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domingo, 3 de julio de 2016

Hermano lobo...

Conocí al lobo a través de Caperucita, la niña redicha que contaba a todos lo que era propio de la intimidad familiar. Luego, me llegó otra imagen del lobo al ver a San Froilán y conocer su historia. Según ésta, siendo obispo caminaba por el monte con su burro y un lobo se lo comió (al burro). El santo puso al lobo los aparejos del burro y desde entonces le sirvió con docilidad. Nadie resolvió mi duda acerca de los tamaños relativos, pues para compartir aparejos o el lobo debería ser muy grande o el burro, diminuto. Fue más tarde cuando me enteré de su encarnizada persecución.

En nuestra cultura popular, el lobo sufre de muy mala prensa. Cuando digo “nuestra”, lamentablemente me refiero a la española. En este año, 2016, alguna diputación provincial ha declarado libre de lobos a su provincia, y en algunas autonomías se autorizan batidas contra los lobos con un ciego afán de exterminarlos. Empeño en el que son secundados por gente que no tiene inconveniente en degollar lobos y colgar sus cabezas en lugares emblemáticos, como el puente de Cangas de Onís, o en cualquier otro lugar, como trofeos de caza o exponente de una crueldad desmadrada y un espíritu sanguinario, que yo creía erradicados de nuestro suelo.

BELLO, FIERO Y NOBLE

Ignoro qué se pretende conseguir matando lobos, la verdad. Si se piensa que así se protegen los ganados, quienes eso hacen deberían enterarse, y quedar bien enterados para siempre, del desastroso camino que emprenden con sus batidas. Al eliminar a esos carnívoros, dejan vía libre a los jabalíes, que campan a sus anchas por sembrados, sin predador alguno que limite sus poblaciones. 

CABEZA DE LOBO,
COBARDE TROFEO DE ESTOS DIAS

Son muchas las voces, todas ellas ponderadas, que claman ante estas batidas feroces y sin descanso contra el lobo, sin considerar para nada los efectos negativos que tendría en nuestros montes su desaparición a medio y corto plazo. Quienes quieren exterminar al lobo no consideran estos efectos, ni los conocen ni los quieren conocer. Simplemente, los desprecian.

Desde la irrupción de nuestra especie en el mundo de los seres vivos, hemos sido exterminadores. Creyéndonos propietarios del planeta, hemos hecho en él lo que nos ha parecido bien, sin tener en cuenta sus consecuencias biológicas. Hemos sido causantes de muchas extinciones por una u otra causa. Pero estas extinciones se han incrementado notablemente en los últimos ciento cincuenta años. Desconozco qué repercusiones tengan en un futuro, pero la tendrán. También hemos incidido de modo negativo en la superficie del planeta. Por citar un caso, diré que la presa de Aswan, en el río Nilo, no ha significado lo que se esperaba de ella, pues tiene mucha pérdida de agua por evaporación y, además, se ha modificado negativamente la biología del mar Mediterráneo, al perderse el aporte de agua que traía este caudaloso río en su extremo oriental. En España, todo nuestro litoral ha sido agredido por una construcción desmedida que sólo buscaba enriquecimiento a corto plazo, sin importar para nada un mínimo de respeto al entorno y a su historia, también la biológica. Tratando de promocionar paisaje, se destruyó en muchos casos de modo irreversible.

LO HAN HECHO UNOS VALIENTES

Ahora se permite la desaparición de lobos, tal vez para que los ganaderos duerman tranquilos. Serán los agricultores los que a partir de ahora sufran insomnio por temor al jabalí y a sus destrozos. Pues qué les vamos a hacer, no todos pueden dormir contentos en estas tierras. 

No creo que nuestro planeta esté para fiestas con tanta agresión de toda índole. Convendrá enseñar que su conservación equilibrada nos compete a todos, con diferentes grados de implicación según el lugar en que nos encontremos. Me duelen profundamente estas batidas contra lobos y jabalíes. Tal vez no haya maldad en quienes las organizan o las secundan. Sólo ignorancia y un legítimo deseo de defender lo propio. Pero están huérfanos de información. Tal vez entre ellos se hayan propagado bulos, a ver cuáles. Recuerdo cuando por los años cincuenta, en plena plaga del escarabajo de la patata, se decía que por las noches los tiraban desde avionetas pagadas por los fabricantes de insecticidas, para fomentar su consumo entre los campesinos. No faltaban los que lo creían, pues es muy sencillo engañar a ignorantes. Y si el engañador está bien vestido y habla fino, más sencillo todavía. Por eso añoro honrados programas educativos que indique que en este planeta no sólo hay sitio para todos, sino que, además, todos somo necesarios en él.



Mucho me temo que esta dinámica seguirá hasta que campañas educativas, seriamente educativas, orienten a la gente del campo acerca de lo que es conveniente hacer y pongan fin a esta locura criminal.Tal vez faltan unas buenas sesiones educativas por parte de personas competentes, que las hay, que sepan generarse la confianza de aquellos a quienes se quieren educar.


martes, 17 de mayo de 2016

Un mirlo blanco

En estado libre, el mirlo macho es negro con el pico de color naranja. Tiene un bonito canto. La hembra posee color pardusco. Este es el aspecto que presenta en la naturaleza. Quienes nos dedicamos a la genética, denominamos “salvaje” a dicho aspecto, sin que tal adjetivo tenga nada que ver con actitudes agresivas. Cuando nos referimos a plantas con el aspecto que presenta en el monte, decimos que tienen aspecto “silvestre”.


MIRLO BLANCO
Coloquialmente, usamos la expresión “ser un mirlo blanco” para referirnos a un ser extremadamente raro y bueno. En este caso, no utilizo el adjetivo “raro” como sinónimo de malformado o monstruoso, me refiero a infrecuente. También hay personas que creyéndose muy singulares, se creen merecedoras del apelativo de mirlo blanco. ¿Es raro el mirlo blanco? Realmente sí lo es, aunque en cautividad han aparecido algunos con muy poca frecuencia.

En biología no existe el color blanco. Me explico. No existen pigmentos de ese color. Las estructuras blancas, como pétalos, pelos, plumas y similares, presentan dicho color, virtual, como consecuencia de la difracción de la luz cuando atraviesa paredes transparentes que encierran cavidades vacías. Es el caso de nuestras canas, pues los cabellos ya no poseen en su interior la melanina que les daba color. Con la edad deja de formarse y los cabellos son similares a tubos vacíos que difractan la luz, lo que genera su aspecto blanco. Lo mismo ocurre con flores, pues en este caso la luz atraviesa vacuolas carentes de pigmento y, como consecuencia, aparece el aspecto blanco.




