Mostrando las entradas para la consulta se reproducen ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta se reproducen ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

viernes, 29 de septiembre de 2017

Los seres vivos se reproducen

Ya he comentado que los seres vivos nacen y crecen. Toca hablar de la tercera función de los seres vivos, "se reproducen", para terminar con la última, claro, mueren.
Vayamos, de nuevo, al diccionario de la Real Academia de la Lengua. Nos dice que, aplicado a seres vivos, reproducirse es “engendrar y producir otros seres de sus mismos caracteres biológicos”.


Yo añadiría que los mismos caracteres morfológicos aparecen en las mismas fases biológicas de padres e hijos, pues hay muchos hijos que nacen con morfologías muy diferentes a la que tendrán en estado adulto. Esos estados, transitorios, se llaman larvarios y a los individuos, larvas. También en vegetales hay morfologías juveniles que no se asemejan a las adultas, como es el caso de los eucaliptos.

En general, conocemos como progenitores a quienes se reproducen, e hijos a sus descendientes. Y no tenemos duda en que progenitores y descendientes forman dos generaciones sucesivas, diferentes, y que solo se solapan en razón de la reproducción que las vincula. Como hay parentesco entre reproductores y descendientes, también es correcto hablar de padres, al referirnos a los reproductores que ya tienen descendientes, a quienes conocemos como hijos suyos.

SÍMBOLOS DE PATERNIDAD DESDE EL MUNDO CLÁSICO
Padres, hijos, progenitores, descendientes, reproductores, nombres diferentes para designar a los mismos sujetos de un proceso biológico importante, muy importante. Tan fundamental, que un dato clave que tenemos en cuenta para indicar que un individuo está adaptado a un determinado ambiente, es que en ese ambiente, el individuo en cuestión es capaz de tener hijos fértiles.

Es curioso que al hablar de adaptación, impliquemos tres generaciones: aquel en quien fijamos nuestra atención para decir que está adaptado, su hijo y su nieto, pues el hijo también ha de ser fértil. ¿Por qué se hace así? Yo lo veo muy claro, y voy a intentar explicarlo aquí y ahora.

UN NUEVO SER DE LA GENERACIÓN
SIGUIENTE
Los seres vivos nacen y crecen, eso por supuesto, pero son los mismos individuos que protagonizan esas actividades los que se benefician de ella. No ocurre eso con la reproducción, pues a un individuo le resulta indiferente reproducirse o no hacerlo. ¿Quién se beneficia de ella? Sin duda alguna, la población de la que forma parte y, en último extremo, la especie a que pertenece. La permanencia de poblaciones en determinados territorios, configurando el área de distribución de las especies, determina la necesidad inexcusable de que se reproduzcan los miembros que la componen. Es el único mecanismo para que una generación dé lugar a la siguiente y, de este modo, se estará produciendo la continuidad de la presencia de unos individuos en lugares determinados. En mi opinión, ese es el valor biológico de la reproducción, y quiero señalar que no indico ningún tipo concreto en que ésta pueda realizarse. Si hay diversos modos que tienen los seres vivos para reproducirse, (sexual, asexual, alternante, etc.) y hay especies vivas que los utilizan, esto será porque tales métodos son útiles para cada una de ellas.

Para las especies y las poblaciones, lo importante es no extinguirse y, mientras la reproducción se realice de modo adecuado, la extinción, como peligro biológico, está conjurada.

MIEMBROS DE UNA NUEVA
GENERACIÓN

La historia de la vida en apasionante. Nadie discute que se originó una sola vez y que, desde entonces, no ha ido más que diversificándose, generando nuevas especies, y ampliando su área de distribución. Es posible encontrar muchos datos acerca de este proceso cuando se estudian los estratos geológicos, y cada vez sabemos más sobre este tema. Quiero hacer notar que no he dicho “nueva vida” y sí he hablado de “nuevos seres” como producto de las actividades reproductoras. La vida, como indicó Pasteur, no se crea, simplemente se transmite (Omnis vivo ex vivo). Si  los descendientes son seres vivos es porque sus padres les han transmitido la vida por medio de los gametos. Hay nuevos seres que comparten la misma actividad biológica que conocemos como “Vida”.

OTRA NUEVA GENERACIÓN

Tenemos tan metido en nuestro instinto el afán de supervivencia de la especie, que siempre nos repugna cuando a consecuencia de una catástrofe, mueren mujeres y niños. Dejando de lado razones humanitarias o morales, la biología también explica ese rechazo. Las mujeres son fundamentales para la reproducción. Los niños ya son la generación siguiente. No son posibilidad, son realidad y esa catástrofe la ha segado.

Si hoy encontramos seres vivos en cualquier hábitat, o si hay seres vivos con cualquier estructura y modo de vida, es debido a que, desde que la vida se originó, los seres que la poseían fueron reproduciéndose, ganando en complejidad y colonizando nuevas áreas en las que poder vivir, ampliando sus áreas de distribución. La reproducción siempre fue el eslabón que unió las diferentes generaciones en esta cadena de seres vivos.

El único eslabón, de ahí su importancia biológica.

viernes, 1 de febrero de 2019

Los seres vivos se reproducen

Ya he comentado que los seres vivos nacen y crecen. Toca hablar de la tercera función de los seres vivos, "se reproducen", para terminar con la última, claro, mueren.
Vayamos, de nuevo, al diccionario de la Real Academia de la Lengua. Nos dice que, aplicado a seres vivos, reproducirse es “engendrar y producir otros seres de sus mismos caracteres biológicos”.

sábado, 14 de enero de 2017

Los conceptos en ciencia

Para muchos, los descubrimientos son hitos fundamentales en el avance científico. Esta idea está muy afianzada. No obstante, para muchos el desarrollo científico está en el afianzamiento de los conceptos, que muchas veces se produce gracias a los descubrimientos.



