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jueves, 5 de febrero de 2015

PASEANDO POR LA MURALLA LUCENSE

En Lugo siempre la hemos llamado en singular, la Muralla, escapándonos de los grandilocuentes plurales que no vienen al caso, (las Murallas). Ese, el plural, queda para regidores y capitostes cuando hacen de tal: “Visitais nuestras Murallas…”y creen que con su perorata copan un sitio en la historia.

HERMOSA, CON DIECISEIS SIGLOS DE EDAD
Ya lo digo, para nosotros, los de a pie, siempre ha sido singular, la Muralla, y un montón de calificativos mas, tal vez muchos de ellos indicadores del modo en que este Monumento está integrado en nuestras vidas. Para mí, viene a ser como un telón de fondo de mi vida lucense.
Cuando yo era niño, me gustaba acceder a su adarve por la rampa de la Puerta de Santiago. La rampa me resultaba cómoda y eliminaba los vértigos que me inspiraban las diferentes escaleras. Ahora me ocurre lo mismo. Incluso en pequeños detalles, parece como que con la edad regresamos a los principios.
CHIMENEAS CERCA DE S. FERNANDO,
VESTIGIO POPULAR, HOY PERDIDO
Lo revivo cada vez que subo: en cuanto piso su superficie, me parece haber entrado en otro mundo. Y creo que ese aspecto mágico de llegar a “otro mundo” lo hemos sentido muchos lucenses al hablar, por ejemplo, de dar un paseo por la Muralla. Los paseos por su adarve han formado parte de nuestros ritos cotidianos. Y como el Monumento está completo, es posible pasear en cualquiera de las dos direcciones que uno quiera tomar al llegar arriba. Siempre volverá al sitio de origen, no como en “la vida”, que nunca se puede volver.
Se ha dicho que el paseo por la Muralla es un hermoso muestrario de todo lo representativo que hay en la ciudad, y lo creo totalmente. Desde los hermosos paisajes que se pueden ver hacia el Oeste, con sus puestas de sol, hasta los lejanos Ancares, allá en los límites con León, el paisaje es generoso en eso de aportar imágenes para soñar o disfrutar.
LAS GRUAS HABLAN DE UN PROGRESO
QUE DESTRUYÓ ESTE PAISAJE URBANO
Pero siempre me gustó más el paisaje urbano. Desde el hermoso skay line visible desde lo alto de la Puerta del Hospital, al deteriorado del Barrio del Miño y la Tinería. El paisaje en que se veían las torres de la catedral sobre un mar de tejados, siempre me recordó a una gallina con sus polluelos. Presento una foto de 2008 y vemos en ella la cantidad de grúas que nos querían infundir la idea de progreso que tan de moda estaba entonces. Por cierto, la foto es irrepetible, pues los mamotretos construidos mientras se progresaba, han estropeado todo, como suele ocurrir.
UN PASEO DE ESTE TIEMPO
También han desaparecido las casas adosadas en la cara externa de la Muralla, y con ellas sus tejados. Fue una larga tarea aquella de ir eliminando tales casas, dejando libre la perspectiva del Monumento. Recuerdo las obras de apuntalamiento, reconstrucción y restauración de los paramento dejados al descubierto, conforme iban desapareciendo las casas.
POR UNA DE ESTAS VENTANAS
SALIA EL SONIDO DE UNA RADIO
Ganó mucho la Muralla. Tal vez ganó, no lo dudo, para el visitante que viene a verla, pasear por ella, fotografiarla y marchar con sus fotos y su recuerdo. Creo que a los lucenses, a mí al menos, nos han dejado una Muralla descafeinada, esterilizada, falta de aquella vida que tenía cuando veíamos las chimeneas echando humo en sus casas adosadas o escuchábamos la radio gracias a alguna casa con las ventanas abiertas. Todo aquello se nos fue y de modo irrecuperable, como muchas otras cosas.
VESTIGIOS DE OTRO TIEMPO,
HOY DESTROZADOS
Otra cuestión es si lo echo de menos. No sé para otros lucenses, para mí esta Muralla de ahora es más impersonal. Más monumental, qué duda cabe, pero carece de aquel aire como de familia. Ya no me parece integrada en el conjunto ciudadano como lo estaba antes. Tal vez sea una apreciación muy personal, pues pasear por su adarve me sigue pareciendo adentrarme en otro mundo, pero no sé.
UN LUGAR PARA PASEAR DISFRUTANDO
O DISFRUTAR PASEANDO
Hay dos cosas que se me han quedado clavadas de mis paseos infantiles por la muralla: detrás del convento de franciscanos había una huerta. Si veíamos algún fraile haciendo labores de labranza decíamos que estaba haciendo penitencia. (Hoy aquella huerta está substituida por unas pistas de baloncesto donde juegan los alumnos de un colegio franciscano de pago). Otra cosa que recuerdo de modo entrañable es que por la Mosquera había una casa de la que salía el sonido de una radio. Siempre había personas sentadas en las barandas de la Muralla escuchándola.
Tal vez hoy la muralla está mas para ser vista por los de fuera, pero puede que los de aquí la vivamos menos. Es difícil de explicar, pero yo me entiendo.


