miércoles, 17 de febrero de 2016

Escribe El Baile de Norte

El Baile de Norte, en sus tiempos de estudiante de Biología, ha realizado labores de voluntariado. Como tal, trabajó de acompañante de jóvenes con síndrome de Down. Hace días, leyó en mi blog la entrada que titulé “Asombrado, emocionado” y se puso en contacto conmigo a través de los comentarios que siguen a cada entrada. Como consecuencia de aquello, me envía este escrito que incluyo, emocionado de nuevo, en mi blog.





Una vida tras una sonrisa

El Baile de Norte

A pesar de los años transcurridos, cada vez que pasaba por delante del Antiguo Hospital de San Roque, Norte experimentaba una pequeña avalancha de recuerdos que provocaba que en su rostro se dibujara un gesto apenas perceptible y que solo su reducido grupo de amigos podría comprender. Se trataba de una expresión amable, de sosiego y de tranquilidad que era la manifestación de un sentimiento de gratitud. Un sentimiento que se renovó a medida que, esporádicamente, los avatares laborales le llevaron a entrar de nuevo a un reformado edificio que ahora acoge diferentes entidades públicas.


Podía recordar con toda nitidez su primer día, su primera tarde de sábado de todo un curso escolar destinado a compartirlo con un grupo de chicos y chicas con síndrome de Down. Todavía hoy en día no podría explicar como aquel compañero de residencia universitaria que se lo propuso, pudo convencerlo. Quizás su determinación, quizás porque nadie mejor que él, con un hermano que padecía ese síndrome, supo explicárselo. Así que, el Norte de apenas 19 años, aspiró profundamente y no sin cierto sentimiento de congoja y de responsabilidad subió los desgastados escalones que conducían al interior del hermoso claustro. Dentro, un pequeño grupo de muchachos de edad indeterminada para sus ojos inexpertos, se divertía jugando con una pelota.

De pronto, unas sonrisas desinhibidas e ingenuas, exentas de cualquier resto de malicia, desmoronaron la falsa seguridad que el atrevimiento y la osadía de la juventud proporcionaban a Norte; hasta tal punto que el pánico le invadió y, por unos instantes, pensó en salir corriendo sin volver la vista atrás
.
- ¡Hola!, tú debes ser Norte, ¿no? Fernando nos dijo que vendrías  –le saludó una de las monitoras que jugaba con ellos y que, posiblemente sin quererlo, logró contener su deseo irrefrenable de  huir.

Y en unos segundos, los más atrevidos, lo rodearon con curiosidad; y al cabo de unos minutos Norte recogía el balón entre el alborozo de los miembros de su improvisado equipo; y la tarde transcurrió casi sin darse cuenta. Después, los sábados fueron sucediéndose y la responsabilidad se transformó en un sincero compromiso amalgamado por la luz que irradiaban los rostros de aquellos muchachos.

Ahora, cuando Norte organiza una sesuda conferencia en el auditorio construido en lo que un día fue la antigua sala de juegos anexa al claustro del Antiguo Hospital de San Roque, no puede evitar recordar las tardes que compartió con un grupo de chicos y chicas con síndrome de Down. Y en su rostro se dibuja un gesto apenas perceptible, una expresión amable, de sosiego y de tranquilidad que es la manifestación de un sentimiento de gratitud hacia unas personas con una espontánea, sincera y hermosa sonrisa.


domingo, 14 de febrero de 2016

Una de refranes

Siempre me han gustado los refranes por la cantidad de saber que encierran, un saber extraído muchas veces de relacionar de modo inteligente causas y efectos. Hay refranes acerca de costumbres, de relaciones familiares, de agricultura y también los que ayudan a predecir un tiempo más o menos inmediato.

Nuestros refranes vienen del mundo romano. Aún hoy, en diferentes lenguas románicas existen refranes, todos ellos procedentes del latín, con significados similares. Por ejemplo, nosotros decimos “poco a poco, la vieja hila el copo” y “las paredes oyen”, y los franceses “pequeño a pequeño, el pájaro hace su nido” y “las paredes hablan”. El sentido es el mismo.

En nuestra literatura, no es raro el personaje secundario socarrón, lleno de sabiduría popular, amante de refranes, que va diciendo oportunamente, por ejemplo, Sancho Panza.
Al contrario que la Farmacología ha sabido transformar en conocimiento científico las cualidades medicinales atribuidas a las plantas, no ha ocurrido así con la Climatología y los refranes referidos a ella, al menos hasta donde yo sé. Claro que “cielo empedrado, suelo mojado” es de comprensión sencilla, pues los frentes lluviosos vienen precedidos por nubes, altas y según vemos, pequeñas y muy juntas. Por otra parte, “cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo” lo comprendemos sabiendo que el grajo es un ave insectívora, que caza sus presas al vuelo y a bajas temperaturas son los insectos los que vuelan a ras del suelo. “Año de nieves, año de bienes”, nos promete la presencia de agua en verano, debida al deshielo.


