historia que los soldados romanos se sobrecogieron en Finistere al ver el sol hundiéndose en el océano. Esa sensación ante lo inexplicable tiene mucho de espiritual, esa actitud humilde de incomprensión ante lo que vemos, lo que existe, pero que nos trasciende. Eso, creo, se mantiene entre la gente del Camino, pues muchos de ellos al ser preguntados por qué hacen el camino, la verdad, no saben dar una explicación muy coherente.
ALGO MUY ÍNTIMO
Vienen porque sienten algo, un atractivo, una llamada. Seguir, responder a esa llamada me parece una decisión que va mas allá de lo explicable, más bien entra en el campo de lo inefable y yo diría que contiene mucho de espiritualidad personal.






domingo, 24 de noviembre de 2013

POR EL CAMINO DE SANTIAGO. (XXXV) DE PASO POR MELIDE,

EVOCANDO LA TOSCANA


LA IGLESIA Y SUS CIPRESES
Llegar a una iglesia rodeada de cipreses no es muy frecuente en
nuestro país. En Santa María, de Melide, los cipreses están acompañando al ábside y, como no son autóctonos, están allí porque se han plantado con finalidad ornamental. Los árboles ornamentales siempre me han gustado y, cuando están en lugares apropiados, creo que contribuyen a generar un ambiente especial. Aquí, en Santa María de Melide, encuentro que los cipreses están muy adecuados.
El Camino se abre en una pequeña plaza, el núcleo de población ya no es Melide, estamos en sus afueras y hay una estructura urbana, una pequeña barriada, bien diferenciada. Dominando todo, que ciertamente es muy poco, está la iglesia orientada en la dirección de la marcha de los caminantes y con su ábside hacia la plaza. Repito, rodeada de cipreses.
NAVE Y ÁBSIDE
No sé qué puedan tener las iglesias del Camino, cada una con su estilo, su historia, su finalidad, cada una de ellas única sin haberlo pretendido, pero todas ellas configurando un interior muy íntimo para quien busca intimidad. Quien la busca, aquí la encuentra. Eso, seguro, es casi la promesa evangélica.
Santa María es como una mezcla de rusticidad y elegancia. Los sillares de granito combinan bien con el armazón de madera del tejado. Un armazón desnudo, funcional, dejando ver su tremenda funcionalidad. Una sola nave, un pequeño coro y poco más. No hay que buscar otra cosa, es lo que hay, pero el lugar es algo tan especial que, nada mas pasar a su interior, nos impregna de serenidad. Tal vez lo que buscábamos, por eso la sonrisa satisfecha aflora a nuestro rostro mientras paseamos la mirada por múltiples detalles de la muy elaborada ornamentación de la iglesia.
ALTAR
El ábside es una maravilla pictórica, donde encontramos evocaciones varias, empezando por el altar, de granito policromado y hermosa talla. Exento y perfectamente visible en su conjuntos. Por si fuera poco, limpio y no como otros altares que hemos visto en otros templos del Camino. Incluso, un cristal transparente en su parte superior, lo defiende de suciedades. Así está la iglesia, que parece una patena toda ella.
ÁNGELES CON TROMPETAS
CENEFAS Y DIBUJOS GEOMÉTRICOS
Las pinturas del ábside nos evocan el Renacimiento, ya en puertas en aquel entonces. Sus cenefas lo hacen y más aún los dibujos geométricos que juegan con nuestras ilusiones ópticas y que nos llevan a zócalos toscanos. Ángeles con trompetas claman la gloria de la Trinidad que aparece en el centro del ábside, en un cielo estrellado y rodeada de los símbolos de los evangelistas. Cenefas, guirnaldas y demás dibujos, nos llevan a miles de kilómetros y a cientos de años atrás, a una época fecunda del pensamiento europeo cuando se buscaban nuevas formas de expresión. En esta pequeña iglesia de Melide, también ocurría eso, pues no era ajena a esas vías intelectuales, estando jalonando el Camino  de vocación más europea que se haya podido uno imaginar.
LA TRINIDAD. PÓRTICO DE LA GLORIA
El centro del ábside representa, ya he dicho, a la Trinidad. El pintor no tuvo que ir muy lejos para inspirarse, pues esta representación evoca intensamente a la que Mateo esculpió en el Pórtico de la Gloria. En el capitel del parteluz del Pórtico, sobre la columna de pórfido donde representa el árbol genealógico humano de Jesús, Maestro Mateo esculpió el árbol genealógico divino. Dios Padre, engendra al Hijo y sobre los dos planea el Espíritu Santo. En el ábside de Santa María de Melide, el pintor utiliza el mismo esquema.
LA TRINIDAD.
SANTA MARIA DE MELIDE
Pienso que cuando lo pintó ya conocía el del Pórtico, estaba de vuelta a su casa y tal vez por eso no tenía inconveniente en detenerse y pintar la Trinidad, o el ábside entero, con todo detalle durante el tiempo que hiciese falta.
En muchas ocasiones, me ha ocurrido algo similar en esta iglesia. El tiempo se me pasa muy rápido o es el sosiego que encuentro en ella lo que hace que pierda su noción.
Volveré a hablar de este sitio, pues tiene mucho para evocar.