sábado, 10 de enero de 2015

A VUELTAS CON LO DIVINO

SOLSTICIO DE INVIERNO, 2009
CATEDRAL DE SANTIAGO
Alguien me dice que el rayo presente en una foto mía, publicada aquí, le evoca la divinidad. La verdad es que lamento tal evocación, pues un fenómeno natural, perfectamente predecible, no debería evocar nada divino, que suele ser sinónimo de inusual, extraordinario, A los hombres de ciencia no les gusta la idea de un Dios contraviniendo las leyes naturales. “Dios no juega a los dados”, dijo Einstein cuando, admitiendo su existencia, rehusaba la idea de que rompiese las leyes naturales, impuestas por Él mismo, dando paso al azar.

Esto de Dios y las leyes que rigen la naturaleza ha sido objeto de muchas y profundas reflexiones por parte de filósofos y científicos. A la gente de la calle nunca le importó nada, si bien algunas veces persiguió de manera cruenta a quienes, se decía, alteraban el orden establecido. Otra cosa es decidir qué entendemos por “orden establecido”, claro, pero el favor popular es algo de lo que conviene dudar.
SOLSTICIO DE INVIERNO, 2011
CATEDRAL DE LUGO
Hablando de Dios, su Creación y sus leyes, Descartes dijo que al día siguiente de haber creado el Universo, Dios emitió las leyes por las que se regiría, dejó todo funcionando de modo exacto, y se dedicó a otras cosas. A nosotros, decía Descartes, nos corresponde estudiar el modo en que las cosas funcionan y, al hacerlo, estamos estudiando la obra de Dios. A esto se llamó teología natural desde los tiempos de los Padres de la Iglesia.
El concepto de milagro, como alteración del orden establecido, nunca entró en las ideas de filósofos ni científicos. Jamás se rehusó exponer las propias ideas acerca de la divinidad y todos ellos, hasta el siglo XVIII, indicaron en sus obras sus respectivas ideas de Dios y de su incidencia en el mundo. A partir del siglo XIX, las creencias de los escritores pasan a ser algo personal, privado de cada uno. Por tanto, ya no se exponen en las obras científicas y no se pueden deducir a partir de ellas.
NO ES DIVINIDAD DEL BOSQUE
ES EL SOL TRAS UN ARBOL
De todos modos, eso de relacionar la divinidad con manifestaciones inesperadas o de bajísima frecuencia, ha sido una costumbre muy reiterada en la historia de nuestro pensamiento, desde las religiones más antiguas conocidas. Los primeros que se alzaron contra tal manera de pensar, fueron los filósofos jónicos que, ya en el siglo V aC, dijeron que los fenómenos naturales se tenían que explicar mediante causas naturales, que era preciso encontrar mediante el estudio. Como corroboración de lo que decían, predijeron un eclipse solar y acertaron.
No siempre los diferentes descubrimientos fueron objeto de alabanza. Muchos sabios sufrieron persecuciones de diversa índole. No voy a citar ningún nombre, pues no es ésta mi intención ahora. Pero no fueron pocas las veces en que se creyó que el avance científico atentaba contra la religión.
Es curiosa la dualidad, entre ciencia y creencia (a veces en forma de religión) y sus antagonismos. Las religiones, todas, tienden a tranquilizar a sus seguidores, relatándoles mitos que agradan y que contribuyen a hacer más llevaderas sus vidas. La ciencia se preocupa por explicar el entrono y lo que ocurre, sirviéndose de los conocimientos disponibles en cada momento histórico. Nunca la ciencia busca la tranquilidad ni la felicidad de sus seguidores, eso es cosa de cada cual y de su modo de acomodarse a la realidad. La ciencia, simplemente, ofrece interpretaciones pretendidamente fieles y, siempre, en constante revisión lógica, pues nuevos descubrimientos obligan a replantearse los conocimientos previos.
RAYO Y REFLEJO, 2009
ASOMBROSO, PERO NO DIVINO
Hay cosas que las tenemos bien sabidas: en invierno el sol está bajo en nuestro horizonte europeo. El rayo de la foto lo vemos gracias al llamado efecto Tyndall, que es el fenómeno físico que hace que las partículas coloidales presentes en una disolución o en un gas, sean visibles al dispersar la luz. Eso es lo que ocurre cuando ese rayo de sol atraviesa el interior de las catedrales. Si bien sólo entra en ellas en días del solsticio de invierno, cuando está bajo sobre el horizonte. Si vemos el rayo es porque hay polvo en suspensión, o humo en el aire de las catedrales y no creo que, en esto, tengan que mediar divinidades. De hecho, es un fenómeno predecible para esos dias con la única condición de que no haya nubes y, por tanto, luzca el sol.
Presento fotos de rayos de sol penetrando en las Catedrales de Lugo y Santiago. No hice más fotos de ese tipo, pues tampoco voy fotografiando rayos de sol que atraviesen cristales sin romperlos ni mancharlos.

