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martes, 12 de diciembre de 2017

Cumpleaños (3): Sobre el legado de Charles Darwin

En este año de 2009 celebramos el doscientos aniversario del nacimiento de Charles Darwin y el 150 de la publicación del “Origen de las especies” Este doble aniversario hace que por todas partes aparezcan actos y más actos de conmemoración y glosa de la efeméride.
Podríamos preguntar cuál es la importancia de la obra de Darwin, su contribución al mundo del conocimiento y, entonces, deberíamos reflexionar antes de ponernos a hablar. Pues son muchos los que lo critican, lo menosprecian e, incluso, lo maldicen sin conocer en absoluto nada de cuanto dijo. Somos así, tan sabios que podemos descalificar trabajos ajenos sin siquiera conocerlos.
He aquí nuestra constante alternativa: el corazón o la mente, la fe o la razón, los mitos o la ciencia. En estos dilemas siempre ganaron la mente, la razón y la ciencia, pero siempre después de largas y dolorosas batallas. Los impulsores del conocimiento mediante novedades que podían alterar el orden establecido, sistemáticamente fueron apartados del mundo oficial con fórmulas más o menos ruines, formando de este modo una lista de nombres malditos, conocida por todos nosotros: Galileo, Copérnico, Kepler, G. Bruno, Servet y una amplia nómina en la que también, y por derecho propio, está Darwin. ¿Que quién hizo esa lista? Los defensores de los mitos, los autonominados depositarios y defensores del conocimiento, del saber y de su docencia.


¿Qué hizo Darwin? En primer lugar, se dio cuenta de que la variabilidad de los seres vivos puede ser hereditaria, y esto abrió conceptualmente las puertas a la biología moderna. También se percató de que los individuos interactúan con su medio y, por tanto, pueden estar más o menos adaptados a él. Puesto que los seres vivos interactúan con su ambiente, sus procesos dependen de dos variables: los factores conocidos actualmente bajo el nombre de intrínsecos (propios del individuo y de sus posibilidades) y los externos, los ambientales, los extrínsecos. De acuerdo con esa relación surge el concepto de adaptación para explicar la adecuación de tales individuos a las posibilidades que les ofrece el entorno en que viven. Darwin habla de los más y de los menos adaptados. La adaptación es un valor variable y, por tanto, no a todos los individuos les irá igual en su lucha por la vida. En esa lucha resultarán beneficiados los más adaptados a su ambiente, que no tienen que ser los más fuertes como ahora dicen que dijo. Cuando esa situación de ventaja es debida a caracteres hereditarios, dice Darwin, esos individuos beneficiados en la lucha por la vida tendrán más hijos, de modo que los caracteres confieren mayor adaptación pueden aparecer con mayor frecuencia en la siguiente generación, originando, por consiguiente, una descendencia modificada. De este modo, los seres se van transformando y diversificando a lo largo del tiempo en un proceso que sigue actuando.


Estas ideas las expuso en el libro del que en este año celebramos el 150 aniversario de su primera edición. Es uno de los pocos casos que marca claramente un antes y un después en la historia del conocimiento, no solo en el terreno biológico. Por vez primera se habla en él de seres vivos en conjunto y por eso, siempre que puede, Darwin emplea ejemplos de animales y vegetales, para indicar que los procesos descritos vienen a ser los mismos en los dos reinos entonces conocidos. Al final, y de modo tímido después de hablar de herencia con modificación, sugiere el posible origen común de todos los seres vivos. Lo dice como de pasada, pero allí queda dicho. Hoy en día, gracias a pruebas moleculares, niadie discute esa posibilidad. Es curioso, pero a mi no me deja de asombrar toda la clarividencia biológica de Darwin en un momento en el que se empezaban a poner las bases científicas y conceptuales de la biología moderna. A lo largo de la obra no deja de sorprender lo acertado de sus comentarios sobre temas tan actuales como colonización, extinción, competitividad y otros. En este plan, muchos criterios y conceptos biológicos cotidianos se los debemos a Darwin.