http://www.arquivoltas.com/21-LaCoruna/01-Melide.htm

sábado, 16 de noviembre de 2013

POR EL CAMINO DE SANTIAGO: (XXXIV) EL HUMILDE ALTIVO

LEYENDA URBANA COMPOSTELANA

Su presencia era agradable, aunque su comportamiento dejaba mucho que desear. Presumía de buena cuna y de humildad extrema. En realidad, tanto él como sus acompañantes eran unos altaneros que parecían gozar molestando.

CAMINANTES
Constantemente se quejaba de la vulgaridad de quienes encontraba en el Camino, fuesen mozos, criados, vendedores, hosteleros o clérigos. Creía que sólo los demás lo afeaban, pensando que él era el único poseedor de sentimientos nobles capaz de apreciar lo auténtico en medio de aquel barullo. Era uno de esos menospreciadores de gente que, también hoy, se consideran habitantes de sublimes soledades y nos desprecian a los demás sin saber que respiramos el mismo aire y pagamos con las mismas monedas. Esa suficiencia de patán que cree ser algo en su barrio, deseoso de decir constantemente “usted no sabe con quién está hablando”, siempre me ha parecido lo opuesto a Ulises cuando quiso ser Nadie y nunca se acompañó por el cruel desprecio del prójimo.
Con esos modos, peregrinaba a Compostela y estaba seguro que nadie había peregrinado con tanta humildad como él, que había escondido su nombre (y su escudo) bajo la estameña de su traje.
Su presencia no pasaba desapercibida y dio lugar a no pocas trifulcas por lo agresivo de su compañía. Los altercados no pasaron a mas, hasta que, ya cerca del final, el fulano perdió la vida en una emboscada.
GENIO Y FIGURA HASTA EN LA SEPULTURA
Sus criados se desprendieron de los hábitos penitenciales, se pusieron los de la casa patricia a la que prestaban sus servicios, e hicieron una entrada fúnebre en la ciudad que fue recordada durante bastantes años. Las campanas doblaron un día entero, los ornamentos fueron negros en todos los oficios religiosos y los sermones alabaron las muchas virtudes del difunto que, al fin, fue enterrado de modo acorde con su rango, pues ya todos supieron de quién se trataba.
+ + +
Pero el caballero no había ganado el jubileo. Claro que había bulas que concedían las gracias jubilares a quienes muriesen en el Camino, pero como éste había muerto entre pendencias nada piadosas, nadie era capaz de asegurar que se hubiese lucrado de las gracias jacobeas. Pero si había una cosa cierta en este caso, era el intenso deseo del muerto de ganarlo. De todos modos, siempre se dijo que durante las noches de los sábados, se abría la Puerta de los Abades de la Catedral Compostelana, para que por ella penetrasen las almas de los muertos en Camino y, ya dentro, se pudiesen lucrar de las gracias necesarias para subir a los cielos.
Al poco, en la ciudad comenzó a comentarse la insólita presencia de
SIEMPRE A LA ESPERA
una sombra en una de las puertas de la Catedral. No faltaron quienes pensasen que podía ser el alma del rufián aquel, que quería entrar por una puerta equivocada. Toda la ciudad pasó por allí a constatar la humilde y recogida (ahora, sí) presencia junto a la puerta, a la espera de su apertura para poder penetrar en el templo. La sombra estaba allí desde que la noche comenzaba a caer sobre la plaza de la Quintana.
¿Es él? A muchos no cabe duda su identidad, pues aún hecho sombra después de muerto, sigue con sus ínfulas de ser alguien superior a los demás. No está junto a la Puerta de los Abades, donde se dan cita estas almas. Tampoco espera la apertura de las puertas de Platerías o de Azabachería, no. Ni siquiera aparece junto a la Puerta del Obradoiro. En el colmo de su afán de singularidad y soberbia, está al lado de la Puerta Real, aquella que cree apropiada a él. Está allí porque en la catedral compostelana no hay Puerta Imperial pues, de haberla, ante ella estaría.
Cualquier noche compostelana es fácil verlo con sus atuendos de peregrino, sin moverse, junto a esa puerta de la Plaza de la Quintana. Tal vez espera que se la abran, para realizar por ella su singular entrada, tan ansiada.