Este es un debate que viene de lejos. El dilema entre descubrimiento y concepto. El descubrimiento saca a la luz algo que estaba oculto, pero que ya existía, por ejemplo la existencia de células o los procesos hereditarios en seres vivos. El concepto aparece como consecuencia de una actividad del pensamiento, cuando se relacionan muchos datos diversos relacionados y se obtiene una idea general aplicable a casos concretos que pueden explicar las situaciones implicadas. El concepto es un producto mental y se configura gracias a los datos obtenidos en los descubrimientos. Con ellos, se afianza o se desecha. Por ejemplo, el concepto de la fuerza vital (el vitalismo), fue rechazado después de que diversos descubrimientos invalidaran los principios en los que se basaba tal idea. Otro tanto ocurrió con el concepto del flogisto, supuestamente presente en los objetos combustibles.

HAY DESCUBRIMIENTOS QUE AFIANZAN CONCEPTOS

A veces, los conceptos están encerrados en fórmulas y leyes que representan el trabajo de muchos investigadores. Los descubrimientos se basan en conceptos previos y cuando no se dispone de ninguno capaz de explicar lo que se ha descubierto, decimos que tal hecho se ha adelantado a su tiempo. Es lo que ocurrió con los descubrimientos de Mendel, que los interpretó e intentó explicarlos suponiendo unos procesos formadores de gametos (segregación), que no se podían sustentar en ningún concepto existente. No se conocía nada de la fisiología celular ni sus procesos de división. Cuando se conocieron tales procesos, los trabajos de Mendel adquirieron la dimensión merecida. Algo similar ocurrió con Einstein y sus teorías.

En biología no existe ni una sola ley. Dada la diversidad de seres vivos, resulta imposible encerrar en leyes unos principios que sean válidos para todos ellos. Si reparamos en cuatro especies muy diferentes entre sí, como podemos ser nosotros, un laurel, un helecho y un gusano, no hay leyes de ningún tipo que sean aplicables por igual a estas cuatro especies, salvo el hecho que sus miembros “nacen, crecen, se reproducen y mueren”. Pero esas actividades biológicas no son leyes. Son, eso, actividades comunes a todos los seres vivos.

REPARTO DE CROMOSOMAS EN UNA DIVISIÓN
CELULAR. DESCONOCIDO EN TIEMPOS DE MENDEL

Sin embargo, en biología tenemos múltiples conceptos que se han ido modificando, según crecía el fondo de conocimientos obtenidos con los descubrimientos. El saber biológico está encerrado en conceptos. Un sabio biólogo del siglo XX, (Erns Mayr) escribió una amplia y erudita Historia de la biología contemplándola como una historia de sus conceptos fundamentales. 

A lo largo del siglo pasado, hemos asistido a la formulación y constante revisión de conceptos fundamentales en biología: El concepto de herencia biológica nunca está completo, pero siempre sirve como base de estudios nuevos. El concepto de gen se ha dio enriqueciendo, llenándose de complejidad y desprendiéndose de ideas equivocadas que no hacían más que lastrarlo. Los conceptos de cromosoma o de genotipo son constantes temas de estudio y revisión, apareciendo nuevas formulaciones de los mismos, que nunca se dan como definitivas, pues sabemos que nuevos descubrimientos aportarán luces nuevas a esos aspectos del conocimiento.

LA VIDA EN PLENA NATURALEZA.
MUCHO PENDIENTE DE DEFINIR

Por no hablar de conceptos tan complejos como el de selección natural, ecosistema o especie. Digo complejos porque son temas en los que se implican diversas áreas de conocimiento. Por ejemplo, el concepto de especie precisa ser estudiado bajo el aspecto sistemático, morfológico, ecológico, etológico, etc. por ejemplo. Es decir, diferentes áreas de la ciencia han de coincidir en la definición, o consensuar una que satisfaga a todas. Algo similar ocurrió a mediados del siglo pasado cuando diferentes biólogos de diversas especialidades como genetistas, ecólogos, zoólogos y botánicos entre otros, compendiaron una teoría sintetizadora de la evolución. (Se le llamó “sintética” por causas de mala traducción). En estos casos, se tiende a llegar a conceptos que estén conformados por diversos aspectos de la ciencia y que siempre puedan ser revisados.

Un concepto siempre cuestionado, nunca estable, es el de “especie biológica”. Ya Aristóteles definió la especie. Desde entonces, múltiples intentos de definición se han ido sucediendo, añadiendo en cada época los conocimientos aportados por descubrimientos que se iban produciendo. No hay una definición de especie que satisfaga a la totalidad de la comunidad científica biológica. Hablo de seres pluricelulares, si quisiéramos incluir en la definición a los procariotas, tendríamos mayores dificultades, a veces insalvables.

Existen entidades biológicas, como hábitat, especie o selección, que para los biólogos son muy intuitivas, aunque aún no se ha encontrado una definición que sea satisfactoria para la comunidad científica en general.

Entradas relacionadas:




viernes, 12 de febrero de 2021

Los seres vivos mueren

Siempre hemos sabido que los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren. Nos dice el diccionario que morir es “Llegar al término de la vida”. También es estropearse definitivamente un aparato, desembocar un río y más cosas. Pero como buscamos una definición relativa a los seres vivos, la definición inicial es la se ajusta a nuestro deseo. 

viernes, 5 de febrero de 2021

Los seres vivos se reproducen

Vayamos, de nuevo, al diccionario de la Real Academia de la Lengua. Nos dice que, aplicado a seres vivos, reproducirse es “engendrar y producir otros seres de sus mismos caracteres biológicos”.

viernes, 14 de septiembre de 2018

Sobre extinciones


Hablo con amigos acerca de extinciones. Las considero como fracasos evolutivos. ¿Realmente son fracasos? Yo creo que sí y, como es una opinión, voy a explicarla aquí mismo.

lunes, 7 de diciembre de 2015

Caballo lastimero

Estamos en campaña electoral, y me siento contagiado. Ya sabemos que “una cosa es predicar, y otra dar trigo” y que “más vale un toma, que dos te daré”. El Paseante silencioso trae aquí una cosa completamente falsa, de la que se confiesa autor. La ha utilizado a veces para indicar que, aunque las cosas puedan parecer coherentemente estructuradas, conviene desconfiar si se nota en ellas cierto tono de fragilidad conceptual.
Salvo la letra del fandango y la idea de mutación supresora y sus clases, todo lo demás es invención del Paseante silencioso. Y puesto que avisa, espera que nadie se sienta ofendido.