He ahí parte de su legado. Entonces, ¿por qué entró a formar parte de la nómina de los malditos? Es sencillo de comprender: rompía un reducto de los mitos explicativos del mundo. Darwin decía que todos los seres vivos teníamos el mismo origen, ¿Dónde quedaba, entonces, la idea del hombre como supuesto Rey de la Creación? ¿E, incluso, dónde la labor creadora de Dios? Esto era algo imperdonable para aquellos que mantenían la capacidad de juzgar las obras del pensamiento. La maldición que cayó sobre Darwin perdura todavía, pues no son pocos aquellos que prefieren el mito a los hechos científicamente probados, tal vez porque esos mitos dan una seguridad que no da la ciencia. Es muy posible que aún no se hayan enterado de que entre las finalidades de la ciencia no está la de conferir seguridad.

Publicado en Xornal de noticias, de Vigo, en febrero de 2009

lunes, 12 de septiembre de 2016

Hablando de especies (2)

En biología, la especie viene a ser como la unidad que engloba a seres compatibles desde un aspecto reproductivo. Recordemos la definición con su condición ineludible, “tienen hijos fértiles”. De un modo u otro, todos los autores, desde Aristóteles hasta hoy, nos han hablado de especies como unidades funcionales en el mundo de los seres vivos. (Reitero la salvedad que hice en mi entrada anterior sobre individuos partenogenéticos y de autofecundación obligada).




Podemos imaginar a los seres pertenecientes a una misma especie, cruzándose entre ellos a lo largo de generaciones. Si acaso hay cruzamientos con individuos de otras especies y de ellos nacen hijos, serán estériles. Esto quiere decir que los individuos de la especie imaginada, guardan entre todos una amplia serie de genes, todos ellos capaces de generar individuos viables, y que nunca se mezclarán con genes de otras especies. Porque eso que yo llamo mezcla sólo ocurriría en caso de híbridos fértiles en cuyos gametos hubiese genes de ambas especies progenitoras. Casi nunca ocurre. 

Las especies, en su totalidad, están protegidas de estos flujos de genes, improductivos, mediante lo que llamamos mecanismos de aislamiento reproductor. Hay muchos, pero todos ellos tienden a evitar tales cruzamientos infructuosos.

UNA EDICIÓN QUE ME GUSTA

Gracias a esos mecanismos, no existe paso de genes unas especies a otras. ¿O sí? Pues sí, la verdad es que sí. Vamos por partes. La evolución no es un proceso terminado. Aunque lento para nuestro modo de entender el tiempo, sigue funcionando y hoy mismo existen especies incipientes que van adquiriendo sus características propias, entre ellas las reproductivas. Por ejemplo, en este tiempo las orquídeas tienen grandes posibilidades de hibridar entre diferentes especies, generando descendencia parcialmente fértil.

La especie siempre fue considerada como algo muy definido y estable desde el punto de vista biológico. Por eso, autores modernos y prestigiosos, como Buffon, Lamarck y otros, al hablar de evolución, fijaban su atención en el punto clave del proceso. En el origen de la especies. Pero nunca hubo uniformidad de criterios con relación a tal proceso. 

DARWIN CUANDO PUBLICÓ
"EL ORIGEN DE LAS ESPECIES"

Para Buffon, uno de los grandes de la biología del s.XVIII, las especies aparecían como consecuencia de la “degeneración” de los géneros. Nunca llegó más allá, ni definió qué entendía por esa “degeneración”. Pero había hablado de un origen de especies, aunque no pudo describir el proceso. Tampoco Lamarck, grande en su trabajo, pudo explicar el hecho concreto del proceso de formación de especies. Pero, insisto, los personajes importantes de la biología de entonces, ya hablaban de evolución y del origen de las especies. Por cierto, es a Lamarck a quien debemos el nombre de “Biología”.

Si reparamos en la historia de la biología, nos encontramos con que a comienzos del siglo XIX, había científicos evolucionistas para quienes la gran incógnita era cómo se producían las especies. Independientemente de la duda, está claro el concepto acertado que tenían de la especie como unidad fundamental de la biología.

DARWIN: CARICATURA OFENSIVA

Fue Darwin quien, en 1859, quiso dar respuesta a esa duda acerca del origen de las especies. Su libro, “El origen de las especies por medio de la selección natural”, plantea la hipótesis del papel de la selección natural en el proceso clave de la evolución, la aparición de especies nuevas. Si bien aclara que hay otros mecanismos por los cuales pueden formarse especies. Es lo que hoy conocemos como "especiación instantánea".