En el mundo de los seres vivos, el color blanco (recordemos que no es debido a pigmento alguno), puede ser debido a diversas causas. O bien porque no hay pigmentos, (entonces al individuo se le llama albino), o bien, porque sintetizándose los pigmentos, fallan los mecanismos bioquímicos encargados de llevarlos a los órganos a los que estaban destinados. Los individuos albinos suelen poseer los ojos rojos debido a que en ellos se manifiesta el color de la sangre que riega sus pupilas y también tienen la piel sonrosada por el mismo motivo, la sangre que riega las capas internas de la piel.


ALBINO

En el hombre, la frecuencia de personas albinas ronda un nacimiento por cada 20.000, una frecuencia digna de ser tenida en cuenta. Hay diversos tipos de albinismo y casi todos ellos generan defectos de visión. Además, los individuos albinos tiene diversas alteraciones en su salud.

En la antigüedad, los albinos estaban muy mal considerados, pues se decía de ellos que tenían relaciones diabólicas. Por eso, en una familia representaba una desgracia el que naciese un niño albino. También en la actualidad, existen tribus en las que los albinos no han mejorado su consideración.


COPITO DE NIEVE

Todos conocemos personas albinas. En cuanto a animales, recordamos al gorila albino del zoo de Barcelona, Copito de nieve, y hay múltiples seres blancos de diversas especies, así como plantas con flores de ese aspecto. Una mutación (de laboratorio) que genera ojos blancos en la mosca del vinagre, ha aportado mucha información genética, interesante también para el hombre. ¿Hay albinos en estado natural? Depende. Hay animales blancos, como la mariposa de la col, así como plantas con flor blanca, como es el caso de muchos frutales. Son seres con una particular biología que le permite ese color, no exento de ahorro bioquímico al no tener que sintetizar pigmentos. 


MOSCA DEL VINAGRE CON
OJOS BLANCOS
Pero guiado solamente por criterios evolutivos, me atrevo a responder que la carencia de color no es una característica buena. Esto requiere que me explique, claro. La coloración de los animales les sirve para varios fines, uno de ellos es el de camuflarse. La coloración salvaje, propia de cada especie animal, es la que también le confiere cualidades crípticas, que le llega a ocultar porque le permite confundirse con el entorno en que vive. (En edificios religiosos, la cripta también es una cavidad oculta. Ambos términos tienen la misma etimología).

Pensemos en diversos animales salvajes que hemos visto en paseos por el monte. Si se los hemos indicado a acompañantes, o si son ellos, los que nos los hacen ver, siempre se tarda un tiempo en distinguirlos de su entorno debido a que la coloración críptica les hace confundirse con su entorno. En esos casos, pasan desapercibidos con tal de no moverse. Pensemos en un erizo ovillado entre hojarasca, un zorro acurrucado al pie de un árbol en otoño, un lagarto entre piedras y en muchos otros ejemplos. Siempre el escamoteo frente a los predadores está en función de la capacidad de la posible presa de pasar desapercibida.


EN ESTE TRONCO HAY UNA MARIPOSA NOCTURNA
NO LA VEMOS POR SU COLORACIÓN CRÍPTICA

Creo que en la naturaleza nacen seres albinos, con la frecuencia que sea, pero que nada más iniciar su vida individual, son presa fácil de sus predadores. Por eso es muy difícil que alcancen el estado adulto. Yo diría imposible. Nunca he visto un albino adulto en su posible entorno natural.

En cautividad es diferente. Los cuidados que reciben esos seres raros son grandes, y están completamente protegidos de posibles predadores. Ahí sí que son posibles los mirlos blancos. En estado salvaje, y adultos, creo que no encontraremos ninguno.

sábado, 7 de mayo de 2016

... Y mes de la primavera.

Hay meses del año (diciembre, noviembre, febrero…), que cuando los evoco vienen a mi recuerdo acompañados de imágenes concretas. Mayo es otro mes que, siempre, lo asocio mentalmente con flores, con muchas flores. Yo diría que no es una cuestión personal mía, pues en muchas partes y de diversos modos, se celebran las flores a lo largo de este mes. Festejos, romances, canciones, refranes, siempre con ecos culturales populares, relacionan mayo, flores y alegría. En una de nuestras fuentes culturales, Roma, este mes estaba dedicado a la diosa Maia, la diosa de la floración, de ahí el nombre que le damos.


MAIOS GALLEGOS
En Galicia se celebran los Maios, con flores y niños que cantan canciones improvisadas, la mayoría de las veces con tintes satírico-locales. A veces me he preguntado por qué se han dejado en reductos infantiles estas manifestaciones culturales, pero ese es otro cantar del que tal vez convenga hablar en otro momento.

CRUZ DE MAYO
En Andalucía, por estas mismas fechas, se celebran las Cruces de Mayo, con rezos, cruces hechas con flores y cantos. Como siempre, fiestas en que se mezclan religiones cristianas y paganas. Creo que estas fiestas de exaltación a las flores vienen de lejos en el tiempo, tal vez desde más lejos de los que se pueda suponer.

Estando en mayo, el invierno casi ha pasado, recordemos el refrán de “Hasta el cuarenta de mayo…”, por eso digo el “casi”. Pero lo duro, y de eso en este año 2016 sabemos mucho, podemos pensar que ha pasado. La primavera está en su esplendor. Ya no son los naranjos en flor, o los manzanos o los almendros que nos la anuncian. Ahora todo está florido y andan por medio los insectos polinizando. No es como en marzo, en que las flores abiertas eran de corola amplia, de modo que el viento pudiese recoger, transportar y depositar el polen donde sería bien recibido. Ahora son los insectos los que lo llevan de una a otra flor, adherido a alguna parte de sus cuerpos. No es necesario que las flores sean abiertas ni tengan sus estambres al aire.  

Desde siempre me ha llamado la atención la veneración que sentimos por las flores. Las encontramos hermosas y, si bien son efímeras, no falta quien diga que ese mismo carácter contribuye a hacerlas más hermosas. En esta época de consumo, recordemos las excursiones para ver determinados bosques en flor, por ejemplo.