Si a pesar de saber sus causas físicas, uno se siente sobrecogido por la belleza o por cualquier otro motivo personal, es algo muy respetable por mi parte, faltaría más. Sentirse emocionado ante algo bello, es una suerte que conviene cultivar, pues produce muchas sensaciones felices.

domingo, 4 de enero de 2015

CON LA COMPLICIDAD DEL SOL

En esto de fotografiar reflejos, a veces es preciso contar con la complicidad del sol. Si fotografío el suelo mojado, es conveniente tener en cuenta la dirección de la luz, claro. A veces tambíen es preciso programar la hora e, incluso, el día. El sol es un cómplice generoso, pero despiadado en sus tiempos. Me explico.

27 DE DICIEMBRE

Por ejemplo, en el solsticio de invierno (en estos días), el sol, muy bajo sobre el horizonte, entra en la nave transversal de nuestra catedral a través del rosetón que hay en la fachada de Platerías, proyectando un rayo de luz en el suelo. Si el interior del templo tiene polvo en suspensión, o hay humo por efecto del botafumeiro, el rayo de luz se ve perfectamente definido, generando un efecto hermoso, espectacular. La foto que traigo aquí la hice un 27 de diciembre y vemos que terminaba de funcionar el botafumeiro. Su humo resultó ser un buen aliado de mi foto.


SANTIAGO, 14 DE ENERO
Un 14 de enero hice la foto en la que el reflejo se proyecta en una pared. El solsticio quedaba algo atrás, pero el sol seguía bajo. Al atardecer, temprano, incidía en un frente de galerías, cuyo reflejo rebotaba en la pared blanca que vemos, a través de los árboles desnudos. Más adelante, febrero o marzo, el sol ya ha subido lo suficiente como para no reflejarse en las galerías y, por tanto, ya no hay posibilidad de hacer esta foto.

Siempre me gustaron los ventanales reflejando la luz del sol. Galerías o ventanas son igualmente agradecidas en este plan de sacarles su belleza en unos momentos efímeros, especialmente del atardecer.

LUGO, RÚA NOVA
En Lugo, el sol de una mañana otoñal se recreaba en esta superficie de Rúa Nova, Un balcón que siempre me gustó por lo atrevido de su saliente, si bien tiene una buena peana sobre la que descansar. El efecto era bonito, como se puede comprobar (o a mi así me lo pareció).

LUGO, PRAZA DO CAMPO
También en una tarde de noviembre, pero en la Praza do Campo, hice la foto de ese balcón, pues me gustaba el modo en que el sol incidía sobre él. Luego me gustó ver que el dibujo de la barandilla se proyecta sobre la pared.
De nuevo en Santiago, a nadie le sorprendo si le digo que las rúas son fuente inagotable de fotos bonitas. Aunque en no todas las fachadas se refleja el sol del atardecer, hay suficientes vericuetos en las filas de casas (jardin, iglesia, bocacalles, etc.) que permiten el paso del sol entre ellas y, por tanto, la formación de reflejos. Traigo dos que me gustan mucho. 

RÚA COMPOSTELANA
Una, por estar todas las ventanas encendidas de reflejos. También está hecha en una tarde de enero.