Dejando de lado muchos comentarios que se me ocurren, muchos de ellos ya planteados aquí mismo, quiero hacer ver que Darwin propone una fuerza aparentemente tenue, dicha selección, como causa de un proceso evolutivo clave. Nunca nadie, hasta entonces, había reparado en la efectividad de la selección como agente evolutivo. Darwin sí lo había comprobado en su visita a granjas durante su época de estudiante. Sabía que una selección drástica era capaz de conseguir efectos sorprendentes. Durante su viaje en el Beagle, y con su exhaustiva toma de muestras, vio que en la naturaleza también existen procesos selectivos, que pueden provocar cambios a largo plazo.

En su libro presenta a la selección natural como fuerza evolutiva y a la diana sobre la que actúa en los seres vivos, la adaptación. Nunca nadie había hablado de ella, Darwin las define y aparecen unos conceptos nuevos en biología. Conceptos evolutivos.

Me gusta que en el mismo siglo en que se destierran las ideas de grandes cataclismos para explicar los procesos geodinámicos, y se substituyen por las causas “actuales” (prefiero llamarlas causas “cotidianas”) como son la erosión, el transporte y la sedimentación, Darwin elimine también la idea de grandes extinciones seguidas de otras, también grandes, creaciones, y la substituya por la idea de una selección natural constantemente actuando, sin prisa, como en silencio. Pero eficaz.

ETIQUETA EN LA BOTELLA DE UN
ANÍS ESPAÑOL
El impacto del “Origen de las especies” fue enorme. El ambiente científico estaba en ebullición con grandes novedades en el campo de la geología, y las teorías evolutivas propuestas por Darwin se sumaron a ellas, causando gran impacto. A Darwin se le atribuyó decir que venimos de los monos. Nunca dijo eso. Dijo que, evolutivamente, somos parientes. Ser parientes no indica más que tener antepasados comunes, también en humanos. Hoy nadie discute eso.

En plena campaña contra Darwin, un conocido anís español puso en la etiqueta de su botella un mono con su cara. Aún permanece.



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domingo, 19 de junio de 2016

Procesos evolutivos en vegetales

Las mutaciones son aleatorias, pero cualquiera de ellas que aumente la adaptación de su portador al ambiente, será favorecida por la selección. Así surgen las tendencias selectivas cuyos resultados, luego, podemos ver en la naturaleza. A veces esta tendencia puede ser manifiesta en vegetales, mientras que en otras ocasiones cuesta más interpretar la acción de la selección natural en esos mismos seres.

ORTIGA. TODOS CONOCEMOS SUS EFECTOS

Una de las mayores agresiones que sufren los vegetales es por parte de unos predadores a los que, por serlo, llamamos herbívoros. Desde invertebrados a mamíferos, en toda la escala animal encontramos herbívoros capaces de destruir toda una población vegetal. Insisto que, en esa situación casi límite, cualquier mutación que sirva a su poseedor para defenderse de la predación, será favorecida por la selección natural. Y puesto que es una mutación, y una de las características de las mutaciones es la de ser hereditarias, podemos decir que en estos casos se están produciendo procesos evolutivos. Qué duda cabe que situaciones extremas generan una presión grande sobre adaptaciones, sobre tenerlas o carecer de ellas, y siempre con consecuencias evolutivas. Pero que nadie piense que estos procesos ocurren de la noche a la mañana, pueden durar millones de años.

Volvamos a hablar de predadores, de herbívoros, y de los mecanismos que poseen los vegetales para evitar ser comidos por ellos. En situaciones de ataques, los animales huyen; los vegetales, lo sabemos, no pueden hacerlo. Pero una cosa que siempre me ha impresionado es que en el mundo vegetal no se desarrollan venenos o substancias similares para destruir a quienes intenten devorarlos. No se mata a nadie, pero sí se generan procesos alérgicos o dañinos de modo que se desencadenen reflejos condicionados y el herbívoro sepa que esa planta, en concreto, no se puede tocar sin arriesgarse a las consecuencias.

Todos hemos sentido escozor en más de una ocasión al rozar hojas de ortiga. Incluso existe el verbo “ortigar” para referirse al resultado de este roce. Imaginemos lo que pueda sentir un ciervo, por ejemplo, que introduzca una ortiga en su boca e intente arrancarla tirando de ella con fuerza. La razón de este escozor radica en unas células urticantes (urticantes, derivado de ortiga) llenas de un líquido capaz de generar reacción alérgica en la piel y que se clava en ella como respuesta mecánica ante un simple roce de la superficie foliar.