Hay un refrán que me gusta mucho, “Hombre refranero, hombre majadero” y es el objeto de este escrito. Lo voy a comentar con algo de detalle, pues siempre me ha dado qué pensar. Cuando yo digo algún refrán, nunca falta alguna persona que me recuerde éste, siempre con afán de molestarme. Suelo contestarle, con mi mejor sonrisa, que sí, que “hombre refranero, hombre de majada”, como bien sabe quien me ha hecho el comentario. Por supuesto, no lo sabe, pues para él, o ella, lo de majadero sólo quiere decir imbécil o similar.


Lamentablemente, en nuestra lengua los términos relativos a oficios agrícolas pueden terminar siendo despectivos. Por ejemplo, las últimas ediciones del diccionario de la RAE atribuyen a “rústico” una serie de acepciones relativas al campo y su ambiente, pero en ediciones anteriores también incluía “rudo, tosco, grosero”. Tras reiteradas quejas, se retiró esta acepción. En “Fortunata y Jacinta”, Galdós utiliza el adjetivo “hortera” para calificar al hacendado que no vive en la ciudad, sino en el campo, en sus huertas. Vemos que el significado de esta palabra ha cambiado en muy poco tiempo, adquiriendo un tono peyorativo.


Algo así pudo ocurrir con la palabra “Majadero”. Ya Quevedo la utiliza como menosprecio. Creo que deriva de “majada”, relativo a los pastores trashumantes que pasaban las noches durmiendo a la intemperie, en las majadas, y por eso majaderos. Para ellos era útil y necesario el poder saber el tiempo que haría en un futuro inmediato. Aquellos majaderos supieron relacionar muy bien las causas con los efectos y encerraron su saber en dichos cortos, generando unos conocimientos propios del oficio. Diré, con el refrán, que “cada maestrillo, tiene su librillo”.
Pero esta capacidad de aprender de la naturaleza, de comparar diversas causas con sus respectivas consecuencias, tal vez no siempre fue entendida y apreciada por los habitantes de las ciudades. En vez de querer aprender de ellos, se les menospreció. Más sencillo.

Siglos más tarde, Antonio Machado se quejaría de una manía muy nuestra de despreciar los que ignoramos.

martes, 9 de febrero de 2016

Asombrado, emocionado...

A veces siento como que me faltan palabras para comentar lo que quiero con la dimensión deseada. Transmitir, por ejemplo, la cantidad de asombro, la dimensión de una emoción o la profundidad de una gratitud.

Si hace días paseaba por el claustro del Museo Provincial de Lugo, donde disfrutaba de la sensación de estar en otro mundo, en estos días pasados he visitado en Lugo la sede de ASPNAIS, donde he vuelto a vivir ese sentimiento. ¿Que qué es ASPNAIS? Sus siglas nos hablan de una “Asociación de padres o tutores de personas con discapacidad intelectual de Lugo”. Una asociación con raigambre lucense que, aunque cuenta con el medio siglo largo de edad, nunca se me había brindado la posibilidad de conocerla de cerca, de adentrarme en sus labores que, como suele ocurrir en estos casos, son calladas, casi ocultas, pero eficaces y sorprendentes.

DISPUESTO PARA DECORAR
Nada más entrar en el lugar, me acometieron varias sensaciones, aparte la ya comentada de estar adentrándome en otro mundo. Me sorprendí, me asombré y me emocioné de modo profundo. Voy a explicar el por qué.

Las personas allí presentes desarrollaban su trabajo con una dedicación total. Trabajos que no requerían mayores luces intelectuales, es posible, pero a los que ellos dedicaban toda su inteligencia e ilusión. No eran trabajos cualesquiera, no. Había envasado de productos, fabricación de elementos de limpieza doméstica, decoración de cerámicas y bandejas, fabricación de velas y jabones, trabajos diversos de carpintería (platos de pulpo, muebles, caballetes), labores de lavandería y planchado, jardinería y un largo etcétera que no menciono por haberme olvidado de muchos de ellos. Todo nos lo enseñaron muchachos residentes allí que tal vez (y sin tal vez) careciesen de la soltura de lenguaje que se podía pedir, pero que se esforzaban en hacerlo bien con una dignidad que era capaz de infundir en los visitantes un tremendo respeto.

PIEZAS DE MADERA

Las cosas, los criterios, cambian, tal vez no con la rapidez que se requiere, pero todos recordamos cuando estas personas eran consideradas como inútiles totales. Hoy las calificamos como discapacitados intelectuales. Se les considera de ese modo, discapacitados, pero no carentes. La mayoría de los allí presentes realizan trabajos útiles para los demás, si bien hay algunos cuyo nivel intelectual es tan limitado, que no pueden integrase en estas actividades, pasando su tiempo con ocupaciones encaminadas a la propia distracción. Eran los menos.

