miércoles, 2 de septiembre de 2015

Conviviendo como si tal cosa

MURALLA DE LUGO. ACCESO DEL CAMINO
DE SANTIAGO AL RECINTO HISTÓRICO
Muchas veces nos movemos, y nos moveremos, como continuadores de la tradición del tour, el viaje nacido en el siglo XIX con el fin de ver lugares hermosos y cargados de historia. Supongo que es a ese tipo de actividad al que se refieren algunos cuando dicen que les gusta viajar. A mi, también. Pero con condiciones, claro. Mi plan siempre fue el mismo, más o menos. Enterarme acerca de lo que iba a visitar. Visitarlo, recrearme en todo cuanto veía y hacer las fotos que me parecieran convenientes para recordar.


En general sigo con el mismo plan, si bien me gusta repetir lugares a los que ir, como he comentado en más de una ocasión, y a veces prescindo de la cámara de fotos, lo cual es una bobada, ya que la del móvil suple con creces la ausencia de la, digamos, normal.

PEREGRINOS EN EL PÓRTICO DE LA GLORIA
Para muchos, llevar cámara es casi una obligación. Me gusta pasear por mis ciudades habituales, Lugo, Compostela, Sevilla o Córdoba sin ella. En todo caso, si aparece una situación inesperada, recurro a la del móvil, pero creo que estamos cayendo en una fase en la que los devotos del tour, los turistas, hacemos más fotos, muchas más fotos, de las que sería preciso hacer. A veces quedo perplejo y sin saber qué decir al recibir una foto del postre que alguien se va a tomar a quinientos kilómetros de distancia de mí. O de las florecillas que había junto a una reja, o… de mil cosas insustanciales.

En este verano que se nos va, estaba yo con una amiga en la cocina del Museo Provincial de Lugo, (hermosa, rica e interesante por sus piezas), cuando llegó un hombre. Expedito, sin entrar en la sala, lanzó unos cuantos disparos desde su puerta y marchó con la cámara a otra parte. Ni siquiera se dignó entrar a la sala.

Hay otros que llegan como visitando un santuario. Pienso en personas asiáticas, que nos visitan con una unción propia de estar cumpliendo un ritual religioso. En silencio, con respeto, pasan a nuestro lado como pidiendo perdón por meterse en nuestros lugares simbólicos y haciendo los retratos que les servirán de recuerdo.

JUNTO A DAVID, DE VALOR INCALCULABLE
Sabemos que para muchos visitantes, estos viajes que hacen les resultan caros, pero su formación cultural les hace ver que esos costes les compensan en beneficios de otra índole. Eso, a ellos y a todos los que iniciamos un viaje en este plan. No todos los gastos han de ser analizados con criterios de plus valías y hace tiempo que sabemos de la utilidad de lo inútil. (Utilizo este adjetivo, pues para alguien es inutilidad total viajar a Madrid a ver las Meninas, por ejemplo).

Estaba yo en Berlín y me sentía conciudadano de Nefertiti o del altar de Pérgamo. Por no decir el montón de evocaciones que trae el estar en París, Florencia o cualquier otro lugar.  Disfrutaba del lujo de saberme vecino de esas ciudades. Me gusta ver gente que disfruta de vivir donde vive. Tenía yo treinta años y estaba en Pigalle con un amigo. Eran los primeros días de agosto y la plaza hervía de bullicio. Un titiritero haciendo magia con antorchas ardiendo. Hice una cosa que puede parece absurda. Le pregunté a una anciana por la Place Pigalle. Ella sonrió, me cogió del antebrazo y con la mano libre fue señalando lentamente las casas todas, sus fachadas y sus buhardillas, la gente, el bullicio.. Una vez que me hizo ver todo eso, me miró a los ojos y me dijo

-         Cette, garçon, cette, c’est la Place Pigalle…

En pocas ocasiones he visto tanto orgullo como el suyo al describir lo propio, al presentar lo de uno mismo ante extraños que quieren verlo.

EL MAESTRO MATEO NO LO ESCULPIÓ
CHATO
A veces me gustaría sentir ese orgullo al presentar lo mío. Frente al ajetreo de los viajes de entonces, prefiero la calma con la que viajo hoy. Por otra parte, gozo del lujo cultural de saberme convecino de monumentos que son Patrimonio de la Humanidad declarados por la UNESCO como tales. No tengo prisa por fotografiar nada cuando me muevo por mi entorno cotidiano. Todo está fotografiado y a buen recaudo. Me gusta ver al Pórtico de la Gloria, o a la Giralda, como convecinos a quienes, incluso, no hay que mirar en esta ocasión, pues sabemos dónde están y que continuarán durante tiempo y tiempo.

Es como la relación que mantenemos con los vecinos de escalera, que no nos vemos pero sabemos dónde estamos. Las últimas veces en que visité la catedral de Lugo fue para enseñársela a amigos. Con ellos volví a ver el paso del románico al gótico, vi las naves cerradas para poder ampliar, vi los remiendos que se hicieron para paliar los desastres provocados por el terremoto de Lisboa. Por eso les agradecí que hubiesen venido, por haberme dado ocasión de repetir unas visitas que, de no ser por ellos, yo no hubiese realizado. Sabía dónde estaban.

Todo eso lo tengo ahí al lado, y los miro con la alegría de saberme convecino suyo y pasando a su lado casi sin darles importancia, como si tal cosa. Pasando a su lado, sí. Pero a veces expuestos a posibles agresiones por parte de incultos. Hay quienes prefieren que los originales se vayan a museos y en su lugar se pongan buenas copias, y quienes los prefieren en aquellos lugares para los que fueron hechos. De esas piezas tenemos un montón y, la verdad, no se qué decir. En la Puerta Santa, hay relieves de 24 ancianos realizados por el Maestro Mateo. Los que están al alcance de vándalos han sufrido sus ataques, como dejarlos chatos o decapitarlos. Hay otras obras que no han sufrido ataques, y no voy a citar sus nombres para no dar pistas, pero es un debate que algún día habrá que abordar serenamente.