OCTUBRE, 2014

La otra tiene la Torre del Reloj, con ventanas que, dada la hora, ya casi no se distinguen, a no ser por reflejar en ellas la luz de un atardecer tardío. ¿Es preciso que diga más?

viernes, 23 de agosto de 2013

HERRAJES SAGRADOS

CATEDRAL DE LUGO.
PUERTA NORTE
Sabemos que la importancia de un edificio se manifiesta, también, por las dimensiones de su puerta principal. Cuando dicha puerta era amplia, solía construirse con varios tablones dispuestos verticalmente, ensamblados por flejes metálicos o por otros tablones, dispuestos horizontalmente.
A veces, y no es infrecuente que suceda de este modo, los flejes que comenzaron siendo utilizados para conferir rigidez a las puertas, pasaron a adquirir aspectos decorativos, como es el caso de los de algunas iglesias. Pero antes de que ocurriera esto, adquirieron una nueva disposición y en vez de estar como escondidos en las partes posteriores de las hojas de las puertas, pasaron al exterior, confiriéndoles gran belleza y valor.
Aunque hay diversas iglesias en la provincia de Lugo con este tipo de herrajes, comentaré sólo los que están en las puertas de tres de ellas, por representar para mí lo mejor de este tipo de trabajo artístico, sin perder por eso su inicial función de reforzamiento de las puertas.
AZUCENAS EN LOS HERRAJES DE LA
CATEDRAL DE LUGO
En la puerta norte de la catedral de Lugo tenemos unos maravillosos herrajes. Los flejes adoptan la forma de grandes paréntesis enfrentados que encierran otro, de disposición horizontal. Los flejes están como ramificados en múltiples lazos. El horizontal superior tiene incrustadas azucenas de tamaño natural. En ese mismo conjunto superior es posible ver cómo estos herrajes se apoyan en los goznes de la puerta.
PUERTA DE VILAR DE DONAS
Similares, pero no tanto, son los de la puerta de la iglesia de Vilar de Donas. Similares, pues se inspiraron en los de Lugo, pero no se dispuso del presupuesto con que contaban en la catedral. Por eso la similitud no llegó a más.
No obstante, esa misma sencillez, esa pobreza podríamos decir, le confiere una solemnidad a esa puerta que hace que sea posible permanecer ante ella un buen rato inmerso en propias cavilaciones. Vilar de Donas es una iglesia rural, que hoy se reestructura después de un pasado histórico. Esas puertas son testigos mudos del pasado. A veces, recordando las puertas de la catedral de Lugo, bien pintadas y arregladas, y viendo las de Vilar de Donas, con las vetas carcomidas y las maderas dignamente remendadas, me he preguntado que cuáles me gustan más y nunca sé qué contestar de modo categórico. Es lo de siempre, la pugna entre la digna sencillez y la sobria opulencia que se deja adivinar.
 
PUERTA REMENDADA DE VILAR DE DONAS


MEIRA
Caso diferente es el de la iglesia de Meira. Tras pasados mejores, hoy es parroquia, pero muestra parte del esplendor que tuvo. Su puerta es impresionante. De dos hojas, cada una de ellas presenta flejes que suben en su parte próxima a las bisagras. De ellos van saliendo como ramas horizontales que van a terminar muy ramificados en la parte central de la puerta. Muchas ramas terminales tienen formas de animales, como perros, ranas, serpientes, etc.
CERRADURA DE LA PUERTA. IGLESIA DE MEIRA
Una cosa me intriga desde siempre en la puerta de la iglesia de Meira, y es que se cierra desde fuera. ¿Quien la cerraba? Siempre creí que el que la cerraba quedaba dentro del recinto una vez realizada su labor. Vemos que aquí no era así. Cerradura y cerrojo se manipulaban desde fuera.
Solo conozco un caso similar, el de la cárcel de Ponte de Lima. Pero en este caso está claro que quien manipula los cerrojos era el carcelero que, supongo, no querría quedar dentro. ¿Le ocurriría lo mismo al encargado de la puerta de la iglesia de Meira? 
PONTE DE LIMA. CERROJOS DE LA CARCEL