CABALLO LASTIMERO

Existe una raza especial de caballos árabes que tiene fama mundial. Hablo del caballo cartujano. Es una línea derivada del caballo andaluz y su nombre proviene de una Cartuja situada en Jerez de la Frontera, donde se sitúa su origen. La historia de esta raza es una de
CHAPOTEANDO EN EL COTO
las más dilatadas del mundo. Se suele criar en libertad, generando una vasta cultura. En este plan, no es rara la suelta de múltiples ejemplares en las marismas del Guadalquivir, concretamente por zonas del Coto de Doñana. Es fácil ver por aquellas zonas a estos caballos chapoteando en el agua, o simplemente paciendo con el agua hasta sus rodillas.
Cuando llega la época de celo, que suele ocurrir por la primavera temprana, no es raro escuchar sus relinchos por el Coto. De hecho, hay un fandango que nos dice que
Caballo que a los tres años,
Ve una yegua y no relincha.
Son relinchos alegres, largos, sonoros y repetidos. El fandango en cuestión nos hace ver hasta qué punto se han hecho conocidos, en el ambiente del Coto, los alegres relinchos de estos caballos, cuando se trata de lucirse ante las hembras para que acudan a su reclamo.
Pero… Siempre hay un pero, o muchas veces lo hay. Existe una
LAS CRINES AL VIENTO
mutación que modifica el sonido alegre del relincho, transformándolo en algo triste, gutural, como un ronquido. A los caballos que tienen esta característica los ganaderos los conocen como “lastimeros”.
Aunque no son estériles, los caballos lastimeros no se reproducen. Y no es por ningún defecto en su anatomía, más bien porque con el sol calentando el ambiente, la luz que llena todo alegrándolo, ¿qué yegua se va a dejar seducir por un caballo que, por más que mueva las crines al viento, las llama con un sonido que evoca un quejido lastimero? Ninguna, claro. Este es un ejemplo muy evidente de lo que es una fuerte selección en contra de un carácter. Carácter que, no hace falta decirlo, está transmitido por un gen recesivo. Gracias a esta recesividad se mantiene a lo largo de las generaciones oculto en heterocigosis. El caballo lastimero, necesariamente homocigoto recesivo, no tiene hijos, no transmitiendo por tanto el gen de este carácter a la siguiente generación. Por eso digo que la selección ejerce sobre él un efecto completamente negativo. El gen se mantiene presente en la población a través de los heterocigotos, en los cuales parece que la selección no detecta la presencia del alelo recesivo.
Hay una peculiaridad genética de la que a veces nos olvidamos, y
 YEGUA SORDA CON SUS HIJOS
SORDOS- LASTIMEROS
es el hecho de la mutación supresora. Consiste en que el efecto de una mutación puede quedar suprimido por el efecto de otra cuando aparecen simultáneamente. Hay casos muy interesantes de este tipo de mutación. Cada una de ellas, tanto la suprimida como la supresora, determinan aspectos concretos, pero cuando están juntas, los efectos de ambas se contrarrestan, produciendo un aspecto completamente normal.
Existen diversos tipos de mutación supresora, según el lugar en que se encuentren. Está la intragénica, que es el tipo de supresión que ocurre cuando ambas mutaciones están situadas en el mismo gen. La intergénica se produce cuando ambas mutaciones coexisten en el mismo individuo, pero en diferentes genes. Y la interindividual, que consiste en que dos mutaciones presentes en individuos diferentes, pueden suprimirse entre ellas, originando individuos con comportamientos casi normales.
En el caso de los caballos lastimeros existe una mutación influida por el sexo, que fundamentalmente aparece en hembras, y consiste en un tipo espacial de sordera. Determina la aparición de hembras sordas.

Mediante cruzamientos dirigidos se puede llegar a obtener caballos
EL TIRO ERA SORDO-LASTIMERO
sordos lastimeros. Hoy a nadie interesa esta raza, estando en trance de desaparecer. Pero hubo un tiempo en el que fue muy preciada. Se utilizaron como tiro de carrozas fúnebres. Si acaso había mucho tumulto en el entierro, los caballos no se aletaran gracias a su sordera. Y si acaso querían relinchar, lo hacían con su quejido lastimero, pareciendo que, de ese modo, se sumaban al dolor del cortejo. 

viernes, 28 de octubre de 2016

Estas flores no huelen

En la actualidad se venden flores con muchas características encomiables pero, a veces, carecen de otras que les acompañaron siempre, como el olor. Esto es consecuencia de prácticas de selección artificial.
+ + + + +


Como biólogo, veo las flores como lo que son, los órganos reproductores de un amplio grupo de plantas. Muchas cosas que se dicen de ellas las veo como poesía, a veces cursi y relamida. Las flores se han tomado como ejemplo de virtudes, como la violeta de la humildad o la azucena de la pureza. Las margaritas se han utilizado para respondernos dudas (me quiere, no me quiere), han sido objeto de ofrenda y mil cosas más. En muchas ocasiones han sido símbolo de derroche, y lo siguen siendo.