Y es tan bonito tenerlos cerca, al alcance de la mano…

sábado, 29 de agosto de 2015

Horror en la frontera de la culta Europa

Ahora no puedo hablar de arte ni de los productos sublimes de una inteligencia y de una cultura, a la que pertenezco, callando una situación de injusticia y vergüenza que clama a nuestro lado.

Vergüenza, eso es lo que siento, una vergüenza profunda al vernos tan despreocupados, tan atentos a nuestro IBEX-35 con sus míseras fluctuaciones o viendo cómo las cosas cambian poco para no cambiar mayormente. Nuestra economía sube, el paro no baja. Lo de siempre dentro de unos límites sostenibles, como dice el tiempo que llevamos así sin que se generen mayores conflictos. Mientras nos quejamos de fruslerías, de cosas de gente rica, sabemos que miles de personas quieren llegar a nuestra bendita Europa muriéndose en el intento. Según todos esos desventurados, vivimos en tierra de promisión, pero les impedimos violentamente los accesos. Se los hemos cerrado con muros, con concertinas y gases lacrimógenos. Ahora se amenaza con repelerlos con ejércitos, mientras Cameron les llama "plaga".

Para ellos somos el país de la riqueza, de donde llegaron sus descubridores, sus misioneros, quienes les llevaron el conocimiento y el supuesto desarrollo. Pienso en Francia, Holanda, Italia, Reino Unido y otros montando allí sus colonias. Ahora, que nos necesitan, los desheredados del mundo quieren venir a estos supuestos paraísos del bienestar, buscando participar honradamente de unos beneficios de los que siempre hemos presumido, pero les cerramos las puertas. No queremos saber nada de ellos. Sabemos, y saben, que sus antepasados contribuyeron a nuestro enriquecimiento, pero hoy les damos la espalda.

Algunos países trataron a los habitantes de sus colonias como verdaderos desechos humanos. En un pabellón de un país europeo, durante una feria internacional, los abuelos de un conocido futbolista de élite, hoy retirado, fueron exhibidos en una jaula, como muestras de fauna africana. Sin comentario, pero se me pusieron los pelos de punta cuando el futbolista lo comentó por tv en un hermoso castellano. Por otra parte, recuerdo como en su día se decidió que el 1 de enero de 1960, el Congo Belga alcanzaría la independencia. Los últimos meses de 1959 de la colonia vieron cómo los colonos belgas huían despavoridos por miedo a lo que les pudiese ocurrir si no escapaban. Y ocurrió, había mucho odio acumulado en la población nativa. (Ante las crueldades que se desataron, apareció en España una canción cantada por un fulano, (cuyo nombre no digo, pero recuerdo perfectamente), que se llamaba “¿Qué pasa en el Congo?” Era una burla hacia lo que allí estaba ocurriendo. 

Se nos educó en la inopia. Los primeros conocimientos que muchos niños tuvimos de los africanos fueron acerca de los “negritos del África tropical, que cultivando cantaban la canción del Cola-Cao”. Luego supimos que aquellos negros, no negritos, no cantaban al cultivar cacao para los niños blancos. Durante años, Baltasar fue el preferido de los niños españoles que al dormir soñaban con los Reyes Magos. Pero todo aquello acabó al ir cumpliendo años.

Pobre Europa, tan engreída por nuestras propias glorias, por nuestros logros y por nuestra vanidosa incidencia en una Historia que nosotros mismos nos encargamos de escribir. La cuna del pensamiento, de los derechos humanos, de las formas de expresión, patria de descubrimientos geográficos y científicos. Muchas veces pienso que todo eso no es más que un lujo de gente satisfecha consigo misma. ¿Es que nuestra ceguera nos impide ver la injusticia que estamos permitiendo? ¿A quién tememos para no articular una respuesta común? Mientras, el Mediterráneo sigue creciendo como tumba común en la que mueren miles y miles de personas como nosotros y vemos que, como entidad política, nos falta mucho para alcanzar una deseada madurez colectiva. 

Me conmueven las miradas de esos seres indefensos pidiendo nada, sólo una chispa de comprensión y ayuda. Me rompen el ánimo esos niños mirando a las cámaras. Me dirán que no hay presupuestos y qué sé qué mas cosas. Puestos a buscar disculpas, siempre las habrá y tan contundentes como falsas. Si ponemos precio a esas vidas, a esas esperanzas frustradas, mejor dejemos que vengan otros. 

¿Que qué hay que hacer? No lo sé, pero hay muchos, inteligentes y en puestos de responsabilidad, capacitados para encaminar este desastre humano. No me considero capaz de dar consejos, pero sí quiero decir aquí lo que siento cuando veo tanto destrozo humano que se está perpetrando de modo totalmente impune. Sé que es muy difícil articular medidas eficaces de asilo, pero también sé que esta Unión Europea está en fase de pérdida de población y hacen falta esos aportes de inmigrantes. ¿No se les puede dar una oportunidad? Nos necesitan y los necesitamos. Nosotros somos los más necesitados.

Hoy son muchos los que mueren a diario y a nadie parece importar. Salvo palabras que cada vez suenan más huecas, no veo nada positivo para solucionar esas historias personales, pero solucionarlas con finales dignos. No pido que sean felices, pero sí dignos, como corresponde a unas personas con unos derechos que hemos definidos los europeos.. 


jueves, 27 de agosto de 2015

Y fuego en el corazón

ESCUDO DEL OBISPO ARMAÑÁ
Paseando por el claustro del Museo Provincial de Lugo, me encuentro con el escudo del obispo Armañá, un gran constructor lucense de la segunda mitad del siglo XVIII. Reparo en un detalle que hasta hoy me había pasado desapercibido, y es que en su parte superior presenta un corazón, lo cual debe ser exponente heráldico del amor episcopal.

