viernes, 15 de mayo de 2015

RELOJES EN EL MUSEO


VISTA GENERAL DE LA COLECCIÓN
Con mucha frecuencia visito el Museo Provincial de Lugo. Ya cuando adolescente, acostumbraba a ir los jueves, pues ese día la visita era gratuita. He asistido a cambios, he visto pasar a sus vitrinas objetos que conocí en sus lugares de origen y, en general, me siento muy a gusto en él.

Hoy me he parado a contemplar su hermosa colección de relojes de sol, que está situada en una de las paredes del claustro. Una colección magnífica y difícil de conseguir, creo yo, debido al menosprecio que se suele mostrar hacia estos objetos ya inservibles. Inservibles para algunos que tienen la osadía de catalogarlos de ese modo patán, claro. Inservibles, tal vez, para el día de hoy, pero muy indicativos si los miramos con cariño, con otros ojos y como exponentes de un tiempo ya terminado.

TRES EN UNO
SABIDURÍA APLICADA
Son muy bonitos todos ellos y están esculpidos en granito o en pizarra, arriesgada tarea, pues en pizarra, un golpe mal dado haría saltar una esquirla de la pieza, llevándose todo el trabajo realizado, o desbaratándolo. En sus tallas abundan los temas mitológicos y otros mas populares, como los geométricos buscadores de simetrías, siempre comprensibles.

Casi todos realizados en los siglos XVII y XVIII, a veces me he preguntado que para quién medirían el tiempo en aquel tiempo. Son relojes procedentes de pazos, de residencias de poderosos, de quienes marcaban su paso, creyéndose los amos del tiempo. ¿Qué sentido tenía para esa gente conocer ese transcurrir si eran ellos quienes marcaban sus cadencias? El tiempo, su medida, siempre fue monopolio del poder, político o eclesiástico. El poseer reloj, siempre fue signo de singularidad. Cuando se quiso que el conocimiento de su discurrir fuese de acceso general, se colocaron relojes en las sedes del poder, en torres altas, para ser vistos desde todas partes. Torres que por tenerlo, se llamaron y se siguen llamando “del reloj” El poder repartía información y se debilitaba. En las grandes catedrales europeas, estoy pensando en la de Estrasburgo, hay relojes en los que, además de darnos indicación del inmediato paso del tiempo, nos recuerdan su paso trascendente. Siempre regalando miedo,

MITOLÓGICO Y RURAL
Viendo esos relojes del Museo lucense, me pregunto quién ajustaría sus horas, qué criterios seguiría para esculpir los diferentes surcos correspondientes a ellas, cómo serían quienes los interpretasen en las distintas épocas del años. Y, sobre todo, cómo serían los tiempos que midieron. Los tiempos de la época, los del pazo. y los de cada uno.

Los tiempos de la época sólo se ven cuando ya han pasado. Nosotros, los de cierta edad, sabemos que hemos vivido lo que ahora se define como “la Transición” para delimitar una época, pero entonces no fuimos conscientes de estarla viviendo. Así ocurre con todos los tiempos.

Los tiempos del pazo, de la casa, de la familia, son más abarcables para sus componentes y nunca se miden por los años como número. Las distintas épocas se miden por hechos de trascendencia familiar, “cuando la boda de…” “la muerte de…” son hechos que marcan inexorablemente un antes y un después, no necesariamente de la misma duración temporal, ni de similar intensidad. En esos tiempos, los adversos parecen ser más largos y semejan transcurrir más lentos que los felices.
DE PIZARRA

Los tiempos de cada cual forman parte de las historias personales, a veces, incluso, de las secretas. Pero también vienen marcadas por hechos, más que por números ordinales. “Cuando el bachillerato”, “mis años en Barcelona”, me indican unos períodos de vida bien delimitados y, por tanto, definidos.

Imagino esos lujosos relojes que ahora veo en el Museo. Siempre fueron considerados de ese modo, adornando jardines y lugares a donde pudiesen llegar los rayos del sol. Me pregunto si medirían, servirían de símbolo de poder o si, más fundamental, presidirían.

Tal vez estuvieron en sus sitios no para informar del paso del tiempo del momento, sino más bien para recordar su paso inexorable para todos. No en vano muchos tienen esculpido el mismo lema “TEMPUS FUXIT”

viernes, 8 de mayo de 2015

DON QUIJOTE, SOLO UNO

Una historia, creo que es Borges quien nos la cuenta, habla de un hombre que admiraba tanto a Cervantes, que decidió vestirse como él. Más tarde, y siguiendo con su afán, consiguió estructurar su habla con frases similares a las del escritor. Finalmente, decidió escribir. Y al hacerlo, escribió un Quijote exacto por completo al original. El imitador de Cervantes no hizo nada nuevo en su vida y malgastó todo su potencial creativo, si acaso lo llegó a tener alguna vez.