HERMOSAS, PERO SIN OLOR
Entre otras características, las flores se diferencian unas de otras por su color, olor, morfología y tamaño. Cuando digo morfología pienso en el número de envueltas florales, así como en los tamaños y formas de pétalos y sépalos. Todo eso tiene mucho que ver con la selección natural. Cuando es el viento el que las poliniza, las corolas suelen ser abiertas, con los estambres y estigmas al aire. Pero cuando los insectos son los encargados de esta función, entonces, todo puede estar más regulado y ser mas estricto. Los insectos han de reconocer las flores (“sus” flores), que no pueden variar en características morfológicas. Cualquier variación que presenten, por pequeña que sea, las puede volver irreconocibles para sus polinizadores, que no las fecundarán. En ese caso, tal variación no se transmite a la descendencia y todo queda en nada. La selección natural es así de estricta.

Otra cosa es la selección artificial, cuando es el horticultor quien selecciona y decide qué características proteger y afianzar en sus productos dedicados a la venta, no a la reproducción.

EN ESTA CASA CORDOBESA, DISFRUTAN
DE UN AGRADABLE OLOR A PETUNIAS
Rosas, claveles, orquídeas y crisantemos, entre otras flores, son sujeto de fuerte selección por parte de jardineros, pero no son las únicas especies vegetales sometidas a esta práctica. Se seleccionan por color, olor, morfología de la flor, porte de la planta, etc. Incluso se seleccionan por época de floración. P. ej., los crisantemos han de estar en las tiendas, como muy tarde, el 25 de octubre. Las razas que florezcan más tarde, pierden su valor comercial.


CRISANTEMOS. ANTES DEL FIN DE OCTUBRE,
HAN DE ESTAR EN LAS TIENDAS


Las razas seleccionadas de modo artificial se reproducen de modo también artificial, mediante esquejes o injertos. Poco importa que las plantas seleccionadas para un carácter pierdan algún otro que hubiese sido importante para su vida silvestre, pues ahora llevan vida de invernadero y ese carácter perdido ya no le hace falta para su supervivencia.

Mediante selección artificial se han conseguido flores espectaculares, biológicamente monstruosas, pero maravillosas desde la óptica de la hermosura: flores con todo tipo de colores, desde blanco al rojo intenso, y con floraciones a lo largo de todo el año. La selección natural ha de tener muy compensadas estas características, no permitiendo en ninguna de ellas variaciones que modifiquen su capacidad funcional. No obstante, en selección artificial, se puede modificar toda característica que el horticultor pueda compensar con su actuación.


POR SUERTE, OLÍA

Al comenzar una labor de selección, siempre larga,  ya se tiene determinado el carácter que hay que seleccionar en cada cepa. El carácter seleccionado ha de ser de expresión variable y hereditario, es decir, ha de estar regulado por genes. En cada generación, se utilizará como cepa progenitora de la siguiente a las plantas que muestren ese carácter de modo más acusado, desechando a las restantes. De este modo, se irá consiguiendo reunir en una sola cepa a los genes que inciden de manera más intensa en el carácter diseñado desde el principio del trabajo: flores de tal color, olor, época de floración, número de frutos o lo que sea. Pero en esta labor de selección, no se tendrá en cuenta el resto de caracteres que puedan presentar las plantas.

Por ejemplo, supongamos que disponemos de tres invernaderos numerados (1), (2) y (3). Los tenemos aislados entre ellos. En un invernadero (1), se puede seleccionar para un tipo de color. En otro (2), para floración duradera y en otro (3) para olor. En las plantas favorecidas por el tono de color en (1), no importa que huelan o dejen de oler, ni que sus flores duren más o menos tiempo. Algo similar ocurre con las plantas favorecidas en los invernaderos (2) y (3). En las seleccionadas en (2), poco importará el color o el olor, y en las seleccionadas en (3) sólo importará el olor porque, tal vez, estén destinados a una fábrica de productos de perfumería.

Siempre me ha gustado el olor de las flores naturales. Me gusta el tenue de las violetas o de las petunias. Con las rosas me aburre el manido tópico de la belleza acompañada del dolor de las espinas, pero su olor también me gusta. Encuentro violento el de los claveles, lleno de evocaciones para mí. Califico como entrañable y lleno de evocaciones el de los crisantemos, aunque no conozco a nadie a quien también le guste este olor. Pero sí, en la naturaleza cada flor tiene su olor para hacerse reconocer por su polinizador natural desde bastante distancia.

Ocurre que en las flores de floristería se venden o se compran productos de invernadero, seleccionados por múltiples características. Tal vez son muy grandes, o longevas, o lucen un color especial. No lo sé, hay para todos los gustos.

Pero es posible que muchas de ellas hayan perdido su olor, porque los seleccionadores no lo tuvieron en cuenta a la hora de hacer las cepas.


Entradas relacionadas en el blog:
Aberrantes hermosas

Coloor y selección natural


martes, 21 de enero de 2014

CARACTERÍSTICAS DE LOS SERES VIVOS: (III) SE REPRODUCEN

UNA NUEVA GENERACIÓN

Vayamos, de nuevo, al diccionario de la Real Academia de la Lengua. Nos dice que, aplicado a seres vivos, reproducirse es “engendrar y producir otros seres de sus mismos caracteres biológicos”. En general, conocemos como progenitores a quienes se reproducen, e hijos a sus descendientes. Y no tenemos duda en que progenitores y descendientes forman dos generaciones sucesivas, diferentes, y que solo se solapan en razón del parentesco que las une.

Puesto que hay parentesco entre reproductores y descendientes, también es correcto hablar de padres, al referirnos a los reproductores que ya tienen descendientes, a quienes conocemos como hijos suyos.