Esto de relacionar al corazón con el amor viene de lejos en nuestra cultura, y aún está muy presente en comentarios cotidianos. Queremos de todo corazón, se nos parte el corazón de dolor, los buenos lo son por tener buen corazón y los malos no lo tienen. Sin discusión, el corazón es el símbolo del amor y como tal es promocionado en múltiples reclamos de la sociedad de consumo, con prensa específica incluida y programas de tv. 

El corazón ha estado presente en nuestros cuentos de infancia, y cuando el soldado tiene que matar a Blancanieves, ha de llevar el corazón de la niña a la madrastra como prueba de su muerte. El soldado, que algo sabe de anatomía comparada, lo substituye por uno de ciervo, esperando que la madrastra no lo note. Y acierta, pues además de mala, la bruja es ignorante, o por eso. En tiempos más recientes, y con hechos no legendarios, ocurrió a mediados de la década de 1950 que un obispo pasionista anduvo por España llevando el corazón de santa Gema Galgani, para que se venerase por los fieles, quienes podrían aprovechar la ocasión para comprar reliquias de la santa. En Lugo estuvo en la Catedral.
I LOVE (YO AMO)

El corazón, el corazón, como órgano fundamental nuestro, tanto en la fantasía como en la realidad. Pero esto no es de ahora, aunque sí su mercadeo. Voy a intentar resumir lo que yo sé acerca del tema.

En la Edad Media se consideraba que los seres vivos estábamos formados por proporciones determinadas de los cuatro elementos: agua, aire, tierra y fuego. Si nosotros éramos capaces de nadar, era gracias al agua que nos formaba, lo mismo que los felinos debían al aire que los componía la elegancia de sus saltos. Cada grupo de seres estaban compuestos por proporciones concretas de cada uno de los elementos. Y los estudiosos notaban su presencia por datos, digamos, indirectos.

Al morir, y más concretamente, en la posterior descomposición de los cuerpos, esos componentes se iban separando con cierto orden. En nosotros, los humanos, lo primero que desaparecía era el aire al exhalar el último suspiro. Luego desaparecía el fuego, y los cuerpos se enfriaban. El agua se iba separando poco a poco y, al final, solamente quedaba
AMO NUEVA YORK
tierra donde antes había habido un cuerpo.

Esta era una explicación de la Ciencia de entonces, que debemos de mirar con mucho respeto. He dicho aquí en diversas ocasiones que entendemos por Ciencia el intento de explicar los fenómenos del entorno teniendo en cuenta los conocimientos de los que se dispone en cada momento. Cuando los conocimientos de incrementan, las explicaciones se perfeccionan y la Ciencia avanza.

En todo cuanto he dicho había coherencia. Pero también había una pregunta para la que no se tenía respuesta. El calor interior presente en aves y mamíferos, ¿de dónde procedía?

El calor es característica de estos dos grupos taxonómicos, y hoy sabemos que es consecuencia de complejas y múltiples reacciones bioquímicas, sin embargo entonces no se conocían esos procesos ni mucho menos sus consecuencias. Pero algo tenían claro los de entonces: la sangre derramada de un ser vivo echaba humo, estaba caliente. Cundo se descubrió la circulación sanguínea, se pensó que mediante ella, la sangre llevaba calor a todo el cuerpo. 

SAGRADO CORAZÓN
DE MARIA
Claro que no se sabía nada del origen de tal fuego. Uniendo causas y consecuencias, se comprobó que todas las actividades que requerían aporte de calor, el amor incluido, llevaban consigo una aceleración del ritmo cardíaco. De ahí se llegó a postular que debería ser el corazón el órgano responsable del amor. (Una vez oí decir que en algunos países del este asiático se quiere con todo el hígado, pero nunca he podido constatar tal atribución).

La idea de querer con el corazón, ya vemos, viene de lejos y a nadie importa que sea errónea. Nadie quiere saber que más bien se trata de un impulso psicológico, pues en el sentir cotidiano, queda más bonito querer con el corazón que con las neuronas. Lo del cerebro tiene un tinte calculado y calificamos como “cerebral” a algo premeditado con sus resabios de frialdad no carente de crueldad. Por la contra, el corazón actúa por impulsos no calculados. Es impetuoso e, incluso, esos impulsos, que llamamos corazonadas, nos resultan simpáticos y suelen generar nuestra comprensión hacia quienes se mueven por corazonadas, a veces compañeras de buenos augurios.

Cómo nos gustan esas falsas, y poéticas, explicaciones frente a las frías y asépticas que nos ofrece la Ciencia. Tambiénhe dicho aquí que la Cienciano pretende ni distraernos ni tranquilizarnos. Simplemente pretende decirnos las cosas tal como son o como se cree que son en cada momento.
SAGRADO CORAZÓN
DE JESÚS

En la Religión Católica hay dos advocaciones que se refieren al tremendo cariño de Jesús y de María hacia los mortales. Basándose en esta idea que acabo de exponer, tales advocaciones reciben el nombre de Sagrados Corazones. El de Jesús está rodeado por una corona de espinas a la altura de sus ventrículos, y el de María por una de rosas, pero ambos, a la altura de la salida de las arterias tienen una fuente de fuego, como muestra de su amor.

En la segunda mitad del siglo XVIII, el obispo Armañá debió de sentir su corazón inundado de cariño, por eso lo puso en la parte superior de su escudo. A principio del siglo XXI, comprobamos de qué modo quiso hacer público su afán.



jueves, 20 de agosto de 2015

Paseando por el Museo

Me gusta, no puedo ni quiero negarlo, visitar el Museo Provincial de Lugo. Mis primeras visitas ocurrieron a final de la década de
PUERTA DEL S.XVIII
GRANITO POLICROMADO
1950. Iba los jueves, pues en aquel tiempo, en esos días la visita era gratuita. Recuerdo la antigua disposición de muchos de los objetos entonces expuestos, como el mosaico de Batitales, las planchas de los aguafuertes de Castro Gil o las maquetas de barcos. Éstas, las maquetas de barcos, llamaban mucho la atención del niño que yo era entonces, pero también había muchos otras cosas que eran capaces de llamármela.