CARPINTERÍA
Cómo me emocionó ver con qué mimo escogían colores para decorar, cómo se esmeraban con la ropa para lavar, o con qué cuidado manejaban las máquinas con las que hacer trabajos de carpintería. Pero lo que más me emocionó, lo que aún tengo clavado en mi memoria, y no quiero borrar de ella, fueron las profundas miradas de todos ellos, los ojos agradecidos, amigos, cariñosos, confiados. Pero también ojos que nos formulaban preguntas, las de siempre, para las que difícilmente disponemos de respuesta adecuada. Aquellos ojos, creo, eran capaces de traspasar sentimientos. 

MÁS PIEZAS
Luego, directivos del Centro nos explicaron todo cuanto quisimos saber. Éramos un grupo de 18 visitantes y las preguntas surgieron a borbotones. En contra de lo que muchos piensan, estas personas no sólo son niños, también los hay adolescentes, jóvenes y adultos. Todos con sus sentimientos y necesidades diversas, las propias de cada edad. Nos hablaron de las actividades que se desarrollan en el centro y fuera de él, siempre encaminadas a conferirles seguridad en lo que hacen y a saberse útiles, dentro de sus posibilidades, a una sociedad en la que, es posible, muchas veces se les olvida.

La visita fue un continuo ir de emoción en emoción. Hasta hoy. Porque, en el fondo, uno (yo en este caso), se siente privilegiado por ser como es sin mérito personal ninguno que justifique haber sido agraciado en esta lotería biológica. La biología y la herencia tienen esas cosas y, aunque de momento no vemos una solución a corto plazo, reitero la idea que desde siempre me ha acompañado: que la ciencia, la sociedad y la medicina, no pueden negar su ayuda a quienes más necesitan de ellas. 

Algo que me gusta poder decir en voz muy alta.


PIEZAS TERMINADAS

He puesto fotos de las instalaciones de ASPNAIS y de las mesas de trabajo. He rehuido poner fotos de personas por respeto a ellas.


jueves, 4 de febrero de 2016

¿Qué es cultura?

Un buen amigo me hace llegar este pequeño discurso que pronunció Federico García Lorca con motivo de la inauguración de la biblioteca pública de su pueblo, Fuente Vaqueros (Granada), en 1931. El discurso, ya de por sí interesante, está, además, repleto de rabiosa actualidad. ¿No creéis que sí?



Cultura ¿qué es cultura?

Sras., Sres:

Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre’, piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.


Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada. 

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?



¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: ‘Cultura’. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz."

Federico García Lorca

sábado, 30 de enero de 2016

Con un cariño especial

Pienso que si me preguntasen que a qué monumento lucense le tengo más cariño, qué reliquia del pasado es capaz de evocar en mí mayores ensoñaciones o ante qué exponentes de una historia peculiar siento especial agrado, sé que no diría la muralla (que los ostentosos de hoy llaman “las murallas”), no, ni tampoco mencionaría las termas romanas, ni el mitreo, a pesar de que me asombra tanto como la primera vez que lo vi. No hablaría del techo (¿los techos?) del ábside de la catedral. No mencionaría ninguna de esas joyas, que como tal las considero.


                                               

TORRE DE SAN PEDRO.
PIZARRA Y GRANITO

Sin dudarlo mencionaría la torre de la iglesia de San Pedro, antiguo convento de S. Francisco, de los Padres Franciscanos. Tan rural y tan barroca es esa torre, tan hermosamente conjuntada, que por todo eso me llama la atención. Está arrinconada, olvidada, como sin hacerse valer, siendo preciso más bien que la vayamos descubriendo poco a poco, apreciando sus detalles en sus diferentes dimensiones para, entonces, darnos cuenta, como yo me percaté hace tiempo, de que estamos ante algo singular. Pero no es más que una sencilla torre parroquial. A las personas valiosas también hay que descubrirlas, no están en escaparates.

De planta cuadrada, sobrepasa ligeramente la altura de la fachada de la iglesia, en la que está como incrustada por una arista, pero formando parte de obra diferente. Su forma es prismática coronada por un campanario con balcones y rematada por un pináculo, o un tejado a cuatro aguas, como se prefiera decir. A media altura , la torre presenta unas rozas inclinadas que inducen a pensar que hubo algún pórtico con su tejadillo apoyado en la torre. No lo sé ni lo he preguntado.

DETALLE DEL MONASTERIO DE SAMOS
MUROS DE PIZARRA. ARISTAS Y MARCOS DE GRANITO

Las paredes de la torre son de pizarra con sillares de granito en sus aristas, así como en los marcos de las ventanucas que asoman al exterior. Siempre me ha gustado esta estructura, propia del rural lucense, hoy algo perdida por ideas que intentaron modernizar, y ocultar, las raíces de las formas. No obstante, nuestro monumento más rural y grandioso, el Monasterio de Samos, muestra este mismo tipo de construcción: pizarra y granito en aristas y marcos.