sábado, 9 de noviembre de 2013

POR EL CAMINO DE SANTIAGO. (XXXIII) DE NUEVO EN VILAR DE DONAS

UN PASADO QUE SE FUE

Visitar Vilar de Donas me infunde una indefinible tristeza al constatar lo que ha sido y lo que ha venido a ser. Me duele comparar la grandiosidad de lo que podemos suponer que fue, a partir de la elegancia del edificio, y la decadencia imparable en la que se encuentra. Me vienen a la mente muchas iglesias del Camino, cercanas o no tanto, pero todas ellas cuidadas, menos ésta. O tal vez es una falsa impresión que me llevo al estar en esta iglesia rural, de esbeltez única, de soluciones interesantes, símbolos, peculiaridades que la hacen única, pero con un deterioro imparable que se nota nada más que se mira con ojos un poco avispados.
NAVE PRINCIPAL (COSAS AMONTONADAS)

El lugar, antiguo monasterio, estuvo ligado a la orden de Santiago, cuidadora del Camino y los caminantes. Tuvo sus más y sus menos históricos, pero todo quedó en nada con lo de Mendizábal, a mediados del siglo XIX. Tanta ruina como vemos, ¿es posible que se produzca en algo más que en siglo y medio?
HA LLEGADO A SER HERMOSA CON TANTO REMIENDO
La puerta, maravilla de herrajes, está compuesta por retales de madera a los que, felizmente, siempre se añadieron los refuerzos de hierro que tuvo antes de ser remendada. Pero yo me pregunto si nunca hubo dineros para sustituir las dos hojas de la puerta por dos robustas hojas nuevas, como ocurrió en otras iglesias de la provincia, y no quiero citar ejemplos, que sobran. Hoy no faltará quien me diga que esos remiendos confieren belleza, es cierto, pero no quita haber reforzado la puerta por su cara interna.
RETABLO DEL QUE HABLO EN EL TEXTO
EN SU EMBALAJE.
Sobre el altar hubo un retablito de piedra que representaba el misterio teológico que se reproduce en él cada vez que se celebra misa. Hoy ese retablo, de pequeñas dimensiones, viaja por diversas exposiciones de arte. Viaja tanto, que en “su” iglesia ya no se preocupan por desembalarlo cuando llega, tal vez suponiendo que pronto volverá a marchar Y, como pesa mucho, lo dejan en el suelo apoyado en una pared lateral de la nave principal.
Ese viene a ser el ambiente que se puede ver en Vilar de Donas, la puerta remendada, tal vez por falta de interés cuando se pudo arreglar, obras de arte por los suelos y moho recubriendo las paredes sin distinción de ubicación. Moho en el ábside o en las naves y con manifiesta advertencia de peligrosidad de la estructura.
NAVE DE CRUCERÍA
Sin embargo, allí, entre todo eso, está la magnificencia que podemos encontrar en la esbeltez de las naves, en la bóveda de crucería cuyas nervaduras son como fajones de sección cuadrangular; en los bonitos ajedrezados que rodean el interior del templo; en los arquillos haciendo como credencias en el ábside principal, junto al altar o en las esculturas encontradas en diferentes épocas, que nos hablan de influencias de otras culturas, como el ángel pesando almas. Todo eso viene a ser como un exponente de lo que fue este lugar y de la importancia que tuvo en el Camino, cuando recibía influencias de pensamientos nuevos que, a su vez, irradiaba a otros centros del Camino.
BALDAQUINO
En una nave del crucero se encuentra lo que fue el baldaquino, una estructura de piedra que albergaba al altar. También lo tuvieron otros templos importantes, como la catedral compostelana. Este baldaquino está coronado por una reproducción del cercano castillo de Pambre. Su significado viene a evocar la tienda que construyeron los judíos en su éxodo a través del desierto, para custodiar en ella las Tablas de la Ley, símbolo de la Alianza con Jehová. Puesto que la misa representaba, y reproducía, la Nueva Alianza, también se cobijaba bajo una estructura en forma de tienda, que es el baldaquino.

ESCULTURAS ENCONTRADAS EN OBRAS ANTERIORES
      Vilar de Donas, la grandiosidad perdida y no recuperada, que vemos irse. Piedras que gritan pidiendo una restauración. Ojalá que quienes tienen capacidad para hacerlo, escuchen esos gritos. Como en otras iglesias del Camino, es preciso hacer muchas cosas aquí.

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Este comentario no quiere referirse para nada a quienes están custodiando el templo. Son personas con gran profesionalidad, que hacen que la visita resulte inolvidable, también por su personal contribución a ella.

sábado, 2 de noviembre de 2013

POR EL CAMINO DE SANTIAGO: (XXXII) VILAR DE DONAS, LUGAR DE CAMBIOS

Hace muchos años que voy con frecuencia a Vilar de Donas. Allí me siento como en casa, con la tranquilidad que confiere el saberse en un lugar conocido. No obstante, cada vez me encuentro con sorpresas. Cosas, detalles, capiteles que me indican que estuvieron alli antes y que yo nunca había visto, o de los que no me había percatado hasta ese momento concreto. Es lo de siempre en los factores del conocimiento, el hecho (el objeto, en este caso), en sí y nuestro estado de ánimo para verlo y asimilarlo en nuestra mente. Los factores objetivos y subjetivos, que dicen los que saben.
SEÑORÍO RURAL
Por eso me gusta volver a los sitios, para ver todo cuanto me perdí las veces anteriores que estuve en aquellos mismos lugares. Y siempre encuentro cosas nuevas y me asombro de mí mismo por no haberlas sabido detectar con anterioridad.
Vilar de Donas… qué grandiosidad tan solitaria. El camino rural que nos lleva desde la carretera asciende poco a poco y vamos atravesando un paisaje que no nos hace esperar la monumentalidad que encontraremos. La que fue iglesia monacal, hoy es sede de una parroquia que, con suerte, estará abierta y podremos visitar su interior sin prisas ni agobios de ningún tipo.