El tiempo fue pasando y el Museo ganó en espacio que al poco se fue llenando. Como todo lo que crece, si crece bien, pronto no cabe en el espacio que se le destina. Siempre sus responsables se quejan de esa carencia, está bien que lo hagan, pero la inversa sería tristísima, que pasasen los años y no necesitasen sitios en los que poner cuanto van acumulando, por no ser nada lo acumulado. Con el tiempo, este Museo ha dado lugar a otros, más especializados, que conforman la actual Rede Museística. Espero que siga este crecimiento en obras depositadas y, por tanto, en espacios en los que presentar las diversas colecciones.

Vaya a donde vaya en el Museo, siempre me encuentro muy a gusto. Miro con atención aquello que veo y dejo que mi imaginación vuele al reclamo de lo que cada objeto me inspira en su momento.

COMPARACIÓN DE LAS PROPORCIONES
CORPORALES DE UN NIÑO Y UN ADULTO
En el claustro, en una de sus paredes hay una hermosa puerta de granito policromado. Realizada en el S. XVIII (1758), tiene en su dintel el escudo del obispo D. Francisco Izquierdo y Tavira y, según indica la información que aparece a su lado, proviene del antiguo convento de dominicas, que estaba en la actual calle de la Reina de Lugo. De aquel convento hoy queda el  edificio de Hacienda, con su claustro barroco. La iglesia conventual es hoy la parroquia conocida como A Nova. Eso explica que en el retablo de esa parroquia haya tantos santos dominicos. Supongo que tras la desamortización no se tocaron para nada, por eso siguen allí. No parecen ser imágenes de valía.

Pero volviendo a la puerta que hay en el claustro del Museo, diré que siempre me ha llamado la atención su pequeñez, sus exiguas dimensiones, en contradicción con el lujo de su ornamentación. Hoy encontramos contraste, pues miramos la puerta con la idea de nuestras dimensiones actuales, pues la verdad es que hemos aumentado, crecido, y lo que entonces era apropiado para el paso cotidiano de personas, hoy resulta escaso. Me lo recuerda el biólogo que soy.

DIFERENTES PROPORCIONES CORPORALES EN
HUMANOS, SEGÚN LA EDAD.
Me gusta ver las Vírgenes con el Niño en brazos. ¿El Niño? Para nada, más bien el hombrecito. Si miramos atentamente lo que tiene la Virgen en su regazo es un hombre chiquito. En la época en que se esculpieron, o se pintaron, esas imágenes, se creía que los niños eran hombres diminutos y que su crecimiento consistía en un aumento armónico en todas sus dimensiones. Más tarde, se descubrió que en nosotros los humanos, el crecimiento es por alometría, un fenómeno que consiste en los cambios de proporción de las partes corporales en relación al tamaño total durante el crecimiento. Por ejemplo, en nosotros, cuando niños, la cabeza representa una cuarta parte de la dimensión total. En adultos, es un noveno. Pero este crecimiento desarmónico, es un decir, tardó en ser descubierto. 

Sigo con el biólogo que soy, o mirando todo con mis ojos de tal. Todo es según el color… el cristal con el que miro todo es color biólogo, si es que existe tal color. Lógico, y me recreo de esta visión mía. La profesión a la que he dedicado mi tiempo, ha marcado mis formas de ver las cosas, de enjuiciarlas.

Paseo por el Museo Provincial de Lugo. Me gusta mucho su claustro, de un gótico temprano y, dicen, el único completo que de esa época se conserva en Galicia. Un claustro amplio que me hace pensar en una comunidad numerosa. La iglesia conventual, hoy parroquia de S. Pedro es grandiosa con detalles que comentaré aquí mismo en otra ocasión. Me siento muy bien en este claustro. Parece mentira estar a pocos metros del exterior con su actividad ciudadana. Aquí, como en todo buen claustro que se precie, se respira bonanza, tranquilidad, esa sensación inefable de estar en otro mundo. En estas galerías, lo de fuera y lo de dentro tiene unas dimensiones diferentes y llega un momento en que no sé cuáles son las reales y cuáles las ficticias. De momento, vamos a seguir mirando y disfrutando.
CLAUSTRO DEL MUSEO PROVINCIAL
DE LUGO- GOTICO TEMPRANO

Muchas veces me he preguntado que qué es lo que encuentro en los museos, a qué voy a ellos. Indudablemente, voy a ver, a conocer las obras de arte guardadas en ellos, pero también voy a soñar a partir de todo cuanto encuentro, pues lo depositado en esos recintos y expuesto a nuestra vista, representa para mi una oportunidad de sacar de mi interior un montón de recuerdos, de vivencias, de cosas sabidas, que afloran como a borbotones en mi mente como al conjuro de tal diversidad de cosas como encuentro. Hoy son unas las que estimulan mi imaginación, mañana serán otras. Siempre habrá algunas.

Como tantas otras veces, en el mismo claustro se me hace tarde y debo marchar dejando sin visitar salas muy apetecibles.

-          Mañana empiezo por ellas, me digo…
-          Para lo mismo responder mañana…



sábado, 15 de agosto de 2015

En memoria de Laura y Marina

 Son algo mío, aunque no las haya conocido ni, desgraciadamente, las llegaré a conocer.

Hoy no quiero hablar de arte, el producto sublime del hombre, ni de ciencia, el resultado del silencioso esfuerzo humano, que busca mejorar nuestras condiciones de vida en todos los aspectos. No estoy para hablar de eso, cuando en mi entorno hay personas que sufren, o que han perdido su vida por causas inexplicables.

Quiero hablar de esta lacra humana que llamamos, de modo genérico, violencia de género y de algunas de sus víctimas. Mujeres muertas en manos de aquellos con quienes quisieron compartir su vida. Lo quisieron en momentos de ilusión. Luego, las cosas se fueron torciendo.