YA HE HABLADO DE ESTA
EDICIÓN
¿Qué es el arte? No sé responder a esta pregunta tan básica. Pero sí sé lo que le pido al arte y lo que viene a representar para mi. Nunca me ha dado de comer, pero en dos ocasiones me olvidé de hacerlo, extasiado ante la maravilla que contemplaba. En una ocasión, fue en la Alhambra (“dale limosna, mujer…”), la otra, en el Louvre. En muchas ocasiones corro tras esos gozos del sentimiento del espíritu, que me hacen vivir, de un modo inefable, momentos en los que todo parece adquirir un valor diferente y en los que me centro en aquello que motiva mi sensación momentánea. Una música, una lectura, un olor, pueden ser estímulos que me llegan de modo inesperado y que revuelven mis sentimientos. En una ocasión, esta vez en Santiago, en una tienda de discos tenían puesta una obra concreta que, gracias altavoces, llegaba hasta la calle. Quedé viendo el escaparate aparentando interés, cuando lo que hacía era escuchar, simplemente escuchar.

Todo esto tiene sus factores intrínsecos, inherentes a la obra concreta, y los extrínsecos, los que me afectan a mí, los que hablan de mi condición receptiva en cada momento. Los factores intrínsecos no cambian, los extrínsecos sí. Por eso algo que nos conmueve en un momento, nos puede dejar indiferente en otro, y al revés. En esos casos noto cómo voy cambiando, pues la obra en cuestión sigue siendo la misma. Cambiamos con la edad, con el conocimiento, con muchas cosas, si bien siempre hay algo (un libro, una pieza musical, una película…), a lo que somos fieles pase lo que pase por nuestras vidas.

El arte es rompedor. El artista investiga nuevas formas de expresión, nuevos enfoques para hacernos ver su concepto del entorno. Estudiaba yo en Barcelona cuando se produjo un gran revuelo cultural: Antoni Tapies exponía su obra. Para unos, una maravilla. Otros se preguntaban si aquello era arte. Las discusiones eran enconadas y apasionadas. Cuánta polémica alrededor del arte y del artista. Así, siempre. Mas tarde, un amigo mío pintor, de quien aprendí muchísimo, me dijo que un artista que no genera polémica, no es artista. Así de simple.
PORCHE DE LA IGLESIA DE MORAIME

Siempre que hablo de esto, tengo que decir lo mucho que me ha impresionado la poderosa imaginación de nuestros creadores de la época del románico o del gótico. Su búsqueda de la luz, la que entraría a través de los posibles ventanales, hizo que se resolviesen de modo diverso los múltiples problemas que se plantearon en cada edificio. Hoy vemos esas construcciones como lugares recónditos que definen una gran intimidad. Yo me pregunto si buscaban esa intimidad al construir o si apareció como un valor añadido. Me gusta, y cuánto, pasear por las naves románicas o góticas de los múltiples templos que poseemos en Galicia, catedrales románicas, iglesias conventuales góticas y naves abaciales de diversos estilos, pero éstas son tema aparte. Los maestros superándose en cada obra, buscando siempre soluciones nuevas cada vez que se emprendía otra construcción. Por eso, al leer textos explicativos de esos edificios, encontramos que cada uno de ellos es el “primero en presentar…”, “aprovecha la oportunidad de…”, "aporta...", “se inspira…” Sí, se inspira pero no copia.
MORAIME. PUERTA LATERAL
DE LA QUE HABLO

Galicia debió ser un emporio de creadores en estas épocas, y lo comprobamos si sabemos ver todo cuando nos ofrecen sus obras repartidas por doquier. En San Xiao de Moraime, por ejemplo, un lugar que aún hoy queda algo alejado, (cómo sería entonces) me he encontrado con una antigua iglesia monacal, románica, con pinturas murales, porche con columnas en la que se han esculpido profetas, como en Oviedo, y un sencillo tímpano en una puerta lateral que recuerda la Sagrada Cena. Junto a Jesús en el centro, está Juan. Representado como un adolescente, el escultor nos lo hace ver con una cabeza que no alcanza la altura de las del resto de comensales y unos pies que no llegan a tocar el suelo. Siempre me ha impresionado esa capacidad de esquematizar que tuvieron esos artistas para obligarnos a llevar nuestra atención a donde ellos quisieron desde siempre.

Por todo eso, para mí pasear por estos sitios representa un profundo recreo que, a veces, me gusta hacer en solitario, para hacerlo como quiero y del modo que quiero. Siempre descubro cosas nuevas. La vez en que me olvidé de comer cuando visitaba la Alhambra, estaba solo. Mis grandes paseos por Santiago son en solitario.

MORAIME. TIMPANO EN LA PUERTA LATERAL
SE VE A SAN JUAN NIÑO
Aquellos que, de un modo u otro, crearon, han quedado como referentes para la historia. Los que enriquecieron los modos de expresión aportando su propia visión de la realidad, siguen vivos en nuestra cultura.

Pero era preciso, siempre lo fue, hacer cosas nuevas, crear. Por eso, el escritor del que nos habla Borges no hizo nada.

jueves, 30 de abril de 2015

QUE POR MAYO ERA, POR MAYO…

BORRAGO
En estos días la vida revienta por todas partes. Los seres más tempraneros ya se mezclan con los tardíos en aparecer, pero ya todos han entrado en escena por este año. Mayo gusta a muchos, si no a todos, por su eclosión de colores y formas: desde el rojo de las amapolas a los púrpuras de los borragos, todos andan en la paleta de los campos. En otoño los múltiples colores vienen a ser gamas de tostados. Ahora es diferente, pues todos los colores están presentes en los campos.