sábado, 17 de agosto de 2013

UN MITREO EN LUCUS AUGUSTI, CULTO SECRETO EN LUGO

MITRA
Cada cierto tiempo tenemos una noticia grata en Lugo. Noticia referida al conocimiento que vamos adquiriendo acerca de nuestra ciudad pues, hasta hace poco, ese conocimiento era muy excaso, cuando no erróneo.
Hace un tiempo, y con motivos de unas obras de restauración en la zona monumental, aparecieron los restos de una domus romana y poco a poco fueron filtrándose noticias sobre ellos a la vez que íbamos conociendo el progreso de las obras de acondicionamiento y los informes que los mismos hallazgos daban acerca de nuestra ciudad y su historia.
Al poco tuvimos la sorpresa, pues entre los hallazgos !había un templo dedicado a Mitra, (un mitreo)¡
Las obras fueron de mayor envergadura que la prevista y se modificó el volumen construido, lo cual generó las polémicas ciudadanas que son de prever. Creo que lo encontrado, lo que nos dice de nosotros mismos y el acceso que tenemos a verlo, bien valen el sacrificio, supuesto, de algunos metros cúbicos de construcción.
PATIO DE LA DOMUS. COLUMNAS Y LOSAS
EL PAREDÓN QUE CORTA EL PATIO ES PARTE
DE LA MURALLA,
Hoy he estado visitando los restos, ya preparados para ser visitados. Éramos bastantes quienes allí estábamos, aunque no vi lucenses, (muchos de ellos ya lo saben todo). Las obras descubiertas nos dejan ver una casa de amplia envergadura, varias plantas y un lujo que hace pensar en un propietario de clase social elevada, tal vez un militar de la Legio VII. Podemos pasear por diferentes niveles de la domus, contemplar sus pinturas, ver el pórtico con columnas y su patio con suelo de losas rectangulares. Todo eso acompañado e ilustrado con muy buena explicación, pantallas táctiles, un vídeo general y vitrinas en las que se exponen objetos hallados en las obras. Se estudia la posibilidad de un museo para albergar la totalidad de los hallazgos.
EL MITREO. AL FONDO EL ARA VOTIVA
Y, por encima de todo, el templo privado de Mitra erigido en el siglo III d.C. y mantenido en el siguiente. Hay un ara votiva en la que se puede leer fácilmente  que está dedicada al dios "nunca-conquistado" Mitra, por su fiel, devoto y leal C. Victorius Victorinus, centurión de la Legión VII Gémina Antoniana. Posiblemente el propietario de la domus.
Mitra... el dios persa representado como un joven que da muerte a un toro abatido en el suelo. Tiene una historia que nos puede resultar conocida, o evocar alguna otra: Nació en la noche más larga del año, en el solsticio de invierno, hoy 25 de diciembre. Su madre era una virgen y su padre un dios. Nació en una cueva de pastores y fueron pastores los primeros en adorarle. Fue comparado con un pastor cuidadoso de sus ovejas.
Ciertamente, en la vida de Mitra hay muchos paralelismos con la de Jesucristo. Mitra era considerado el dios de la luz, y San Juan en su evangelio insiste en homologar a Jesucristo con la luz (Jn 1:9). El mismo Jesucristo dice de sí mismo: "Yo soy la luz" (Jn 8:12).
Lo cierto es que el culto a Mitra, culto jerarquizado y con reglas internas muy estrictas, estuvo prohibido en el Imperio  Romano y no fue hasta que el cristianismo adquirió el rango de religión oficial del Imperio, cuando el culto a Mitra dejó de ser perseguido. Aunque ya no tuvo tanta importancia ni significado entre la gente del Imperio.
OTRA VISTA DEL ARA. TRAS ELLA, UNA IMAGEN
DE MITRA (RECIENTE)
Es curioso, me entero en mi visita que el culto a Mitra anduvo muy de la mano de los ejércitos. Eran militares de cierto rango quienes lo extendían entre las legiones imperiales. No son raras las casas, hoy consideradas como pertenecientes a militares, que poseen mitreos. Junto a ésta, de Lugo, se conoce otras en Astorga, Mérida, Tarragona  o Cabra, por decir unas cuantas de la Península Ibérica. Yo pienso que, siglos más tarde, la masonería también anduvo muy de la mano de militares y tampoco me extraña tanto. Ambas instituciones son de rígidas reglas y estructuras jerarquizadas. Tal vez a un militar, acostumbrado a sus específicas formas de vida, no deberían extrañarle algunas costumbres y modos ni de la masonería, ni del culto a Mitra. También es cierto que, si estaba acostumbrado a esos modos, debería gozar de un buen rango dentro de la estructura de que formaba parte. En esta reflexión conviene tener en cuenta que los militares eran gente de bastante movilidad dentro de un área, pero con destinos más o menos duraderos. Es decir, personas adecuadas para  servir de soporte a la posible difusión de grupos secretos.
Me gustó encontrarme con estos datos, que me dieron qué pensar. Las religiones, los cultos, siempre anduvieron de unas zonas a otras, a veces llevadas por los mismos, aunque con diferentes vestimentas o uniformes. 
Pero volvamos al motivo de mi visita, los hallazgos de la domus. Con el tiempo se construyó la muralla y se expropiaron terrenos de la casa lo cual llevó consigo su decadencia. Con ella, la propiedad pasó a otras manos, el mitreo se destruyó y todo se transformó en una escombrera. Así ha llegado hasta hoy. 
Por mi parte, doy las gracias a quienes han tomado las decisiones acertadas que han permitido que hoy disfrutemos de esta joya.
+ + +
NOTA: En navidad de 2002 pronuncié el pregón inaugural del Belén electrónico de Begonte, publicado en este blog con fecha 18-12-12 y localizable en la etiqueta "Sentimiento". En su inicio esbozo un paralelismo entre el significado de Mitra y el de Jesucristo.