Tal vez una mala educación que preparó a los chicos para ser los reyes de la casa. Un mal asumido rol masculino cargado de vanidad y engreimiento, que no perdona ser abandonado. Unos celos desorbitados (siempre lo son), que no admiten que haya alguien que pueda gustar más. Miles de motivos son capaces de impulsar la mano asesina.

¿Y ellas? Nunca comprenderé que no haya denuncias, por más que se insista en que las llamadas al número (016) no deja huellas en recibos ni facturas. Tal vez concurra una mala educación de hacerles creer a las niñas que han nacido para ser "descanso del guerrero", obedientes y sumisas a sus más mínimos deseos. No lo sé. Abnegadas, nacidas para hacer feliz...

Tal vez, y sin tal vez, hay siglos de cultura a favor del trato de propiedad por parte de los hombres hacia unas mujeres indefensas también hoy.

Recuerdo a una cantante famosa que, en TV1 decía que su marido nunca le había pegado. Luego, completaba lo dicho indicando que ella “nunca le había dado motivo”. Esto es para pensar. Para ella había motivos que justificarían la paliza.

Frases como “la maté porque era mía” no se refieren a animales domésticos. Todos sabemos que hablan de una mujer. Pero hay canciones que lo dejan bien claro “si me pega me da igual…” es un ejemplo de esto que digo. Y no es solo en nuestro país donde ocurren estas cosas. Recuerdo que la canción Delilah, cantada por Tom Jones, nos planteaba el testimonio de un hombre que acababa de matar a su mujer en un arranque de celos. Años y años de tradición asesina, casi justificada, cuando un hombre se siente (supuestamente) ultrajado en su hombría.

En estos casos, como biólogo que soy y que como tal me siento, me gusta escrutar en la escala zoológica, buscando comportamientos similares. Repito lo dicho aquí en más de una ocasión. El hombre es el único ser de la Naturaleza que matar por matar, como castigo o como venganza. El único. Otros animales lo hacen para comer o para defenderse.

Pero en los humanos, parejas a la inteligencia se han desarrollado otras cualidades mentales que no tienen otros animales, como es el sentido de propiedad, que a veces puede llegar a ser enfermizo, como en estos hombres que matan por matar, como castigo o como venganza al verse ofendidos en su hombría, supuestamente intocable.

A veces, es tal el sentimiento que tienen estos hombres de haber cumplido un destino, que ellos mismos se entregan a las fuerzas del orden. Me resulta espeluznante todo esto. En estos días se leen y se escuchan comentarios. Pero que a los que piden justicia yo les diría que justicia no es venganza.


No soy capaz de encontrar soluciones a esta lacra. Pero seguro que existen profesionales que sí lo son. Ojala se tome este problema como lo que es y se plantee la búsqueda de soluciones. Esto de ahora es insufrible.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Recuerdos en la Cocina del Museo

LAREIRA DEL CONVENTO
Siempre he escuchado el calificativo “desertor del arado” como algo despectivo relativo a alguien que, precedente de antepasados labriegos, reniega de esa procedencia haciendo gala de un supuesto origen urbano. No obstante, esas deserciones del arado se huelen en cuanto los desertores abren la boca para decir dos palabras seguidas.


Pero voy a lo mío. En la antigua cocina del convento que hoy ha dado lugar a la sede del Museo Provincial de Lugo, hay una amplia, bonita e interesante colección de utensilios antiguos de cocina. Bien dispuestos, yo diría que casi con mimo, se han ido situando casi en los lugares en los que, antaño, habrían desempeñado la función para la que estuvieron diseñados.

La lareira, el lugar en que se hacía el fuego, está preparada como para acarrear leña y encenderla ahora mismo. Todas las piezas en sus sitios, parecen esperar una palabra mágica que las despertase de un sueño que viene desde vaya uno a saber cuándo. Jarras de barro colocadas en repisas, parecen hoy formar hermosos bodegones en los que el negro de las piezas de Gundivós juega felizmente con el encalado de las paredes. Lo mismo ocurre con las múltiples sartenes de mango largo, tan largo que permite acercarlas al fuego sin quemarse, que forman elegantes conjuntos en sus repisas y alzaderos.

MOLINO DE CAFÉ, JARROS, CERNIDOR
CESTO DE HUEVOS
Bajo un banco situado al lado del fuego, hay barrotes verticales que configuran una jaula. Sirvió para encerrar en ella gallinas o conejos. Calentitos, pasaron allí sus tiempos de productores domésticos antes de terminar en potes, cazos o sartenes.

Hubo un tiempo, no muy lejano, en que tras esos barrotes se colocaron gallinas disecadas para dar efecto de realidad, pero el efecto que daban no era el que se pretendía. Entonces, había también dos maniquíes en otro banco, vestidos de viejos (no de ancianos, de viejos). Su efecto no era el costumbrista pretendido y recuerdo más de un grito de sobresalto sorprendido por parte de algún visitante no avisado. Hoy todo aquello se ha retirado y la cocina luce limpia, sin esos pretendidos recuerdos ambientadores.

La visita a la cocina suele gustar mucho. Además, hay paneles que indican los nombres de los diferentes utensilios expuestos. Hay útiles diversos en estantes, repisas, sobre la mesas. Todos con su utilidad específica: transportar agua, hacer manteca, enjuagar platos, hacer filloas (nuestras crepes), hacer “flores”, que eran postres carnavalescos. Incluso hay una especie de jaula colgada de la pared, para tener en ella los quesos y protegerlos de indeseadas visitas de ratones. Hay, también, una jarra de Bonxe para vino, con tres pitorros: dos de broma y uno de verdad, con los que se pretendían ratos de juerga.

A veces, los visitantes llegan a la cocina, ven lo que hay en ella, en
SARTENES, CAZOS PARA PROBAR
GUISOS, APARATOS PARA HACER
FLORES
todo caso fotografían algo que les llama la atención y siguen su visita, parece que indiferente. Pero hace unos días vino alguien singular. Se trataba de una elegante mujer, vestida al modo veraniego, que enseñaba aquello a una pareja amiga. Era la primera visita que hacían al Museo, por tanto, ninguno sabía lo que encontrarían al entrar en la cocina. Desde el mismo umbral, la mujer de la que hablo se emocionó y lo manifestó a sus acompañantes.