Si paseamos por el campo, o lo recorremos de cualquier modo, podemos asombrarnos por la diversidad que observamos. Nos puede sorprender la riqueza de la flora o la exuberante vegetación, si es que prescindimos de la fauna, en la que también tenemos mucho que observar. Diversidad, a fin de cuentas, como exponente de la vida.
FLORA DE ORILLAS DE RIO
En el párrafo anterior, he utilizado a propósito diversos conceptos que quiero explicar aquí de modo somero, pues pueden resultar complejos si se quieren exponer de modo amplio. Vayamos, pues, por lo sencillo, no exento de rigor.
Diversidad es un concepto fundamental. Los demás se basan en él. Conocemos como diversidad al conjunto de especies diferentes que habitan en una zona. Cuidado, si hablo de una zona, quiero indicar que la diversidad es relativa a ella. En otra zona, incluso próxima, la diversidad puede ser diferente. Es posible hablar de diversidad vegetal, animal o mineral. En cualquier lugar pueden haber muchas especies diferentes o una sola, para referirnos a ese grado de diversidad, utilizamos otros conceptos.
Llamamos flora, también relativa a una zona geográfica, al conjunto de especies
VEGETACIÓN ABUNDANTE EN O INCIO
vegetales distintas presentes en ella. Por ejemplo, flora de un rio, lacustre, de tal montaña… Complementario a este concepto, los botánicos utilizan el de vegetación, que indica el número de individuos de cada especie presentes en una zona concreta.
Se pueden producir contradicciones aparentes entre estos dos conceptos si no los tenemos bien asumidos. Por ejemplo Galicia es una zona pobre en flora (pocas especies vegetales), pero rica en vegetación (las especies están representadas por muchos ejemplares). Contrariamente, Castilla es una zona muy rica en flora (muchas especies vegetales), pero pobre en vegetación (pocos individuos de cada especia).
Por cierto, fue en Castilla donde únicamente encontré Aegilops, el supuesto precursor silvestre del tripo.
AEGILOPS
En el reino animal, hay similitudes de concepto, pero hasta cierto punto. Fauna se refiere al número de especies diferentes que habitan un territorio. En este sentido, es similar a flora. Pero ¿cuál es el concepto similar a vegetación? Pues no lo conozco. Los zoólogos hablan de especies abundantes, escasas o circunloquios mas o menos similares para indicarnos el grado de presencia de cada especie en un territorio dado.
Yo creo, es una opinión, que estos conceptos derivan de inventarios de campo. Es lógico suponer que la calidad, y consiguientemente, fiabilidad, de esos inventarios estarán influidas por ciertas variables, como el tiempo que duró el estudio, el número de investigadores que lo realizaron y su grado de preparación. 
Pero también, y creo que esto es importante, depende del tipo de seres que se estudian. Las plantas no se mueven de su sitio, de modo que podemos fiarnos de un resultado obtenido a partir de unas condiciones apropiadas. (Número de observadores, duración del inventario, etc.). Cuando se estudian animales, la situación es diferentes, pues se mueven y, por tanto no es raro que se escondan o que escapen quedado, por tanto, fuera de la observación de quienes realicen los inventarios. Su presencia en un territorio puede quedar correctamente señalada, no así el grado de
PAISAJE CASTELLANO
RICO EN FLORA, POBRE EN VEGETACIÓN
esa presencia.
Otro concepto utilizado, que no me gusta mucho, es el de biomasa, que viene a ser algo así como “materia viva” sin discernir si es de origen animal o vegetal. Pero no hay duda que nos refleja una actividad vital y en determinados casos, es un concepto útil y fácil de usar..
No me gusta porque una vez se la oí a un técnico del Ministerio de Medio Ambiente y la usaba con mucho desparpajo. Como este técnico es licenciado en derecho, le pregunté que a qué se refería. Me contestó que no sabía su contenido conceptual, pero que la usaba porque quedaba muy bien.

En fin, cosas veredes y… a disfrutar de mayo y sus productos.

OTRO PAISAJE CASTELLANO


jueves, 23 de abril de 2015

MI CERVANTES

Hoy hace años que murió Cervantes, pero para mí sigue vivo. Sigue vivo cuando leo sus cosas o, mas aún, cuando recorro los lugares por los que pasó y puso en danza a sus personajes.
Le evoco en Córdoba, en la plaza del Potro, en cuyo Mesón pernoctaron D. Quijote y Sancho, o en la Plaza de la Corredera, por donde pasaron en venturosa marcha.