jueves, 1 de agosto de 2013

POR EL CAMINO DE SANTIAGO. (XXII) EN LUGO, BIEN GUARDADO

POR ESTA PUERTA ENTRÓ ALFONSO II
Al llegar el peregrino a Lugo, lo primero que le sorprende es su muralla. O sus murallas, que así las denominamos los lucenses, en plural. También debió de sorprender al rey Alfonso II, el Casto, cuando llegó aquí camino de Compostela, al reclamo de un cuerpo que se había descubierto y querían atribuir al Apóstol Santiago. Entró por la puerta que hoy llamamos de San Pedro, donde hay un monolito recordando el hecho y diciendo del rey Alfonso que fue el primer peregrino compostelano. Eran los primeros años del siglo IX. La visión de la ciudad desnuda, rodeada de murallas que seguían las irregularidades topográficas debieron causar impresión al rey y a sus acompañantes. Pero siguió caminando a Compostela, lo mismo que los peregrinos actuales. Lugo sigue siendo una ciudad de paso en el Camino, con méritos sobrados para detenerse y ver lo que hay, que es mucho.

JARRA CON FLORES EN LA TORRE DEL RELOJ
Cuando Lugo era lugar obligado de los peregrinos que venían de Oviedo y más allá, el Camino Primitivo se le llama todavía, era una ciudad bien surtida de hospitales, si bien hemos de tener en cuenta que entonces un hospital atendía más necesidades de la que atiende actualmente: residencia, albergue, lugar de reposo, de curación… Casi junto a cada puerta de la muralla había uno atendido por diferentes asociaciones caritativas: de Santa Catalina, de San Bartolomé, de Sta. María del Campo y más.
En la catedral tenía ocasión de conocer a Santa María, a quien otro Alfonso, el décimo, dedicaría sus Cantigas siglos más tarde. De entonces permanece la imagen, ya sin milagros atribuidos, una plaza adjunta con su nombre y el testimonio, esculpido en lo alto de la torre del reloj, que indica que aquella iglesia está dedicada a la virgen: un ánfora de la que sale un ramo de azucenas.
CRISTO MAJESTAD EN LA
PUERTA NORTE
En su puerta norte, la catedral tiene un hermoso Cristo majestad, muy similar al de Carrión de los Condes, y que nos presenta a un Cristo dispuesto a juzgar. En su mano tiene el libro con los siete sellos apocalípticos aún cerrados.
Puestos a entretenerse y descansar en Lugo, la vida del peregrino giró alrededor de la plaza del Pozo da Pinguela, donde había fuente pública, mesones y un albergue. Dicen los sabidos de hoy que la hospitalidad consistía en dar cama, calor, agua y sal. Sabemos del comercio abusivo que hubo relativo al agua, por eso cito las fuentes públicas, pues rompían esa costumbre y, además, nos indican la preocupación de los gobernantes en relación a los caminantes y sus necesidades. Heredera de aquella plaza es la actual Plaza del Campo, que conserva la fuente, hoy ornamental, y muchos mesones en los que comer adecuadamente por no mucho dinero. Es curioso, en este entorno en el que estaban los lugares de atención a los caminantes, siguen presentes las oficinas dedicadas a los mismos fines.
PLAZA DEL CAMPO
Es en esta Plaza donde se encuentra ambiente de caminantes, en el resto de la ciudad, con su vida definida, los peregrinos pueden pasar bastante desapercibidos. No obstante, en la Plaza del Campo, en sus terrazas y sus lugares de comidas, los caminantes se adueñan sanamente del ambiente, lo hacen suyo sin pretenderlo y prestan un indefinible colorido al lugar, que muchos ven con cierto aire nostálgico. Estamos en el Camino Primitivo, no en el Francés. Aquí no encontramos grandes grupos de peregrinos, mas bien son parejas o pequeños grupos silenciosos, que viven tranquilamente su caminar sin mayores ostentaciones ni jolgorios.
ANTIGUA SEÑAL INDICADORA
DE HOSPITAL DE PEREGRINOS
La salida de la ciudad se hacía por la Porta Miñá, la más antigua de las murallas, que daba a la calzada romana por la que se llegaba al puente, también romano. A los pocos metros de esta salida, los peregrinos saludaban a la Virgen del Camino, hermosa talla, a la que pedían ayuda en su caminar. Es curiosa esta devoción naciente hacia María. En otras localidades del camino, en León, por ejemplo, y también en la salida, existen santuarios suyos bajo la misma advocación “del camino” pidiendo ayuda en los tramos siguientes. La capilla de la que hablo, ahora es de una cofradía privada, pero tienen a la Virgen del Camino dignamente colocada en un altar lateral.
PORTA MIÑÁ
Atrás queda Lugo, el peregrino sólo tiene que dejarse llevar por la calzada romana hasta cruzar el río Miño. Cuando esté sobre el puente, a su izquierda dejará las antiguas termas romanas, aún en funcionamiento. Luego, tuerce a la derecha y camina hacia Orbazai, pero antes pasará por otro hito propio de las urbes con un cierto tamaño: el hospital de leprosos puesto bajo la advocación de S. Lázaro. Como en otras localidades del Camino, se encuentra a la salida de la población, una ubicación que no entiendo mucho, pues considero que sería más sano que estuviesen en las entradas, sin dejar penetrar a los enfermos, como ocurre en Compostela, evitando posibilidades de contagios.
¿Marcharía contento el peregrino? Quiero creer que sí. Había tenido
VIRGEN DEL CAMINO, EN LA CAPILLA DEL CARMEN
agua disponible para asearse y beber, dispuso de varios hospitales, la catedral le dio lugar apropiado para sus actos de devoción. Y, por si fuera poco, la muralla le había brindado una buena protección ante bandidos y salteadores…