FLOR DE PATATA. LUJO ORNAMENTAL

Otra cosa ocurre cuando las flores son utilizadas como adorno, incluso corporal. Tal vez pocas personas sepan que, en la Francia de finales del siglo XVIII la flor de la patata fue muy utilizada en peinados de la aristocracia. Realmente es una flor pequeña, bonita y de colores muy tenues. Por otra parte, en la historia del arte hay muchas pruebas de mujeres con sus cabellos adornados con flores.
DIONISOS
En hombres no conozco casos de flores en sus cabellos. Sí de hojas como coronas, de laurel, por ejemplo. También de uvas en casos de bacanales, cuando se representa a Baco, o a Dionisos, con sus racimos en sus cabellos. Total, entre las flores de las mujeres y los frutos de los hombres, sólo media un proceso de maduración, que se suele producir a lo largo del verano.

Siempre me he preguntado el porqué de esta utilización. Para adorno y quizás también como símbolo de dominio, no lo sé. Pero las mujeres se aderezan el cabello como adorno sin más pretensiones simbólicas, mientras Baco pone uvas en el suyo tal vez como un símbolo de su estado de zafia embriaguez, o puede que por sentirse dueño de las uvas y del vino que saldrá de ellas.

OLMO DALCÓ EN NOVECENTO
Tal vez esto del dominio sea lo que, siglos más tarde, mueve a Olmo Dalcó el niño campesino de Novecento. En la película, Bernardo Bertolucci le hace coronar su cabeza de golfillo con una sarta de ranas vivas, que más tarde serán comidas por los señores de la casa. Esas ranas constituyen el único medio de que dispone, de momento, para contribuir a la pobre economía familiar. Orgulloso de su posesión, Olmo se las pone en la cabeza aún vivas, mientras recibe la bendición del patriarca familiar en una escena en la que la luz también juega un papel importante.

Flores, flores en nuestro sentir cotidiano. A veces, como sarcástica constatación, calambur incluido, de Quevedo "Entre el clavel y la rosa...", en otras ocasiones, como metáfora de lo mejor "la flor y nata...", el Emperador de la barba "florida" Luego, suele ocurrir, a la sociedad puritana le contrarió que las flores fuesen, precisamente, órganos reproductores. Pero por aquel entonces, las flores ya eran sinónimo de "lo mejor", de ahí nuestras "antologías" y florilegios. (En griego, "antos" significa flor). 

FLORES EN OFRENDA
Otro aspecto, que no quiero tratar ahora, es la utilización que hacemos de las flores como ofrenda. No me refiero a los ramos de regalos desvinculados del tiempo, hablo de las flores de difuntos o de las alfombras florales propias de las procesiones de Corpus. Éstas, las alfombras florales, tienen sus orígenes en las fiestas que se hacían en la antigua Grecia en honor del dios Dionisos. 

Curiosa situación ésta en que nos seguimos sintiendo dueños del mundo, creo yo. Un reformador medieval, San Francisco, se consideró hermano suyo, recordemos su Hermano Lobo, y tuvo sus problemas con la Inquisición. Por desgracia para nosotros, nos seguimos sintiendo dueños en el peor sentido y de modo inapelable.

Y mientras pienso estas cosas, mayo irá dando pruebas y más pruebas de que estamos en el mes más florido del año. Las flores de hoy serán frutos en agosto, septiembre, octubre... Pero ahora estamos en mayo y conviene disfrutarlo. 

sábado, 2 de abril de 2016

Renovación genética

Cuando hablo de poblaciones con pequeño tamaño, siempre advierto del riesgo de consanguinidad en ellas. No es lo mismo cuando una población de 20 individuos (es un decir) está formada por 10 machos y 10 hembras, que cuando cuenta con 1 macho y 19 hembras. En este segundo caso, los primeros descendientes serían todos hermanos, lo cual podría llevar a un desastre en pocas generaciones debido a consanguinidad.

¿Es mala la consanguinidad? Yo suelo contestar que depende de la estrategia biológica de la especie. No hay reglas generales para indicarnos su bondad o maldad intrínseca.

ENEMIGO DECLARADO 
Pero antes, mejor defino qué entiendo por consanguinidad en genética. Decimos que se produce consanguinidad en una pareja procreadora cuando ambos miembros son parientes por poseer un antepasado común. Hay diferentes grados de consanguinidad, dependiendo del grado de parentesco que une a ambos progenitores o, lo que es lo mismo, de la lejanía, en el árbol genealógico, del antepasado común. En la práctica, puede ocurrir que un individuo determinado herede de ese antepasado un gen malo, que le llega tanto por vía paterna, como por vía materna.

VISTO Y NO VISTO
La consanguinidad no tiene porqué ser mala de por sí. Realmente, en la escala de seres vivos, vegetales y animales, hay muchas especies que son obligadamente consanguíneas, pues se reproducen por autofecundación. Lo malo de esta situación ocurre cuando está asociada a la presencia en las familias de alelos malos, de esos que generan situaciones perniciosas. Es entonces cuando se llegan a cotas peligrosas de supervivencia para las poblaciones, y tal situación es más fácil que ocurra en poblaciones pequeñas.

AJENO A SU DESTINO
Muchas especies han visto reducida su presencia en sus áreas de distribución. Hoy en día, en muchos parques zoológicos existen programas de renovación de fondos genéticos de determinadas especies. Por ejemplo, vuelvo a la población de 20 urogallos en los Ancares, aquella de la que he hablado hace unas pocas entradas. Deducimos que esta población se ha formado por 40 gametos (20 óvulos y 20 espermatozoides). Si la tasa de mutación de cualquier gen es de un mutante nuevo por cada millón de gametos, está claro que poca variabilidad génica podrá aparecer en dicha población a lo largo de muchas generaciones. La variabilidad alélica es fundamental para que, basándose en ella, se generen otros tipos de variabilidad (génica, genotípica, individual) pero si no aparecen nuevos alelos, todo esto queda en nada.
En los parques zoológicos a los que me refría, hacen lo siguiente. Supongamos un parque situedo en los Cárpatos, montes donde también hay urogallos. Es muy posible que entre la población de Galicia y la de los Cárpatos existan diferencias genéticas. Es lo más normal, pues son poblaciones geográficamentes distanciadas y entre ellas podemos suponer que no existen lazos de migraciones en ninguno de los dos sentidos posibles. De modo artificial se pueden simular movimientos de individuos, mediante el intercambio de un determinado número de machos que, pasado un tiempo, son devueltos a sus poblaciones de origen. Cuando vuelven, ya han fecundado a hembras de las poblaciones receptoras, produciéndose de este modo una renovación de los fondos genéticos de ambas poblaciones.