PICAROS CERVANTINOS
Le recuerdo en las gradas de la catedral de Sevilla, las de la calle Alemanes, donde jugaban aquellos pícaros, Rinconete y Cortadillo, que luego irían a las del Salvador pasando por la calle Placentines, para terminar en la Alfalfa subiendo por la Cuesta del Rosario. O, frente a Sta. Paula, viendo pasar, entrar o salir, a Isabela, la Española Inglesa con sus padres. Por no citar más lugares, que no es cosa de aburrir.
Buscan sus restos mortales y se olvidan de su presencia indeleble en nuestra cultura. Entre otros, en mi casa hay un ejemplar del Quijote que fue de mi padre. Editado en la década de 1920, el Estado Español lo regalaba a cada niño que accedía a los estudios primarios. Como ahora justamente. Es un libro más bien feo, la verdad. Había que editar muchos cada año, pero es lo que había y se guardaba hasta hoy, que lo guardo yo cuando mi padre sigue vivo en mi memoria.
La presencia de Cervantes en La Mancha la evoco y me entra vértigo al intentar contar el sinnúmero de datos, de hechos, de anécdotas que pueden enriquecer estas evocaciones.
EDICIÓN QUE COMENTO
Hace pocos días, en el Ateneo de Santiago escuché una conferencia en la que se hablaba del Quijote como una novela de humor. Muy bonita e interesante la visión del conferenciante. El Quijote, como obra de arte, y obra maestra, puede y debe ser contemplada desde muchos puntos de vista. También el de la obra de un escritor sagaz que pone en boca de un loco todo aquello que no podría haber puesto en boca de un cuerdo. En ese plan, también es una novela de crítica. Todos vemos en los consejos que da D. Quijote a Sancho antes de ser nombrado gobernador de la Ínsula Barataria, una crítica a los gobernantes de turno. Crítica que los poderosos de entonces perdonan por venir de boca de un loco.
También hay tiempos de estremecimiento como la quema de libros, esa acción nefanda por parte de los intelectuales locales, que hacen todo lo posible para que la cultura no sea patrimonio de todos y siga siendo monopolio de unos pocos, de ellos, los que queman. Una afición de la que parece que, cuatro siglos más tarde, aún no hemos abominado.
A veces, no pocas, he tenido la tentación de poner cara a los personajes del Quijote. Muchos de ellos tendrían cara de gente corriente, personas con quienes nos cruzamos por la calle. Los más odiosos para mí son Los Duques, aquellos a quienes Cervantes llama por su rango sin atribuirles nombre de pila. A esos sé qué cara les pondría, muy conocidas por ser frecuentes en los telediarios.



MOLINOS DE VIENTO DE ENTONCES
Hay algo que no he oído mucho a los múltiples exégetas del Quijote. El libro apareció en 1605, poco tiempo después de la llegada de los Habsburgo al trono español. Al llegar Carlos I, quiso actualizar España y había dinero para hacerlo. Lo primero que intentó hacer, fue modernizar las fuentes de energía, pues aquí aún se utilizaban los molinos de agua como único recurso y él venía de los Países Bajos, donde el viento representaba esa fuente.
La implantación de los molinos de viento, salvo en La Mancha, resultó ser origen de fuertes conflictos, de modo que se terminó por abandonar la idea y seguir con los de agua, donde se disponía de ella. Los inconvenientes que se ponían a los molinos de viento eran el ruido que hacían y el destrozo paisajístico que acarreaban. Curiosamente, cuatrocientos años más tarde, seguimos con la pugna sin resolver, a los parques eólicos se les sigue achacando los mismos inconvenientes y sigue siendo el agua la principal fuente de energía.
Cuando D.Quijote sale del lugar, de cuyo nombre no quiere acordarse Cervantes, se encuentra con molinos de viento y los ataca muy enfurecido, confundiéndolos con perversos gigantes. Quiero pensar que Cervantes desea poner en entredicho a quienes, con ese ataque, ya habían frenado el primer paso del pretendido desarrollo español. Los lectores de entonces entenderían el sarcasmo. A D. Quijote le hace aparecer como loco, pero los enemigos de los molinos de viento habían ganado esa batalla.

MOLINOS DE VIENTO DE HOY

jueves, 16 de abril de 2015

UNA CATEDRAL DESCOYUNTADA


Hablo de terremotos y me gustaría disponer de suficientes conocimientos de arquitectura para comentar con acierto lo que voy a comentar como el profano que soy.
A veces encuentro que los edificios se comportan como realizados en bloques yuxtapuestos destinados a formar el todo que conocemos, usamos y, en todo caso, admiramos. Si hay un descalabro, el edificio puede venirse a tierra por partes y mientras algunas se derrumban, otras permanecen en pies. Eso lo vemos en múltiples ruinas, en las que hay paredones derechos junto a restos de tejados u otras estructuras esparcidos por tierra. En Santiago ocurrió eso en la Colegiata del Sar, cuya ruina comenté aquí mismo (http://emiliovalade.blogspot.com.es/2014/08/por-el-camino-de-santiago-colegiata-del.html) con una opinión personal mía. Las Torres del Oeste, allá en Catoira, también nos dejan ver muros erectos junto a otros derribados.