Poco a poco reconstruyó para quienes estábamos allí el nombre y la utilidad de cada una de las piezas allí expuestas. No sólo eso, evocó su uso en una casa que fue de sus abuelos y a donde ella fue en más de una ocasión, quedando su memoria vinculada a aquel sitio y a aquel tiempo. Nos contó usos, trucos, mañas, y más detalles de su infancia que estaban despertando al conjuro de la visión de tantas cosas, para ella, hermosas. También, para quienes estábamos en la cocina, todo lo expuesto cobró nuevo significado, más vivo y profundo.

Pienso en esta mujer, elegante ella, que para nada ha renunciado a sus orígenes aldeanos y que es feliz al ver muchos objetos que se los recuerdan, ahora elevados a la dignidad de objetos de museo. Seguro que al verlos revivirá muchas escenas queridas de su infancia y agradecerá que en ese lugar se mantengan, con la dignidad que ella cree que merecen, esos exponentes de un tiempo pasado, superado, querido y, en muchos aspectos, añorado. No se deben, ni pueden, añorar los aspectos negativos de aquel modo de vida, pero sí otros, positivos, que se han ido abandonando con un necio afán de falsa modernidad.

Estaba feliz rememorando todo aquello y transmitiéndonos aquella
COLGADO DEL TECHO, DEFENDÍA
DE LOS ROEDORES
sana felicidad de quien nunca ha renegado de unos orígenes que, vaya uno a saber qué causas, se fueron quedando atrás en su vida, pero que estaban en su memoria como cimiento de su manera de ser, de su vida. Sus acompañantes la escuchaban embelesados ante tanto relato y yo también, pues al poco me sumé a la conversación.


Pienso en muchos desertores del arado que, sin ellos saberlo, nos dan un pésimo espectáculo de su modo de hacer las cosas. Me duele por ellos ese desarraigo cruel de sus esencias familiares y locales. ¿Qué recuerdos de su infancia serán los que evoquen con cariño? Me resulta muy doloroso, incluso por ellos mismos, constatar como esas personas pretenden vivir de espaldas a sus orígenes. Lo considero como una deserción en toda regla. Conocí a un personaje, supuesta y oficialmente culto, cuyos padres eran de una aldea de Ourense y no quería que viniesen a Santiago a visitarle, pues al verlos se comprobaría su origen aldeano.

Creo que esta cocina del Museo Provincial de Lugo, con sus enseres adecuados y sus casi seis siglos de funcionamiento, debería ser considerada como un santuario de las raíces de la gente de aquí, de la nuestra. Hay mucha vida alrededor de esta lareira. En muchas cocinas como ésta se fraguó la mayoría de la actual población de Galicia. En cocinas como ésta se consolidaron muchos noviazgos con sus posteriores casamientos. Aquí se cocinaron muchos platos que hoy seguimos consumiendo; se contaron muchas historias que hoy siguen vivas en nuestra tradición; se vivieron momentos históricos determinados. En esta cocina se cocinaban los alimentos de los frailes de entonces cuando, fuera, se desarrollaba la guerra de los Irmandiños. Seguro que en esta cocina se comentaron las novedades de un mundo nuevo descubierto más allá de Finisterre… por esta cocina pasó la vida en boca de unos frailes jóvenes, ilusionados y ansiosos de hacer y servir bien al mundo. Todo eso hasta que la desamortización de Mendizábal cortó la actividad haciendo que se apagase para siempre el fuego de la lareira.


Es el lugar que más respeto me inspira en el Museo Provincial de Lugo, el que visito con mayor recogimiento y en el que, por lo que cuento aquí, he vivido horas de alegre emoción. Porque sí, también el Museo es un lugar que sirve, que debe servir, para dignificar los recuerdos.

jueves, 6 de agosto de 2015

Sin agua en el Museo

EL POZO DEL CLAUSTRO
Originalmente, el edificio que alberga el Museo Provincial de Lugo fue un convento franciscano. Dicen que lo fundó San Francisco cuando iba de camino a Compostela. Puede ser cierto. El convento debió de tener muchos frailes, lo deduzco a partir de las dimensiones del claustro, pero todo terminó con la desamortización de Mendizábal. La iglesia conventual pasó a ser la actual parroquia de San pedro, y el edificio al principio albergó a militares y hoy es sede del Museo.


Su pasado conventual se puede rastrear en múltiples detalles. El antiguo refectorio hoy es sala de exposiciones itinerantes y salón de actos. El claustro acoge múltiples colecciones valiosas relativas a historia local. Además, está la antigua cocina, donde se expone una amplia colección de utensilios propios de su pasada actividad, pero también encuentro en ella indicios de otro tiempo que, a veces, me ofrece la opción de reflexionar.

EN VASIJAS COMO ESTA, LLAMADA SELLA,
SE TRAIA EL AGUA DESDE EL POZO
Aunque hay fregaderos, vertederos se llaman por aquí, no hay grifos ni tuberías. En un vertedero sí hay uno con su base removida que nos hace pensar en un depósito que, mediante artilugios concretos, descargaría agua. El agua provendría del pozo central del claustro, que se traería hasta aquí en sellas. Un agua utilizada para cocer, beber, lavar y, una ver realizada estas funciones, se echaría a la huerta para regar.

Muchas veces he pensado en ese ciclo del agua del pozo y en su actuación sobre la salud de la gente de aquella época, cuando tener pozo era un bien preciado pues, en caso de carecer de él, era conveniente proveerse del agua o bien en las fuentes públicas, o comprarla a quienes  lo tuviesen.