ACCESO A LA IGLESIA
La iglesia tiene una hermosa portada atribuida al maestro Mateo o a gente de su taller. Siempre encontré muy esbelta esa puerta, tomando como esbeltez la relación entre su anchura y su altura. Me parecen unas proporciones en cierto modo portuguesas. Está flanqueada por columnas que sostienen arquivoltas. Éstas, cinco en total, aparecen decoradas con motivos vegetales, ajedrezado y un zig-zag poco frecuente en el románico de Lugo (Recuerdo los de Incio y Taboada). Los capiteles tienen motivos vegetales, figuras antropomórficas o monstruosas.
Se accede el interior después de bajar varios peldaños, lo cual nos da la impresión de una grandiosidad inesperada. La iglesia, de una sola nave y planta de cruz latina, es luminosa, con techo de madera. A un lado de la nave principal están depositados diversos sepulcros y lápidas mortuorias de antiguos enterramientos, pero lo que más llama la atención nada mas entrar es el ábside.
RESTOS DE ENTERRAMIENTOS
Me gusta pensar que los frescos del ábside fueron pintados por gente de paso, procedentes de países nórdicos y que traían sus ideas acerca del modo de representar escenas religiosas y cómo representarlas. En otra entrada de este blog he comentado los ropajes que tienen los personajes allí representados. Hoy quiero comentar el tema fundamental de las pinturas del ábside. Es una Anunciación. El Arcángel Gabriel anuncia a una asustada María todo lo que va a ocurrir.
Pero este tema ya es propio del gótico. Y si en el Pórtico de la Gloria, la sonrisa de Daniel nos habla de nuevos modos de expresión, aquí, en Vilar de Donas, esta Anunciación nos habla de nuevos temas en el arte.
SEÑAL DEL CANTERO Y CAPITELES
HOMBRE CON LIBRO, UN MONSTRUO
Jesucristo deja de ser el juez del románico que incluso enseña sus llagas para indicar el modo en que ha conquistado ese papel. Ahora llegan nuevos aires en la vida espiritual de la cristiandad y Jesucristo será visto como un hombre, por eso se representa la Anunciación, el momento justo en que comenzó a serlo.
Todo esto se quedó en la iglesia de Vilar de Donas, como exponente de lo que pensaba la comunidad que entonces regía aquel monasterio. Si fue comprendido o no, eso es algo que yo no sé, tampoco si fue admitido, claro.
La virgen del tímpano de la próxima localidad de Leboreiro también esboza rasgos góticos, pero a su alrededor existe una leyenda acerca de su aparición, que nos evocan los primeros tiempos de la cristianización de Galicia. Si queremos adentrarnos en estos temas, vemos confusión y obscuridad, pero quedan esos hermosos vestigios de piedra, como éste de Vilar de Donas, o el tímpano de Leboreiro, que parecen permanecer para asombrarnos.



sábado, 26 de octubre de 2013

POR EL CAMINO DE SANTIAGO: (XXXI) LA TARTA DE SANTIAGO


 La tarta de Santiago constituye un poste típico en la totalidad del territorio gallego, si bien su origen está en Compostela. Está compuesta por almendras pulverizadas, huevos y azúcar. De forma circular, plana, en su parte superior destaca la Cruz de Santiago, perfilada sobre un fondo de azúcar glasé. Este detalle le fue añadido a la tarta en el año 1924 por el repostero compostelano D. José Mora y hoy es uno de sus sellos identificadores, sin tener en cuenta en qué localidad haya sido elaborada.
La tarta forma parte de la gastronomía santiaguesa, de modo que ya en el siglo XVI se habla de ella como algo “de siempre”. Hoy es algo que los peregrinos, al retornar a sus lugares de procedencia, suelen llevar de regalo a quienes le esperan.