LAURISILVA QUEMADA EN LA GOMERA
Los efectos genéticos de este tipo de programas son espectaculares y se notan de inmediato, en la generación siguiente a aquella en la que se realizó el programa de intercambio. En muchas centrales biológicas se está haciendo acopio de bancos de semillas, de semen y similares, no sólo para luchar contra las extinciones, también para renovar fondos genéticos de especies depauperadas por diversos motivos.
Y yo me pregunto… ¿y en España se hace algo de esto? Pues no lo sé, pero indudablemente estos programas requieren, en primer lugar, concienciación de la gente, que se comprenda su necesidad y su beneficio. Hoy hay una gran demanda de turismo de rutas naturales, queriendo ver fauna y flora en estado natural. Pero, mientras el mejor lobo sea el lobo muerto, como en algunos lugares de aquí, mientras no ocurra nada por matar un animal protegido, como conocemos todos, ¿quién va a propiciar programas de protección de fauna o flora? Hace pocos años, muy pocos, en la isla de La Gomera, un incendio intencionado quemó sus buenas hectáreas de laurisilva. Las visitas a la laurisilva representan una buena fuente de ingresos para las Islas.
No sé qué decir, pero la verdad es que soy pesimista en cuanto a vislumbrar algún tipo de arreglo a esto. Tal vez todo empezase, a largo plazo, por unos buenos planes de estudio. Pero, repito, soy pesimista. Por eso digo "tal vez", sin afirmaciones rotundas.


martes, 15 de marzo de 2016

Repique de campanas

Con estas tardes que preludian primaveras, es un placer echarse al monte a reconocer mis escenarios de siempre. El monte, la naturaleza, siempre generoso, está como a la espera, ofreciendo todo cuanto puede ofrecer a unos ojos que miran con cariño y respeto. Cuanto encuentro me hace reflexionar. En este caso fue lo que escuché, unos toques de de campana.

TRIACASTELA

Desde algún sitio una campana dejó oír sus tañidos y la imaginación se me echó al vuelo. Me gustan los campanarios rurales, también las espadañas, pero los campanarios, con su aspecto de torre coronada por el habitáculo de las campanas con cúpula interior de resonancia, siempre me han gustado de modo especial.

Suelen tener tres campanas, una de toques graves, otra de agudos y una tercera de sonidos intermedios. Si hay más, mejor que mejor. Las campanas tañen, así se llama su modo de emitir sonido. También, en plan popular, se dice que tocan. Según el ritmo con que lo hacen y las campanas implicadas, el tañido puede ser un repique, que consiste en sones rápidos y agudos y medios. Suelen ser toques alegres, propios de festividades. Otra cosa es cuando las campanas doblan, que es el sonido mortuorio, propio de anuncio de muertes, toques de funerales y entierros. Hubo un toque, a rebato, con el que se convocaba a todos los vecinos por algún desastre imprevisto, como incursión enemiga o, en tiempos más recientes, accidente, incendio, o similar.



FERREIRA DE PALLARES
Este tipo de toques estuvieron presentes en el habla, en creación literaria, en refranes: “ese vago clamor que rasga el viento/ es la voz funeral de una campana…”, “un repique de campanas/ son sus pasos para mi…”, “no se puede repicar/ y estar en la procesión…”, "oír campanas y no saber dónde..."

Hoy se acaba el oficio de campanero. En algunos pueblos se convocan concursos de tañedores, lo cual viene a ser indicio que es una profesión en declive y no todos lo hacen bien. Por otra parte, hay instaladores de campanas que suministran conexión a programas electrónicos, con diversos tipos de toques, desde difuntas a difuntos, pasando por bodas, bautizos y procesiones. Precios, según lo pedido.

SOUTOMERILLE
MOLDURAS  EROSIONADAS
Me gustan los campanarios rurales, con su historia callada de siglos en los que han sido testigos mudos de múltiples hechos de la historia cotidiana. En pueblos del Camino de Santiago hay campanas abrigadas por sus leyendas de haber orientado, como faros sonoros, a los peregrinos en noches de nieves o nieblas. Campanarios tan dados a su vocación de orientar, que incluso cuando estuvieron sin campanas, llegaron a hacer sonar unas apropiadas para que no se perdiese ni un caminante que anduviese por sus cercanías. Lo dice la leyenda y no soy quién para contradecirla. Más bien me gusta que perdure esta leyenda.

Hablo de una espadaña, la de Soutomerille, en el Camino Primitivo, en una capilla del siglo XVII, que se viene abajo y que aún conserva su fachada renacentista y su ventana prerománica en el ábside. Tiene espadaña de una sola campana (más bien campanita), que se hace tañer mediante una cadena desde la puerta. Es impresionante el desgaste de las molduras de la fachada debido a los años en los que esta campana realizó sus oficios anunciando menesteres. La fachada es granítica.


CAMPANA CON SUS SEÑAS
DE IDENTIDAD
Las campanas tienen un elaborado proceso de fabricación y entran en él diversas variables, como el tamaño, el tipo de sonido que se le pide, la aleación que se empleará. Luego, en su perímetro se gravan el nombre, fecha de fabricación, fabricante, y más datos identificativos de cada pieza.

Hoy las campanas se roban y supongo que se venden. Digamos que se pierden sus pistas. Tampoco se sabe mucho de ellas como instrumentos litúrgicos o musicales. Son pocos los que saben que llevan gravadas sus señas de identidad. En el año 1991 hubo en Lugo un concierto de campanas, que nos echó a todos a la calle para escucharlo. Yo no escuché nada pero, como era junio, al menos no pasé frío.. 

Durante siglos, las campanas sirvieron para avisar al entorno. Hubo campanas que se oínan desde 20km de distancia y eran precisos cinco hombres para tañerlas. Hoy se avisa con móvil, tv, radio, etc., y las campanas, cuando las hay, sólo son piezas patrimoniales. Convendría concienciarse de su valor y significado.

En general, se desconoce tanto este mundo y su cultura, que hace días una locutora pizpireta, comentando por tele un funeral, decía que “las campanas repican a muerto” y quedaba tan ufana.

martes, 9 de febrero de 2016

Asombrado, emocionado...

A veces siento como que me faltan palabras para comentar lo que quiero con la dimensión deseada. Transmitir, por ejemplo, la cantidad de asombro, la dimensión de una emoción o la profundidad de una gratitud.