Padres, hijos, progenitores, descendientes, reproductores, nombres diferentes para designar a los mismos sujetos de un proceso biológico importante, muy importante. Tan fundamental, que un dato clave que tenemos en cuenta para indicar que un individuo está adaptado a un determinado ambiente, es que en ese ambiente, el individuo en cuestión es capaz de tener hijos fértiles.
Es curioso que al hablar de adaptación, impliquemos tres generaciones:
FASES DE LA GERMINACIÓN DE UNA SEMILLA
aquel de quien decimos que está adaptado, su hijo y su nieto, pues el hijo también ha de ser fértil. ¿Por qué se hace así? Yo lo veo muy claro, y voy a intentar explicarlo aquí y ahora.
Los seres vivos nacen y crecen, eso por supuesto, pero son los mismos individuos que protagonizan esa actividad quienes se benefician de ella. No ocurre eso con la reproducción, pues a un individuo le resulta indiferente reproducirse o no hacerlo. ¿Quién se beneficia de ella? Sin duda alguna, la población de la que forma parte y, en último extremo, la especie a que pertenece. La permanencia de poblaciones en determinados territorios, configurando el área de distribución de la especie a que pertenecen, determina la necesidad inexcusable de que se reproduzcan los miembros que la componen. Es el único mecanismo para que una generación genere la siguiente y, de este modo, se estará produciendo la continuidad de la presencia de unos individuos en lugares determinados. En mi opinión, ese es el valor biológico de la reproducción, y quiero señalar que no indico ningún tipo concreto en que ésta pueda realizarse. Si hay diversos modos que tienen los seres vivos para reproducirse, (sexual, asexual, alternante, etc.) y hay especies vivas que los utilizan, esto será porque esos métodos son útiles para ellas.
ALEVINES
Para las especies y las poblaciones, lo importante es no extinguirse y, mientras la reproducción se realice de modo adecuado, la extinción como peligro biológico está conjurada.
La historia de la vida es apasionante. Nadie discute que se originó una sola vez y que, desde entonces, no ha ido más que diversificándose, generando nuevas especies, y ampliando su área de distribución. Es posible encontrar muchos datos acerca de este proceso cuando se estudian los estratos geológicos, y cada vez sabemos más sobre este tema.
PUESTA DE INSECTO
Si hoy encontramos seres vivos en cualquier hábitat, o si hay seres vivos con cualquier estructura y modo de vida, es debido a que, desde que la vida se originó, los seres que la poseían fueron reproduciéndose, ganando en complejidad y colonizando nuevas áreas en las que poder vivir, ampliando sus áreas de distribución. La reproducción siempre fue el eslabón que unió las diferentes generaciones en esta cadena de seres vivos.

El único eslabón, de ahí su importancia biológica.

viernes, 13 de octubre de 2017

Rueda de molino

Estamos en una época en la que algunos iluminados nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino. Las mentiras (las ruedas de molino) son evidentes, pero un público entregado está dispuesto a tragar todo cuanto se le diga y actuar en consecuencia. 


Me uno a esa moda, ojalá sea pasajera, y publico esta entrada, que podría ser considerada como una rueda más, si no advirtiese de su rotunda falsedad. Un cuento creo que coherente, desarrollado con una cierta rotundidad que puede confundir a más de uno. 

Pero, repito, todo es falso. Salvo la letra del fandango y el concepto de mutación supresora y sus clases, todo lo demás es invención mía. Y puesto que aviso, que nadie se sienta ofendido.

CABALLO LASTIMERO
Existe una raza especial de caballos árabes que tiene fama mundial. Hablo del caballo cartujano. Es una línea derivada del caballo andaluz y su nombre proviene de una Cartuja situada en Jerez de la Frontera, donde se sitúa su origen. La historia de esta raza es una de las más dilatadas del mundo. Se suele criar en libertad, generando una vasta cultura. En este plan, no es rara la suelta de múltiples ejemplares en las marismas del Guadalquivir, concretamente por zonas del Coto de Doñana. Es fácil ver por aquellas zonas a estos caballos chapoteando en el agua, o simplemente paciendo con el agua hasta sus rodillas.

Cuando llega la época de celo, que suele ocurrir por la primavera temprana, es posible escuchar sus relinchos, traídos por los aires d el Coto. De hecho, hay un fandango que nos dice que

Caballo que a los tres años,
Ve una yegua y no relincha.

Son relinchos alegres, largos, sonoros y repetidos. El fandango en cuestión nos hace ver hasta qué punto se han hecho conocidos, en el ambiente marismeño de Doñana, los alegres relinchos de estos caballos, cuando se trata de lucirse ante las hembras para que acudan a su reclamo.

Fina estampa

Pero… Siempre hay un pero, o muchas veces lo hay. Existe una mutación que modifica el sonido alegre del relincho, transformándolo en algo triste, gutural, como un ronquido. A los caballos que tienen esta característica los ganaderos los conocen como “lastimeros”. 

Aunque no son estériles, los caballos lastimeros no se reproducen. Y no es por ningún defecto en su anatomía, más bien porque con el sol calentando el ambiente, la luz que llena el ambiente, alegrándolo, ¿qué yegua se va a dejar seducir por un caballo que, por más que mueva las crines al viento, las llama con un sonido que evoca un quejido lastimero? Ninguna, claro. Este es un ejemplo muy evidente de lo que es una fuerte selección en contra de un carácter. Carácter que, no hace falta decirlo, está transmitido por un gen recesivo. Gracias a esta recesividad se mantiene a lo largo de las generaciones oculto en heterocigosis. El caballo lastimero, necesariamente homocigoto recesivo, no tiene hijos, no transmitiendo por tanto el gen de este carácter a la siguiente generación. Por eso digo que la selección ejerce sobre él un efecto completamente negativo. El gen se mantiene presente en la población a través de los heterocigotos, en los cuales parece que la selección no detecta la presencia del alelo recesivo.