Tal vez haya dado cuenta de lo que pudo haber encontrado en Lugo el caminante. Para mí, en Lugo encuentro mucho más. Aquí supe lo que era el Camino, conocí las historias y las leyendas, todas mezcladas sin importarme discernir. Fue en Lugo donde dejé que creciese en mi mente una imagen de peregrino misterioso, erradicado, sin historia ni edad, pero que caminaba a rumbo fijo. Siempre, el peregrino ha representado para mí alguien que salió de su mundo para vivir otro, más íntimo, mientras caminaba tras ilusiones, misterios y promesas, protagonista
SAN LAZARO, FUERA DE LUGO, CON SU HOSPITAL
PARA LEPROSOS
en solitario de un poema épico, el suyo. Así lo empecé a ver siendo muy niño, en el primer Año Santo que recuerdo. Ahora la imagen casi se ha desnudado de los ropajes iniciales, pero siempre conserva en mi mente la idea de algo mágico que hace que cuando veo a un peregrino le mire con un cierto aire de inefable envidia mezclada con un tinte de añoranza. La visión mágica del peregrino se forjó en Lugo en la mente de aquel niño que fui. Aunque sólo fuese por eso, le tengo un tremendo cariño a esta ciudad y no puedo ser imparcial al hablar de ella.

domingo, 27 de enero de 2013

UN APLAUSO A LA MILAGROSA


Este artículo lo escribí en septiembre de 2003, después de haber ido, un año mas, a visitar el barrio de la Milagrosa con motivo de sus fiestas. Lo envié a El Progreso (diario local), pero ni lo publicaron ni me explicaron la causa de su rechazo.
Como todos los años desde no sé cuándo, fui a darme una vuelta por las fiestas del barrio de La Milagrosa. Muchascosas han cambiado desde sus tímidos inicios con las atracciones apiñadas alrededor de la Iglesia Parroquial. Ahora todo es mayor, desde el programa de festejos hasta la extensión del recinto ferial.
Nada de esto sería posible de no haber existido un trabajo tenaz, entusiasta y resuelto por parte de las sucesivas Comisiones de Fiestas, que sin más afán que el de prestigiar al barrio y que sus vecinos lo pasen bien, viene trabajando día a día durante los doce meses que tiene cada año. Los resultados de su gestión saltan a la vista para quien quiera pasarse por allí en esos días en que están de fiesta y nos invitan a visitarlos. Paseando por allí encontré cosas nuevas y eché en falta otras, lo mismo que con las personas. Es lo de siempre, gente que llega, gente que falta. La vida que sigue como un río por su cauce y nosotros con la suerte de poderlo contemplar.
Todo esto lo pensaba yo el otro día, cuando paseaba sólo por entre las muchas atracciones instaladas en el recinto ferial y entre sonidos de altavoces que dejaban salir al aire mil y un reclamos dispares. Porque a esos sitios me gusta ir sin compañía para dejar que mis pensamientos vayan por los derroteros que quieran.