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Siempre encontré algo que no me encajaba en lo relativo a esta tarta y en concreto, en su aspecto de típica.  Creo que los platos típicos, postres incluidos, se hacen con productos del país, que están al alcance de la mano de cualquiera, por decirlo de algún modo. Pero esta tarta se hace a base de almendra y en Galicia, hasta donde yo sé, no hay almendros que puedan sustentar tal producción. Esto siempre me dio mucho que pensar, y más teniendo en cuenta que nunca le he encontrado una explicación por más que he preguntado a quienes me pudieran haber explicado. 
Era conveniente que encontrase el origen de un aporte de almendras a Santiago de Compostela. Y si éstas generaban un postre "típico", dicho aporte debería ser regular en el tiempo, pues una sola acción nunca ha generado tipismo. Indagando por mi cuenta, he encontrado que tanto las almendras como la sal, fueron objeto de tributo e impuestos durante la Edad Media. 
Pienso que estas tartas tienen su origen en siglos anteriores al XVI, pues ya entonces se habla de ellas como algo peculiar en Compostela.  ¿Qué persona, o entidad, compostelana podía cobrar impuesto o recibir tributo en la Edad Media? Sólo una, Diego Gelmirez. que gobernó la diócesis compostelana (bajo su gobierno accedió al rango de archidiócesis) desde 1100 a 1140. El obispo tenía muchas ganas de ser arzobispo, y cuando lo consiguió, fue nombrado arzobispo de las tierras a conquistar en el sur peninsular. (Hay un nombre jurídico de esta figura, que desconozco).
 Así que tenemos a Diego Gelmirez como arzobispo de tierras lejanas, gobernándolas y, por tanto, recibiendo de ellas los tributos correspondientes. Las almendras constituían materia frecuente de dicho tributo, debido a varias ventajas que tenían: eran nutritivas, fáciles de almacenar, duraderas y no muy pesadas. Ésta puede ser una posible explicación de la presencia masiva y periódica de almendras ne Santiago.

AUSENTE EN GALICIA
Tal vez alguno de los portadores de los tributos comentase que en sus tierras de procedencia, con las almendras se hacían apetitosos dulces y en ese comentario pudo estar el origen de las tartas que seguimos degustando.
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En todas partes, los gustos de las clases acomodadas, sus costumbres y sus normas, han sido copiados por el resto de personas. Pienso en algunos de estos casos. Las figuras representando los belenes en navidad, llegaron a Madrid de mano de los Borbones al Palacio Real en el siglo XVIII. Permitieron que la gente de Madrid lo visitase, y aquel mismo año, en la Plaza mayor de la Villa, se vendieron figuras para hacer belenes en las casas particulares madrileñas. Se agotaron las figuras. En Galicia, la flora ornamental entró a través de los pazos, gracias a relaciones que tenían los señores con personas que les pudieron proporcionar plantas exóticas. Aún hoy, la camelia es una de las flores con mayor prestigio entre nosotros y vemos cómo aparecen en muchos ajardinamientos modernos, tanto públicos como privados.

Quiero creer que con la tarta que se tomaba como postre en el palacio de Gelmírez ocurrió algo similar, que pronto fue comercializada y desde entonces disfruta de gran prestigio entre todos.
El que poco a poco la tarta, como tal postre, se fuese extendiendo a lo largo de los sitios del Camino, tampoco es tan extraño. Había diversas entidades que podemos considerar encargadas de hacerlo.

sábado, 12 de octubre de 2013

POR EL CAMINO DE SANTIAGO: (XXIX) SEÑORÍO EN BARBADELO

En la montaña lucense, el otoño está llegando y en Barbadelo no va a ser de otro modo. El campo, silencioso, nos acoge después de que hayamos atravesado una hermosa carballeira llena de los sonidos propios del bosque. Crujidos de ramas, canto de aves y otros más, difíciles de identificar, han quedado atrás. Ahora estamos en una campa libre, diáfana, que nos deja ver los Ancares por un lado y el Cebreiro por otro. Casi estamos a su altura, pero no nos engañemos, estamos más bajos. El horizonte se muestra nítido, es el regalo de los aires fríos, y distinguimos perfectamente cada uno de los árboles situados en su línea.