EL ACEBO Y SUS HOJAS NOS RESULTAN CONOCIDOS

Todos los tipos de espinas presentes en vegetales tienen esta misma finalidad, la de defenderse de herbívoros. ¿Aparecieron para defenderse o se defienden gracias a tener espinas? La respuesta nos lleva a comentarios muy enjundiosos, pues muchos creerán que aparecieron para defenderse. Es decir, que ante una necesidad aparecieron los órganos capaces de superarla. Hay bases suficientes para creer que todo proceso evolutivo se ha realizado a partir de estructuras preexistentes a los que se les dio una función nueva. Tal vez, en un principio, esa estructura no tuvo mayor utilidad, pero una mutación que la modificase pudo haberle conferido cierta capacidad para algo útil. En este caso, cualquier mutación nueva que mejorase el rendimiento de este órgano con función nueva, pudo haber sido favorecido por la selección, de modo que se fue configurando mas y mas a lo largo de muchas generaciones, siempre que las necesidades ambientales permaneciesen invariables.


TOJO - UN EJEMPLO DE PLANTA CON PINCHOS

Todas las plantas con pinchos han tenido, y tienen, su capacidad de defenderse de los herbívoros y realizar, por tanto, una buena función clorofílica. Hablo de rosáceas, con pinchos en tallos y hojas; de acebo, con pinchos en el borde de las hojas inferiores de los arbustos; de los tojos, con espinas por toda la planta; de los cactus y de otros ejemplos.
LOS CACTUS POSEEN UNA INTERESANTE
HISTORIA EVOLUTIVA

En cactus, de los que hablaré con detalle por constituir un bonito ejemplo evolutivo, las espinas son hojas evolutivamente transformadas. En este sentido, son homólogas de las hojas de cualquier otra planta. Realizan la importante labor de defender a la planta. Incluso, en algunas de estas espinas, existe una pequeña cápsula con líquido tóxico que, una vez pinchado el individuo agresor, se inyecta en su piel generándole escozor e inflamación.

Cuando en diferentes organismos aparecen estructuras similares, con diferentes orígenes embrionarios, pero encaminadas a fines similares, decimos que se produce evolución convergente y llamamos “análogos” a los órganos que tienen esa finalidad y esos orígenes.

El ejemplo más elocuente de órganos análogos lo constituyen las alas en animales voladores. Tienen alas las aves, los murciélagos y algunos órdenes de insectos, como dípteros y lepidópteros. A nadie se le va a ocurrir que tengan el mismo origen, pero todos vemos que sirven para lo mismo: buscar alimento, realizar el cortejo sexual y desplazarse. En todos los casos aparecieron de órganos preexistentes y confirieron mayor adaptación a sus poseedores conforme fueron mejorando su capacidad de realizar su función. En estos casos, en los que órganos con diferentes orígenes llegan a desarrollar funciones similares, hablamos de evolución convergente, que origina órganos análogos.

BOUGANVILLEA. FLOR Y BRÁCTEAS
Una analogía que no me resisto a callar la constituye la bouganvillea. Tiene una flor poco vistosa, rodeada de brácteas coloreadas que son las que le confieren prestancia. Las brácteas son los últimos pares de hojas próximas a la flor y transformadas para adecuarse a ella. Lo que llamamos·flor”, en la bouganvillea realmente son brácteas, pero hacen las funciones de tal, engañando incluso a polinizadores. Un claro ejemplo de analogía, pues pétalos y brácteas tienen diferente origen embrionario, pero ejecutan una función similar, análoga en términos biológicos.


miércoles, 15 de junio de 2016

Radiaciones adaptativas y homologías

A veces, la adquisición de alguna peculiaridad  en seres vivos, permite a sus poseedores invadir hábitats nuevos para ellos. Tal cosa ocurrió cuando algunos ancestrales animales marinos pudieron desarrollar respiración aérea. Se cree que ese paso lo realizaron diversos grupos zoológicos y en distintos momentos de la historia. Al pasar a tierra firme, muchos encontraron un hábitat ocupado por vegetales, con ausencia de predadores y, por tanto, una selección natural muy tenue, si acaso existía selección en aquel momento. Esto propició que apareciesen unas altas tasas de reproducción, incremento de tamaños de población y, en general, aparición de condiciones apropiadas para la diversificación de seres vivos.