MONASTERIO DE STA. CLARA
Otras veces los edificios, y no sé la causa de esto, se comportan como una unidad estructural. Aunque también construidos por millares de bloques de piedra, éstos se comportan como si estuviesen tan perfectamente ensamblados entre sí, que adquieren un comportamiento más comprensible si el edificio constituyese una unidad estructural.
Como ejemplo, tenemos la Torre de Pisa. A nadie se le ha ocurrido pensar que se le cayese un lado, a pesar de su inclinación. Estamos muy acostumbrados a que se incline o se restaure, se impida su deterioro, se le haga lo que sea, teniendo en cuenta algo que le añadimos mentalmente, que es una unidad y no una suma de unidades más pequeñas, los bloques de piedra que la constituyen. Las relaciones que establecen esos bloques entre sí para conseguir ese efecto final me resultan completamente desconocidos.
CATEDRAL DE TUI
En Portugal, concretamente en Coimbra y a orillas del río Mondego, en una zona sedimentaria se alzó el monasterio de Santa Clara. Pero el sustrato sobre el que estaba construido era muy suelto (similar al de nuestra colegiata del Sar) y el edificio comenzó a hundirse. Sí, a hundirse. No puedo imaginar lo que pesará el edificio, pero que se hundió está a la vista. Hoy se accede al interior de la iglesia a través de lo que fue un ventanal. Las piedras de las cubiertas se cayeron, pero los arcos se mantienen en pie confiriendo al conjunto un aire de encanto y misterio difícil de definir. Ni una grieta, ni una pared por tierra. El edificio de hunde (ignoro si se ha detenido el proceso) como un todo hecho con muchas piezas de piedra.
Algo similar ocurre en nuestra catedral de Tui. Gótica, hermosa, medio catedral, medio fortaleza, su mejor vista es desde Valença, lo mismo que la mejor vista de Valença es desde Tui. Entre las dos ciudades, el río Miño y el deseo compartido de ser nombradas, ambas, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
CATEDRAL DE TUI
FIJARSE EN LOS ARCOS DEL FONDO
Pero, ¿qué le ocurre a la catedral tudense? Nada, pero le ocurrió con motivo del terremoto de Lisboa de 1755. Antes tal vez convenga que comente algo de ella, por si resulta desconocida para alguno. Como he dicho, es una catedral fortaleza, con torres de defensa y muros almenados. No olvidemos que se trata de una ciudad fronteriza. La catedral es pequeña y bonita. El estilo gótico se patente en la ornamentación, en su pórtico, y en las bóvedas, arcos, ventanales y otras estructuras que conforman un interior definido según ese estilo y muy acogedor.
CATEDRAL DE TUI
Me gusta imaginar lo que ocurrió en ese interior durante los diez minutos que duró el terremoto de Lisboa. Quiero creer que el edificio crujió como si fuese de madera, que se levantó una gran polvareda en su interior, que hizo imposible ver nada, que el ruido debió ser tremendo y que, cuando termino toda aquella breve eternidad, cuando se asentó la polvareda y volvió a reinar el silencio, cuando, en fin, pareció que todo volvía a ser como antes, apareció la catedral completamente desvencijada, pero en pie. Destartalada, como es posible verla hoy, pero sin mayores remiendos que los necesarios para consolidar algún que otro arco de las naves o del claustro.
La catedral, el edificio, tembló como un todo estructural. No cayó, aunque quedó bastante alterado. Ya no son líneas rectas lo que marcan las bóvedas a lo largo de las naves, pero a mí me sobrecogen más que lo que puedo ver en cualquier otra catedral gótica.


CATEDRAL DE TUI - CLAUSTRO



ARCOS DEL CLAUSTRO. CONTRAFUERTES


jueves, 9 de abril de 2015

LA CATEDRAL REMENDADA

FALSOS ARBOTANTES, BARANDILLAS,
BENDITOS REMIENDOS
Cuando hable de remiendo, me referiré al trozo de tela que se cose a un paño deteriorado para conferirle cierto arreglo para que, de este modo, pueda durar la prenda en que se produjo el desperfecto. También se habla de remiendos cuando se arreglan tejados, muros u otras estructuras. Voy a comentar unos remiendos en la catedral de Lugo que, la verdad, encuentro hermosos.

Siempre me han asombrado los terremotos. Si voy a hablar de ellos, es forzoso que me refiera al de Lisboa, el que ocurrió el 1 de noviembre de 1755 y, dicen, duró diez minutos. Siempre que viajo por Portugal me impresiona encontrarme con las huellas que persisten de su nefasta actuación. Pero también es posible encontrarse huellas suyas en España. Más concretamente, en Galicia. Por ejemplo, en Lugo sin ir más lejos.
CATEDRAL DE LUGO
PLANTA ORIGINAL
Vayamos por partes. La catedral de Lugo tiene sus orígenes en la época del obispo Odoario (S.VIII). Parece que originariamente constaba de tres naves y tres ábsides y que Odoario restauró o asentó otra preexistente. Debió resultar tan hermosa, que el rey Alfonso II mandó tomarla como modelo para construir las catedrales de Oviedo y Santiago. La estructura actual fue iniciada en 1129 y las obras duraron pocos años.
Las distintas épocas dejan en nuestra catedral sus improntas, cada una con su estilo. Así, en la época del gótico, se alargan las naves. La central adquiere mayor longitud y las laterales se curvan a su alrededor, configurando una girola con cinco capillas absidales. El conjunto, gótico, debió resultar hermoso y, además, llenaría de luz el interior. Con el tiempo (S.XVIII), la capilla central del ábside fue substituida por la Capilla de la Virgen de los Ojos Grandes, obra de Fernando Casas Novoa, quedando un conjunto que debió ser acertado y armónico, aunque de diversos estilos.
El uno de noviembre al que me refería antes, cuando Lisboa tembló, también le acompañó la catedral de Lugo, de modo que se vino abajo la totalidad del ábside central. También la fachada principal resultó afectada.
EL ABSIDE RECONSTRUIDO
HOMOGENIZANDO ESTILOS
Rápidamente se emprendieron las obras de restauración que consistieron en construir un ábside nuevo encajado entre las capillas absidales, que habían quedado intactas. Es decir, a lo que quedó "le echaron un remiendo". El resultado, desnudo, tal vez hubiese quedado poco estético en el conjunto, pero a la fábrica se le añadieron unos arcos, remedo de los anteriores arbotantes, que si bien tal vez no realizan mucha función estructural, sí confieren una gran belleza y serenidad al conjunto, a la vez que llenan un vacío generado por la ausencia de los verdaderos arbotantes. 
De este modo, la obra queda compacta en cuanto a sus volúmenes. Me gusta pensar que los escultores quisieron hacer un arreglo que quedase hermoso (remiendo afortunado, le llamo yo). De ese afán nacerían los falsos arbotantes y la barandilla que corona el ábside recién construido. La catedral de Lugo posee hermosas barandas en sus tejados. Uno de ellos, gótico, rodea el Pórtico Norte. El otro, barroco, rodea diferentes planos de la mencionada capilla de los Ojos Grandes. Se trata de una balaustrada con obeliscos cada cierto trecho, también diseñada por Fernando de Casas Novoa. Pues bien, con ese mismo tipo de barandilla se rodeó el ábside recién construido, dotando al conjunto de gran homogeneidad y elegancia.
LA CORNISA EN QUE ESTÁN LOS ÁNGELES
INDICA EL INICIO DEL AÑADIDO
Y ¿qué ocurrió con el interior? Pues podemos suponer que, antes del desastre, el ábside tendría sus vidrieras y su ábside con hermosas nervaduras. Todo aquello se vino al suelo y no hubo modo, o afán, de restaurarlo.
En su lugar, se dotó a todo lo reconstruido de un conjunto policromado que resulta muy atractivo. El techo, una bóveda de medio cañón terminada en otra de cuarto de esfera, reproduce escenas celestiales, mientras las paredes laterales se cubren de ángeles voladores y juguetones. La luz que entra a chorros por los amplios ventanales y las vidrieras, confiere un aire mágico a este lugar, difícil de superar. Bendito remiendo.