El silencio lo impregna todo. Es esa solemnidad rural a la que nunca nos acostumbramos en Galicia.
AL FONDO ENTRE LA NIEBLA, LOS ANCARES
DESDE BARBADELO
En todo caso, un pájaro canta vaya uno a saber dónde, o una máquina suena, también por algún sitio indeterminado.
Y casi oculta, hay que saberla vislumbrar, está la iglesia. Una maravilla románica poco deteriorada a pesar de los siglos que tiene en su historial, pues ya el Códice Calixtino nos habla de ella como algo señorial. Eso sigue siendo, señorial, para quien la mira con ojos atentos.
IGLESIA CON EL MURETE DONDE VEMOS EL VIACRUCIS
Y LOS PILARES DEL POSIBLE PORCHE
La iglesia viene a representar el contrasentido, a veces consustancial, de estas tierras. Un templo robusto, elegante, hermoso y muchas cosas más, en un paraje totalmente deshabitado, aunque con cementerio que lo rodea, que habla de una buena y poblada parroquia. Cuando hay entierro, no se puede aparcar en ningún sitio con tanto coche como acude a la triste llamada, pero cuando no lo hay, es raro encontrarse con alguna persona por aquel entorno, a no ser los peregrinos que pasan teniendo a Compostela como meta. Mientras, la iglesia, majestuosa con su hermosa fachada, sigue haciendo frente al sol de la tarde o a la lluvia cotidiana.
La fachada puede parecer extraña en un primer momento, hasta que nos percatamos de que sólo tiene una torre. Y no es que le falte. Si miramos bien, vemos que ya fue diseñada de ese modo. Esa única torre le confiere una personalidad inolvidable.
ARRANQUE DE LA TORRE
EN EL INTERIOR
Barbadelo tiene una asombrosa colecciónde capiteles colocados allá donde los constructores quisieron que estuviesen. Capiteles con monstruos, guirnaldas, motivos vegetales o dibujos de difícil interpretación. Con el encanto de no estar en museo, sino manteniendo la función que se pensó que tuviesen desde un principio. Difícil interpretación para nosotros, que no para aquellos para quienes se labraron. A veces pienso en que cada cultura ha generado sus símbolos correspondientes. Nosotros no entendemos los de entonces, pero somos capaces de seguir una autopista sin más información que la que nos dan los símbolos presentes en los paneles, o manejamos un complicado mando a distancia gracias, también, a sus símbolos explicativos. Culturas y símbolos. Tal vez estamos fuera del mundo que construyó Barbadelo. A veces, decir que sí constituye una tentación sencilla.
ALTAR MAYOR
Rodeando la iglesia, hay un murete con cruces de granito formando un víacrucis y también unas columnas que bien pudieron servir de soporte a un pórtico que rodease parte del templo, como existe en otras iglesias de la montaña luguesa.
Junto, pero separado, existe un edificio con fachada renacentista. Hoy
ANTIGUO EDIFICIO MONACAL
hace las veces de casa parroquial, pero antaño tuvo usos monacales dependientes del de Samos.
Diría que el tímpano está hecho con piedras utilizadas anteriormente. Hay una, de mayores dimensiones, de forma pentagonal, que descansa sobre las jambas de la puerta. Está labrada por ambas caras y en la parte exterior presenta un dibujo geométrico alrededor de una figura central antropomorfa. En su parte interior, esta misma pieza tiene una ornamentación de círculos tallados. Como el semicírculo del tímpano de entrada no encaja con la forma pentagonal, los huecos están rellenos con otras piedras talladas. En la parte superior, y dando al frente, hay una figura humana con los brazos levantados, como saludando.
TIMPANO. PARTE EXTERIOR
El interior de la iglesia es limpio, íntimo y amplio. Destaca el elegante arranque de la torre, mediante columnas que dejan vistos los primeros tramos de escaleras.
El retablo es barroco, con policromía popular y buenas tallas.
Siempre me encuentro muy a gusto en Barbadelo. En contraste total con la grandiosidad del Monasterio de Samos, a tan sólo unos 15 km. de distancia, este lugar representa para mí la introversión, el pensar para uno mismo, el reflexionar  callado sin abandonar las buenas formas, eso de que tanto se necesita hoy. No creo que aquí se hiciese nada por afán de simular o impresionar. Me gusta pensar que todo se hizo para inducir en el peregrino un estado de ánimo que hoy se nos queda algo velado, pero que nos impresiona y gusta.

TIMPANO. PARTE INTERIOR
Tal vez el otoño influye en los pensamientos, pero el esplendor del verano ha dejado paso a la serenidad de esta nueva estación. Los peregrinos que antaño llegaron a este lugar de Barbadelo, tal vez supieron interpretar todo cuanto se les decía en sus relieves y capiteles. Hoy no es así, pero ahí está la iglesia como testimonio de otros tiempos, otros modos de lecturas y dando la sensación de que por ella no pasa el tiempo. Elegantemente en su sitio para quien se le acerque y la mire con cariño y respeto.


ATARDECER OTOÑAL EN BARBADELO

sábado, 5 de octubre de 2013

POR EL CAMINO DE SANTIAGO. (XXVIII) INFLUENCIAS QUE VIENEN Y VAN

Se dice del camino de Santiago que ha sido un camino de recíprocas
REY DAVID. FACHADA DE PLATERIAS.
CATEDRAL DE COMPOSTELA
influencias culturales entre 
España y el resto de Europa. A veces, me gustaría saber cuántos peregrinos vinieron a Compostela en el siglo XIV, por decir una fecha. Me impresionan los peldaños desgastados que conducen a la cripta de la catedral compostelana, o las huellas dejadas por los dedos de los peregrinos en el parteluz de jaspe del Pórtico. Ahora vienen cientos de miles y, que yo sepa, tales huellas no han incrementado su desgaste. Y casi me atrevo a decir que en un Año Santo actual vienen más peregrinos de los que vinieron en muchos años pasados.