Evolutivamente, el resultado de esta fase es lo que conocemos como “radiación adaptativa”, en la que a partir de pocas formas iniciales, aparecen muchas formas descendientes, gracias a la relajación de la actividad por parte de la selección natural, y a la oportunidad de colonizar nuevos hábitats. Son fases en las que, en poco tiempo, hablando en tiempos evolutivos, se genera una gran diversidad a partir de pocas, o muy pocas, formas iniciales.

Extremidades superiores de hombre,
ave y murciélago

Si el hábitat recién colonizado es diverso en ambientes, puede ocurrir que no todos los componentes del grupo sean igualmente aptos para colonizar cada uno de ellos, pudiéndose acomodar los diferentes individuos a aquellos sitios que mejor les convenga. Si ocurre de este modo, comienza a actuar la selección natural, modelando a los nuevos habitantes para que cada vez estén más y más adaptados a sus nuevos hábitats. Esta selección se hace a partir de los órganos que en un inicio compartían todos, y que poco a poco se irán adaptando a sus nuevas utilidades. No obstante, siempre mantendrán una estructura peculiar que recordará a la ancestral, de la que derivan. A estas estructuras nuevas, derivadas de las ancestrales, es a las que conocemos como homologías.
La interpretación actual sobre su origen se basa en suponer que los órganos que consideramos homólogos han aparecido como consecuencia de un proceso evolutivo que, en general, se conoce como “evolución divergente”, que no se refiere a grupos completos, sino a órganos o funciones, que con el fin de adecuarse más y más a los nuevos hábitats, se han ido diferenciando para mejor acomodarse a los tipos de vida requeridos en ellos. En estos casos, la evolución divergente es un proceso muy frecuente y, como consecuencia, se favorece la aparición de formas homólogas entre los grupos taxonómicos próximos que se han ido diferenciando.


En síntesis, llamamos órganos homólogos a aquellos que teniendo similar origen filogenético, desempañan una función diferente en los individuos que los poseen. Tal vez esta definición pueda parecer engorrosa, pero es posible que todo radique en eso del “origen filogenético” y voy a intentar explicarlo.
Debemos saber que, entre otras características, los vertebrados compartimos la de poseer dos pares de extremidades, que por su posición con relación a la cabeza, llamamos anteriores y posteriores, o también, debido a la postura vertical de muchos de sus componentes, conocemos como extremidades superiores e inferiores. Siempre nombrando a partir de la cabeza.
Si tenemos en cuenta esto, veremos que nuestros brazos son nuestras extremidades superiores, lo mismo que las alas lo son en las aves. También el primer par de patas de los cocodrilos son para ellos su primer par de extremidades anteriores, así como en ranas o sapos. Culebras, peces y otros vertebrados las tienen atrofiadas, pero todos estos órganos que comento tienen el mismo significado estructural. Dentro de su morfología, son el primer par de extremidades, sean anteriores o superiores, propias de los vertebrados. No hay duda de que cada grupo de ellos utiliza estas extremidades para mejor adecuarse a su modo de vida. Las aves suelen volar gracias a ellas, los peces, nadar, nosotros y primates, para manipular y así podríamos seguir indicando diferentes grupos de animales y sus, también peculiares, usos que les damos cada uno.
ESQUELETOS DE EXTREMIDADES ANTERIORES
DE MAMIFEROS. lOS COLORES INDICAN LOS HUESOS HOMÓLOGOS

En cuanto a la morfología, a nadie se le ocurre buscar parecido entre nuestros brazos y las alas de un ave o el primer par de patas de una rana. Pero si diseccionamos esas extremidades y observamos atentamente sus respectivos esqueletos, vemos que todos ellos están estructurados de la misma manera. Un hueso largo, llamado húmero, que mediante una articulación (que en nuestro caso llamamos codo), une y articula a dos huesos, el cúbito y el radio y que, en nuestro caso, pueden girar uno sobre el otro confiriéndole a la mano esa misma capacidad giratoria.
Desde el punto de vista embrionario, así como del estructural, esos órganos son semejantes, aunque debido a procesos evolutivos divergentes, hoy tengan morfología y uso diferente. Por eso decimos de ellos que son homólogos.
Para muchos, radiación adaptativa y evolución divergente (como origen de homologías) es la misma cosa, el mismo proceso con diferentes nombres. Yo creo que uno es consecuencia del otro, pero es una opinión personal. La radiación adaptativa se produce cuando un grupo biológico invade un nuevo hábitat y lo coloniza sin efecto adverso sobre él por parte de la selección natural. El tamaño de población se incrementa de modo notable y si el hábitat es homogéneo, no hay mayores efectos derivados, si bien para que exista “radiación adaptativa” es preciso que se produzca la aparición de numerosos grupos taxonómicos derivados de los pocos iniciales. Si no aparecen grupos taxonómicos nuevos, todo se resume en un gran incremento poblacional. La evolución divergente se produce cuando el hábitat no es homogéneo, existe selección para ocupar diferentes sectores de ese hábitat y esa misma selección va modificando los órganos iniciales a los hábitats que se van colonizando, de modo que sean más eficaces. Decimos de estos órganos que se adecuan a los diferentes hábitats, que sufren evolución divergente.
Tenemos múltiples ejemplos de homologías en vegetales. Tantos, que mejor dedico a ellas la próxima entrada.