Me entra cierta tristeza respetuosa viendo esta cocina y pensando en las condiciones sanitarias de entonces. Me duelo que haya quienes nos hagan creer que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, sin tener en cuenta la expectativa de vida de los que vivieron en aquellos tiempos, los que ahora se añoran. Muchos ignoran las causas de muerte de entonces, la mayoría de ellas superadas en la actualidad. No pocas mujeres murieron de infección contraída tras su primer parto.

En las ciudades, el acceso a los bienes sanitarios ha sido rápido. La limpieza se ha
vuelto casi un patrimonio de todos. Recuerdo, cuando yo era niño,
UN FREGADERO
un dicho que tal vez hoy se ha olvidado. “agua corriente, no mata a la gente…” Detrás de esta frase siempre creí ver un deseo de tener salud y disponer de sus medios. Este sueño de limpieza, este afán, nos viene de lejos. La limpieza como un bien a alcanzar, con su contrario como algo a erradicar: “Concebida sin mancha…” “Pobres, pero limpios…” “Limpieza de sangre…” “El honor mancillado…” Frases e ideas presentes en nuestro hablar cotidiano, llenas de sentido.


La limpieza, un bien preciado que se consigue gracias al agua y al jabón y cuya costumbre nos viene de los árabes. Dicen que los españoles somos muy dados a lavarnos, creo que es una herencia de ocho siglos conviviendo con ellos. En este plan, una de las denuncias admitidas por la Inquisición era que alguien “se lavaba mucho”, pues ese afán por el agua podía ser considerado signo de herejía. Los cristianos se lavaban poco, por eso olían mal. Cuando Isabel, reina de Castilla, decide no bañarse hasta estar en Granada, sólo está aplazando su baño inmediato para un mes o dos meses más tarde, que podría ser la frecuencia con que lo hacía.
OTRO FREGADERO

Mucha gente sólo se lavaba antes de ir al médico. Por eso, hacia mediados del siglo pasado, cuando alguien se cambiaba de domicilio y comentaba las excelencias del nuevo, al indicar que tenía baño, bajando la voz, añadía “Dios quiera que no se tenga que usar…”

Todo esto cambió a partir de mediados del siglo XX, que representó una gran revolución en el mundo de la higiene, personal y colectiva. El uso del agua se popularizó y muchos vieron sus propiedades benefactoras.


CON GRIFO RUDIMENTARIO
Recuerdo todo esto en la cocina del Museo Provincial de Lugo. Un exponente de un modo de vida, de cocinar en este caso, que ya es tiempo pasado. Hoy se tienen muy en cuenta las condiciones higiénicas en las que se desarrolla nuestra vida. Incluso hay leyes que lo previenen. Las cosas han mejorado y, la verdad, no todo tiempo pasado fue mejor. 

Por otra parte, sabemos que esa agua corriente, la que no mata a la gente, sigue siendo un bien escaso en muchos países del mundo, y se transige con que se la comercialice con precios abusivos.

viernes, 31 de julio de 2015

Lo mejor y lo peor

EL PANTOCRÁTOR
A veces, en las obras de arte nos encontramos lo mejor y lo peor de que somos capaces los humanos. Y voy a explicarme tomando como ejemplo algo que me es muy querido, la puerta del Pórtico Norte de la Catedral de Lugo. Muchos opinan que se construyó en tiempos del gótico, como atestigua la bóveda que cubre el pórtico. También hay quienes creen que este lugar se enriqueció con piezas  anteriores, procedentes de otras partes de la misma Catedral, que fueron quedando desubicadas por diversas causas.
Voy a comentar por partes. Sobre la puerta hay un Pantocrator de hechuras góticas, amplios ropajes y muy hermoso. Incrustado en una mandorla, es fácil ver que la parte superior se cortó para encajarla en este sitio.
Tal vez procediese de alguna fachada anterior, vaya uno a saber cuál. El Cristo está serio, vestido, coronado de rey y dispuesto a juzgar. Aún falta algo de tiempo para hacerlo. En su mano tiene un libro cerrado con siete sellos (se ven con facilidad). Ningún sello se ha abierto todavía y, según el Apocalipsis, entre la apertura de uno y otro transcurrieron amplios períodos de tiempo. El Juicio empezará tras abrir todos (cuando el cordero abrió el séptimo sello, se hizo un gran silencio…). A este Pantocrátor, el que comento, le falta la mano derecha. Por más que he mirado, nunca he visto algo similar a una huella en la piedra que me haga pensar que hubo mano y desapareció. Como en otras esculturas, la piedra utilizada no es de cantera local, induciendo a pensar que se trajo de fuera. Tal vez el mismo escultor la escogió lejos y la trajo.

EL CAPITEL PINGANTE
Bajo esta maravilla, una de las piezas mas valiosas de la Catedrallucense, hay un capitel que cuelga. Se llama pingante, de pingar. En un hermoso ejemplar, también realizado con piedra de fuera, en la uqe se representa de modo muy somero la Santa Cena, referencia al tema eucarístico del interior de la Catedral. Entreabreviaturas, se dice que el discípulo amado reclinó su cabeza sobre el pecho del señor durante esa cena y que, haciendo esto, vio maravillas celestiales.
Las hojas de la puerta las he comentado en otra entrada de este blog (Herrajes sagrados). Los herrajes que comentaba en esa entrada, proceden del Siglo XIII y parece que influyeron en otros de templos próximos, como los de Vilar de Donas o de Cruz de Incio. No obstante, quiero comentar que en el tramo horizontal superior, pueden apreciarse azucenas de tamaño natural. Tal vez no se pusieron en los tramos inferiores o tal vez fueron robadas, no me atrevo a inclinarme por una o por otra posibilidad.
HERRAJES Y ESCUDETE DE LA LLAVE
Está bien añadir, para aumentar este cúmulo de bellezas. que el escudete de la cerradura es también bonito y su figura ha sido utilizada como logotipo de algunas convocatorias de actividades que tuvieron a la Catedral como sede.
Curiosamente, la gente pasa por este puerta como con prisa, teniendo como meta el exterior o el interior del templo, pero no teniendo tiempo para detenerse y gozar contemplando tanta belleza junta. Belleza que, todo hay que decirlo, debemos agradecer a anónimos precursores que tuvieron el cuidado de rescatarlas de algunos sitios de derribo y ponerlas alli, para posterior contemplación y disfrute. Nuestro, por ejemplo.
INFERIOR HOJA DERECHA
No obstante, siempre hay un pero, los herrajes más próximos al suelo, también procedentes de tiempos pasados, están sufriendo una intensa y cruel destrucción debido a los orines de muchos lucenses que no tienen inconveniente en utilizar esta puerta, cuando está cerrada, como urinario. La intensidad del deterioro nos indica que la costumbre, la mala costumbre, viene de lejos y, por lo que yo sé, es algo desconocido por la mayoría de lucenses y, por desconocido, algo que no preocupa a nadie.
Hablaba al principio de esta entrada de lo mejor y lo peor. Lo mejor es toda la maravilla. Lo peor, tal vez no sea el que la gente orine allí. Lo peor es que no les preocupe a sus custodios.