jueves, 2 de abril de 2015

SOBRE NOMBRES CIENTÍFICOS

A muchos, eso de los nombres científicos les echa un poco para atrás, y no voy a intentar convencerles. Como biólogo, siempre me gustó su utilidad, aunque considero que familiarizarse con ellos depende mucho del profesorado que uno haya tenido durante sus estudios. Los que yo tuve, a quienes recuerdo con cariño y veneración cincuenta años después de haber terminado mi carrera, me hicieron venerar esos nombres. Ese sentimiento hacia mis profesores es compartido por mis compañeros de promoción, no es sólo una cuestión personal mía.

Los nombres científicos no se dieron a las especies por capricho, todos ellos tienen su significado y aquí voy a comentar  algunos de ellos. Sus nombres son latinos, pues ese era el idioma científico de entonces, y normalmente hacían referencia a alguna característica de la especie nominada. Se escriben en letra cursiva, o subrayado, y consta de dos palabras: la primera corresponde al Género y se inicia con mayúscula. La segunda se refiera a la especie y se inicia con minúnscula. Es lo que llamamos nomenclatura binominal (o binomial), iniciada por Linneo hace más de doscientos años. Veamos algunos ejemplos de esos nombres a los que me refiero.,

Musa paradisiaca
El plátano tiene por nombre Musa paradisiaca. El árbol procede del sureste asiático, donde aparece esculpido en monumentos muy anteriores a nuestra Era. El ejército de Alejandro Magno lo trajo a Europa y desde entonces forma parte de nuestra dieta. Hoy es una de las plantas alimenticias más cultivada. Plinio habló del plátano y comentó que en el Paraíso servía de inspiración a los sabios. Si eran las musas las que inspiraban, fue lógico llamarle Musa. Por otra parte, en varios nombres se hace referencia a los lugares geográficos de origen de la especie (cantábrica, mauritánica, alpina...) así, y puesto que estaba en el Paraíso, derivó paradisíaca, que servía para distinguirla de otras.

Me gusta el chocolate, ¿a quién no? Cuando llegó a Europa causó furor su consumo y fue una moda preciada, y cara. No voy a ponderar sus virtudes, pues son de todos conocidas. En el momento de asignarle nombre científico, tal vez se exageró algo, y se le llamó Theobroma, es decir, alimento de dioses. No lo discuto, la verdad.

Pyrus
Hay un fruto, la pera, cuyo nombre científico es Pyrus. Realmente, si nos fijamos en su aspecto colgando del árbol, pocos discutirán su parecido con una llama. De ahí su nombre, pues pyrus en griego significa eso, fuego.

Tal vez sea sarcástico el nombre del eucalipto. Su nombre Eucaliptus, significa “perfecta sombra” en griego. Para dar sombra, los árboles han de tener las hojas en disposición vertical a los rayos del sol. Pero las hojas del eucalipto caen y, en el mejor de los casos, se presentan paralelas a los rayos solares. A pleno día, cuando más falta hace su sombra, el eucalipto no la da. Por eso, y con sarcasmo, su nombre.

El nogal en un árbol hermoso o, al menos, así me lo parece. No voy a hablar de su fruto, la nuez, con un amplio abanico de propiedades
Hojas de Juglans regia
desde médicas a culinarias. Por otra parte, su madera siempre ha sido muy preciada para muebles de categoría. Hay diversos tipos de nogal, cada uno con una madera de color peculiar. En cuanto a su calidad, todas ellas son excelentes. Su nombre hace referencia a esta alta calidad: Juglans regia.