Me dicen, siempre hay quien dice, que las construcciones del Lugo de entonces, siglo XIV, se realizaron en pizarra aprovechando los desechos de la muralla. Es posible. Fueron muchas las torres de defensa que se derribaron, mucha la piedra sobrante que presentaba fácil disponibilidad de uso para quien se quisiese aprovechar. Buenos eran los frailes para sacar partido de lo que fuese.

LA TORRE DESDE EL CLAUSTRO
La torre luce más cuando se le ve desde el claustro del antiguo convento, hoy perteneciente al Museo Provincial de Lugo. Es posible que su presencia, airosa, resulte tan inesperada, que agrada sobremanera encontrarla en el paseo que se puede hacer recorriendo el claustro. Tal vez sea desde allí desde donde más se fotografía la torre, pues junto con la columnata, confiere un hermoso contraste vertical a la horizontalidad definida en el recinto claustral. Otro claustro, famoso, tiene un ciprés. Aquí, tenemos una torre.

BARANDILLA BARROCA
PINACULO DE REMATE
La parte superior de la torre está rematada por un campanario. Diría que es barroco. Las barandas y los soportes de los balcones me lo permiten decir. Tal vez corresponde a la época en la que se rehizo la parte superior del claustro, también barroca. Pero en el claustro me ocurre una cosa. Si bien me encuentro con el barroco en placas adornando las ventanas, propio del estilo santiagués, echo en falta las guirnaldas de frutas cayendo a lo largo de columnas, tan propio del barroco compostelano. Tal vez estemos ante una obra de transición, en la que las señales de identidad no están muy definidas, o aún no habían llegado al convento de Lugo. El barroco de esta torre aún no sigue las pautas compostelanas, propias de casi todas las torres gallegas, que las hacen terminar en estructuras esféricas. La torre de la iglesia de S. Pedro está rematada por una pirámide de base cuadrada, un tejado a cuatro aguas. Me recuerda los remates de la fachada de la catedral de Astorga, las del monasterio de El Escorial o las de la iglesia abacial del Monasterio de San Estebo de Ribas de Sil. Más cerca, está el campanario del antiguo convento de dominicos, hoy de madres agustinas, también en Lugo y coetáneo del de san Francisco. Los obeliscos que adornan nuestra torre, además de prestarle esbeltez, defienden su cubierta del empuje del viento, como otros hacen en Mondoñedo.

Cuántas cosas me evoca, o es capaz de hacerlo, una torre que pasa desapercibida… Lo mismo que muchas personas de auténtica valía.


domingo, 24 de enero de 2016

Paseando por el claustro del Museo

Paseo por el claustro del antiguo convento de franciscanos de Lugo, hoy sede del su Museo Provincial. Mendizábal trajo esas cosas, tal vez como símbolo necesario del momento en que un mundo desaparecía dando lugar a otro. Lo cierto es que, en pleno centro de la ciudad lucense, tenemos ese hermoso claustro para disfrute de quien quiera verlo y pasear junto a sus arcos.

CAPITELES EN EL CLAUSTRO
Claustro conventual, cuadrado, con arcos y pozo central cobijado por un nogal. Pasillo y corredor por el que antaño se habló, se paseó, se rezó y se celebraron procesiones. De todo eso fue testigo este claustro que hoy recibe nuestra visita. Lo que veamos en él, depende mucho de nuestros ojos.

Hoy es parte de la sede del Museo Provincial de Lugo, y allí se exponen gran parte de elementos de su colección permanente: relojes de sol, heráldica, lápidas y aras romanas, capiteles de diferentes épocas, etc. Hoy constituye un paseo sosegado pero, ¿y antes? ¿Cómo era cuando en él se rezaba, charlaba o se paseaba?

FIGURAS GEOMÉTRICAS EN EL SUELO
REALIZADAS CON PIZARRAS Y CANTOS RODADOS


Me resulta difícil contestar a esa pregunta, pero dispongo de algunos datos. Tenemos indicios que permiten adentrarnos en lo que nos dicen esas piedras elegantemente colocadas allá por el siglo XV. Si empezamos por el suelo, vemos cuadrados enmarcados por hileras de piedras graníticas. Estos cuadrados están configurados por dibujos geométricos (“no hay dos iguales”) hechos con cantos rodados. La dureza del cuarzo, la generosidad del río y la pobreza franciscana dan lugar a esta belleza. Suelos así son comunes en muchos claustros de monjes que no nadaron en la abundancia. Recuerdo ahora otros en la misma provincia de Lugo.
SENCILLO, ELEGANTE, ACOGEDOR