Alegría contagiosa

Hay una peculiaridad genética de la que a veces nos olvidamos, y es el hecho de la mutación supresora. Consiste en que el efecto de una mutación puede quedar suprimido por el efecto de otra cuando aparecen simultáneamente. Hay casos muy interesantes de este tipo de mutación. Cada una de ellas, tanto la suprimida como la supresora, determinan aspectos concretos, pero cuando están juntas, los efectos de ambas se contrarrestan, produciendo un aspecto completamente normal.

Existen diversos tipos de mutación supresora, según el lugar en que se encuentren. Está la intragénica, que es el tipo de supresión que ocurre cuando ambas mutaciones están situadas en el mismo gen. La intergénica se produce cuando ambas mutaciones coexisten en el mismo individuo, pero en diferentes genes. Y la interindividual, que consiste en que dos mutaciones presentes en individuos diferentes, pueden suprimirse entre ellas, originando individuos con comportamientos casi normales.

A veces, triste

En el caso de las razas con caballos lastimeros, existe una mutación influida por el sexo, que fundamentalmente aparece en hembras, y consiste en un tipo espacial de sordera. Determina la aparición de hembras sordas.

Las hembras sordas sólo ven a los caballos moviendo sus crines, pero no oyen sus quejidos. Ante esos movimientos alegres de los machos, acuden confiadas al apareamientos. Mediante cruzamientos sagazmente orientados, se puede llegar a obtener caballos sordos lastimeros. 

Un final casi desaparecido.

Hoy a nadie interesa esta raza, estando casi en trance de desaparecer. Pero hubo un tiempo en el que fue muy preciada. Se utilizaron como tiro de carrozas fúnebres. Si acaso había mucho tumulto en el entierro, los caballos no se alterarán gracias a su sordera. Y si acaso quisieran relinchar, siempre lo hacían con su quejido lastimero, pareciendo que, de ese modo, se sumaban al dolor del momento.

viernes, 15 de febrero de 2019

Los seres vivos mueren

Nos dice el diccionario que morir es “llegar al término de la vida”. También decimos que "muere" cuando se estropea definitivamente un aparato, o desemboca un río y más cosas, todas las cuales se refieren de modo real o metafórico, a un final sin retorno. Pero como buscamos una definición relativa a los seres vivos, la definición inicial es la que se ajusta. En este caso, hablo de "vida" como historia de una entidad concreta, que ha tenido principio y a la que ahora corresponde su término, que llamamos muerte.

viernes, 29 de marzo de 2019

Esas flores no huelen




Como biólogo, veo las flores como lo que son, los órganos reproductores de un amplio grupo de plantas. Muchas de las cosas que se dicen de ellas, las veo como poesía, a veces cursi y relamida. Las flores se han tomado como ejemplo de virtudes, como la violeta de la humildad o la azucena de la pureza. Las margaritas se han utilizado para adivinarnos el futuro (si, no), han sido objeto de ofrenda y mil cosas más. A veces vienen a ser coletillas cursis, como “florecillas del campo”. En no pocas ocasiones, han sido símbolo de derroche y lo siguen siendo. 

viernes, 14 de julio de 2017

Hablando de seres vivos

Me gustaría hablar de nuevo aquí sobre seres vivos, y voy a hacerlo. Hablar de los seres que viven, que tienen vida. Pero, ¿qué es vida? Es una pregunta que ha tenido diferentes respuestas a lo largo de la historia. Hubo un tiempo en que se pensó que era un soplo. Según el Génesis, Dios hizo una figura de barro, sopló sobre ella y ésta adquirió vida. Hoy han cambiado mucho nuestros conocimientos y conceptos sobre este tema.

He dicho muchas veces que tenemos ambigüedad al utilizar esta palabra. Porque “vida” puede ser la historia biológica de alguien (la vida de fulano); también entendemos como tal el modo de transcurrir el tiempo por parte de alguien (llevó una vida…); o, en otro plan, puede ser la duración estimada de un aparato caduco (esta bombilla tiene una vida de tantas horas). Pero también, vida es una actividad esencial mediante la que actuamos los seres que, por tenerla, merecemos el calificativo de seres vivos. En este plan, vida es la energía de los seres orgánicos. 

Ser vivo

Estos conceptos son de este tiempo. En el Renacimiento, se sabía que los estados de la materia son sólido, líquido y gaseoso. El paso de un estado a otro era simple y sencillo: evaporación, ebullición, solidificación eran procesos reversibles conocidos por los hombres de ciencia. También los seres vivos morían en un instante y, al igual que el resto de cambios conocidos, se podrían producir en ellos los movimientos inversos. Los seres inertes podrían adquirir vida. Había que conocer cómo, la fórmula de producirla, pero el hecho era real y constatable. La idea de la generación espontánea era admitida en general, existiendo múltiples fórmulas para conseguir la producción de animales: de ratones, arañas, lombrices y un largo etcétera. Según esta suposición, la vida era una actividad susceptible de ser creada en condiciones adecuadas.

Seres vivos

Fue a partir del siglo XVII cuando se empezó a dudar de esta hipótesis. Redi, Spallanzani y Pasteur demostraron, cada uno en su tiempo, la inexactitud de esta hipótesis y Pasteur resumió su descubrimiento con el aforismo omnis vivo ex vivo. Todo ser vivo procede de otro ser vivo. También, como consecuencia lógica de esto dijo que “la vida no se crea, simplemente se transmite”. Todo esto generó una nueva visión acerca de los seres vivos y su mundo. 

Tal vez sea posible escapar de la definición de “vida” para quedarse en la de “ser vivo”, pero volvemos a lo mismo. ¿Realmente sabemos qué es un ser vivo? Sí y no. Me explico. Sabemos de lo que hablamos cuando nos referimos a ellos. No es una metáfora, no. Es algo muy concreto y lleno de significado. Incluso adjudicamos características de ser vivo a algo, un movimiento ideológico, por ejemplo, cuando decimos de él que está vivo o muy vivo. Queremos indicar que se renueva, que se expande, que se mueve.
 