Si hace días paseaba por el claustro del Museo Provincial de Lugo, donde disfrutaba de la sensación de estar en otro mundo, en estos días pasados he visitado en Lugo la sede de ASPNAIS, donde he vuelto a vivir ese sentimiento. ¿Que qué es ASPNAIS? Sus siglas nos hablan de una “Asociación de padres o tutores de personas con discapacidad intelectual de Lugo”. Una asociación con raigambre lucense que, aunque cuenta con el medio siglo largo de edad, nunca se me había brindado la posibilidad de conocerla de cerca, de adentrarme en sus labores que, como suele ocurrir en estos casos, son calladas, casi ocultas, pero eficaces y sorprendentes.

DISPUESTO PARA DECORAR
Nada más entrar en el lugar, me acometieron varias sensaciones, aparte la ya comentada de estar adentrándome en otro mundo. Me sorprendí, me asombré y me emocioné de modo profundo. Voy a explicar el por qué.

Las personas allí presentes desarrollaban su trabajo con una dedicación total. Trabajos que no requerían mayores luces intelectuales, es posible, pero a los que ellos dedicaban toda su inteligencia e ilusión. No eran trabajos cualesquiera, no. Había envasado de productos, fabricación de elementos de limpieza doméstica, decoración de cerámicas y bandejas, fabricación de velas y jabones, trabajos diversos de carpintería (platos de pulpo, muebles, caballetes), labores de lavandería y planchado, jardinería y un largo etcétera que no menciono por haberme olvidado de muchos de ellos. Todo nos lo enseñaron muchachos residentes allí que tal vez (y sin tal vez) careciesen de la soltura de lenguaje que se podía pedir, pero que se esforzaban en hacerlo bien con una dignidad que era capaz de infundir en los visitantes un tremendo respeto.

PIEZAS DE MADERA

Las cosas, los criterios, cambian, tal vez no con la rapidez que se requiere, pero todos recordamos cuando estas personas eran consideradas como inútiles totales. Hoy las calificamos como discapacitados intelectuales. Se les considera de ese modo, discapacitados, pero no carentes. La mayoría de los allí presentes realizan trabajos útiles para los demás, si bien hay algunos cuyo nivel intelectual es tan limitado, que no pueden integrase en estas actividades, pasando su tiempo con ocupaciones encaminadas a la propia distracción. Eran los menos.

CARPINTERÍA
Cómo me emocionó ver con qué mimo escogían colores para decorar, cómo se esmeraban con la ropa para lavar, o con qué cuidado manejaban las máquinas con las que hacer trabajos de carpintería. Pero lo que más me emocionó, lo que aún tengo clavado en mi memoria, y no quiero borrar de ella, fueron las profundas miradas de todos ellos, los ojos agradecidos, amigos, cariñosos, confiados. Pero también ojos que nos formulaban preguntas, las de siempre, para las que difícilmente disponemos de respuesta adecuada. Aquellos ojos, creo, eran capaces de traspasar sentimientos. 

MÁS PIEZAS
Luego, directivos del Centro nos explicaron todo cuanto quisimos saber. Éramos un grupo de 18 visitantes y las preguntas surgieron a borbotones. En contra de lo que muchos piensan, estas personas no sólo son niños, también los hay adolescentes, jóvenes y adultos. Todos con sus sentimientos y necesidades diversas, las propias de cada edad. Nos hablaron de las actividades que se desarrollan en el centro y fuera de él, siempre encaminadas a conferirles seguridad en lo que hacen y a saberse útiles, dentro de sus posibilidades, a una sociedad en la que, es posible, muchas veces se les olvida.

La visita fue un continuo ir de emoción en emoción. Hasta hoy. Porque, en el fondo, uno (yo en este caso), se siente privilegiado por ser como es sin mérito personal ninguno que justifique haber sido agraciado en esta lotería biológica. La biología y la herencia tienen esas cosas y, aunque de momento no vemos una solución a corto plazo, reitero la idea que desde siempre me ha acompañado: que la ciencia, la sociedad y la medicina, no pueden negar su ayuda a quienes más necesitan de ellas. 

Algo que me gusta poder decir en voz muy alta.


PIEZAS TERMINADAS

He puesto fotos de las instalaciones de ASPNAIS y de las mesas de trabajo. He rehuido poner fotos de personas por respeto a ellas.


martes, 5 de enero de 2016

Jóvenes rompiendo la consanguinidad

Existe consanguinidad en una pareja cuando ambos miembros comparten algún progenitor. En principio, no es mala. Pero si en esa familia existen alelos causantes de malformaciones, los dos miembros de la pareja pueden haber recibido ese alelo del progenitor común, existiendo un alto riesgo de que tengan algún hijo con la tara determinada por dicho alelo.

Se rompe la consanguinidad cuando, habiéndola, se forman parejas entre personas no emparentadas. Entre los humanos, existen instintos que llevan a la ruptura de la consanguinidad, y voy a comentarlos. Pero, antes, quiero indicar que dichos instintos se han manifestado siempre y en todas las culturas de las que tenemos datos.

En tribus humanas africanas, existen mecanismos sociales con este fin. Los muchachos procedentes de otras tribus que se integran en alguna debido a que se van a emparejar con alguna chica perteneciente a ella, ven rebajados sus deberes laborales en la comunidad que lo recibe, a lo largo de todo un ciclo anual. Las tribus que siguen esta costumbre, desconocen el beneficio genético que representa la inmigración del muchacho. Pero el beneficio a largo plazo, siempre de índole biológica, es más importante que el que se pueda producir a corto plazo, sumando el esfuerzo de un hombre más a los trabajos tribales de la comunidad.


Hay datos procedentes del siglo XIX y principios del XX, que nos hablan de poblaciones humanas con graves defectos hereditarios, debidos a consanguinidad generada en poblaciones pequeñas residentes en lugares de difícil acceso. En esos lugares, con inviernos largos y duros, las parejas consanguíneas se formaron del modo más natural. Por ejemplo, en montañas de Galicia, León o Cantabria o en las Hurdes. Pero también ocurrió algo similar en Noruega, en pueblos situados en vertientes de fiordos de difícil acceso y en algunos lugares de Norteamérica. Todas esas taras genéticas desaparecieron mediante causas curiosas. Por ejemplo, en Norteamérica desaparecieron cuando se popularizó el uso de la bicicleta y la gente joven iba de un pueblo para otro a conocer a otros jóvenes, costumbre que arraigó entre ellos, pues les gustaba conocer personas de otros lugares. Con estos paseos se generaron noviazgos que terminaron en bodas, rompiendo la costumbre de los matrimonios consanguíneos.