INFERIOR HOJA IZQUIERDA
Custodios de toda índole, religiosos, políticos, culturales…

Entrada anterior sobre estos mismos herrajes:

http://emiliovalade.blogspot.com.es/2013/08/herrajes-sagrados.html


AZUCENAS EN LOS HERRAJES SUPERIORES

jueves, 23 de julio de 2015

Geometría como base

MOSAICO DE BATITALES
MUSEO PROVINCIAL DE LUGO
A lo largo de las generaciones,los humanos hemos recurrido a varios símbolos que nos han servido como pauta de nuestras vidas. Pautas culturales quiero decir. Hace días hablaba del Espinario, pero hay más personajes cuya historia particular nos enseña lo que debemos o no debemos hacer. Por ejemplo, Caperucita sin ir más lejos..

En mi entrada anterior, hablaba de los torques y puse la foto del de Burela. Desde la primera vez que lo vi, y ya hace años de esto, me impresionó el trabajo de orfebrería que presenta su superficie. Una joya, podríamos decir. Sí, no solo por la cantidad de oro que la constituye, que también, pero con más razón por todo cuanto significa y nos dice de una civilización que entonces empezaba y muchas de cuyas características nos han llegado hasta hoy.


PORCION SUPERIOR DEL TORQUES DE BURELA


Los antropólogos culturales nos hablan de las primitivas tribus humanas nómadas, de costumbres ganaderas y con su ganado trashumante. Con la adquisición de modos agrícolas apareció, como consecuencia, la vida sedentaria. Estos ancestros nuestros, castreños, eran agricultores sin abandonar por eso sus modos ganaderos. Todo eso lo podemos ver con la imaginación ante los torques del Museo Provincial de Lugo, que nos hablan de una incipiente civilización asentada aquí, justo donde nosotros seguimos viviendo y casi en los mismos parajes.
DIDEÑOS GEOMÉTRICOS EN EL SUELO
DEL CLAUSTRO

Otra cosa que me sorprende es la ornamentación que posee el torques de Burela. La barra de oro aparece cuidadosamente enrollada en espiral, perece que diseñada al milímetro. Y más asombrosa es, según mi modo de verla, la parte correspondiente a las vértebras de quien lo portase, donde una zona sin espiral se adorna con dibujos formados por una delgada fibra, también de oro, que recorre el tramo y se vuelve formando un bonito dibujo geométrico. Un diseño ornamental muy de hoy. Más bien de entonces, que aún perdura.

Ahí es a donde yo quería llegar. Los dibujos geométricos. Me gustaría leer en algún libro de historia del arte, del dibujo, del diseño o de lo que sea, cómo los dibujos geométricos nos vienen acompañando desde hace milenios.

Podría hablar aquí de dibujos esculpidos en pirámides egipcias, o del ajedrezado en templos románicos, pero no quiero salirme del ámbito del entrañable Museo Provincial de Lugo. También aquí, en el Museo, es posible ver cómo este tipo de dibujo nos acompaña a lo largo del tiempo. A veces en solitario, como es el caso del dibujo plasmado en el torques, otras veces de modo repetitivo, que yo llamaría modular.

Ya en cierto modo es repetitivo, o modular, la repetición de columnas con arcos en el claustro, pero prefiero llamar la atención en su suelo, diseñado en adornos de cuadrados hechos con guijarros, trozos de pizarra y cantos rodados, definiendo múltiples formas geométricas, nunca repetidas, y formando un conjunto de gran serenidad.
CENEFA GEOMÉTRICA EN EL MOSAICO 
DE DEDALO Y PARSIFAE
DE LA CALLE ARMAÑÁ  (MPL)

Antes de estos suelos conventuales, de época medieval, tenemos los mosaicos romanos. En ellos, independiente de la figura central, casi siempre de tema mitológico, hay una gran borde con figuras geométricas de múltiples diseños y colores, pero donde siempre la geometría aporta la base ornamental.

Yo no sé si los dibujos geométricos significan algo para nosotros, algo como seguridad o serenidad. No lo sé. Pero sí recuerdo los suelos antiguos, de antes de 1960 más o menos, (cuando aparecieron los terrazos), que eran pródigos en colores y, cómo no, en diseños siempre geométricos. Me gusta creer que esos dibujos geométricos nos inspiran un cierto aire de seguridad íntima, Propicia para adornar nuestros lugares vivenciales. También puede ocurrir que nos transmitan esa serenidad los dibujos geométricos tomados como módulos que se repiten tantas veces como sea conveniente. No lo sé, pero lo constato en múltiples ejemplos, también presentes en el Museo Provincial de Lugo.

Incluso hoy, vemos que en superficies algo amplias, los suelos se acotan con cenefas alrededor, llamadas grecas, que son diseños geométricos. En el Museo Provincial de Lugo tenemos algunos ejemplos antiguos de esta costumbre ornamental, que tiene centenares de años de edad.

N.B. La foto de utilizo del torques de Burela, procede del fondo fotográfico del Museo Provincial de Lugo.