La verdad es que esto de las fiestas de barrio no es una costumbre exclusiva del de La Milagrosa. A lo largo del año, en Lugo tenemos fiestas que van jalonando el transcurrir del tiempo, desde las tempranas de San Lázaro, pasando por las veraniegas de San Roque o Montirón hasta llegar a la fiesta por excelencia, la otoñal de San Froilán. Pero ésta ya no es de barrio, es la oficial de la ciudad.
Tampoco es que las fiestas de barrio sean un invento reciente, más bien tienen un fundamento medieval que, aunque casi nadie lo sepa, sigue candente en el subconsciente de las personas. Eso es una historia que tal vez sea interesante comentar, pues ocurre algo curioso cuando se obedece a motivos concretos que resultan desconocidos.
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No es hasta finales de la Edad Media cuando las ciudades adquieren una cierta seguridad, de modo que las murallas dejan de ser estructuras defensivas. En las proximidades de sus puertas aparecen las primeras viviendas y los Burgos (las ciudades) se desparraman por terrenos de los alrededores si bien, en caso de peligro, los habitantes del extrarradio se podían refugiar en el interior de las murallas. Los barrios aglutinan a un sinfín de familias, la mayoría pertenecientes a gremios, que llamadas por el atractivo que representa el futuro de una ciudad en paz, llegan a ella con la ilusión de prosperar en todos los sentidos. Solía ser gente de diversas procedencias, modos y costumbres, que comienzan a caracterizar a los barrios por la riqueza que confieren las mezclas culturales.
Es entonces cuando aparece una dinámica ciudadana inesperada. Por una parte están los habitantes del interior, del centro, que se consideran los depositarios del criterio, del sentir ciudadano y los únicos intérpretes válidos del espíritu local. Por otra parte, los habitantes de los barrios, seguros de sí mismos, conscientes de ser cada vez más necesarios para el futuro desarrollo de la ciudad y con hondos deseos de integrarse en ella. En el centro se presume de ciudadanía, en la periferia se jactan de la novedad y potencialidad que aportan los grupos y las personas llegadas desde muy dispares lugares.
La historia ha dado mucha importancia a esa dinámica, centro-periferia, pues ha generado, y genera, mucha riqueza cultural en no pocas ciudades, también en la nuestra. En núcleos urbanos con fuertes costumbres que arrancan en la Edad Media, el hecho de vivir en el centro o fuera de él parece indicar mucho acerca de una familia. No digamos en ciudades amuralladas, en las que la identidad del centro con el espacio interior de murallas es intensa. Sabemos que en Lugo siempre ha sido un dato a tener en cuenta el hecho de que se viva dentro o fuera de murallas. Pero no es sólo en Lugo donde esto ocurre.
Hoy, esta relación se traduce en rivalidades pacíficas, pero en su día pretendieron significar más de lo que hoy podemos ver. La fiesta del Palio, en Siena, sólo la podemos explicar como un exponente de ese tipo de relación. Otro tanto ocurre con la Semana Santa de muchas ciudades españolas, en las que las Cofradías del centro tienen una expresión completamente diferente de la que tienen las de los barrios.
Los motivos que generaron esta dinámica ya están superados y los centros de las ciudades se han quedado casi vacíos (creo que en el interior de Lugo hay censadas menos de 4.000 personas). En las ciudades europeas sus habitantes actuales se decantan por zonas periurbanas y los barrios han dejado de tener el significado que pudieron tener en otro tiempo.
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No voy a decir que las fiestas de la Milagrosaobedezcan a estímulos pasados, pero sí pienso que de un modo subconsciente se ha mantenido en las personas este sano, y creativo, afán de rivalizar con el centro. En algo al menos, en diseñarse unas fiestas sobradamente dignas, los barrios quieren demostrar a la ciudad entera que allí, en sus sitios, hay quienes son capaces de presentar alternativas organizadoras, que tienen su propia capacidad de convocatoria y que, puestos a compararse con el centro, nada tienen que envidiarle. En este sentido, al igual que en el Palio o en la Semana Santa, los barrios tienen en sus fiestas un exponente de sus muchas capacidades.
Por eso felicito al de La Milagrosa, porque un año más han demostrado estar sobrados de aptitudes, poseer buen sentido organizador y saber ofrecer a propios y extraños muchas ocasiones de pasarlo bien que, en el fondo, es lo que se pretende.