miércoles, 24 de febrero de 2016

¿Por qué evolución?

Podríamos preguntarnos para qué hay evolución, pero sería una pregunta falaz. Supondría una finalidad en el proceso evolutivo, finalidad que no existe. (Sería como preguntarnos para qué llueve). Podríamos, eso sí, preguntarnos la causa de que los organismos evolucionen. Yo contestaría que esa causa tendría componentes intrínsecos y extrínsecos.


PREDADOR - PRESA
SELECCION INTERESPECÍFICA

Los componentes extrínsecos serían los ambientales, los que conforman la selección natural. Pero no sólo serían los factores climáticos, también la disponibilidad de recursos, la presencia de predadores y, atención a esto, los otros individuos de la misma especie. Pues hay selección interespecífica, debida a la acción de individuos de diferentes especies, y selección intraespecífica, debida a individuos de la misma especie, que es la más dura. Ejemplo de interespecífica serían las relaciones predador-presa. Ejemplo de selección intraespecífica sería las competiciones entre machos jóvenes para aparearse con hembras o conseguir el liderazgo de una manada. Todos estos factores, actuando de un modo más o menos conjunto, son componentes de la selección natural.


LUCHA ANTES DEL APAREAMIENTO
SELECCIÓN INTRAESPECIFICA

Pero también debemos considerar los factores intrínsecos de la selección natural. Todos los extrínsecos seleccionan a los individuos mejor adaptados. Para que haya selección natural, es preciso que exista algo que se pueda seleccionar, y éste es el componente intrínseco de dicha selección, la variabilidad. ¿Qué quiere decir esto? Que es preciso que en las poblaciones exista lo que llamamos variabilidad, que no todos sus componentes sean exactamente iguales, que haya individuos que sean capaces de realizar funciones vitales con mayor eficacia que otros de su misma población. Si estas diferencias son debidas a caracteres hereditarios, decimos que actúa la selección.

Todo esto, creo, ya lo vengo diciendo en entradas anteriores, pero podríamos preguntarnos dos cosas, por qué y para qué se produce la evolución. Insisto de nuevo en la falacia de la segunda pregunta. En cuanto a la primera, es fácil contestar. La evolución es un proceso natural que ocurre cuando se dan ciertos factores. Una población evoluciona cuando sus condiciones ambientales presentan algún tipo de adversidad hacia sus componentes, que reaccionan de modo diferencial ante ella. Esas condiciones pueden ser de muy diversa índole y actúa sobre caracteres variables de los individuos. Caracteres que necesariamente han de ser hereditarios si ha de haber evolución. 

VARIABILIDAD EN HUMANOS
Con relación a un rasgo hereditario, una población puede ser homogénea o bien presentar algún tipo de variabilidad. La selección sólo actúa cuando hay variabilidad. Es en ese caso cuando es posible que haya respuestas diferentes ante acciones ambientales adversas. Si no hay variabilidad, habrá homogeneidad, es lógico. Pero la población será vulnerable ante cualquier cambio, dándose el caso de poderse producir una extinción si el cambio no es asumible por los componentes de la población. Cuando hay variabilidad para ese mismo carácter, la población está más protegida ante posibles cambios. Supongamos, es un decir, una población cuyos componentes sólo pueden vivir a 18ºC. debido a un carácter hereditario. Supongamos otra población que, gracias a variabilidad en ese mismo carácter hereditario, puede vivir en un rango de temperatura comprendido entre 16,5ºC. y 20ºC. Está claro qué población tiene mayores posibilidades de sobrevivir ante cambios ambientales. Las modificaciones hereditarias que ocurran en esa población que se acomoda a los cambios ambientales, pueden ir conformando un cambio evolutivo en ella.