De la arcada podría decir que es espectacular, claro, y no faltaría a la verdad. Una mezcla de realidad y ficción. Lo que se ve y lo que se siente. Vemos un gran patio cuadrado, con pozo en el centro y rodeado por arquerías. En tres cuerpos de tres arcos en cada lado, separado cada cuerpo por una columna de sostén para el piso superior. En cada uno de los lados del claustro, el arco central define un acceso al patio. Todo muy simétrico no exento de belleza por su armonía. Las columnas, colocadas a pares, (geminadas se llaman), sostienen sendos capiteles en los que abundan las figuras vegetales, reales o imaginarias, y algún que otro monstruo. El tiempo de los capiteles catequéticos ha quedado atrás. Los arcos están muy peraltados con rebordes que confieren, en días soleados, bonitos juegos de luces y sombras a al arquería.

El techo de este paseo es plano y hoy sostiene estructuras encaminadas a la iluminación de los objetos expuestos. No sé si hubo bóvedas o si no las hubo. En todo caso, no ha quedado recuerdo de ellas.

PARTE SUPERIOR, BARROCA

En el claustro hay un piso superior, que fue realizado en épocas posteriores a la que me he referido hasta ahora. Es de la época barroca. Las ventanas están como colocadas como sobre placas, con trabajados bordes, que configuran el compostelano estilo conocido como barroco en placas. Contando también con la complicidad del sol y sus sombras, confieren al piso superior un bonito aspecto, en el que luce el escudo de la Orden Franciscana.

Bonito claustro, bonita situación, en el centro ciudadano. Y me gusta esa sensación de estar en otro mundo, ni mejor ni peor, simplemente “otro”, que siento al entrar en él. Fuera quedan los apuros ciudadanos, las prisas, los detalles de la vida cotidiana. Yendo entre estos arcos, me da la sensación de adentrarme en otro escenario.

ARCOS DE CURVATURA DESIGUAL

A las grandes personas las admiro por sus cualidades, por su contribución a nuestro mundo, pero siempre me ha gustado conocer algo de sus defectos. Es como verle unos pies de barro que, a mis ojos, hace más humano al personaje admirado. Este claustro tiene un defecto escondido, que nunca he visto señalado, tal vez por un silencio cariñoso o respetuoso que tema desvirtuar su gran dimensión. El claustro no es homogéneo en la curvatura de sus arcos. Si nos fijamos bien, algunos son más abiertos y otros más cerrados que la mayoría de ellos. Nunca he sabido la respuesta a esto, si acaso la hay. Tampoco creo que sea algo así como un mensaje secreto. No sé.

ARCOS DE MEDIO PUNTO CON RADIOS DIFERENTES
Una vez oí decir que este claustro es único en no sé qué. No presté atención, pues huyo de esas singularidades. Siempre habrá algún detalle por el que cualquier monumento sea único. No estamos en un concurso barato.



miércoles, 20 de enero de 2016

Mudéjar en Lugo

IGLESIA DE SAN PEDRO
Para hablar de la presencia en Lugo de este estilo artístico, es conveniente situarnos en su época. A mediados del siglo XIV, había en la ciudad dos conventos correspondientes a las Ordenes Mendicantes: franciscanos y dominicos, ambos en el borde norte de la ciudad, limitando la zona urbana. En el siglo XIX corrieron suertes diferentes a causa de lo de Mendizábal. El de franciscanos, con el tiempo, llegó a ser sede del actual Museo Provincial de Lugo y su iglesia acogió la Parroquia de San Pedro. El de dominicos, terminando el siglo XIX, pasó a estar habitado por monjas agustinas. Del paso de los dominicos por allí solo queda el nombre de la plaza en la que estuvo ubicado, Plaza de Santo Domingo.

En aquel tiempo hubo en Lugo un obispo dominico, Fray Pedro López de Aguiar. Las crónicas nos dicen que fue un hábil negociador. Se hizo amigo de reyes y mereció sus favores, si bien era hombre enérgico, de modo que bajo su mandato tuvieron lugar las revueltas  ciudadanas protagonizadas por María Castaña. Devoto constructor, debemos a él la ampliación de la catedral con las capillas hoy conocidas como del Pilar y de San Froilán (ambas de traza gótica), la fundación del convento de madres dominicas (A Nova), con su correspondiente construcción, y los techos de la iglesia de los franciscanos.

Ahí es donde quiero llegar, a la iglesia del convento de franciscanos, hoy parroquia de San Pedro, como he indicado. Me dicen que a D. Pedro se debe la construcción de la cubierta y la cúpula de la iglesia. Como era avezado en estas aficiones, las mandó hacer modernas, de entonces. Y nos dejó una hermosa muestra de artesonado mudéjar.