En Noruega se construyeron embalses hidroeléctricos inundando diversas aldeas. Los habitantes de esos núcleos fueron reunidos en grupos de población más grandes. En ellos, los matrimonios se realizaron entre jóvenes de diferente procedencia, que no tenían vínculo de parentesco, eliminando la consanguinidad en una sola generación. En nuestro país pudieron ocurrir casos similares.

Los jóvenes, ellos y ellas, cuando se trasladan a otras localidades, suelen tener mayor atractivo para establecer parejas con personas pertenecientes a las poblaciones receptoras. También en núcleos de estudios, por ejemplo, donde suelen coincidir jóvenes de diversa procedencia, es normal que se establezcan relaciones entre personas de orígenes geográficos dispares. Son pautas reiteradas que contribuyen a la pérdida de consanguinidad en poblaciones.

Todos tenemos en nuestras mentes las imágenes de enormes discotecas situadas en zonas rurales, alejadas de las poblaciones, pero situadas entre varias, más o menos equidistantes. Los jóvenes procedentes de esas localidades constituyen su principal clientela. Entre ellos, el conocer a “gente nueva” es un gran aliciente para acudir a dichos establecimientos. Está claro que al hablar de gente nueva, se refieren a chicos o chicas de otras localidades que, por tanto, representan la posibilidad del rompimiento de la consanguinidad que pudiese existir en sus respectivos lugares de origen.
Pensemos en un autocar con una excursión de estudiantes. Si aparca en medio de una plaza, antes que bajen quienes llegan, ya hay personas del sexo opuesto paseando por las cercanías del autocar, como quien no quiere la cosa.En estos días pasados, con motivo del cambio de año, en muchos lugares se celebraron fiestas en las que, de modo mas o menos subliminal, andaba el aliciente de conocer "gente nueva".

Es curioso. Hasta donde yo sé, y aunque no existen muchos datos, parece (digo “parece”, ¿eh?) que en una población cualquiera, los machos inmigrantes tienen mayor éxito sexual que los machos residentes. Esos machos inmigrantes traen genes ajenos a la población receptora y, por tanto, aportan novedades biológicas. Cuantas más hembras fecunden, más presentes estarán sus genes en la siguiente generación. 

Pero no pensemos que esto que comento, tanto en humanos como en otros animales, son actuaciones premeditadas. Son comportamientos que se realizan de modo inconsciente, yo diría que instintivo, sin saber su significado biológico, y que tienen un saludable efecto en las poblaciones. Me gusta observar algunos comportamientos humanos, que consideramos muy elaborados, pero que tienen un fuerte componente biológico. Comentaré mas.

lunes, 21 de diciembre de 2015

Pregón de navidad, 2002

Este pregón lo pronuncié en Begonte, un pueblito próximo a Lugo. Era el año 2002, el del Prestige, de ahí vienen algunas alusiones a lo "negro" de Galicia en aquel tiempo. Aunque ya han pasado años, considero que es una de las cosas bonitas que he hecho y le tengo un especial cariño.
Desde entonces, no ha cambiado el concepto que tengo de la Navidad. Lo traigo aquí para desear felicidad en estos días a mis amigos.



BELÉN ELECTRÓNICO DE BEGONTE . PREGÓN DE INAUGURACIÓN

Un pregón es un discurso elogioso en que se anuncia al público la celebración de una festividad y se invita a participar en ella.
Me corresponde pronunciar el de Navidad con motivo de la inauguración del Belén de Begonte. Para mí constituye una gran responsabilidad, pues sé bien que hay muchas personas que lo harían mucho mejor que yo. También, porqué no decirlo, es una gran ilusión y un honor que no creo merecer.
Pronunciaré el pregón de una Navidad que para muchos paisanos nuestros, en especial los de la Galicia costera, viene sembrada de profunda tristeza y preocupación debido a desastres que todos tenemos presentes. Me dispongo a pronunciarlo comentando qué es para mí la Navidad, lejos del loco consumismo al que nos quieren llevar y de esos aspectos sensibleros a los que quieren reducirla. Para mí, la Navidad es otra cosa y es lo que deseo presentar ahora ante todos ustedes.
Pero, como siempre me gusta hacer, comentando la celebración desde su inicio, aunque éste se pierda en la noche de los tiempos…

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Durante el año se suceden diversas festividades que nos marcan el paso del tiempo. Los historiadores de las religiones nos dicen que tales celebraciones vienen de lejos, de muy lejos, de cuando fundamentalmente el hombre era agricultor y que le relacionaban con la divinidad. Más tarde, el cristianismo asumió dichos hitos y les dio nueva dimensión, pero en el subconsciente colectivo esas fiestas siguieron teniendo unos significados que iban más allá de los propios de la religión cristiana.
Hablo de fiestas que bien podemos relacionar con el ciclo del sol y su influencia en la agricultura. Así, en el comienzo de cada primavera, cuando los días ya son más largos que las noches, celebramos la Pascua, la plenitud de la promesa divina y la Resurrección de Aquel que se definió como la Luz.

Más tarde, y cuando las cosechas ya son algo más que promesa, celebramos el Corpus Christi, la fiesta del pan y del vino convertidos en Cuerpo y Sangre de Cristo, del alimento corporal transformado en espiritual. Luego, cuando llegamos a la plenitud de los días y entramos en el verano, celebramos el triunfo de la luz, del sol que está en su esplendor y de la vida que revienta por todas partes. En esos días el triunfo del sol se recuerda mediante las hogueras de San Juan. Las cosechas están granadas, la comida del invierno asegurada y la alegría de vivir desborda en todos.
Conforme avance el verano, los días comenzarán a acortarse a la vez que las noches se irán alargando. Parece como si las tinieblas venciesen a la luz. En noviembre llegarán los días de recordar la santa compaña, fantasmas, aparecidos, brujas, difuntos y demás hasta que, al comenzar el invierno, el sol, la luz, que hasta entonces pareció ir a menos, volverá a renacer haciendo que los días comiencen de nuevo a alargarse.
Antes de nuestra era, en este tiempo del renacer de la vida se celebraba el nacimiento de Mitra, el dios de la luz. Fue una celebración muy arraigada en el imperio romano. Cuando, en el siglo IV, la Iglesia Cristianaquiso celebrar el nacimiento de Jesús lo hizo coincidir en la misma época, tiendo en cuenta, además, que en el evangelio de San Juan muchas veces se le equipara con la Luzy Él mismo, en más de una ocasión, también lo hace. Celebramos, en el sentido más amplio, el nacimiento de la luz. Pero también el anuncio del triunfo de la luz sobre las tinieblas que, hasta entonces, estuvieron presentes de modo amenazante en el horizonte espiritual humano.
Es la vida que hierve lo que celebramos. Es la seguridad del bien y su promesa. La luz de nuevo venciendo a las tinieblas, al mal como símbolo de Dios venciendo al demonio. Ésta es la razón de que sea entonces cuando conmemoramos el nacimiento de Jesús como principio de la redención y del cumplimiento de la promesa divina.
Fiesta de la vida. Es eso lo que nos reúne aprovechando el nacimiento del Señor. Fiesta de la vida, de la luz, de la promesa, del futuro. La promesa se hizo realidad, el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Las promesas no eran vanas, la esperanza va a ser premiada. La luz iba a menos pero a partir de ahora renace. A Jesús se le pondrá de nombre Enmanuel, Dios con nosotros.