Vinieron con culturas propias, que fueron desparramando a la largo del Camino, y se fueron también después de haber conocido peculiaridades nuestras, que llevaron consigo a todas partes. Menéndez Pidal rastreó vestigios de nuestro Romancero por países europeos, y se encontró lo que intuía que encontraría. Por muchos sitios había restos de nuestros héroes. Incluso en Dinamarca encontró una réplica de nuestro Gerineldo, con el noble que pone a su espada por testigo del deshonor de su hija

CABEZA QUE INDICA ORIGEN IRLANDES
VILAR DE DONAS
Más recientemente, los hermanos Grimm hicieron suyos varios cuentos extraídos de capítulos de nuestro Conde Lucanor, del Infante D. Juan Manuel. Los hacedores del paño que sólo verían aquellos que fuesen hijos de quienes creían ser, antes de ser centroeuropeos fueron castellanos.
Estos dos datos me sirven para indicar cómo los peregrinos se llevaban partes de nuestra cultura. No en bloque, cada uno llevaba aquello que más le había impresionado y luego lo adaptaba en su lugar de origen. Otros no se llevarían nada.
Es muy frecuente, entre los estudiosos del Camino, hablar de influencias. Sí, está muy bien eso, pero las influencias tuvieron que viajar, alguien las tuvo que traer e ir dejando acá o allá, tal vez sin siquiera darse cuenta. Supongamos que en el momento de la transición del románico al gótico, llegan comentarios de un nuevo estilo que aparece en otras tierras. Vienen gentes de allí y se les propone, en algún sitio, pintar o esculpir algo
ANGEL PESANDO ALMAS
VILAR DE DONAS
manifestándolo en el nuevo estilo. Bien pudo ser de este modo.
Alguien foráneo que pinta o esculpe de acuerdo con los estilos de otras tierras. Y lo hace vistiendo a los personajes con las ropas de sus países de origen. O bien toma su aspecto como indicativo del mismo. En Vilar de Donas, en la piedra clave de la arquivolta exterior de la fachada, una cabeza muestra su corte de pelo al estilo irlandés tal vez para indicarnos quiénes esculpieron la fachada.
Bien es cierto que en el interior de esta iglesia hay un ángel con una balanza pesando almas, idea que también procede de Irlanda del siglo XIII.
Me gusta pensar en artistas del tipo de Narciso y Goldmundo, el libro de Hermann Hesse, llevando el nuevo estilo de escultura de un monasterio a otro en pleno siglo XIII. Tal vez personas de este cariz vinieron a Compostela y se ganaron el sustento con sus habilidades, mientras jalonaban su Camino con trabajos suyos que hoy podemos contemplar.
HOLANDESES ELEGANTES
VILAR DE DONAR
En Vilar de Donas, también, algún pintor holandés debió pintar los frescos del ábside, dejando los tocados propios de los Países Bajos en los personajes allí representados.
En Compostela hay una bonita iglesia, Sta. María del Camino, que en su interior conserva el tímpano románico que tuvo en su día. Los pliegues de los personajes son centroeuropeos, así como los sombreros de S. José y el donante. Por estos ratros vamos sabiendo quiénes pudieron esculpir qué cosas.
TÍMPANO DE STA. MARÍA DEL CAMINO
SANTIAGO DE COMPOSTELA
La catedral que sirvió de modelo a la nuestra es Saint Sernin de Toulouse. Pero no sólo la inspiración está en el trazado de las naves. Muchas esculturas y relieves de nuestra catedral encuentran su fuente en Saint Sernin. ¿Copia? De ningún modo. Los artistas afamados eran llamados de un sitio para otro y es muy posible que sin siquiera quererlo ellos mismos, sus mismas obras sirviesen de inspiración para otras nuevas. La fachada de Platerías de nuestra catedral está llena de esculturas que evidencian su influencia de Toulouse, cuando no la misma mano escultora, que también.

A veces me gusta encontrar estas influencias y reflexionar sobre todo lo
que eso significó y significa.

lunes, 23 de septiembre de 2013

POR EL CAMINO DE SANTIAGO. (XXVI) DE PASO POR LEBOREIRO

Leboreiro tiene diversos nombres, según las fuentes que se consulten, pero siempre son topónimos latinos, de dos palabras, y en ellos se hace mención a la cantidad de conejos que hay en la zona. Yo conozco Ager leporarius, pero ya digo, hay más. Por ejemplo, el Códice Calixtino le da el nombre de Campus lepurarius, que viene a decir lo mismo.
CASA DE LEBOREIRO