La iglesia es de principios del gótico, antes de enredarse el estilo en florituras, platerías y semejanzas a encajes almidonados. No es éste el caso, nuestra piedra no daba para tanta floritura, pues el granito siempre será granito. Aquí los arcos bajan recios, casi como debe ser. El templo consta de una sola nave con otra transversal en las que hay tres ábsides, mayor la central. Todo muy clásico, elegante y casi diría que con un resultado espectacular.
INTERIOR - LA GRANDIOSIDAD SE DEDUCE
OBSERVANDO EL TAMAÑO DEL ALTAR
Porque así es, espectacular, el acceso a la iglesia. Tras una puerta, más bien pequeña, lobulada y un estrecho ventanal vertical sobre ella, nos encontramos con una esbeltez rayana en la arrogancia. Atrás quedan los templos del estilo anterior, hermosos aunque pareciendo no poder despegar del suelo. Este, de San Pedro hablo, parece subir hasta donde pueda, pareciendo poder mucho. Claro que la techumbre de madera elimina peso y permite esos altos vuelos, que diría alguien. Los arcos que sostienen son recios, bien se ven, pero la altura que alcanzan es para tener en cuenta. Esa altura, traducida en amplitud, confiere al interior del templo un aire de grandiosidad, sí, pero no exenta de intimidad y serenidad. La luz que entra a raudales por vidrieras, ventanales y rosetones, genera un interior con tal aire de tranquilidad, que hace que uno se sienta muy a gusto. Además del gran ventanal de la fachada, la nave transversal tiene dos rosetones en ambos extremos. La verdad es que en no muy buen estado, pero allí están. Luz, luz en el interior del templo. No es de extrañar, así es el gótico como marco de nuevos mensajes en unos templos en los que se pretenden nuevas sensaciones.

ÁBSIDE

La cabecera del templo está formada por tres ábsides, mayor la central que corresponde a la nave principal. En su interior presentan bóvedas nervadas que casi bajan hasta el suelo. En el exterior es un hermoso conjunto monumental propio de los conventos de las Órdenes Mendicantes. En estos ábsides encontramos sepulcros de personajes que debieron tener su importancia en el Lugo de entonces, tal vez de la nobleza local. Vaya uno a saber. Yo no tengo idea de quiénes fueron y sus sepulcros, más bien rústicos, no me parecen pretender pasar a la historia de nuestra escultura funeraria. Pero están allí y prestan su adecuado y buen ambiente al conjunto.

TECHO DE MADERA EN LA NAVE PRINCIPAL

Me dicen que Fray Pedro López de Aguiar trajo arquitectos aragoneses. No sé hasta dónde es fiable la noticia, pero a los hechos me remito. Si trajo constructores fue para que ejerciesen en Lugo. Ya he comentado su conseguido afán de dejar huella. De niño, nunca había visto un techo de madera hasta que entré en San Pedro. En la nave principal, las vigas se colocan a lo largo, sostenidas por otras transversales que, a su vez, se apoyan en otras cuatro, longitudinales. Quedan bien, yo diría que bonitas con la belleza que confiere la sencillez unida a la funcionalidad.
CÚPULA MUDÉJAR

La cúpula es otra cosa. Allí en lo alto del crucero sí hay pretendida, y encontrada, belleza de maderas cruzadas en filigrana y orientadas hacia un centro bien definido. Una hermosa cúpula mudéjar alberga ese cruce de naves confiriéndole al lugar una singularidad inesperada. Es bonita la cúpula y también sencilla, lo que la hace más hermosa. Siendo de madera, el lugar goza de una magnífica sonoridad. En noches de concierto se aprecia esto y recuerdo haber escuchado allí la Novena Sinfonía de Beethoven. Era la primera vez que yo la escuchaba y nunca olvidaré aquel concierto, así como a los amigos que compartíamos el momento.

No voy a decir que esta cúpula sea la única de este tipo en Galicia, pero sí creo que en Lugo no tiene compañera. Por eso la visita a la iglesia de San Pedro está más que recomendada.


Fray Pedro murió y fue enterrado en el entonces convento de dominicos. Aún hoy es fama que su sepulcro es hermoso, pero no es posible verlo. Estando en la zona de clausura del convento, la autorización para visitarlo depende de la firma de no sé quién que está en Roma y que tal vez ni sepa por dónde cae Lugo. 

Tampoco es asequible visitar la iglesia de San Pedro, por mil motivos, algunos de ellos comprensibles. Pero no estaría mal que en la puerta hubiese un rótulo avisando de las horas de visita. Más de uno agradecería el detalle.

domingo, 17 de enero de 2016

Regalo de Jessica Gestoso

Conocí a Jessica casi por casualidad, hablando de mi blog. Desde entonces es para mi una referencia de amistad y eficacia. Me ha resuelto muchos problemas estructurales con mi blog, y espero que siga siendo de ese modo. Hoy le manda esta entrada al Paseante silencioso a modo de reflexión.