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Indudablemente es ésta la alegría que impregna de modo subconsciente las celebraciones que tenemos en puertas. Cristo nace y comienza el final de un largo período durante el cual el hombre ha ido como peregrinando por un mundo obscuro (Jesús es la Luz que ha llegado), guiado por símbolos y mensajes traídos de modo más o menos encubierto por los profetas. Isaac representó a Jesús, a Abrahán se le dijo que su descendencia sería más numerosa que las estrellas, Daniel predijo el momento en que llegaría el Mesías, el maná cayó del cielo como alimento corporal representando el futuro alimento espiritual de peregrinos atravesando el desierto. Pero todo eso termina con este nacimiento y con él comienza la plenitud de los tiempos. Eso es motivo suficiente para llenar de alegría los ánimos de los hombres de buena voluntad, esos hombres a quienes, en esa noche, los ángeles felicitarán la primera Navidad de la historia. Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.
Pero junto a la celebración puramente religiosa, mezclándose con su misma naturaleza, siempre ha permanecido latente la otra, la que basada en una religiosidad inherente al ser humano, viene hasta nosotros desde los tiempos oscuros en que nuestra civilización balbuceaba sus primeras expresiones. Las celebraciones propias del nacimiento de la Luz se han mezclado de tal modo con las cristianas, que hoy sería difícil discernir cuáles son de un tipo y cuáles de otro. Sabemos que en civilizaciones remotas estas celebraciones consistieron fundamentalmente en reuniones familiares, en concreto alrededor de la mesa, donde comidas ricas en energía ayudaban a luchar contra los fíos imperantes. La gente se intercambiaba regalos y la vida misma era celebraba. En este sentido, niños y ancianos eran los seres mimados de los festejos familiares: unos por tener la vida por delante y otros por casi haber completado ese mismo ciclo. En algunos lugares del norte de Europa se veneraba a los abetos y se les adornaba, como los seres vivos más longevos conocidos. Más tarde, en algún momento de la historia, se hizo coincidir con este tiempo el inicio del año.

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Ya tenemos definidas las pautas de nuestra fiesta y de sus momentos claves. Nace el Hijo de María, y en él celebramos a todos los niños. Comienza la época en que las promesas se harán realidad, y con motivo de esa visión de futuro, celebramos la continuidad de la vida. Navidad, fiesta del nacimiento de Cristo y fiesta de la vida celebrada en el entorno más íntimo, en el familiar. Fiesta de la familia. Por eso, a lo largo de la Navidad, también se celebrará a la Sagrada Familiacomo símbolo de las demás. Asistimos a la celebración de un conjunto de sucesos que, refiriéndose a la infancia de Jesús, nos sirven de pauta para nuestra misma vida. Pero cada uno lo hará a su manera.
Nos vamos acercando de modo inexorable a la Navidad, pues aunque no queramos, o queriéndolo, las Navidades vienen y se van. Recordemos aquel villancico "La Nochebuena se viene, la nochebuena se va. Y nosotros nos iremos y no volveremos más". Este es uno de los sentidos de la Navidad. Su perennidad cíclica frente a nuestra transitoriedad. Hay cosas de siempre, la Navidad es una de ellas, mantenidas por seres perecederos: nosotros. Y somos quienes ahora estamos aquí los que celebraremos la Navidad un año y otro y otro, hasta que venga una Navidad en la que ya, definitivamente, no estaremos. Pero la Navidad seguirá viniendo y comenzaremos a estar en los recuerdos, ojalá que de muchos y durante mucho tiempo. No obstante aquí estamos, dispuestos a celebrarla de nuevo, como una vez más de las muchas que se celebrarán hasta el final de los tiempos. En esta ocasión nos corresponde ser los depositarios de una tradición que viene desde quién sabe cuándo y que se proyecta hacia un futuro también muy remoto.