Siempre me han gustado los arces. En otoño adquieren coloraciones muy vistosas, en verano dan buena sombra y su madera es apreciada en otros países. Su fruto es característico (se llama sámara) por su semilla alada, juguete del viento. Su hoja se parece a la del plátano de sombra, un árbol frecuente en los paseos de toda Europa y cuyo nombre no guarda relación ninguna con el bananero. A veces hay confusión entre las hojas de estos dos árboles de sombra, de modo que existe el Acer pseudoplatanus, (arce falso plátano) y el Platanus acerifolia(plátano con hoja de arce). Menos mal que los respectivos frutos nos sacan de confusión. El del arce es una semilla alada, y el del plátano una esfera que suelta vilanos en primavera. Por otra parte, el pecíolo de las hojas del arce es rojo. También hay diferencias en los respectivos troncos.
Platanus acerifolia

Acer pseudoplatanus











La primera planta que determiné como estudiante era una crucífera de nombre Capsella bursa pastoris, es decir, capsulita (en forma de) bolsa de pastor. Realmente, si observamos su fruto, vemos que el nombre es muy acertado.

Capsella y su fruto
Capsella y su fruto













Otra planta hebárcea, cultivada en jardines, es la que se llama Impatiens noli tangere (Impaciente, no la quieras tocar). Es una planta con cierto porte, hasta un metro de altura, y con mucha ramificación. Sus flores son menudas y producen un fruto alargado, como una vaina que, en la madurez, al mínimo roce con algo sólido, se abre y lanza sus semillas a cierta distancia. Por eso el nombre de “no la quieras tocar”.
Flor de Impatiens




jueves, 26 de marzo de 2015

TEXTOS COCINADOS

Califico como “cocinados” aquellos textos que, siendo de general conocimiento, se han modificado en tono jocoso o de otra índole, pera disfrazar el posible sentido duro de su versión original. En este caso, la “cocina” les presta un aire divertido de rebeldía ante posturas pretendidamente serias y, en cierto modo, dogmáticas.


ME LO DECÍA MI ABUELITO...
Traigo aquí algunas pruebas que yo recuerdo de mi época de temprana juventud, estudiante en Barcelona y lector de aquel semanario humorístico del que ya he hablado, que se llamaba “Don José”.

Son modificaciones de algunos adagios que se nos solían repetir a los jóvenes, en plan educativo. Recuerdo, por si es preciso, que la diferencia entre refrán y adagio reside simplemente en su tono. Mientras el refrán puede ser grosero y malsonante, el adagio siempre tiene tono poético.

Los adagios modificados (cocinados) que recuerdo ahora son los siguientes. No traigo aquí las versiones originales, pues las considero suficientemente conocidas:

Cría cuervos y tendrás muchos.
Quien mal anda, tropieza y se cae.
Dime con quién andas, y te diré cómo se llama.
Mal de muchos, epidemia.
.
CRIA CUERVOS...
Otro tipo de “cocinado” son los cortes. Me explico. Hay ocasiones en que un texto mejora mucho, o adquiere un matiz más claro, simplemente cortándole algo, no dejando que sea muy explícito y provocando al oyente, o al lector, a que complete su mensaje.

Hay un dicho muy conocido: “No digas de esta agua no beberé…” Muchos lo completan con aquello de “…ni este cura no es mi padre”, haciéndonos ver, entre sus risas cuarteleras, que desconfían de la honorabilidad de su madre, y la pregonan. Allá ellos y su discernimiento.

El adagio dice: “No digas de este agua no beberé, que el camino es largo, y puede apretar la sed.” Realmente, el final no añade nada al mensaje inicial, que es el que se mantiene entre nosotros.

Todos conocemos aquello de “en el medio está la virtud”, e incluso hay quienes se lo atribuyen a Aristóteles o a Sócrates. Yo no sé quién lo dijo por vez primera, pero sí sé su enunciado latino que es (perdón si hay fallos en la escritura, recuerdo que soy biólogo) “In medio virtus quando strema sunt vitiosa, sed si fuerint prodigiosa, in eos invenietur”  Es decir, “En el medio está la virtud cuando los extremos son viciosos, pero si fuesen prodigiosos, en ellos es donde se encuentra.
 
PERO SI FUESEN PRODIGIOSOS...
En este caso el corte me parece hecho para justificar las pocas ganas de arriesgarse en cualquier cosa. Cuando los extremos son prodigiosos (La madre Teresa de Calcuta y sus monjas, las ONG’s cuidando enfermos de Ébola…) allí es donde está la virtud. Lo dijeron los sabios de la Antigüedad, yo sólo lo repito.

En nuestro romancero tenemos un hermoso ejemplo de texto recortado. Me refiero al Romace del Conde Arnaldos, que otros dicen del Infante Arnaldos. Siempre me intrigó su principio: “Quién tuviera tal ventura/a las orillas del mar/cual tuvo el Infante Arnaldos/ la mañana de San Juan”.