VARIABILIDAD HEREDITARIA EN MAIZ

En evolución no hay nada previsto, todo es a ciegas. De haber algo previsto, no habrían ocurrido extinciones de grupos que gozaron de amplia diversificación y distribución geográfica. Se puede pensar en dinosaurios por ser un grupo conocido debido al cine, pero hay muchos más tanto en el reino animal como en el vegetal. Una extinción debido a la falta de la variabilidad genética necesaria para poderse acomodar ante algún cambio ambiental, puede ser considerada como un fracaso evolutivo.

Realmente, ¿es posible considerar la extinción como un fracaso? Hablaré de extinciones, pero tal como la entendemos, sí la considero un fracaso. El hecho de que las poblaciones que conforman una especie sean incapaces de sobrevivir a un cambio ambiental, que no dispongan de estrategia genética para enfrentarlo, lo considero un fracaso.

VARIABILIDAD HEREDITARIA
EN CARACOLES DE TIERRA

Entonces, los no extinguidos, ¿somos grupos con éxito evolutivo? Qué duda cabe. Formamos parte de grupos que, desde que se originó la vida, hace más de 3.500 millones de años, han superado todos los obstáculos planteados por la selección natural y seguimos viviendo. Hemos cambiado de morfología, de hábitat, de costumbres, de muchas cosas, pero pertenecemos a grupos que siguen vivos y, por tanto, que reiteradamente han tenido éxito ante la selección natural.

No faltará quien piense que nosotros estamos más evolucionados que una lombriz y los dos, más que un musgo. Es un error.¿Por qué? Veamos unas cosas. Tenemos la misma edad como grupos biológicos, (llamados taxones). Compartimos edad desde el momento de la formación del ADN y su metabolismo, así como la aparición y consolidación de una síntesis adecuada de proteínas. Los mecanismos de captación de energía significó un inicio de diversificación. Desde entonces, seguimos diversificándonos en todos los sentidos: colonización de nuevos hábitats, aparición de nuevos taxones, etc. Todos con la misma historia evolutiva inicial y diferentes especializaciones posteriores.

TAN EVOLUCIONADOS COMO NOSOTROS CON SU
PECULIAR HISTORIA EVOLUTIVA
Los tres seres vivos que he mencionado, (hombre, lombriz y musgo), realizamos las mismas funciones específicas: nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos. En cada uno de los grupos, estos procesos se llevan a cabo de acuerdo con las estructuras biológicas de cada uno. Pero en seres superiores, mamíferos por ejemplo, existen diversos órganos encargados de regular funciones concretas. Los animales superiores, mamíferos y aves, poseemos una estructura corporal más diversificada, pero no por eso estamos más evolucionados que otros animales, a los que algunos llaman inferiores. (Un derroche de humildad por nuestra parte, claro).

domingo, 10 de enero de 2016

La Tierra que nos mantiene

Hablando de evolución, se hace preciso definir tal proceso, sus fines, sus orígenes. Si nos imaginamos la historia de la vida como una obra de teatro, tenemos muchos factores que es preciso tener en consideración. Por ejemplo, se me ocurren el escenario, la obra y los actores.

CONFIGURACIÓN DE OCÉANOS Y CONTINENTES
HACE 225 MILLONES DE AÑOS
a
El primero de ellos, el escenario en el que se desarrolla la acción, es este planeta al que llamamos Tierra. ¿Qué sabemos de él, en pocas palabras? Si es el escenario en el que los seres vivos evolucionan, ¿cómo ha sido su incidencia en el proceso, si es que la ha tenido? Por otra parte, ¿ha sido siempre el mismo escenario o, por el contrario, ha cambiado a lo largo de su historia?

En relación a esta pregunta, veamos tres posturas conceptuales diferentes, que han afectado nuestra idea sobre el mismo.

- Para Aristóteles, el mundo siempre había sido igual. Es decir, no había tenido principio ni tendría fin y, sobre todo, no sufría cambios. Tal vez ni siquiera se planteó esto en profundidad.

- Según la Biblia, otra fuente de opinión, el mundo ha tenido un principio, tendrá un final y, entre ambos hechos, no sufrirá ningún tipo de modificación. Esta idea pasó a ser muy importante, pues a partir del Concilio de Trento, lo dicho por la Biblia adquirió la categoría de verdad incuestionable. Las dudas sobre cuanto apareciese en sus páginas, podrían ser consideradas heréticas.