Visita a Jessica Gestoso




3 sorprendentes ventajas de tener un blog

¡Buenas! Sé que llego un poco tarde a la celebración del cumple-blog de Emilio pero no quería quedarme sin asomar la cabeza por su rincón en la red :)

No sé si sabrás que el 95% de los blogs quedan abandonados durante su primer año de vida. Así que, tres años de blog es toda una proeza. ¡Felicidades por tu constancia Emilio!:D

Y ya que estamos hablando de blogs (y aprovechando que es a lo que me dedico) me gustaría hablarte de algunas de las ventajas de tener un blog:

1. Aprender y desarrollar nuevas habilidades:

Escribir, una o más veces a la semana, sobre un tema en concreto te obliga a estar formándote constantemente.
Pero es que además tener un blog no es sólo sentarse a escribir, pulsar el botón publicar y ver cómo el contador de visitas aumenta. Lo que implica es que con el tiempo acabes desarrollando otro tipo de habilidades:
       La constancia te permitirá continuar con tu blog aunque parezca que no te lee nadie. Los primeros meses de un blog pueden ser algo solitarios, pero si continuas, mejora.
       La organizaciónviene muy bien para no volverse loco con todas las tareas asociadas al blog: informarse, escribir, promocionar los post, responder comentarios...
       Y si quieres que tu blog destaque te viene muy bien aprender a utilizar otro tipo de herramientas: redes socialespara promocionarlo, una plataforma de email marketingpara fidelizar a los lectores, un editor gráficopara darle un aspecto más atractivo...

2. Conoces gente nueva:

Poco a poco se va creando una comunidad entorno al blog. Y en mi caso, este es uno de los aspectos que más me gustan.

Al principio puede parecer una actividad solitaria en la que sientes que no hay nadie al otro lado de la pantalla, pero con el tiempo eso cambia.  Algunas de mis lectoras y clientas se han convertido en lectoras-clientas-amigas. Y entre las personas a las que se supone que debería llamar competencia, he encontrado compañeras de camino.

3. Generar ingresos:

Aunque inicialmente no sea tu objetivo, tener un blog se puede convertir en una actividad más o menos lucrativa, ya que hay varias formas de monetizarlo.
Puedes utilizarlo como base de operaciones para un negocio online, promocionar y vender productos de afiliado, redactar post patrocinados, añadir publicidad... También hay marcas que ofrecen sus productos a cambio de una mención en el blog, con lo que de forma indirecta también obtienes beneficios.


Hoy te he traído sólo tres ventajas de tener un blog pero me gustaría que bajases hasta la sección de comentarios y me contases que otras ventajas tiene para ti un blog.


Una vez leí por ahí (lo siento pero no recuerdo donde) que si no tienes un blog no pasa nada, pero que si lo tienes... algo pasa. Y no podría estar más de acuerdo ;)

viernes, 15 de enero de 2016

Transición en Salomé

En estos días de lluvia casi torrencial, me eché a la calle a pensar en cosas diversas, mientras la lluvia me recordaba múltiples hechos que configuran la historia de Compostela. Por las calles todo era agua, soportales, personas apresuradas y arte. Tiempo de reflexión.



SALOMÉ EN LA RÚA NOVA
Me gustan los períodos de transición. Lo nuevo llega arrasando, pero lo viejo se resiste a ceder protagonismo. Si miramos detenidamente, vemos mezcladas cosas de una época y otra formando un conjunto que, normalmente, suele ser armonioso. Quiero comentar una transición que es claramente visible en muchos monumentos, pero que yo voy a centrar en el pórtico de la iglesia compostelana de Santa María Salomé, madre de los Apóstoles Santiago y Juan, esposa de un tal Zebedeo.

La iglesia primitiva fue fundada por el Arzobispo Gelmírez, aunque de la obra original no queda casi nada. La calle en la que se encuentra, Rúa Nova, recibe ese nombre desde que se abrió en el s.XIV para facilitar la ida de peregrinos hacia la Catedral. La calle me evoca encuadres medievales como ninguna otra en Compostela.

MARÍA, SEDENTE EN LO ALTO
A SU LADO, ÁNGELES CON INCENSARIOS
Me dice un amigo que en las iglesias con pórtico, éste se utilizaba para realizar en él algunas funciones religiosas. Éste no iba a ser menos. Quiero detenerme en él y comentarlo. Las esculturas que vemos allí son muy posteriores a la fecha de construcción del templo. En lo alto de las arquivoltas, hay una Virgen sedente, del siglo XIV. A ambos lados de la puerta, más bajas y accesibles a una contemplación serena, encontramos las dos figuras correspondientes a una Anunciación, con María ya embarazada. Es obra del s. XV.