Ser vivo

Pero hay muchos seres vivos, mucha diversidad entre los seres vivos. La idea de los científicos es que la vida, tal como la entendemos hoy, se inició una sola vez. Tal vez antes hubo moléculas con características prebióticas, pero la vida que disfrutamos y de la que participamos todos, tuvo un solo inicio hace miles de millones de años. Darwin nos explicaría el origen y el mantenimiento de la diversidad actual, pues lo cierto es que todos tenemos un mismo origen y sirve de muestra el nivel bioquímico.

Todos guardamos nuestra información genética en los ácidos nucleicos. Recuerdo, hace años, cuando se estaba dilucidando el código genético. Se hacía en laboratorio, claro. No faltaron quienes dijeron que después de dilucidado, habría que deducir qué claves correspondían a vegetales y cuáles a animales. A todos nos pareció lógico. La sorpresa, la gran sorpresa, llegó cuando se comprobó a ese nivel bioquímico todo era similar, tanto en el mundo animal como en el vegetal y en bacterias. ¿Qué quiere esto decir? Pues sencillamente, que ese camino de consolidación como seres vivos fue un camino que recorrimos juntos, que es una historia común. Luego, más tarde, vendrían las diversificaciones.

Seres vivos

También tenemos común el modo de duplicación de los ácidos nucleicos y los enzimas que intervienen en el proceso. Es también común el número y la naturaleza de los aminoácidos, los componentes de las proteínas y su mecanismo de síntesis. 

Si embargo, soy consciente que estoy diciendo cosas, pero no digo qué es un ser vivo, ni qué es la vida. Desde niño, ya en la escuela, aprendí que los seres vivos “nacen, crecen, se reproducen y mueren”. También que las funciones de los seres vivos son “de relación, de nutrición y reproducción”. Con anterioridad hablé aquí de mi modo de entender eso de que los seres vivos nacen y crecen. Pero ahora, quiero seguir comentando cómo entiendo esas funciones propias de los seres vivos. Comunes a todos.

En clase, para hacer ver a mis alumnos la complejidad del mundo de los seres vivos, les aconsejaba que imaginasen un árbol, un liquen, una planta y un mamífero. ¿Qué compartimos? Estamos vivos, tenemos la información biológica encerrada en ADN, compartimos el modo de transcripción del mensaje genético. Luego, cada cual con sus genes, que se adapte a su ambiente, que crezca y se reproduzca.

Hablaremos de esto…

viernes, 7 de diciembre de 2018

Especies invasoras


En un ecosistema concreto, considero como invasora a cualquier especie de fuera de él que ha entrado de modo anormal, causando perjuicios a los seres autóctonos que lo habitan. Estos perjuicios pueden ser de salud, económicos o ecológicos de todo tipo. Más bien valdría decir que todos son ecológicos con diferentes repercusiones en la economía y, a veces, en nuestra salud.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Recuerdos de un pasado

Añoro el deterioro patrimonial tomando como base algunas fotos antiguas. Reproducen monumentos hoy desaparecidos sin razón alguna.
+ + + + +


IRREPETIBLE

En estos días ando con fotos antiguas mías, por temas que no vienen al caso. He vuelto a ver muchas y no he podido dejar de lamentar los destrozos que he encontrado reflejado en ellas. En algunos casos, las desapariciones son explicables, pero el su mayoría no lo son.



Una de las fotos que más me gusta la hice en la carretera de Lugo a Friol, hace ya más de cuarenta años. Hoy esa foto no se podría repetir, pues ni existe la carretera, ni los árboles y creo que tampoco la casa. Cuando se mejoró la carretera, se actualizó su trazado, así como el firme. Vemos una recta, nada que actualizar en cuanto a trazado, pero se ensanchó (ahora se dice ancheó) y substituyó el firme. El resultado es que ahora es más segura, pero los árboles desaparecieron, como en todas las carreteras del país, debido a su peligrosidad potencial. Una foto irrepetible porque las cosas han cambiado de manera natural, lo mismo que no podremos volver a hacernos una foto de cuando teníamos quince años. 


FERREIRA DE PALLARES. MONASTERIO
SE HA EVITADO QUE AVANCE EL DETERIORO



En otros casos, cuando anduve por allí, la destrucción ya era un proceso imparable. Recuerdo una visita que hice a un lugar entrañable para mí, Ferreira de Pallares, cerca de Guntín, con su iglesia y los restos de un monasterio. Su claustro es lo que queda (lo que han dejado) por no podérselo llevar. Visitábamos aquella escombrera unas ocho personas y uno dijo que convenía restaurar aquello. Lo dijo enfadado, como riñendo al aire. Yo pensé en qué se haría con el edificio restaurado. Tal vez nada, dejarlo caer de nuevo. En este país tenemos alergia a las ruinas y creo que con algunas lo mejor que se puede hacer es detener su deterioro, dejarlas asentadas y protegidas, pero no adecuarlas a un posible puesta en funcionamiento si, entre otras cosas, no existe un destino claro para la obra restaurada. Hoy, la iglesia de Ferreira de Pallares es una hermosa iglesia que nos habla de un próspero pasado monacal, como atestigua su antiguo claustro, en el que se han realizado unas acertadas obras para detener su deterioro.

CHIMENEAS DE CASAS ADOSADAS
A LA MURALLA DE LUGO

En otras ocasiones, la pérdida es irreparable. Antes de 1973, más o menos, la muralla de Lugo (los finos le llaman las murallas), tenía muchas casas adosadas en su cara exterior. Aquellas casas ayudaron a mantenerla en pie, pero en un momento concreto se comenzaron a demoler para dejar exento el monumento. Las casas, más bien de estructura sencilla, tenían unas chimeneas de profundo aire rural, que se han perdido con la demolición. Hice un amplio reportaje de estas chimeneas, también hoy irrepetibles, pues se las llevó la piqueta.