- Hoy sabemos que el planeta Tierra ha tenido un origen, con una datación incierta, pero conocida por aproximación; tendrá un final, y en ese lapso de tiempo se modifica constantemente. Recordemos el modelo de la deriva continental propuesto por Wegener a principios del s.XX, que luego dio lugar a la hipótesis de la Tectónica de Placas, formulada a mediados del mismo siglo por científicos de muy diversas áreas de conocimiento.

LA MISMA DISTRIBUCIÓN HACE
200 MILLONES DE AÑOS
Todos recordamos haber estudiado aquellas placas de silicatos alumínicos, formando un conjunto llamado sial por las primeras sílabas de sus componentes principales, flotando sobre una masa compacta de silicatos magnésicos conocidos como sima. Los de “cierta” edad, sabemos por el bachillerato de entonces que las placas de sial se desplazan sobre las de sima, generando una configuración cambiante de mares y continentes. Este proceso, aunque a velocidades inapreciables por nosotros, continúa hoy en día de modo constante.

En esta tierra cambiante se desarrolla la historia de los seres vivos. Una historia en la que algunos datos fueron de difícil interpretación, como la naturaleza de los fósiles. Los había de dos tipos según el ser vivo fosilizado. Los que correspondían a seres aún presentes en la tierra y aquellos que representaban seres extinguidos.

Las extinciones siempre representaron un reto interpretativo, si bien afamados científicos, como Cuvier en el siglo XVIII propusieron la existencia de “grandes cataclismos” para explicarlos. El último cataclismo de esa magnitud habría sido el Diluvio Universal. (Vemos en este detalle la necesidad de referirse a la Biblia como soporte de cuanto se dijese de la Tierra y los seres vivos con tonos científicos). No obstante, un recuento de las extinciones ocurridas en la historia del planeta, indicaban que debían haber ocurrido más de treinta cataclismos, y no se disponía de datos geológicos de tal cantidad de desastres.

El siglo XIX representa un alto desarrollo de las ciencias naturales: biología y geología. Grandes geólogos pusieron las bases de una geología moderna, sobre la cual se asientan los actuales conocimientos que poseemos sobre nuestro planeta. Dejando de lado las ideas de grandes cataclismos, se propuso la teoría de las “causas actuales” que viene a decir que sobre la Tierra siempre han actuado las mismas fuerzas que actúan hoy, a saber, erosión, transporte y sedimentación. Todas las demás fuerzas son derivadas de éstas.

HACE 135  Y 65 MILLONES DE AÑOS
Sobre este planeta de superficie cambiante se ha ido desarrollando el mundo de los seres vivos. Cambios geológicos que han ocurrido, han podido tener efecto sobre los seres vivos que habitaban las zonas afectadas, como pudo haber sido la separación de la actual Oceanía o la escisión de América del Sur y África. Las poblaciones que habitaban esos territorios se vieron escindidas y, desde entonces, comenzaron una evolución independiente. Esa puede ser la base de floras y faunas singulares o diferenciadas.

Hoy día, si se quieren realizar trabajos de campo en temas evolutivos, es conveniente conocer la historia geológica de los terrenos en los que se van a centrar los estudios. Estos datos ayudan mucho a la comprensión de los datos biológicos que se vayan obteniendo. Nunca podemos desechar la historia geológica de un terreno cuando queremos reconstruir la historia de los seres vivos asentados en él.
DISPOSICION ACTUAL
En esta disposición variable, sólo pido fijarse en la posición, también variable, del ecuador y se deducirán los diferentes climas a los que ha sido sometido cata territorio concreto. Esto nos lleva a pensar en los diferentes tipos de selección que debieron sufrir los seres asentados en esas zonas y explica, también, las grandes migraciones que se produjeron en eaquellas especies que podían afrontar tales retos.

AÑADIDO
Los procesos de erosión - transporte - sedimentación, se realizan en la superficie de las placas continentales y creo ("creo", ¿eh?) que son independientes de los específicos de la tectónica de placas.

Por otra parte, a través de este escrito parece que incido en la evolución de los seres vivos situados en tierra firme y olvido a los seres de vida acuática. También los mares, como lugares en que viven los seres vivos, han sufrido modificaciones por causa de la tectónica de placas. También han ocurrido extinciones, migraciones y demás procesos similares a los que ocurren en tierras firmes.