Entonces eran tiempos nuevos, habían terminado los miedos de épocas pasadas, y se presenta a Jesucristo no como Juez, sino como Hombre venido al mundo a redimir. Arranca una nueva idea del cristianismo, con frailes que se han echado a los caminos a predicar la doctrina, lejos de lujos monásticos. Jesucristo ahora no es Juez que castigue, es Hombre que puede ser, incluso, amigo. Hablo del tiempo de comienzos del estilo llamado gótico,  con un espíritu nuevo.

MARÍA, EMBARAZADA Y ACARICIANDO SU VIENTRE,
RECIBE EL RECADO. TRAS ELLA, POLICROMÍA
Se quiere representar esta idea nueva en las fachadas, en tímpanos, pórticos. Bien a la vista de todos, para que cale. Casi escondiendo al Juez de antaño. Y nada mejor para representar al Hombre, que justo el momento en que empieza a serlo, la Anunciación. Gabriel y María, dos figuras que se prestan a una representación simétrica a ambos lados de lugares por donde pasen los fieles. Licencias del arte, en este caso, a la vez que a Maria se le anuncia su maternidad, ya está embarazada para que sea más sencillo identificar el momento. Así la vemos en Salomé (de este modo llamamos en Compostela a esta iglesia, como si fuese de casa), con una mano acariciando su vientre, en posición de reposo, descansada, ilusionada. Feliz con la novedad. Vendrán tiempos mas duros, pero de momento, feliz. María, estatua de piedra que vive, con sentimientos que no esconde. Son cosas del tiempo, de los tiempos del gótico. Mientras, no muy lejos, en otro Pórtico, el de la Gloria, Moisés sueña y Daniel sonríe. Las figuras de piedra nos muestran lo que sienten o sueñan. Mientras, el ángel, divino enviado, hace gala de la dignidad de Aquel a quien representa.

Tiempos nuevos, y otros modos nuevos también. A María se le representa como gran dama. De alcurnia, con manto, tocado y túnica holgada, ya no es la mujer humilde del románico, aunque faltan siglos aún para que aparezca como la reina barroca que derrocha lujos y joyas superfluas. Pero ya se apuntan maneras. Como Gabriel. Hace honor a su Señor, ya lo he dicho, pero vaya ropaje que se gasta el criado… Túnica holgada, sobrevesta lujosa, manípulo en el antebrazo izquierdo, toda una colección de ornamentos que enaltecen su función, la que realiza en ese momento. Anunciar a Maria las previsiones divinas hacia ella. Lo que dice está escrito en una gran filacteria que sostiene con sus manos y que cae, amplia, desde su regazo al suelo.

Atrás quedan los muchos tímpanos con adoraciones de Reyes ante el Niño Rey, Dios y Hombre, de los que en Compostela existen sobradas muestras. Ahora es el Niño desnudo carente de símbolos de singularidad.

GABRIEL LUJOSAMENTE ATAVIADO
Y POLICROMADO

Me gusta mucho este pórtico en el que es posible encontrar muchos vestigios de pasados mejores. Las esculturas están policromadas. Gabriel es rubio y sus ropas tienen amplias zonas doradas, con cenefas y bordados simulados. También María presenta su policromía, o más bien restos de la que tuvo en su momento. Pero tras esa pareja de esculturas, aún es fácil descubrir una amplia policromía hermosa, con detalles vegetales y simétricos a ambos lados de la puerta, enmarcándola. Es más notoria en la parte izquierda, la correspondiente a la Vigen. Incluso en esa zona, es visible un texto que dice “Yglesia reservada”, que se corresponde con otro, más estropeado, en la derecha, en el que se lee “Refugio  lex…”. Me gusta pensar que, antaño, tuviese derecho de asilo como otros edificios de Compostela, como el antiguo Hospital de los Reyes Católicos, hoy Hostal.

Tal vez para no molestar con demasiados aires de modernidad, se
recurrió a la iconografía tradicional y, en lo alto de las arquivoltas, se colocó una imagen sedente de María, también policromada, con ángeles incensando. Los ángeles son muy pequeños, la verdad. Yo suelo decir que para verlos “hay que quererlos ver”. Y es cierto, pues si no se buscan con premeditación o voluntad de encontrarlos, puede ocurrir que entre la oscuridad del sitio y el diminuto tamaño de los ángeles, más bien se perciban unos bultos similares a nidos de golondrina, que tampoco desmerecerían del lugar.

Me gusta Compostela. Mucho. Al lado de lo grandioso por sus dimensiones, no solo físicas, es posible encontrarse con monumentos casi olvidados, o dejados de lado, que no por eso son menos importantes. Nos permiten adentrarnos en épocas en las que se abrieron expresiones nuevas, o se experimentaron modos nuevos de representar lo de siempre, pero actualizado a los tiempos de cada tiempo.

Por eso es un recreo pasear por esta ciudad, como por cualquier otra que se conoce profundamente y donde se sabe leer lo que dicen sus piedras.