CARRETERA
FRIOL-SOBRADO

Más cosas. En la carretera que viene desde Sobrado dos Monxes a Friol, hay un tramo que me gusta mucho. La carretera discurre por una cresta singular, sorteando cuencas de dos grandes ríos gallegos: el Ulla y el Mandeo por de pronto. La vía sube una ligera pendiente y pasa junto a un cerro en el que se ven las cruces de varios cruceiros. Nunca he subido hasta allí. Al coronar la pendiente, se cambia de rasante y ante el viajero aparece una muy amplia llanura, es la Chaira y, por tanto, cuenca del río Miño. Bajando una cierta pendiente siempre me gustaba observar un cruceiro. Ahora no lo he visto, aunque lo he buscado con atención, como se busca a un viejo amigo. Hubo obras en la carretera y no sé si el cruceiro habrá sucumbido ante la maquinaria. El fuste salía directamente de una roca. Dicen los eruditos, que estos cruceiros son los mas antiguos, antes de que se sublimase ese basamento y fuese substituido por unas gradas.

 SANTIAGO DE MEILÁN (LUGO)
UN APARCAMIENTO DESTROZÓ EL ENCANTO
No es cuestión seguir relatando, pero una amiga mía dice que, a veces, parece como si hubiese una conspiración para destrozar nuestro patrimonio. No le faltan datos en los que basarse para afirmar esto. Todos disponemos de algunos.

Entradas relacionadas en este blog:

Fotos a voleo

Chimeneas vanidosas



lunes, 28 de marzo de 2016

Reflexión sobre extinciones

El éxito de una población, lo he dicho muchas veces, consiste en crecer y reproducirse generando descendientes fértiles. De este modo, esa población permanece en su hábitat a lo largo de las generaciones. Podemos asegurar que ha superado todas las adversidades de la selección natural que se le han presentado, y sigue generando hijos fértiles. En este sentido, considero que esta población tiene éxito biológico.



Otra cosa, bien distinta, ocurre cuando una población es incapaz de generar hijos fértiles. Por múltiples motivos se ha visto llevada a esta situación en la que la reproducción no es factible y, por tanto, cuando muera el último componente vivo de la población actual, diremos que se ha extinguido. A esta falta de capacidad de responder con estrategias biológicas propias es a lo que considero un fracaso biológico.
¿Por qué hay extinciones? Son múltiples las causas que conducen a ellas, pero yo las reuniría en dos grandes grupos: Causas extrínsecas y causas intrínsecas. Es decir, causas propiciadas por la situación ambiental de la población que se extingue, y causas que tienen su origen dentro de la misma población, en su constitución genética.
Si pensamos en las causas extrínsecas, podemos imaginar todas las agresiones capaces de diezmar o aniquilar una población. Muchos de ellas son ecológicas, ambientales. Pero también, con un concepto más amplio de ambiente, es posible pensar que muchos ataques proceden de otros seres vivos. Predadores, desaparición de especies que sirven de alimentos y factores similares. En estos casos, los fenómenos más duros son los que aparecen de manera instantánea sin permitir que las especies se adecuen a ellos. No es lo mismo un incremento de temperatura ambiental de 3º en uno o en 10 años, debiendo tenerse en cuenta, también, la duración del ciclo biológico de la especie de la que hablamos.
Me apena decir que el hombre es un gran generador de extinciones en todos los aspectos, desde destructor de hábitats a cazador de especies por fines lucrativos o de diversión.



Las causas intrínsecas son más delicadas. Parece como si una población se viese abocada a la extinción en un momento concreto. En otras entradas he comentado que decimos de una población que está preadaptada cuando posee suficiente variabilidad génica como para originar genotipos que afronten cualquier posible cambio ambiental que se pueda presentar.
Esa variabilidad requiere poblaciones de amplios tamaños. No podemos esperar que poblaciones raquíticas en número estén preadaptadas ante cambios inciertos que puedan ocurrir. Uno de los principales factores intrínsecos que determinan extinciones son los tamaños exiguos de población, precisamente por la pérdida de variabilidad génica que acarrea. Por si fuera poco, con los pequeños tamaños de población, aumenta la consanguinidad entre sus miembros, pudiendo tener funestas consecuencias.


Una extinción se puede producir por la acumulación de muy diversas causas. Así, comenzar por una actuación de causas extrínsecas, que diezmen el tamaño de una población y, cuando éste ya sea exiguo, las causas decisivas serán intrínsecas.
+  +  +
Temo que en España no somos ejemplo de país conservador de especies, y no precisamente por la declaración reciente de la Diputación de Salamanca, que ha determinado que su provincia sea Provincia libre de lobos. Aquí matamos cuando queremos, de modo legal o furtivo, como le ocurrió al macho protegido que se encontró herido, se curó, se soltó con alegría y a los pocos días, un cazador le pegó dos tiros tan contento de su hazaña.
No tenemos cultura de convivencia con fauna salvaje. En Polonia han repoblado sus paisajes con cientos de miles de bisontes, comprados, que ya están aclimatados, ya se reproducen y ya constituyen una fuente mas de ingreso por turismo ecológico. Todo esto me produce un profundo dolor, pues no veo el modo de que en nuestro país se arreglen esos desbarajustes. Diferentes ministros de Medio Ambiente se han mostrado partidarios de limitar las poblaciones de lobos, no de buscar soluciones adecuadas. Para muchos, la única solución es matar. Luego, saltan las alarmas por exceso de hervíboros, como ocurre ahora con poblaciones de jabalíes. 
Y siempre vienen lamentos posteriores por desastres medio ambientales de todo tipo.