DÍGASME ESE CANTAR
Pero no llegamos a saber la ventura envidiada por el cantor del hecho, pues el romence termina con aquello de “- marinero, marinero/ dígasme ora ese cantar./ -Yo no digo mi canción /más que a quien conmigo va.” Y aquí termina todo. Yo siempre lo interpreté como que el marinero le decía al Infante que se metiera en sus cosas, y no fuera incordiando. Pero no. El romance sigue contándonos que la canción debió gustar tanto al Infante que se decidió a subir al barco y allí, Oh, alegría¡ encuentra a su madre junto a su hermana, a quienes buscaba desde hacía tiempo. Esa era la ventura envidiada al inicio del romance, pero éste adquiere un toque almibarado que no fue muy del gusto de la gente, que rápidamente lo eliminó, dejando ese halo de misterioso final, que hace de este romance uno de los mejores de nuestro rico romancero.

Termino con un texto cocinado que me resulta muy simpático y es el que parodia parte de una escena de La Vida es Sueño (Jornada I, escena II) Allí, Rosaura invita a Segismundo a conformarse con su suerte y le dice aquello de “Cuentan de un sabio/que un día…” Traigo una simpática parodia que apareció en aquella revista llama “Don José”, de corta vida y largo recuerdo.
MARILYN

Cuentan de un hombre, que un día
Tan canso de amor estaba,
Que unos besos rechazaba
Que la Loren le ofrecía.
¿Habrá otro, entre sí decía,
Más canso de amor que yo?
Y cuando el rostro volvió
Halló la respuesta viendo
A otro hombre, que iba huyendo,
De la Marilyn Monró.


jueves, 19 de marzo de 2015

BAMBI COMO INICIO

El primer cuento que leí ha quedado grabado en mi memoria. Desconozco su título, pero recuerdo su formato, sus dibujos y, más o menos, su argumento, que voy a contar ahora. Se trataba de dos hermanos vestidos de niños árabes que, sin saber muy bien cómo, se encontraban solos en una isla, o en un jardín aislado.

Uno de ellos corría con las aves, hasta que se transformó en una de ellas. El otro hermano se dedicó a contemplar los árboles, y terminó echando raíces mientras sus brazos se transformaron en ramas, quedando anclado al terreno. Pero los hermanos seguían en contacto, pues el ave iba junto al árbol y, juntos, charlaban como si no hubiese pasado el tiempo ni cambiado las circunstancias.
Un día se desató un incendio en aquel bosque y los animales huyeron despavoridos. Los árboles comenzaron a arder y el ave del cuento recordó a su hermano-árbol atado al suelo. Cuando llegó junto a él, ya ardía casi por completo. Sólo quedaba en él una pequeña rama a la que aún no había llegado el fuego. El ave la cortó con su pico y la plantó lejos. La rama enraizó y creció. Desde entonces, el hermano-ave iba todos los días a acompañar a lo que quedaba de su hermano, con quien ya no podía charlar. Recuerdo el dibujo del niño vestido de Simbad, sentado junto a un arbusto y con gesto de animada conversación.
No he vuelto a saber nada de este cuento, y la verdad es que me gustaría reencontrarlo.
Cuando andaba por la adolescencia vi una película que me impresionó. Bambi, y no digo nada de la historia que nos relata, pues creo que es suficientemente conocida. También en Bambi, después de una primera parte bucólica, se desata un incendio del que es preciso huir para salvarse. Huir los animales, pues los vegetales, fijados al suelo, estaban indefensos ante el fuego.
Es curioso, lo comprendí mucho más tarde, que en ambas historias apareciese el fuego como feroz protagonista destructor. Y en ambas historias están los animales que huyen para salvarse mientras los vegetales quedan a su merced.
Más tarde, estudiando, supe que los vegetales han desarrollado múltiples estrategias biológicas para resistir las agresiones del fuego. Los animales huyen, tal vez esa sea su mejor modo de resistir, escapar. Pero aún me faltaba mucho tiempo de estudio para llegar a comprender esas estrategias y verlas como una unidad evolutiva dentro de la diversidad de los seres vivos.
El fuego me sigue pareciendo una terrible agresión a nuestro medio natural. Tal vez un castigo  que hemos de aguantar no sé debido a qué causa. (Hace un tiempo publiqué una entrada en este blog sobre los incendios forestales. Abajo, adjunto su dirección URL).
A veces, estando con alumnos a quienes considero especiales por sus cualidades intelectuales, les he preguntado como si nada, que por qué habían estudiado biología. Me gusta conocer los diversos caminos que les han traído a esta aventura de estudiar la vida e intentar comprenderla desde uno u otro punto de vista.
Así, un querido amigo estudió biología porque en los bajos de su casa había una tienda con muchos fósiles en su escaparate. Reparar en ellos uno y otro día, estimuló en él las ganas de profundizar en su estudio.  Otro a quien últimamente veo muy de tarde en tarde, pero con quien sigo en contacto, comenzó su interés por la biología al conocer a los dinosaurios. Hoy está a punto de terminar su tesis doctoral sobre este tema. Félix Rodríguez de la Fuente, con sus programas de TV sembró en muchos jóvenes de entonces las ganas de ser biólogos. Cuando reparo en todas ellas, la mía incluida, veo que son múltiples los estímulos que puede recibir un niño, o un adolescente, para decantarse pro un camino concreto de estudio. Nosotros, ellos y yo, tuvimos la suerte de contar con maestros que supieron encauzar nuestros intereses e ilusiones intelectuales. 
Cada uno su historia, todas ellas válidas. La mía comenzó imaginándome un bosque apacible agredido por el fuego y la diferente respuesta de los seres vivos ante su actuación criminal. Lo demás fue desgranar mi sensación inicial.