La primera vez que llegué a Leboreiro casi no lo vi hasta que estuve en su, digamos, plaza inicial. Sus casas se confunden con el paisaje. Construidas en piedra de allí mismo, tienen la misma coloración y aspecto que el entorno. Los tejados están casi vencidos por los años y con una tonalidad que nos habla de eso. Casi todo es abandono, si bien por algún sitio parecen surgir chalecitos, con fachadas enlucidas y de dos plantas, que nada tienen que ver con el entorno, más bien lo rompen, pero nos dicen que sus propietarios hacen una apuesta seria por seguir viviendo allí, en Leboreiro. Eso es mucho para mí. Hoy hay unas normas, estrictas, de construcción para mantener un aspecto ordenado y sin romper el ambiente que configura la mayoría de las casas. Esas excepciones son subsanables.
CASA EN LA CALLE CENTRAL
La estructura urbana de Leboreiro es, más o menos, la común en las aldeas del camino: una calle larga al final de la cual está la iglesia. Aquí la calle comienza en una explanada rodeada de casas, a la que, antes, llamé plaza inicial. En esta plaza hay un cruceiro de columna lujosamente estriada. Su base fue circular, ahora poligonal después de obras de acondicionamiento. Antes, esa base estaba rodeada por una recia cadena, pues el cruceiro gozaba del llamado “privilegio de acogida”, algo similar al derecho de asilo. De eso ya no se acuerda casi nadie y considero triste que se olviden derechos. Creo que es conveniente recordarlos, aunque no se ejerzan.
CRUCEIRO
EJERCIÓ DERECHO DE ACOGIDA
Alrededor de la iglesia hay algunas casas fuera del camino principal configurando lo que podríamos llamar “otra calle”. El silencio es total, a veces llega el ruido de algún coche que pasa por la cercana carretera de Lugo a Santiago, pero en la aldea no hay nadie, o eso parece. Las casas nos hablan de pobreza total, son de planta baja o con unas fachadas tales que, a su través, se me hace difícil imaginar la estructura interna de las viviendas. Tal vez sus antiguos habitantes marcharon a Melide, la capital a poca distancia, o a otros destinos de la emigración.
Pero este abandono hace que se mantenga una información intacta sobre cómo eran las vivienda rurales antes de la llegada del llamado desarrollo. Todos los que tienen sus raíces en las aldeas, reconocen las estructuras de las casas, con sus huertas, sus cortiñas y demás. Tal vez convendría mantener todo eso como exponente de lo que fue la vida en aquellos sitios. Ojalá se le ocurra a alguien.
HOSPITAL FUNDACION DE LA FAMILIA ULLOA
Hoy se restauran casas en Leboreiro, obedeciendo normas estrictas pero teniendo en cuenta la comodidad de sus habitantes y no impidiéndoles disfrutar de las mejoras actuales.
CABAZO.  DETRÁS, EL HOSPITAL DE PEREGRINOS
Al final de la calle, están la iglesia y el hospital configurando un pequeño espacio, como una plaza, antes de salir de nuevo a caminar. El hospital fue fundado y mantenido por la familia Ulloa, cuyo blasón luce en la parte visible desde el Camino, tal vez como información a los peregrinos. Recuerdo que en el siglo, XIV, por ejemplo, un hospital tenía unas funciones diferentes a las que le damos hoy: daba albergue, suministraba comida, ofrecía lugar de reposo y, si acaso, procuraba la cura de los enfermos.
Junto al antiguo hospital hay un cabazo, un hórreo de mimbre propio de esta zona. También hay algunos más cabazos en la aldea, pero éste queda muy visible.
IGLESIA Y CABAZO
Y la iglesia. Pequeña, casi no queriendo llamar la atención, es uno de las hermosos ejemplares románicos que hay en el tramo gallego del Camino. Es un edificio pequeño, con una virgen en su tímpano a la que veneran unos ángeles y ábside semicircular con canecillos. Pero hay mucho mas en esto que acabo de decir. Dejar que me explique.
El interior, limpio y bien dispuesto, es un espacio de gran intimidad, muy acogedor. A la derecha resaltan unos magníficos frescos de época muy posterior a la iglesia, que recuerdan a otros centroeuropeos coetáneos. Su colorido y su composición es espectacular.
INTERIOR DE LA IGLESIA
También quiero hacer mención del tímpano de la fachada. Para mi criterio, la imagen de la virgen presenta la aparición de signos góticos. Y yo diría que la piedra en la que se esculpió es de un granito diferente al que se utilizó para construir la iglesia. Una piedra grande, de una sola pieza, pero también un granito diferente, no sé en qué característica apreciada por el escultor.
Quiero pensar que frescos interiores y tímpano de la iglesia tienen orígenes similares. Artesanos de camino a Compostela que se detuvieron un tiempo en Leboreiro, contribuyeron con su saber al esplendor de la iglesia y recibieron su pago por eso. Después siguieron su Camino pero dejando recuerdo de su paso.

TIMPANO DE LA IGLESIA
Me gusta mucho estar en Leboreiro y eso que no es poco lo que hay que arreglar allí. No se dispone de bar ni nada que se le parezca donde tomar un refresco. Ni una máquina expendedora de refrescos. Y como hay que hacer casi todo, tal vez se pueda hacer bien.
Pasada la placita configurada por la iglesia, el hospital y el cabazo, el Camino desciende por una sueve pendiente hasta llegar a un pequeño puente romano de un solo arco. Pero esa es otra historia. hemos dejado atrás Leboreiro y tenemos puestos los ojos en Compostela.