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La vida sigue, sigue y sigue y celebramos que siga contando con nosotros. Porque la vida es un regalo que se nos ha dado sin mérito alguno por nuestra parte. Porque todos los beneficios verdaderos que disfrutamos nos han venido así, por regalo: la vida es el mayor de ellos. Y eso celebramos, junto a los que vienen, los niños y junto a quienes nos la transmitieron, los mayores. Entre esos extremos estamos nosotros, que hemos recibido unos modos, que los ejercemos y que los transmitimos. Tradición pura, así funciona y así es como conviene entender muchas de las cosas que vamos a vivir dentro de unos días, o que comenzamos a vivir hoy, aquí, en Begonte, cuando estamos inaugurando el Belén correspondiente a este año.
Porque la Navidad, como celebración antigua que es, está cargada de tradiciones, muchas de las cuales vienen ni se sabe desde cuándo. Tradicional el turrón, las doce uvas, el árbol, el belén. Hoy es un conjunto de costumbres adoptadas a nivel mundial que configuran un modo universal de celebrar la Navidad. Pero cada una de estas cosas tuvo su origen y fuimos nosotros quienes las aceptamos y elevamos al rango de símbolos por tener un significado especial, como Noche de Paz, o como el Belén de Begonte que se inició tímidamente hace treinta y un años y hoy forma parte substancial de la Navidad de todos nosotros.
Cada cosa que hagamos en Navidad vendrá cargado de una doble vertiente: lo hacemos para nosotros mismos y, también, para que a nuestro lado vayan aprendiendo los niños, sin que nadie les tenga que decir nada. A veces pensaremos en las muchas Navidades que hemos vivido y posiblemente las recordaremos habiendo sido nosotros protagonistas diferentes de ellas, según nuestras edades. Las más remotas en nuestros recuerdos las vemos a través de los ojos del niño que fuimos, con unos hermanos también niños, temerosos ante la visita de los reyes o ilusionados ante el nacimiento que para nosotros habían hecho nuestros padres o nuestros hermanos mayores. Luego, con el tiempo, fuimos nosotros los que hicimos los belenes y quienes adornamos las casas. Más tarde hubo niños a nuestro lado que aprendieron de nosotros y, ahora, ya casi son ellos los que hacen las cosas y a nosotros nos corresponde ayudar, opinar y orientar. ¿Es la vida la que está pasando? ¿Acaso somos nosotros los que pasamos a lo largo de estas celebraciones anuales? "La nochebuena se viene… y nosotros nos iremos…" Es la vida que fluye y, mientras, nosotros que la disfrutamos casi sin darnos cuenta del enorme beneficio que representa.
Tradiciones y tradiciones navideñas: villancicos cantados con ritmos populares pero rebosando dogmas como aquel que dice que "San Gabriel bajó del cielo para anunciar a María el misterio y la grandeza de ser madre del Mesías", o con alusiones a la Eucaristía "y si quieres tomar pan más blanco que la azucena, en el portal de Belén la Virgen es panadera". Ángeles que tocan campanas "Belén, campanas de Belén que los ángeles tocan…" Villancicos que nos definen muy bien, como aquel que habla de la muertre a un Niño recién nacido "pastor, ¿dónde quieres ir? Voy a Belén por si el Niño con Él me deja morir…" Villancicos que non llevan a ambientes de las mil y una noches: "La Virgen se está peinando entre cortina y cortina, los cabellos son de oro, los peines de plata de plata fina". Villancicos que derrochan ternura con el Niño: "El Niño se duerme con dulce acunar. Cantar pastores que se duerma el Angelito, cantar pastores a este Niño tan bonito. Cantar pastores, pero fuera del portal, que está dormido y se puede despertar…"
Ternura, también es cierto, con un Niño que, por muy Dios que sea, ahora está encarnado en el ser más indefenso que pueda haber. Ese Niño ha nacido indefenso y morirá quejándose a Dios del abandono en que se encuentra. Entre uno y otro hito, pasará haciendo el bien, como dirá San Pedro en su alocución a los gentiles el día de Pentecostés, y hablará de soledad y solidaridad: "bienaventurados los pobres, los tristes, los que lloran" "venid, benditos de mi Padre, porque tuve hambre, porque tuve sed, porque estuve triste…" "cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, conmigo lo hicisteis".

Solidaridad o caridad, es bueno actualizarla en estos días, cuando encontramos tantos necesitados a nuestro lado. Necesitados de nuestro cariño, de nuestra ayuda, de nuestro dinero. Cuántos y cuántos que están llamando a las puertas de esta prosperidad nuestra y muchos olvidando que no hace mucho tiempo éramos nosotros quienes íbamos a los cuatro puntos del mundo para conseguir lo que ahora ellos buscan en nuestro entorno.
Solidaridad con los nuestros, con los marineros gallegos que han visto cómo en un instante se les vino abajo toda una historia hecha con trabajo, ilusión y empeño. Una negra sombra, siempre cruel, les ha dejado sumidos en la desesperanza y con una tremenda sensación de orfandad. También ellos vivirán una Navidad diferente, ojalá que pronto dispongan de los medios necesarios para que desastres como el que se ha vivido no pasen de ser meros contratiempos.

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Y después, cuando estemos tranquilos con nosotros mismos, con quienes nos quieren y con aquellos a quienes queremos, vivamos con avidez estos días que son un regalo más que nos hace la vida sin nosotros merecerlo. Vivamos la alegría de volver a ver ese Niño indefenso colocado sobre pajas "le llevaré el corazón que le sirva de pañales" hemos cantado más de una vez en un villancico. Estemos más atentos que nunca con los nuestros y dejemos que la alegría llene nuestros corazones mientras contemplamos a los que hoy estamos y recordamos de modo entrañable a quienes estuvieron en otro tiempo y que no volverán a estar.
Pues éstas son unas fiestas que, aunque siempre fueron las mismas, constantemente nos obligan a replantear el modo de vivirlas. Porque hubo años en que se iniciaron ausencias, y qué ausencias, y hubo también años en que se estrenaron presencias. Faltó alguien, apareció alguien. Y siempre se trató de personas importantes en la historia familiar, la nuestra. Con todos ellos acerquémonos a lo más nuestro, lo más íntimo. Dejemos que aflore ese montón de agradecimiento que debemos de sentir hacia quienes nos pusieron en esta vida y con quienes hacen que nuestro transcurrir por este mundo sea más sencillo. Con ellos celebramos estas fiestas del modo más íntimo posible, de manera sencilla pero colmada de momentos que llenarán nuestros días de un significado diferente. Charlaremos con los parientes que están lejos, visitaremos a los amigos de siempre para pasar un rato sosegado con ellos y compartir las alegrías y las penas, que de todo hay y, en algún momento, desearemos estar solos para encontrarnos con nosotros mismos. Porque la Navidad también es un buen momento para hacer balance personal. Termina el año y no viene mal mirar cómo van nuestras cosas, las personales. Qué conviene mejorar, que hay que modificar, qué cuestión es mejor dejarla zanjada.

Durante esos días, dejemos que vuelva a salir a la luz el niño aquel que fuimos y que llevamos dentro como adormecido. Dejemos que se asombre ante el belén, que se maraville ante el árbol o que se ilusione ante el paquete que encierra un regalo. Vengamos a Begonte para encandilarnos con el Belén más bonito que hayamos podido ver, ese Belén que ya forma parte de nuestra Navidad, pues hemos venido tantas veces a verlo que ya no sabríamos qué hacer si no fuese una referencia más en nuestra navidad.
Navidad del año 2002, ésta que está en puertas y a la que nos vamos acercando casi sin notarlo. El espíritu de la Navidad ya casi ha florecido en las calles, en las casas y en los corazones. Cada día encontramos más detalles que nos van metiendo en ella y cuando menos lo pensemos estaremos celebrando la Nochebuena. La Nochebuena se viene, la Nochebuena se va… Pero es posible que ésta de 2002 siga siendo nuestra. Una Navidad más, ojalá que nos llene de vivencias para recordar más tarde, ojalá que sea la Navidad más importante de nuestra vida. Y ahora, a punto de terminar este pregón, quiero expresar mi profundo agradecimiento a quienes me dieron la oportunidad de ser de los primeros que les felicite la de este año:
Señoras y Señores, Feliz Navidad.
Felices Pascuas, amigos.


El presente Pregón de Navidad lo pronuncié en Begonte (Lugo), el día 14 de diciembre de 2002, con motivo de la inauguración de su Belén Electrónico